Diario las Américas Newspaper, May 2, 1954, Page 19

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OLGA LA REINA DEL MAMBO La encontramos en su camerino ¢ del Teatro Olympia en esta ciudad después de haber terminado el wl timo “show” de la noche. Es la misma Olga Chaviano de siempre: atenta, gentil con el inoportuno periodista que la viene a interrum- pir en su apresuramiento para lle ar al hotel y descansar de la dura dba del dia. Nos recibe con una sonrisa amplia y franca; toda via no se ha cambiado la ropa dc @scena. éOlga, te gusta trabajar ante e! publico de esta ciudad?. “Mira chico, ¢l publico de Mia- mi, es lo mas simpatico que he visto, sabe comprender mis bailes 4 admira con mucho entusiasmo os esfuerzos que hemos hecho pa- ra presentaries esta clase de re- vista.” Bueno,...entonces suponge que @staras contenta. “Contenta no es. realmente la palabra, mejor puedes decir que estoy encantada”, y con un gracio- 80 mohin de cabeza agrega: “Ojala udiera prolongar mi estancia en Sriami: no te puedes figurar las Sanas que tengo de hacerlo.” Mientras tanto, nuestro fotégra- fo Bloom, ha estado captando su @tractiva figura con la lente indis- greta de su “Graflex” y Olga no ha dicho una sola palabra, ante tanta CHAVIAN ae molestia. Luce mas bien complaci-nos muestra otra vez, el collar in- | da y se somete gustosa a cuanta {iaculads que tanto contribuye a | pose, le pide Bloom. La situacién | aumentar la belleza de su persona- | se prolonga mas de lo debide, com-|lidad y comenta: | prendo que ella debe estar extre- “Realmente Marco, eres _ terri- | madamente agotada, y salgo en su | ble, no dejas al pobre muchacho rescate. jni siquiera que termine su traba- | “O. K. Bloom, do you have | jo”. Como la conocemos bien, sa- enough?. Me dirige el interrogado | bemos que ella siempre encuentra una mirada terrible, parece que jexcusas para justificar cualquier | estA encantado con retratarle las cosa, que aparentemente la pueda | piernas a Olga, y me contesta:/estar molestando. Pudiéramos de- “Well, ...1 think so”... y y de mala : cir “exceso de comprension”. gana sale del camerino. Ella ex- plota en risa, su blanca dentadura Ahora la interrogamos: “Dime Olga, ,qué planes tienes para el futuro? “Quisiera poder trabajar en es- ta ciudad, un poco de tiempo mas, es la primera vez que acttio en los Estados Unidos, y estoy encanta- da”, continua, “ademas también desearia poder visitar los escena- rios de Nueva York pues esa gran metropoli siempre me ha atraido mucho.” iTienes algun compromiso de indole comercial o personal que te lo impida, acaso?, comprendo y te Por MARCOS MARTINEZ “No, todo lo contrario”, ¥ S@ sonrie. “No tengo ningun compro. miso de indole personal, como tu | dices, —mejor llamémosle roman- |ce,— y lo que es peor no tengo tampoco ningin compromiso de indole comercial, —mejor llamé- mosle contrato,— que me permita cumolir mis deseos”, X2 se hace tarde, el resto de |los artistas de la compaitia, ya se han marchado y el silencio se |cierne sobre los antes bulliciosos camerinos. “Bueno, ...Olga, ya te hemos de- morado bastante, exctisanos y per- donanos, pero nuestros lectores también quieren saber sobre tu persona y no nos queda mas re- | medio....jt@ sabes!... Elia se levanta para acompaiiar- |nos hasta la puerta del camerino, ahora luce. mucho mas alta, con jla bata de casa azul, que se ha puesto sobre el traje de “reina del Mambo”, en que sale al escenario, durante el ultimo acto de la revis- ta. “No te preocupes, chico yo agradezco que me hayas venido a visitar, ustedes log periodistas siempre tienen asegu- rada la “bienvenida”, de mi_par- te. No lo olvides y repite pron- to la visita. Y nos cierra la puerta en las narices. Claro”. ya se estaba haciendo demasiado tarde... —_ —<_— —_—— <2 as La Bomba... Es (Viene de la pagina 5) Que ese fenomeno traeria como se- uela, no son dificiles de pronosti- , Primeramente, a una elevadisi- presion misma, se seguiria un Yacio casi absoluto como resultado la insuficiencia de oxigeno y ni- geno en el aire, sdlo compara- ble con la ascension violenta ha- @ia las altures, de los habitantes situados en !os lugares circunveci- fos al centro de explosion. Se pue- de adquirir una mas clara nocioén del suceso, en nuestro medio, si Bos imaginamos a los habitantes de fa costa del Peru, Ilevados de ma- mera repentina a las zonas mas altas de nuestras cordilleras. Es evidente qu> a Ja rotura de los Vasos sanguineos, lo cual causaria muerte instantanea de los seres mas inmediatos al expresado lugar,' medad, es logico inferir que al ocu- se seguiria los de subita asfixia, rrir la explosion de la bomba, el terriblemente mortal al principio, nitrogeno expandido por ella, en- aminorada pero intensamente dila-,cuentre las circunstancias favora- tada después. | bles para el desarrollo de los cita- Cabe ahora que tratemos de las 40s compuestos, sobre todo en caso circunstancias y forma de su em- %é lluvia. Por otra parte, sabido es pleo. Para ello, precisa tener en, We Para cada gas existe una tem- cuenta lo ya dicho: que si bien Peratura determinada, por encima el nitrogeno o azoe, obedeciendo a de !a cual el gas es permanente, la elevada temperatura desarrolla-|¢Sto es, no puede ser licuado ni da, puede de momento ocasionar ©" Srandes presiones; pero se le la produccién de una determinada/ Puede licuar enfriando el gas por cantidad de 6xido nitrico, al acaecer bajo de esa temperatura y auxi- su enfriamiento después, puede liandose de la presion necesaria. A también sustraer una nueva dosis ¢S4 temperatura, fija para cada gas de oxigeno del aire atmosférico, ° Vapor, se la denomina temperatu- transformandose en biéxido de ni- critica, y presion cece la pee trégeno y finalmente.con un rocia-, 510M 4 que debe ao eter ss el gas do de agua, convertirse en el corro- Para que se lice a esa tempera- sivo y explosivo acido nitrico. tura. En consecuencia, la adopcién del nitrégeno en la bomba nuclear Ahora bien, como la atmoésfera’ corriente, como es ta atomica, esta contiene siempre una cierta canti- asegurada y puede sustituir con dad de vapor de agua, vale decir: ventaja econémica al hidrogeno, ya un determinado porcentaje de hu- que almacenado a una elevada pre- sion, mejor dicho: fuertemente com- primido, el mismo calor desarro- liado por el explosivo nuclear, im- pedira que dicho gas pudiera li- cuarse, al expandirse subita y vio-' lentamente. Tal es el principio de la bomba de nitrégeno. En cuanto a la forma c6mo pue- da estar constituida, creemos, que ella es una simple variacion de la bomba de hidrogeno, en lo que res- pecta al gas utilizado, con la posi- bilidad ademas, de que los neutro- nes provenientes de la desintegra- cion del uranio 235 o del plutonio de la bomba atomica que hace de explosor, al chocar contra los ni- cleos mas inmediatos de la carga de nitrogeno almacenada en su centro, puedan romperlos, desarro- llandose asi un nuevo fendmeno de desintegracion atomica con el con- siguiente aumento del poder radio- activo de la referida bomba. En efecto, de acuerdo con experiencias ya efectuadas, se ha logrado des-, | Peso atémico del helio pedazar literalmente al atomo de nitrégeno, mediante su bombardeo, con neutrones, obteniéndose como resultado fragmentos que _ proba- ron ser atomos ligeros de bore y he- lio. De acuerdo con esto, tenemos; 4 Peso atomico del boro 10.82 4 —0.37 10.82 Dividiendo sera: 40 De donde: 27, 10.82 Lo anterior nos pone de mani- fiesto, que en el proceso de des- integracion del nitrogeno, por cada diez atomos de helio debe des- prenderse un atomo de boro, a fin de que entre ambas masas sub- sista la misma relacién que entre el diametro lunar y el terrestre, prueba cierta de las diez vibracio- nes que tiene que efectuar el rayo de luz con independencia de la frecuencia en el calor. Esa noche Murray encontré a su;de la Renta Interna, haciéndome pleados que también habian sabi-; bajo de los sobres gané 20 ddlares 3 * esposa bastante mohina y pensati-| preguntas y averiguaciones verda- do representar su papel de posti-! que aporto para el presupuesto co- § a AS | si va. Habian desaparecido de la me- deramente odiosas y mortificantes. zos funcionarios de control admi-} mun. Eso nos deja todavia un sal- i rYy) sa de la cocina parte de Jas redo- Creo que no puedo continuar ade- nistrativo, exponiendo ante Connie} do de 77 doélares con 75 centavos. F do severas f'lipicas contra los tres servidores ¢1e se habian tomado asueto sin y-rmiso. Pere la curio- gidad y el a-ombro fueron grandes @guando se spo que Murray Dick- gon habia e.'ado conversande ani- Madamente <on cada une de ellos, (Vien > de la pagina 4) Megando h: . lanzar fuertes car- eajadas. = -—— —_— Das: ‘lante con mi empresa industrial. Por lo demas, m@ parece que ha- te ocurre, queridita? No pareces bian comenzado a molestarte, ;no ser la misma de siempre”. |es cierto? Ah, me olvidaba decirte Connie guardo silencio durante que el caso me irrité tanto que algunos instantes. Pero cobrando’ francamente ne quise continuar en subitamente animacién termind por| la cocina. Por ese motivo no tengo revelar a su esposo: “No hay nada’ preparada la comida. ;Tendrias que hacerle, Mur. Esa gente del | inconveniente en que comiéramos Gobierno tiene cien ojos y un olfa-| fuera de casa?” to de sabuesos. Figtrate que sdlo} ‘“Encantade, pequena, encantado en el transcurso de la manana és:}—respondié entusiasmado Murray, tuvieren aqui tres empleados de/sintieade renovada simpatfa y, f Pianchas Industriales y/aprecie per aquetios sus tres em-, mas y frascos, no siendo ya tan pe- netrante el olor a especias. “;Qué argumentos tan convincentes que le hicieron arrojar por la borda sus planes industriales, inclusive ajos, cebollas y especias. Y estando en los postres de la cena que volvieron a tener en res- taurant céntrico, Connie exhibid una vez mas sus cualidades de fi- nancista. “Veamos el estado de nuestras cuentas, querido”’— le pi- did. En cenas anteriores y en la compra de la maquina de escribir, hemos invertide ua total de 97 dé- lares con 75 centavos. Con mi tra-' Pero devolviendo la maquina de escribir que ya no nos sirve para nada, podemos realizar una inespe- rada economia. ;Qué te parece si esos bien ganados ahorros los in- vierto en la compra del vestido y conjunto de verano que son todo un primor? ,Verdad que apruebas esta disposicion de tu mujercita?” Y Murray Dickson acepto, por supuesto, ese mimoso pedido de su mujercita, considerando que de to- das maneras salia bien librado del trance, —————_»

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