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ae Saeed POR ANTONIO VEGA M. Cuarto Centenario de la Fundacion Esps Con gran pompa se llevaron a cabo los festejos conmemorativos del Cuarto Centenario de Ja Fun- dacién Espajiola de Cuenca, en el Ecuador, acaecida el 12 de abril de 1557, sobre las ruinas de la floreciente ciudad inca, Tomebamba. Para solemnizar dicha celebra- cién, asistieron el Presidente de la Republica Excmo. Camilo Ponce Henriquez, el Cuerpo Di-_ plomatico acreditado ante el Gobierno del Ecuador, los mi- nistros de Estado, miembros de las Camaras Legislativas, Poder Ejecutivo y Justicia, Jefes de las Fuerzas Armadas, Represen- tantes de las demas Provincias, y un numeroso pblico de Cos- ta y Sierra. En el variado e interesante programa elaborado por el Ilus- tre Municipio de Cuenca, figura- ron varius dias de fiesta, desa- trollamdose en un ambiente de solemnidad y alegria; el desfile Civico-Militar, escuelas, ete. Ce- remonias religiosas, exhibiciones diferentes, inauguracién de va- rias obras plblicas, bailes de ga- la» paseos campestres, ete. SITIO DE SU FUNDACION Gil Ramirez Davalos escogié el mejor sitio para la fundacion de Cuenca. Construida de una extensa planicie, banada por cuatro hermoso rios, con un cli- ma de eterna primavera, con la Cordillera de los Andes en el fondo como centinelas® fue el _campo predilecto donde fue cen- tro y capital de antiguas civiliza- ciones. El sabio Max Ule, dijo “que la civilizacién Mayoide des- eubierta en la regién de Cuenca, constituye la lave de las anti- guas civilizaciones ecuatorianas y peruanas que tuvo su origen en el siglo segundo de nuestra era”. El General Julio Andrade en su visita a la capital del Azuay describe esta ciudad en los si- guientes términos: “CUENCA — jBuena tierra! jBuena gente! Alli sonrié la luz en un beso primaveral con la naturaleza es- pléndida. Los campos, en fiesta perpetua de inmarcesible verdu- ra, se extienden en horizontes vastisimos que las cordilleras abrazan, regados por limpidas aguas y adornados por pujantes florencias El cielo azul, la at mésfera serena, el ambiente ti- bio, las perspectivas entusiasma- doras, todo hace de esa comar- ca afortunada un vergel digno de los ensuefos de un poeta. Y las gentes, que la pueblan, sencillas. y leales, nobles y valientes, -han- se distinguido en el Ecuador por su dotes recomendables, desde los tiempos de la Colomia. Los hombres tienen algo del espiri- tu audaz y altivo de los antiguos castellanos, que envueltos en los pliegues de la ancha capa, como en un PEPLUM romano, al vien- to las airosas plumas del som- brero y ia mano en la empena- dura de la espada, solian pasear, graves y mesuprados, como lle- vando en su continente el orgu- Ylo de toda una raza. Bomdad, virtud, belleza, ingenio, piedad honda y sincera, los distintivos ~ de las mujeres. Y la vida patriar- cal y casera, las veladas intimas del hogar. aquel darse sin in- terés, aquel recibir con nobleza, aquella ausencia de bajos idea- les, y la pertinencia en la con- viccion y la voluntad en el sacri- ficio y la bravura ingémita au- nada a la sencillez de costum- bres y a la falta de mezquinas ambiciones, hacen de aquella ciu- dad una excepcion honrosa y nos traen a la memoria la época de la leyenda hercica, cuando la lealtad no era un mito, ni la vir- tud un numbre vano”. ANTECEDENTES HISTORICOS Un mes después de la entrada triunfal del Capitan Pizarro 'y su ejército espanol al Cuzco, sa- bedor dicho Capitan de las rique- zas del Reino de Quito, ordend a Belaleazar llevar a cabo la eonquista de dicho reino. Aprovechando las’ magnifi- cas calzadas de los Incas, co- mienza la inmigracién de los cas: tellanos en todo el territorio de Jos Cafiaris y Quitus. Los espa- ioles al cruzar por las hermosas pero desoladas planicies del To- mebamba en sus viajes al Norte, quedan admirados de su situa- cién, clima y hermosura de su contornos Llegando dichos elo- gios del lugar a oidos del nuevo Virrey dei Peru, comentado por Don Andrés Hurtado y Bonilla. El Marqués de Cafete, Don An- drés Hurtado de Mendoza entu- siasmado con la descripcién de Tomebamba, ordena al Goberna- dor de Quito para que personal- mente visite esa zona, con el ob- jeto de fundar una ciudad en el sitio que se asemeje a su tierra natal, Cuenca en Espafa. Contando con los informes fa- vorables y aprovechando la lle- gada del Gobernador Ramirez Davalos, el Marqués decide lle- var a cabo la fundacién de la ciudad en el mismo sitio dnode sirviera de capital al Empera- dor Inca Tupac Yupanqui y don- de naciera el mas grande de los Incas, Huaina Capac. PLAZA ABDON CALDERON, CUENCA ECUADOR VISTA DE LOS SUBURBIOS, CUENCA ECUADOR PUENTE DEL CENTENARIO, CUENCA ECUADOR Cumpliendo las érdenes del Virrey Marqués del Cajfiete, se dieron cita el Gobernador Gil Ramirez Davalos, espafioles ya radicados en la vecindad, y un grupo de nativos’ cafiaris en la majiana del 12 de abril de 1557. Una vez todes reunidos en un lugar (donde hoy queda el Par- que Calderén) se da comienzo a la ceremonia de la FUNDA- CION DE CUENCA. Uno de los eoncurrentes hace Ja siguiente marracién del acto. “Esa mafiana, en sencillo altar y bajo los bra- zos acogedores de una rustica cruz, se celebra el santo sacrifi- cio de la misa, al que contritos asisten Ramirez Davalos, su sé- quito, los espafoles antes avecin- dados y .os ahora por establecer- se y un grupo de nativos. En seguida, iniciase la ceremonia civil con Ja lectura del Acta que en clara y alta voz hacé el Escri- tbano Mayor de la Gobernacién de Quito, Don Antém de Sevilla, de la Provisién y las instruccio- nes del Virrey del Peru, referen- tes al acto que se lleva a cabo”. “Terminada la lectura del Ac- ta, Don Gil Ramirez Davalos, en soberbia actitud, ondea a los vientos el pendén de Espafa; Juego, desnudando su espada, la clava varias veces en el suelo ca- fiari y, para demostracién de do- mino, recoge pufados de tierra que, uno tras otro, los va arro- jando hacia los cuatro puntos cardinales Después en nombre de su Soberano, declara que, en. el valle de Paucarbamba, perte- neciente a la Provincia de Tome- bamba se funda la ciudad que en el presente y en el futuro se lla- ma y se llamaré CUENCA. CUENCA COMO CENTRO DE OPERACIONES EN LAS ' ‘(CONQUISTAS DE LOS INCAS i YEN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Los Incas Tupa Yupanqui y Huaina Capac, llevaron a cabo sus preparativos en el valle del Tomebamba para la conquista del Reino de Quitu y el avance hacia el Norte. Huaina Capac na- tivo de este valle, partié con sus ejércitos para consolidar sus do- minio, recoge pufados de tierra hoy forman los paises de Chile y Argentina. Durante la Guerra de Ja Inde- pendencia, el Mariscal José An- tonio de Sucre, preparo sus ejér- citos para librar la famosa Bata- Ila del Pichincha, donde se cu- briera de gloria el Capitan cuen- ecano Abdém Calderén. A este respectv Chiriboga elogiando al héroe, dice “Calderén fue el sim- bolo de libertad del Ecuador, consagrado para toda la eterni- dad por Sucre y Bolivar, como adalid de la epopeya emancipa- dora, En septiembre dé 1822 llega Simon Bolivar a Cuenca, toma residencia en la hacienda Hau- guarchimbana a orillas del pin- toresco rio Yanuncay, donde-con su Estado Mayor pasa varias se- manas estudiando los plames es- tratégicos para el avance de lag tropas libertadoras- hacia el Sur, El Mariscal Antonio José de ° Sucre establece su cuartel gene- ral en Cuenca, prepara sus ejér citos y avanza hacia Ayacucho, donde presenta la gran batalla, cuyo triunfo sella el término del coloniaje en Sur América y ase- gura la Independencia del Pert y Bolivia. El Mariscal Sucre elo giando la ayuda de los azuayos, dice: “Ninguna regién del Ecua+ dor actual proporciona’ su con- tingente para la lucha emancipa- dora con mayor largueza que Cuenca. pudo dar”, En la Batalla de Ayacucho le acompandé otro brillante militar cuencano, el Mariscal Don José Domingd La Mar, quien en la epopeya de la magna guerra en las Batallas de Junin y Ayacucho le ciferon de olimpicos laure les. En recompensa de su brix llante actuacién, el Libertador Bolivar le* cedié el Solio Pres> dencial que a él le fue’ ofrecid en Lima. Tocandole a este bri Nante Mariscal azuayo, tener alto honor de servir como primer Presidente del Peri. _—-, Dio de si todo lo que