Diario las Américas Newspaper, May 16, 1954, Page 13

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a ex-Reina Alejandra de Yu- goeslavia quiso aneche qui- tarse la vida, cortandese las venas, en un infructuese es- fuerzo por persuadir al ex-Rey Pe- dro de que no prosiga el juicio de divorcio contra ella. La noticia de la tentativa de suicidio fué dada por el abegado @e la ex-soberana, Raymond de Chaisemartin. Declaré el letrado que Alejan- @ra, que en vano viene luchando or conservar el carifio de su es- foro, hizo anoche una Witima pe- ficion a Pedro en el curse de wna entrevista en un hotel de Paris. El ex-monarca se negé a consi- @erar todo aplazamiente de dos tra- gmites de divorcio, y repitié a Ale- ndra las razones que le diera en jarritz, en septiembre time guando aquella le regé que ne pre- giguiera adelante con ta demenda. De Chaisemartin declaré que Alejandra, tornandose intensamen- te palida, extrajo de su bolso un pequeno cortaplumas y se corté yma muneca. Pedro y sus abogados se acer- @aron rapidamente a la ex-sobera- ha y le sujetaron las manos antes de que tuviera tiempo de cortar- pe una vena. Alejandra quedé re- fposando, con la munheca vendeda. El doctor Luis de Gennes, pre- inente médico francés, que fué amado con urgencia, declaré que @1 estado de la ex-Reina no ofrece peligro alguno. Hoy tuvo lugar una audiencia @nte los tribunales, a fin de in- tentar oficialmente una reroncitia- ion entre los dos esposes. Ale- gandra y Pedro comparecieren por parado, y un voecero del ex-so- rano manifesté que la decisién éste, en cuanto a proseguir el icio de divorcio es “irrevocable”. El juez Jean Auset declaré que @i lunes fallaré sobre la contrade- @handa de la ex-Reina, quien alega que la demanda presentada por su @sposo es ilegal. i bad Alejandra tiene 31 afios de edad y Pedro 30. Contrajeron matrimo- mio en Londres, en 1944. Sabado 28 de septiembre; diez antes meridiano. El altoparlante acaba de anunciar que el Sud-Ex- press, con destino a Paris, llegard a Bayona con cuarenta minutos de retraso. Mientras los viajeros se dirigen a les bares vecinos, una elegante y bella joven permanece sola en el andén de la estacién, con aire extraviado.’Es su Majes- tad Alejandra, reina de Yugoesla- via. fa titima entrevista que ha te- wide, ayer, en Biarritz, con su ma- vide. ha sido un fracaso. El rey Pedro fi, en presencia de sus abo- gados, le ha repetido su intencién de recobrar su libertad. —jNada se ha perdido todavia Majestad! El.rey la ama todavia. Puede revecar su decisidn— le ha dicho su consejero y amigo el con- de de Cambrun, al despedirse de ela. oy “Toda la tarde sola delante de Ja mar, en la terraza del hotel del Pa- leis. en Biarritz, Alejandra esperé em vano uma llamada del Rey. Diez aiios de dicha.- Pedro Ii, acompanado de “‘su corte”, estaba precisamente en Bia- rritz, en una residencia vecina de Ja villa Aguizagita, donde el con- de y la condesa de Chambrun, amigos intimos de los soberanos, pasadban sus vacaciones. Se organiz6 una entrevista. Agui- vagita, castillo vasco del fastuoso periode de 1900, con sus salones de recepcién y su parque, conve- nia admirablemente a un encuen- tro secreto de soberanos. A las diez y cuarenticinco de la manana del viernes, un De Soto gris se pard ante el hall del hotel del Palais —el palacio de la Em- peratriz Eugenia— donde paraba Ja reina exilada. Alejandra ‘subid al aute, y éste partio de nuevo ha- «“ aye 5D AER RES cla Aguizagita, a cuatro kilémetros } del centre de Biarritz. Acababa apenas de sentarse en el gran salén blanco, de puertas- ventanas abiertas sobre un admi- rable parque, a la francesa, cuan- do entré el Rey. Pequefio, muy delgado, muy tri- gueho, apretade en un traje gris acero de corte inglés fué a paso rapide hacia su mujer, se incliné y Je besd la mano. Ella se le tiré al cuelle y lo besé balbuciendo: —jBuduni! ;Buduni! Es el nombre que le daba cuan- do se amaban. Galante pere muy frio, el rey se sent6 cerca de ella en uno de los canapés colocados ante la chime- nea de marmol. —Sefiora, ,Conoce usted mis in- tenciones? La teina comprendié que todo habia concluido. Toda intimidad habia sido abolida entre ellos. La condesa de Chambrun, su ma- ride —el abogade Chambrun,— y su colega, el abegade Aujol, con- sejero del rey, se retiraron a un despache vecino. El rey y la reina permanecieron solos. —Pueste que le hemos perdido tode —Alejandra—, ,no podemos vivir como todo el mundo, simple- mente, de acuerdo con nuestros recursos, con nuestro carino? Pedre se irguid: , —No, sefora; precisamente no podemos vivir come todo el mun- do. Yo soy rey y debo vivir como rey Se pone de pie. Es la causa del divercio. La entrevista ha termi- nado. Entran de nuevo los aboga- dos. Habian redactado un protoco- lo en que estaba previsto un divor- cio. El abogado Aujol lo entregé a la reima, que rempié a sollozar y con una mano temblorosa es- cribio alli su nombre de nifa: “Alejandra” —en letra escolar— sin ver apenas le que firmaba. Esta hija y esposa de reyes, que no vid jamas su reino, acababa de renunciar para siempre a su vida de reina. —Hace diez aes, casi exacta- mente que nos hemes encontrado por primera vez. Era en Londres, un dia de sep- tiembre de 1943. Una joven de veinte afos, en uniforme de en- fermera del ejército britanico, en- tro en el Circulo de los oficiales aliados, en una vieja mansion de Mayfair. Era la princesa Alejandra, hija del rey Alejandro de Grecia y de la princesa Aspasia. No habia conocido a su padre, muerto unos meses antes de su nacimiento, y en sus recuerdos de infancia, apenas conservaba las imagenes deslum- brantes de su pais natal. Su tio, el rey Constantino habia subido al trono y la pequefia infanta habia seguide a su madre al exilio, se- mivoluntarie, en Europa. Sus ver- daderas patrias fueron Francia, donde terminé sus estudios empe- zados en Inglaterra e Italia. Sobre tods Venecia, donde su madre se habia instalado en lz magnifica propiedad que siempre ocupé. “La casa es pequenita, pero el jardin inmeaso. Es el mas grande IDILIO D y bello jardin de Venecia. Hay maravillesas avenidas bordeadas de conchas donde, cuando nina, me paseaba sin fim, sonando con el tiempo en que seria reina. Y a veces lloraba pensando que ten- dria que abandonar mi hermoso jardin.” No sabia entonces que no seria jamas sine wna reina sin corona y que seria en este bello jardin donde iria a llorar a su rey y su reino perdides. Be conocierea bajo las bombas.. A la Geclaracién de la guerra, le princesa pasé bruscamente de Venecia a Atenas, para servir de HEMISFERIO enfermera. Tiene diecisiete anos y arde de heroismo. Unas horas antes de la entrada de los alema- nes en Atenas, Alejandra abando- nod su pais bajo las bombas, y consiguid llegar a Inglaterra con su madre. sta mahana de septiembre de 1943, en el circulo de los oficiales aliados, un joven oficial —un ado- lescente— esta sentado cerca de ella a una mesa y escribe una car- ta que parece darle mucho cuida- do. gunto con gracejo la princesa—, Parece algo muy dificil... jUna alecucién a mi pueblo! La princesa que, como buena griega, tiene el genio de la elo- cuencia le ayud6é a terminar ra- pidamente el discurso, y las dos realezas exiladas se hallan sumi- das en las confidencias. Pedro II sedujo en seguida a 1a princesita. A los dieciocho anos, el hijo del rey Alejandro de Yuges- lavia, asesinado en Francia en 1943 por unos ‘ustachis’, es un héree, ermino en Biarritz E LA REINA Un diplomatico inglés los pre- senta: —Su majestad la princesa Ale- jandra de Grecia. Su Alteza Real Pedro Il, rey de Yugoslavia. Son muy jovenes —ella tiene veinte anos, él dieciocho—, muy bellos y muy alegres. —jCreo que somos algo parien- tes! —dice riendo el Rey. ~Como no habian de serlo? Han aprendido a leer en el Gotha; sa- ben que su tatarabuela fué la rei- na Victoria de Inglaterra, y que Jos Ultimos reyes y todos les prin- cipes de la tierra son sus parien- tes. Qué escribe usted ahi? —pre- Cuando los alemanes entraron en Yugoeslavia el joven rey, levantan- dose contra su tio (el principe Pa- blo, regente del reino que ha fir- mado un pacto con Hitler) da un golpe de estado, subleva al pueblo y se pone a la cabeza de la re- sistencia contra los nazis. Ha ve- nido a refugiarse a Londres con su gobierno, y se ha enrolado en Ya RAF. Luchando codo a code con los Aliados espera reconquis- tar su trono. Dos meses después, Pedro Il y Alejandra se comprometen en ma- trimenie. Paris, Maye de 1954 DOMINGO 16 BE MAYO DE 1954. , asau @ Y ¢ ti

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