Subscribers enjoy higher page view limit, downloads, and exclusive features.
euales est4n unidas por puentes. Ni grandes edificios, ni bellas mez- quitas, ni hermosas arquitecturas. Tiene aspectos pintorescos y co- sas curiosas de puerto internacio- nal. Aparte de eso, muy poco para el turista. Posee un barrio de ca- lies anchas y aseadas construccio- nes modernas, tipo occidental, pa- ra oficinas y comercios. Contrasta con el resto de Ja ciudad, sin ador- narla. Es un barvio burécrata, sin alegria y sin vida. Va a morir a las playias del Mar Rojo. El Mar Rojo. No he visto mar mas azul ni mas bello. Vecino a Suez~y solamente se- parado de éste por un larguisimo puente como de dos mil metros, tendido sobre terreno marino que a diario inunda el mar durante la marea, esta Port-Tewefit, peque- fio y bonito puerto (o prolonga- eidn de Suez) de construccién y aspecto franceses. Port-Tewfit es pulcro; limpido y calor, y esta lle- no de jardines y parquecitos. Al final de la Avenida que orilla al Canal, hay un busto de De Le- sseps, a cuyo pie estuve una tar- de sombreando el bochorno asiati- eo mientras esperaba el paso de unos barcos. El que aquel fuese bochorno asiatico se debe a la curiosidad de que el trazado del Canal, segun me explicaron alla, curveé alli hacia territorio del otro eontinente, incorporando asi un trozo de Asia a Africa y a Egip- to. De Suez a El Cairo hay unos trescientos kilémetros. He zecorri- do esa parte del desierto de dia y de noche. Diie antes que El Cairo era un espejismo en el desierto. Es una admirable y maravillosa ciudad. Lo es por sus vastas y modernas Tuas, cuajadas de grandes y mag- nificos edificios de varios pisos y preciosos estilos, armoniosas mez- clas de bordadas arquitecturas de Oriente, Arabia y Europa; por sus bulliciosos y pintorescos midanes (plazas redondas adonde conver- gen mas de cuatro calles); por sus povulosos barrios _ tipicamente orientales; por sus doce floridos Jardines publicos y sus parques ur- banos; por su nutrido e inmenso jardin zooldgico, uno de los me- jores del mundo; por sus’ confor- tables y lujosos hoteles, entre los que se cuenta el “Semiramis”, el “Scheferds”, “El Continental” y principalmente el “Palace”, en He- lidpolis, “el mas bello y lujoso hotel del mundo”, segin dicen: alla, no propiamente los egipcios sino los europeos; por sus nume- rosos museos; por sus bazares y Mmercados miliunanochescos y sus espléndidos magazines; por el co- Jorido. de sus-variados trajes orien- tales; por sus seiscientas cincuen- ta mezquitas de redondas cupulas Vista de El Cairo. y agudas torres como agujas innu- merables hacia los altos cielos, de cuyos minaretes a las seis de la tarde, y casi al unisono, salen las voces armoniosas y dolidas de los almuecines llamando a_ oracién; por sus hermosos templos de otras religiones y sus bellos.templos ca- tolicos; por sus grandes edificios publicos y sus fastuosos palacios; por su soberbio alarde de granito, de marmol lapizlazuli y alabastro, de sedas, terciopelos y damascos; por sus lujos automéviles y sus pre- ciosos coches de agiles caballos y brillantes arreos y arneses;) por ia jardineria de sus luces noctur- nas; por las variantes luces como de pompas de jabén, en que flota en los atardeceres y en los ama- neceres, y el polvo dorado, como limaduras de oro, en que se envuel- ve en otras horas del dia; por el cielo estrellado y tlaro de sus no- ches metalicas; por el espectaculo incomparable de su maravilloso Nilo, que partido en dos lo atra- viesa por dos distintas partes, bor- deado de palacios y mansiones, con quintas de madreas flotantes en las orillas, surcado por vaporcitos y por los tipicos y antiguos bar- cos egipcios de una sola, alta vela triungular, y atravesado por sus grandes puentes de abre y cierra; por sus alegres y variados cabarets llenos de atracciones orientales y occidentales, y principalmente por sus bellisimas y abundantes mujeres de todas las razas del mundo, pulidas y estereotipadas por aquel clima especial para mo- delar los cuerpos de las mujeres y para imprimirles a éstas una dul- ce y extrafia sensualidad. Todo es- to no quiere decir que no tenga también barrios sucios y feos, Pro- bablemente es también El Cairo una de las ciudades mas cosmo- politas del mundo. Solamente no hay ni espanoles ni suramerica- nos; Dicese que ha progresado tan- to en Jos Ultimos quince afios, que quien la vio entonces no la reco- noce, La vida social presenta en Egip- to muy marcados contrastes. De un lado muchos ricos y poderosos y del otro muchisimos pobres y me- nesterosos, multitudes de gentes de medios de vida sumamente re- ducidos, y de gentes miserables. Los fayorece el hecho de la abun- dancia’ providencial de comida: frutas, frutos y carnes de mil va- riedades. Nunca habia creido que podia haber tantas cosas para el paladar del hombre hasta que lle- gué a Egipto, Pero a pesar de-eso se ven casos de desamparo y po- breza verdaderamente impresio- nantes, Dicen allé con mucha frecuen- cia que alli no hay clase media, alegando que sdle existen los po- derosos y los parias. Esto me pare- cid solamente un decir, y un decir un poco absurdo. Yo tuve ocasion de ver que si la hay y que, como en todas partes del mundo, es la mas creadora y fecunda. Lo que si es cierto es que la clase media de Egipto se debate en circuns- tancias de trabajo, de economia y de educacion, muy dificiles, y que es una ciase completamente ais- lada, presionada por los de arriba y por los de abajo, pues ambos se le declaran hostiles. También presentan puntos cu- riosos de observacion los mendigos y la forma como son tratados. Ge- neralmente se situan en las para- das de los vehiculos colectivos pa- Tra esperar su llegada y subir a éstos a pedir a los pasajeros, Los conductores y colectores no sdélo estan obligados a permitirles ac- ceso a los metros, tranvias, auto- buses, etc., sino a facilitarselo, a demorar sus carros mientras ellos lo hacen, y a parar éstos si se lo ordenan, porque ante no lo haya hecho un pasajero. También s transportarlos sin cobrarles cuan- do suben. Piden después de de- sear venturas y hacer votos de di- cha y felicidad a aquellos de quie- nes solicitan la limosna ( sin di- rigirse a ninguno directamente), y de hacer conocer sus propias mise- Trias y defectos fisicos, con pala- bras patéticas y poéticas a la vez, dichas en tono salmodioso y con- movedor, Por ejemplo, si es un ciego el que entra dice, erguido y en actitud digna y casi ritual: “;Salud a todos y alegria para vues- tros corazones! Alegria y dicha también para vuestros padres y hermanos, esposos y esposas, y pa- ra vuestros hijos. Vosotros que podéis ver ese claro color del cie- lo; ese verde de los Arboles, y las flores que adornan los jardines; que podéis ver el admirable Nilo con sus ligeros barcos, la exten- sién libre de nuestro desierto, y las luces de sus atardeceres y ama- neceres; que podéis ver todas las cosas bellas del mundo, volved ahora los ojos con que mirais to- do eso, hacia este pobre hombre que no puede contemplar nada de lo que veis, porque sus ojos se encerraron en las sombras, y dad- le algo para ayudarlo a llevar su pobre vida’”’, Estos salmos se los ensenan, a los que no pueden arreglarlos por si mismos, los Cheik. Son éstos una especie de sacerdotes musli- micos; mas que todo consejeros y asesores de las gente, de las gen- tes de todas la clases que los consultan. Estan obligados a con- testar toda pregunta que se les haga, en cualquier sitio y a-cual- quier hora, ya sea ésta religiosa o de ciencia, o cualquier pregun- ta de conocimiento o moral. Poy Beduina, eso van siempre por las calles y sitios ptiblicos, Son hombres doc- tos, mejor, doctisimos, que des- pués de haber obtenido en la Uni- versidad de El Azhar (la mas im- portante del mundo islamico, si- tuada en El Cairo, en la que se estudia cantando en coros y tono salmédico, sentados en el suelo so- bre cojines y moviendo e] cuerpo a compas del canto, y que que para la época de mi permanen- cia en Egipto tenia 25.000 estu- diantes inscritos) el mas alto gra- do de conocimientos y obtener un titulo que equivale al doctora- do de Filosofia y Letras de aqui, todavia permanecen dos anos mas en la Universidad, en especializa- ciones teolégicas y exegéticas del Koran, con los que alcanzan la alta dignidad de Cheik. A los Cheiks se les respeta profunda- mente. Me acostumbré a cederles el paso y a hacerles una reveren- cia. Recuerdo con especialidad a uno que iba siempre a sentarse a uno de los jardines publicos de Gezira, frente a una estatua fara- Onica alli existente desde inme- moriales tiempos, a esperar qui- z4s sus consultas, silencioso y hie- ratico, con los ojos enigmaticos perdidos como en una visién le- jana, mirando al pasado como la misma estatua faraénica, el pasa- do misterioso y profundo de ese maravilloso pais, ese pasado que, entre otros sitios, yo contemplé fresco en la Necrépolis de Sakha- rah, frente a Menfis, desenterra- da en 1926, cuando penetré en los templos y bajé a las tumbas de los reyes a sesenta y ochenta me- tros bajo la superficie del suelo, retrollevando mi vida a los tiem- pos de hace cinco mil trescien- tos anos, al mirar en los salon- citos rectangulares de granito, marmol y alabastro, donde se eo- Bl Cairo. Plasa Malika Farida, locaban los saredéfagos, Ja frescy ra de los pulimentos y de los vie vos colores de las leyendas jero- glificas. Todo esta como quedé en el instante mismo en que el are tista dié su ultima pincelada. Pas reciera que alli también el tiempo se hubiese momificado, Sakharaly es lo mas importante que tiene Egipto como testimonio de su vie da y de su Civilizacion antiguas, En los bajorrelieves de sus tun» bas estan las escenas de la vida interior y al aire libre de log egipcios, su arte y sus deportes, y la historia de sus reyes y sug principes en las leyendas jerogit ficas, En Sakharah estuve también eg un pequeno saloncito de la ore ficie, mandado a construir por eapricho de una linda princesa dé quince anos, hija de un Farad que era alegre y amaba la vida. La hizo construir de los més finog marmoles y alabastros, para came biarse en é] los vestidos de poms pa por los apropiados para visitay la ciudad mortuoria, y volver des- pués a salir desde alli nuevamen te tocada, bella y resplandeciente hacia la cercana Menfis. Sentéme en el sitio en que ella hacia s tocado, y lleno de emocién, met; mi pahuelo, mi cartera, mis obje tos intimos, en las mismas artim ticas aberturas del muro en que ella colocé sus prendas, sus espe jos, sus carmines y su perfume, Y guiada por la fiel y poética narracion del guia, mi imaginas cién reconstruy6 toda su lejan y exotica belleza, que quedé ra un momento iluminando mi esp ritu, como una de esas azulles om trellas que en las madrugadas d¢ Egipto brillan hasta querer salim se de la quietud profunda del cie lo. 4