Diario las Américas Newspaper, May 9, 1954, Page 22

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DURANTE UNA CONDECORACION. — El Alcalde Aronovitz, presencia la entrega de condecoraciones que el Gobierno de Nicaragua, concedié recientemente a empleados de la Pan American Airways. De izquierda a derecha, doctor Leonte Herdocia, Jefe de Protocolo de Nicaragua, que entrego las con- decoraciones; el Alcalde Aronovitz, doctor José Manuel Renedo, Cénsul General de Nicaragua en Mia- mi y Reger Blandon, secretario del Jefe de Protocolo. Cuando el Alcalde de Miami, Sr. Abraham Aronovitz, fué ele- gido para su alto cargo por una mayoria abrumadora, se dijo, con razon, que habia logrado la vic- .gEsta Solo el Hombre. .. . en el Espacio? (Viene de la Pag. 4) africana. Esos pequenos estanques Unicos, haciendo posible el creci- miento de otras plantas aéreas, le han dado, a lo que parece, al te- cho de la selva sudamericana una 2xuberancia que la selva africana mo puede totalmente duplicar. En @tras palabras, un invento vegetal Unico ha afectado irreparablemen- te los destinos de una gran varie- dad de otras plantas, insectos y @tros animales en un mundo par- ticular. Un incidente histoérico, el origen y difusién de un invento es- pecifico natural, en un continente ha canalizado de tal suerte una pequena corriente de vida que nu- mMerosos organismos no volveran a ser los mismos debido a la crea- cion de esos marjales aéreos. Este acontecimiento no emerge @omo inevitable. Lo que es mas €urioso de todo. Los botanicos han motado que los tanques de agua de Jas bromeliadas probablemente se desarrollaron originalmente, no en la selva lluviosa, sino en el desier- to, He aqui una adaptacién desarro- Ilada para un mundo que paraddji- camenie permitid a los bromelia- das dejar ese mundo por uno muy diferente —la moteada luz solar de los jardines de orquideas. Cual- Guiera que ponderase la aparente estolidez del mundo vegetal debie- ra de considerar sobre esto: ese largo tr que significa ir desde el desi lo alto de una selva S$ acontecimientos que 1undos allende toda revocacion. Como. escribié hace anos Jorge Sar na: “Un niime- ar infinito de sistemas solares tene que haber comenzado como comenzo el nuestro, pero cada uno de ellos debe haberse desviado, en un punto, del nuestro, en su evo- lucion, siendo seguidos todos los incidentes anteriores, en cada caso, por una secuela diferente.” En las grandes mesetas del Ti- bet, dicen los exploradores, el Viento esta siempre soplando. Los demonios del polvo danzan inter- minablemente sobre el paisaje; el aire se come la sélida roca. Detras de las piedras, debajo de las pie- dras, sepultadas en el suelo, innu- rables, criaturas se esconden de la fuerza del viento. Criaturas que en otras tierras vuelan libres y alto alli se agachan detras de los eantos rodados o se lanzan veleces como dardos, de un refugio al pré- ximo. Unos insectos han perdido las alas. De las aves a los escara- bajos, se han alterado les instiatos a fin de permitir a les animales contender con ese mundo ventose. Es esta una tierra, arguyea a ye- PAG 10 toria estrictamente “por sus pro- pios méritos”. Se dijo que no hu- bo componendas politicas, porque no permite ni que se las mencio- (Cortesia P.A.A.) mientos raciales o religiosos, pues es judio, y los judios de Miami son menos de un 8 por ciento de la poblacioén; no hubo contribuciones nen; no hubo explotacion de senti- de grandes corporaciones, pues es el propio y frio desierto marciano. Marte, con su aire tenue, su casi desvanecido oxigeno y vastas regio- nes de desierto, es una planeta yer- mo. Unos cuantos aparentes cam- bios estacionales de color sugieren, pero no demuestran enteramente, la posiblidad de algiin tipo de ve- getacién. La vegetacién no puede ser de un alto orden. Simplemente no hay agua suficiente en el plane- ta para sostener una extensa cu- bierta de selva y hierba como en nuestra tierra. No necesitamos ex- plorar extensamente estos hechos harto conocidos. Mas bien lo que yo querria acentuar es la falta to- tal de mares en Marte. Ese plane- ta en una etapa muy primitiva de su historia perdio gran porcién de su agua, y es muy probable que nunca haya poseido nada parecido a la turbulencia de nuestros mares gigantescos. En la tierra es la cons- tante circulacién del agua del mar a las nubes, a los rios y de nuevo al mar, lo que ha nutrido las mas altas formas de vida. Los cazadores de fdsiles nos dicen que esta cir- culacion es probable que haya si- do indirectamente responsable de la aparicion de los animales verte- brados. Es en los rios del planeta primitivo donde nacié la forma del hombre, porque alli estuvo el lu- gar de origen de los vertebrados. Aqui tenemos, pues, uno de esos puntos de desvio del cual, como in- timo Santayana, pudo haber pendi- do del destino del mundo. Un mun- do como Marte, de mintsculos charcos, de montafas arrasadas, eriara una vida diferente, si es que la cria. El pulso de la tierra es en magnitud muy considerable, el pulso del mar. La oscilacién al- titudinal de los continentes los grandes periodos de foarmacion montanosa, rehacen la forma de la vida misma. Multitudes de seres vivientes se ven obligados a readap- tarse en la tierra y también en el mar. En Marte, retrocediendo en el tiempo hasta donde podemos in- tentarlo, el agua ha corrido escasa y pobre. Igualmente escasa y pobre podemos esperar que sea su vida. En ninguna parte de aquel aparato rojo de arena y roca podria jamas surgir una criatura con espinazo como nosotros. Si algo surge en ese aire frio y arrugante, sera con- trahecho y magro allende todo lo imaginable de la tierra. Todos los dias terminan y co- mienzan mundos; el charco de ano- che se seca al calor de hoy y un pequefho mundo vivo se esparce y desaparece. Dia y noche, invierno y verano, en el delgado borde de las mareas o el borde inmaterial de la noche, comienzan vidas adap- tadas sdlo a un instante de oxis- tencia tenuemente trazado. Una ces los escritores especiales, como simple mutacién en un virus des- conocido e inocente, un cambio en la composicion gaseosa del aire} que nos rodea, un alza de tempe-| ratura de unos cuantos grados— cualquiera de estas cosas barreria al mundo humano. Antes del ama- necer, sin embargo, algo mas es-' taria reptando escaleras .arriba o| anidando en el desvan abandonado. | En la delgada pelicula terrestre, cuyo espesor es sélo la breve dis-| tancia que hay de las profundida- des del Pacifico al techo de nieve del Himalaya, la vida ha experi- mentado durante mil millones de anos. Sus formas en ciertos casos} han vivido aun sin oxigeno; han so-| portado presiones y rarefaccién e ideado planes increibles, astutos, | para sobrevivir. Las especies ve- getales y animales desarrolladas en} la tierra deben alcanzar a millares de millones. Pero en todos los variados mundos de la tierra, el hombre, “la proposicién juiciosa”, no ha aparecido sino una sola vez”. No sostengo que en los largos ciclos por venir algunas de las! caracteristicas del hombre, inclu- sive un cerebro avanzado, no pue-| dan emerger una vez mas en otras, formas vivientes. La vida compleja} de los insectos sociales se ha repe-| tido no menos de 30 veces en la larga historia de las criaturas di-} versas y solo remotamente empa- rentadas. Una cosa, empero, es evi-| dente: la misma vida no ocurre no otra vez, las mismas manos nunca por segunda vez volveran a cons- truir las doradas ciudades del mun-! do. La corriente, el torrente del! tiempo, como le Ilamemos, es mu-) cho mas original que esto. Es como si la naturaleza tuviera todos los mundos posibles, todos los mundos improbables por hacer y los hiciera antes de que los sistemas se preci- pitasen en la oscuridad. | | A veces pienso en el relato de) un viajero que, alla arriba entre. las nieves del Himalaya, contem-/ pl6 asombrado el vuelo de unas) mariposas de tierras bajas, cogi- das en uno de los misteriosos im- pulsos migratorios de su raza. Alla arriba en ese aire, desesperadamen-| te frio y tenue, los insectos de} alas delicadas, extendidos sobre | una gran distancia en una larga! linea fluctuante, se movian hacia arriba. Las harapientas columnas vacilaban; las rezagadas caian he-| ladas en la nieve. No obstante, las| moribundos criaturas seguian indo- mablemente rumo a lo alto, hacia el hielo azulenco dé las cimas, ba- tiendo sus alitas al unisono como si la marcha hubiera podido ger afuera hacia la Luna. Eran una ma- nifestacion viva de descontento; eran la vida practicando su inmes- perecer en el empeiio. HEMISFERIO Ss ENTREVISTA DE LA SEMANA Por ANTONIO RUIZ Declara que su Sueno Favorito es la construccién de un centro para fomentar las buenas relaciones con la América Latina. Crecié y se educé al lado de mu- chachos latinos de Key West. bien conocido “como campedn del hombre del pueblo; no hubo per- sonas de caracter dudoso haciendo contribuciones extravagantes, sien- do asi que se ha ganado muy bien el sobrenombre de “Honrado Abe”. iQué impulsé, entonces, a los ciudadanos de Miami a ir en nu- meros mayores que nunca a depo- sitar sus votos por Abe Arono- vitz? Tal vez estaban cansados de lo que hasta entonces estaban re- cibiendo y vieron en este correcto caballero la esperanza de ver cum- plidos por fin los suehos dorados para su ciudad natal. Si es asi, no han tenido una desilusién, porque el Sr. Alcalde ha estado haciendo un buen trabajo de limpieza en el edificio municipal. Ha elimi- nado varios departamentos del go- bierno municipal, en los que con- sidera que los contribuyentes no estaban recibiendo suficiente ser- vicio por su dinero. No mas agen- tes de publicidad con altos salarios, siendo asi que él cree que los actos de los servidores ptblicos deben “hablar por’ si mismos”. No mas fiestas en las que el contribuyente era el anfitrion involuntario. Y, de la misma manera, el Alcalde ha recorrido todos los departamentos, como la tradicional escoba nueva, barriendo todo el desperdicio que estaba obstaculizando al Municipio. Y, después de pocos minutos de conversacién con el Alcalde, du- rante la cual pudimos notar una rigida determinacion, detras de esa personalidad bondadosa y agrada- ble, no podemos resistir un impulso a comentar que esta es una escoba que intenta conservarse siempre nueva, y que continuara barriendo hasta que se le cumpla su periodo de servicio. Aunque nacido en Nueva York, en donde su madre estaba visitan- do a sus padres, el Sr. Aronovitz se levanté en Key West, en donde sus padres, David y Kate, estaban establecidos desde 1888. Por esa raz6n, nos resulté muy facil variar la conversacién a asuntos latino- americanos. Cuando le tocamos el punto, hace una pausa y vemos en su cara la expresién de una perso- na que trata de traer > su memoria recuerdos de lejanos pero felices tiempos. “Para principiar”, nos dice con una gran sonrisa, quiero que se entienda bien que mi conocimiente de la gente latina no ha side ad- quirido en peliculas, ni en nove- las baratas, o fuentes por el estilo, como infortunadamente es el caso de la mayoria de-los americanos. Yo creci entre los muchachos la- tinos de Key West, fui a la escuela con ellos, jugué con ellos. Tuve oportunidad de ver de cerca, en contacto diario, sus habitos y cul- tura, sus aspiraciones y esperan- zas, y a una temprana edad llegué a la conclusién de que no importa de dénde nosotros o nuestros pa- dres hayamos venido; todos somes hermanos, todos tenemos el mis- mo origen, y nuestras aspiraciones y esperanzas de una mejor vida son exactamente las mismas”. El Sr. Alcalde observé entonces que le gusta mucho la misica lati- na y record6 que, cuando nie, cuando estaba aprendiendo a tocar piano, tocaba algunas piezas lati- nas, no del todo mal. Sin embargo, cuando le insinuamos que nos gus- taria mucho oirlo tocar algunas, respondié rapidamente que esta muy ocupado, demasiado ocupado, para esas cosas ahora. Pero nos relat6, en cambio, una historia que, por su interés puramente humano, suena mejor que cualquier musica, En el aio de 1911, relata el Al- calde, una fuerte tempestad azotd a Key West, destruyendo una bue- na porcién de la ciudad y causando grandes dafos. Cientos de perso- nas quedaron sin hogar, y muchos perdieron todo lo que poseian. El Sr. David Aronovitz, padre de nuestro Alcalde, tenia entonces una de las tiendas mas grandes de la ciudad, y como uno de los ciudadanos prominentes, fué con- sultado acerca de lo que se podria hacer para aliviar tanto sufrimien- to. Salié a la calle, compro un gran cuaderno, fué a la oficina de uno de los funcionarios y, poniéndole el cuaderno sobre el escritorio, le dijo: “Esta es mi respuesta per- sonal. Puede informar a la gente (Contintia en la pagina 11) CORDIAL BIENVENIDA. — El Alcalde de Miami, sefier Abraham AMERICAS”, Antonie Ruiz, a quien hise interesantes declaraciones sa faena de cambiar mundos —oe| @#¢ publicamos en estas piginas. DOMINGO, 9 DE MAYO DE 1984 ae ee Pee Tet ae 4 eps i EEO Sia ae eee re Renee MP A ae PL

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