Diario las Américas Newspaper, May 2, 1954, Page 14

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abia pocos hombres —al me- nos contemporaneos— que fueran admirados por Adol- fo Hitler; quiz4 no habia mas que uno: éste era José Sta- Jin. Hitler admiraba a Stalin; Hit- ler ofrecié —“in mente”— a Sta- lin para residencia el mas bello palacio de Alemania. Poco des- pués de la batalla de Stalingra- do, Hitler y Ribbentrop habla- ron de Stalin, y el entonces Fu- herer hablé con admiracion del dictador rojo: “Si cayera en mis manos —dijo Hitler—, le trata- ria con la mayor consideracién y le daria como residencia el mas bello palacio de Alemania. Se comprueba ahora una vez mas —prosiguié el fundador del na- zismo —loe que un hombre pue- ad? signifiear para una naci6n; cualquiera otre pueblo que hubie- ra sufrido las derrotas de Ru- sia de 1941-42 se hubiera derrum- bado, pero el fuerte puno de Stalin evité la catastrofe.....” Es un juicio —naturalmente— discutible. Por lo menos, es dis- culible que Stalin salvara al pue- bio ruso de la derrota y mas parece, por el contrario, que Sta- lim, que habia deshecho el ejér- cilo y habia contribuide a im- plantar el comunismo, estuvo a punto de ocasionar la catastrofe. A la Unién Seviética no Ia sal- voron de la derrota ni Stalin ni el comunismo, sino el patriotis- mo del soldado ruso....y la ayu- do americana. Mas ahora no se trata de juz- gar a Stalin. Hemos traido a cuento las anteriores frases, sen- cillamente, perque pertenecen a un libro interesante que acaba de aparecer en Alemania. El libro se titula “Entre Londres y Moscu”, y su autor es Joaquin von Ribbentrop, que le escribié en la carcel durante su proceso y que su mujer estima oportu- no darle a conocer ahora. Es éste el sexto libre que apa- rece compueste per uno de los acusados en Nuremberg. Antes han salido a la publicidad libres de von Papen, Frank, Hess, Schacht y Fritzsche. ;Son impar- ciales y utiles los libres escritos por personajes que han partici- pado en los sucesos que descri- en? En general no son impar- ciales, pero en general son uti- les. Una Profesia de Goering Cumplida En marzo de 1939, Goering in- crepé duramente a Ribbentrop: “Si de esta mala partida, le di- jo, sale la ruptura de hostilida- des, usted, senor Ribbentrop, ira e! primero a la herea como cri- minal de guerra.” La “mala par- tida” a que Goering se referia era el asalte a Praga en 1939. Y la profecia fué cumplida ca- si exactamente. El] namero uno de los condenados en Nuremberg fué el propie Goering, pero Ri- bbentrop hize el namero tres. De todas formas, es idea co- minmente aceptada que Goe- ring no era partidario de la gue- rra y Ribbentrop, si. El libro, en cuanto a éste se refiere, in- tenta, naturalmente, demostrar lo contrario. Esfuerzos para Evitat | Detener la Guerra Es decir, Ribbentrop asegura que en tres mementos hizo cuan- tos esfuerzos le fueron posibles para impedir o detener la gue- rra. Dos prebélicos y otro en ple- na batalla. Ribbentrop, siendo embajador en Londres, intenté, dice él, concluir un pacto anglo- germano, cosa que impidieron Churchill y sus amiges, que eran partidaries de una politica de equilibrie en Europa. El segundo momento fué des- pués de la conferencia de Mu- nich, en que Ribbentrop dice ha- ber avisado a Hitler de que In- giaterra entraria en guerra si Alemania proseguia su expan- sion por el Este. Y, en fin, cuande la guerra empezo a tomar mal cariz para Alemania, 0 sea a partir de que Yos americanos desembarcaron en Africa, Ribbentrop, segin sus manifestaciones, no hizo cosa mas que insistir sobre Hitler pa- PAG 2 ra conseguir un acuerdo con R& * sia. ‘ He aqui sus manifestaciones al respecto: “En el momento del desembarco angloamericano en el Norte de Africa, principies de noviembre del 42, yo me em eomtraba en Berlin. Lo primere per lo que nos interesamos fué por el numero de toneladas em- pleadas en el desembarco; se ha- blaba de cuatro millones; yo me di cuenia de que el intento era muy serio y de que nosotros nos habiames equivecado fundamen. talmente en el numero de to- weladas de que podia disponer el enemigo y correlativamente em Jas posibilidades de nuestra guerra submarina, Hitler, mas tarde, me confes6é esto mismo.” “Inmediatamente —prosigue Ribbentrop— me puse en con- taete cen ec] Fuhrer y solicité de €4 plenos poderes para ponerme al habla con Stalin, a través de madame Kollontay, embajadora rusa en Esiocolomo, y firmar la paz con Rusia; naturalmente, de- velviende el territorio ruso que nesotres ecupabamos. Pero Hitler mo me dejo concluir, me inte yrumpié violentamente y tuvi- mos que pasar a otro asunto,” Hitler temiéd Ribemtrop Fuese ofro Hess Poco después se producia la derrota alemana de Stalingrado y ya ne era posible hablar de paz con Rusia. Mas tarde Ribben- trop volvié a imsistir, pero Hi- ther queria primero conseguir wma resonante victoria.... ‘“y des- pués ya se veria”, Pere le que ya no se vieron por ninguna parte fueron las vic- terias alemanas, “Después de la traicion del Go- bierne de Badoglio, en septiem- bre del 43 —prosigue Ribben- trop—, reanudé de nuevo mis Propésites de paz. Entonces Hire ther ya no me rechaz6 tan enér+ gicamente; fuimos ante un mapa e incluso me mostré la linea de demareacién en que podriamos entendernos con Stalin, pero tampece me dié los plenos po- deres deseados para tratar.” Y awn otras veces, segun di- ce él, intenté el ministro del Exterior dei I1 Reich nezociar een les rusos. Acababa el aio 44, y el ministro recibio infor- macion a través del diplomatice Kleist, que era su enlace cen Jes ruses, de que éstos estaban dispuesteos a negociar, pero ya era demasiado tarde porque los acontecimentos se precipitaban, Ribbentrop no pudo saber sh efectivamente, los rusos estaban @ispuestos a negociar con elloss mo obstante, hizo a Hitler un efrecimiento desesperado, le di je: “Déjeme usted ir a Mosct, Bevaré a mi familia para con- vencer a Stalin de la sinceridad de nuestra oferta.” Hitler con- testé: “No intente usted hacer ahera lo mismo que me hizo Hess.” “y ahi — concluye Ribben- trop— se terminan mis intentos para firmar uma paz con Rusia y después poder llegar con los eceidentales a un compromiso que pusiera fin a la guerra.” Ceme decimos, el libre que aparece ahora fué escrito en la edreel de Nuremberg. La edito- ra que le publica es la misma que antes publicé un libro de la senora Ise Hess, esposa del que fué lugarteniente del Fuhrer. Nuestra Portada Como de costumbre, nuestra portada esta engalanada hoy por otra muchacha latinoamericana. Esta vez es Sofia Mendice, gen- tilisima estudiante de Hondu- ras, cuyo padre ocupa destacada posicion como Ingeniero en el geno de la sociedad de aquella repiblica. Sofia ha venido a Miami con el objeto de adelan- tar estudios, especializandose en el inglés, Precisamente la se- mama que hoy termina, ingvesé al muevo curso. Que el homena- je que gustosos hacemes en la persona de la bonita chica hon- durena sirva como simbolo de nuestra devocién respetuosa per las damas de aquel hermane pais. DOMINGO, 2 DE MAYO 1934

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