Diario las Américas Newspaper, January 29, 1956, Page 18

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1 RR age * % x Primero de los retartos conocidos de Marti Sus padres fueron don Maria- no Marti y Navarro, natural de Valencia, Espana, sargento a la gazon del Real Cuerpo de Artille- ria, y dona Leonor Pérez, nacida en Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias. Y fué e] 28 de enero de 1853 que en la casa sita en la ealle Paula No. 41 — hoy Leonor Pérez 341 — vio la luz primera el guia seiero del pensar y sentir cubanos: José Julian Marti y Pérez. Apenas contaba 16 anos cuan- do volcé por vez primera su amor a la Patria etcadenada entonces al régimen colonial y fué “El Diablo Cojuelo” — un pequeno periddico estudiantil el que reco- gié_las primicias de su querer tan hondo. También en enero de 1869 publica su drama patridé- tics ‘“‘Abdala”, impreso en el uni- co ejemplar de “La Patria Li- bre”. Después, toda una alrga teo- ria de actuaciones enderezadas a contagiar de entusiasmos separa- tistas a cuantos con él comparten aulas y reuniones, que culminan en uMa condena de seis anos de prisién en Isla de Pinos, lugar que le inspira su dramatica y va- liente denuncia “El Presidio Po- litico en Cuba”. éPor qué fué condenado?. . . “El pretexto empleado por los jueces al servicio del gobierno espanho] es intrascendente. Lo que quisieron castigar fué el an- sia de libertad que por y para - la Patria consumia al joven re- belde. Un gran amigo, casi hermano de Marti, Fermin Valdés Domin- guez, reunia una noche en su ¢a- sa a varios companeres del Insti- tuto de La Habana, Un grupo de “voluntarios” — espaneles no mi- litares al servicio de las fuerzas armadas — pasa con la estupida altivez de su aberracién, por el frente de la casa y cree oir risas burlonas y peyorativas. Inmedia- tamente, el registro del hogar — probablemente también sin man- damiento judicial, como en acia- gos dias de esta era republicana — y el hallazgo de un “terrible documento”. , .eg una carta que dices “A Carlos de Castro y de Cas- tro. Habana, octubre 4 de 1869 Companero: éHas sonado ti alguna vez con la gloria de los apdéstatas? ;Sa- bes ti cémo se castigaba en la antigiiedad la avostasia? Espera- mos que un discipulo del Sr. Ra- fael Marfa de Mendive no ha de dejar sin contestacién esta car- ta. José Marti tlle, Fermin Valdés Do minguez.” Detenidos ambos, Marti y Fer- min, se les sigue juicio por infi- dencia ante un Consejo de Gue- tra. Preguntados sobre quién de los dos habia escrito la carta, ca- da uno reclama para si, con ex- clusion del otro, la redaccién la misiva; pero Marti, mejor abo- gado, o mas temido, “convence” al tribunal y es condenado a seis , anos de presidio. Fermin también recibe su sancién: seis meses de arresto mayor. Luego, desterrado a Espana, donde estudia y se gradiia de Licenciado en Derecho Civil y Canénico y en Filosofia y Letras. Visita varias eiudades europeas y decide retornar a su América. México y Guatemala le extien- den generoso asilo, trabajando como maestro, profesor y perio- dista. . .Regresa a la patria en- cadenada con su esposa Carmen Zayas Bazan — con la que con- trajo matrimonio en México dan- do vida al poema de renuncia- miento y muerte protagonizado por Ja desventurada doncella de Guatemala — y en Cuba puede estar menos de un afo. Nueyo destierro, ordenado por las au- toridades espafolas, y fuga ha- cia América. En mayo 13 de 18- 80 instaura el Comité Revolucio- Nario Cubano de Nueva York, que ha de presidir, y proclama el inicio de la Hamada Guerra Chi- quita que tiene como jefe supre- mo al general Calixte Garcia. En esta ciudad permanece tan poco tiempo como efimera la duracién ‘de la gesta revolucionaria de 18- 80. De alli la patria de Bolivar, donde, segtiin Nicanor Bolet Pe- raza “la época era por demas adversa para hacer propaganda de dignidad y de luz”. Regreso de nuevo a Nueva York, después de cuatro meses de estancia en aquella nacién hermana y de la que tuvo que salir a causa de un articulo sobre Cecilio Acosta que nada agradé al entonces ‘hombre fuerte” Guz- man Blanco. Dejemos ahora que sea uno de los brillante biégrafos de M>r- ti quien continue el relato de sus proximos afos: “Desde 1881 has- ta que estallé la revolucién liber- tadora, vivié en los Estados Uni- dos. Su planta de peregrino, sin embargo, no disfrutaba nunca largo reposo, y se le veia partir ora a México, ora a Santo Po- mingo, ora a Colombia; o en el crudo invierno de 1891 recorrer el sur de los Estados Unidos pre- dicandoles a los cubanos emigra- dos las bases del Partido Revolu- cionario Cubano que habia de re- dimir la patria”. “Es considerable la labor rea- lizada por Marti en Nueva York. Durante veinte anos colaboré en “The Sun” sobre bellas artes. Sus revistas a “La Nacién” forman volumenes, . .Tradujo al castella- no varias obras, Pronuncié dis- cursos admirables y escribié nu- merosos juicios criticos, juiciosas memorias y dos tomitos de ver- 80s.” “En cuanto a Ja labor patriéti- ca que efectuéd en los ultimos anos, fué mayor sin comparacién que la literaria; y aun podria afirmarse que, en rigor, casi toda su actividad intelectual no fué sino una parte de su extraordi- naria actividad politica”. (Améri- co Lugo). El 7 de febrero de 1895 llegé Marti por tercera y ultima vez al suelo domificano para reunirse con el Generalisimo Maximo Gé- mez y juntos emprender la etapa decisiva en la liberacién de la patria amada. Para él “ya era hora” y el 9 de abril, por la no- che tomé el carguero aleman Nordstrand que habria de dejar al grupo expedicionario a la vis- ta de las costas cubanas, Seis hombres lo integraban: José Mar- ti, Maximo Gomez, Francisco Bo- rrero, Angel Guerra y César Sa- las y Marcos del Rosario, Ya el 25 de marzo habia grita- do al mundo el Manifiesto de Montecristi, que firmara también Gémez, en que se precisaban los propositos y motivos de la Revo lucién. Ese mismo dia 25 escribid a su amigo Federico Henriquez Carvajal — dominicato — la carta que es considerada como su testamento politico. . . “Yo evoqué la guerra; mi res- ponsabilidad comienza con ella, en vez de acabar. Para mi la pa- tria no sera nunca _ triun- fo, sino agonia vy deber. Ya arde la sangre. Ahora hay que dar respeto y sentido humano y amable al sacrificio; hay que ha- cer viable e inexpugnable la gue- rra; si ella me manda, conforme a mi deseo unico, quedarme, me quedo en ella; si me manda, cla- vandome el alma, irme lejos de los que mueren como yo sabria morir, también tendré ese valor. Quien piensa en s’ no 2-72 a la patria; y esta el mal de los pue- blos, por mas que a veces se lo disimulen sutilmente, en los es- torbos o prisas que el interés de sus-represeNtantes ponen al cur- so natural de los sucesos. De mi espere la deposicién absoluta y continua, Yo alzaré el mundo. Pero mi tnico deseo seria pegar- me alli, al ultimo tronco, al ultimo peleador: morir callado. Para mi, ya es hora”. También habia quedado atra el glorioso Grito de Baire y |: revolucién hacia arder los cam- pos. . .e inflamaba los peches d tos que no querian vivir sin liber- tad. En Ia madrugada del 11 al 1° de abril un bote es arriado desde el Nordstrand. Seis valientes, sin experiencia alguna en las cosas del mar, reman, sangrattes las PAG. ¢é HEMISFERIO eS Marti Creyé en la Dona LEONOR PEREZ —Por qué naci de usted con una vida que ama el sacrificio? manos — pero sublimado el dolor en Jas ansias de domenar a los que oprimian el] patrio so- lar — las dos millas que los sepa- ran de la costa, Se encuentran al sur de Cuba, en Oriente, al este de Baitiquiri, Al lugar la Jlaman Playitas. En las paginas de su diario, Maximo Gomez explica: “La noche es tenebrosa, el mar se siente agitado; la oscuridad es tal ‘que el mar parece un negro crespon en donde nos debemos envolver para siempre. Ni una estrella alumbra el firmamento «. yo, echandola de marino, me puse a manejar el timén, que al fin un golpe de mar me arrebata de las manos y se pierde; forma- mos con un remo lo que los ma- rinos Haman “cola de ato” y continuamos casi sin rumbo, Por fin dos fogatas en lado de tierra, que si bien nos marcan la costa, pueden ser guardias espanolas. Sin embargo, al centro de las dos fogatas dirigimos nuestro rumbo. La Providencia, que dirige siem- pre el destino de los hombres, hizo sin duda que el chubasco que mantenia la mar picada, cal- mara; la noche aclaré...y muy pronto la fortuna nos depara un recodo de la costa. . .Como Colén besé aquella tierra, . .”. Gémez relate luego el encuen- tro con gente buena, que al prin- cipio creyé tener delante a es- Don Mariano Marti Navarro, na+ tural de Valencia, Espaiia. panoles. . .“Oiga usted, Marti, le dije yo, las palpitaciones del co- razon de nuestro pueblo. “Si”, me contesté él, “Yo no olvidaré nunca todo lo que nos ha ocurri- do esta noche; pero mucho ‘e+ nos el encuentro con esta gente; este fogén y este café.” Un mes mas tarde, la fecha in- fausta. El] 19 de mayo caia, “de cara al sol”, como habia recla- mado: No me pontgan en lo oscuro a morir como un traidor; yo soy bueno, y como bueno, moriré de cara al sol. El testamento espiritual . de Marti también fué escrito el 25 de marzo: “Madre mia: Hoy, 25 de marzo, en vispera de un largo viaje, estoy pensan- do en usted. Yo sim cesar pieNso en usted, Usted se duele, en la célera de su amor, del sacrificio de mi vi- da; zy por qué naci de usted con una vida que ama el sacrificio?. Palabras, no puedo. El deber de un hombre esta alli donde es mas util. Pero conmigo va siem- pre, en mi creciente y necesaria agonia, el recuerdo de mi ma- dre. Abrace a mis hermanas y a sus companeros. jOjala pueda al- gun dia verlos a todos a mi rede- dor contentos de mi! Y entonces si que cuidaré yo de usted con Adolescente ain, voleé su amor a la patria encandenada . . DOMINGO 29. DE ENERO DE 1956

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