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AD NATAL | WRTO FREYRE eho guia recifefio el lugar per fecto para un hotel, acepté una sugestién de éste, se construyé en el sitio preciso donde hoy se encuentra y resulté ideal, pero no asi su arquitectura anodina. Algunos de los nuevos, aunque relativamente cémodos, adolecen del mismo defecto:. se encuen- tran en Recife pero no encajan en Recife. Un buen hotel debe amalgamar lo nacional con lo universal, todavia mas que las ca- tedrales antiguas, las casas, es- cuelas, fabricas y edificios pu- blicos. Las hermosas y viejas iglesias que ennoblecen a la capital per- nambucana son materia para otro articulo. El recifefio se siente ligado a sus templos por lazos devotos y poéticosentimentales, porque en ellos se casé; se bauti- zaron sus hijos; recurrié a Nues- tra Sefiora en momentos de tri- bulacién, hizo promesa, alcanzé la gracia; estén enterrados, sus seres queridos, y porque se ha- bitué a la voz de sus campanas Mamando a misa o anunciando el incendio. Seguin algunos cri- ticos, uno de los horrores de la arquitectura religiosa seudomo- derna es Ja Iglesia de Nuestra Sefiora de Fatima, construida, segtin parece, por torpes alarifes europeos, En algunas de las,residencias antiguas es donde mejor se inte- gran arquitectura y paisaje. Tres © cuatro de ellas son. hoy asien- to de colegios, como el de las - Damas Catélicas, el Regina Coeli, el Americano Bautista; y otra espléndida mansién, con magnf- ficos azulejos, marmoles y, arte- sonado, es la sede del Instituto Joaquim Nabuco de Investiga- ciones Sociales. Hoy son raros los sobrados antiguos, altos, angostos ‘de tejado punteagudo, que mues- tran Ja enorme influencia en Re- eife —mayor que en cualquier otra ciudad del Brasil— de la arquitectura burguesa de los Paf- ses Bajos. Las casas de Poco da Panela mantienen el histérico esplendor de este barrio, que antes mar- caba la frontera de Recife con la selva. La de Benicio W. Dias fue un tiempo residencia de dos artistas alemanes, Carls, famoso litégrafo, y después de Moser, pintor y maestro de muchos re- cifefios; la del médico y_ escri- tor José Carlos Cavalcanti Bor- ges, que estuvo habitada duran- te mas de un siglo por ingleses, conserva todavia un aire de casa europea en los trdépicos. Otra, en el barrio Monteiro, tiene un marcado aspecto flamenco con su tejado triungular y su extra- fia escalera en la parte exterior. En los recios muros de fortaleza de una vieja casa de Apipucos, eon fama de embrujada, hay her- mosos murales de azulejos portu- gueses del siglo XVIII; reliquias de San Francisco Javier y Tie- tra Santa, un viejo retrato de Don Pedro II joven, algunos. li- bros raros y muebles de abey y vinhitico, hechos algunos por ebanistas alemanes y franceseg ~ Hegados a Recife en el siglo XIX. La casa que pertenecié al Viz- spada y cetro proclaman a esta recifefia como la Reina el Carnaval llamado maracaté, Numerosos.puentes crusan los canales y los rios de le “Venecia Brasilesia”, uma de las cludades més antiguas del Pais, conde de Suassuna, en el barrio Pombal, y también con fama de embrujada, es hoy una fabrica, pero conserva en el dintel el es- cudo del viejo hidalgo patriarcal que segtin dicen daba sepultura en los jardines a sus negros es- clavos. También es digna de aten- cién la residencia de Sao Joao da Varzea, propiedad de los Bren- nand, que dejaron la industria azucarera y fundaron una nue- va de ceramica, instalada por téc- nicos europeos y dirigida por el notable pintor Francisco Bren- nand. La elevada construccién de marmoles finos y maderas preciosas en el barrio de. Cruz das Almas, adornada con. esta- tuas portuguesas (que todavia se encuentran en las casas de Api- pucos, (Magdalena y Monteiro), - fue erigida a mediados del si- glo XIX por el rico comercian- te José Tasso. En el parque se conserva la torre levantada por él, segtin dicen, para vivienda de un mono consentido, el cual un dia lo maté de un mordizco. Quien se interese por las vie- jas casas con leyenda histérica © sentimental debe ver en el co- mienzo de Ia Estrada dos Re- médios una que recuerda.la de la Cenicienta y donde pinté mu- chos de sus cuadros el Maestro Teles Junior, la de bohardilla en los muelles de Martins de Ba- rros donde tuvo su estudio el pintor Cicero Dias antes de aban- donar Brasil para radicarse en Paris, la de dos pisos:en la Rua da Imperatriz donde se dice que nacié el gran estadista brasile- fio Joaquim Nabuco, o el edificia en la Praca da Independencia donde funciona el Diario de Per- nambuco— el periddico en cir- culacién mfs antiguo de la Amé- rica Latina— y vinculado a la muerte del estudiante Democri- to de Souza, en marzo de 1945, ametrallado durante el movimien- to estudiantil de protesta contra Ja actitud “policial” del gobierno. Merecen atencién entre “los buenos edificios publicos el Hos- pital Pedro II, el Colegio Esta- dal y la Carcel, obra de Mame- de Ferreira, pernambucano. del siglo XIX, de formacién france- sa. El Palacio de Justicia es de una grandiosidad trivial, caracteristi- ca del arrivismo de las construc- ciones erigidas en el Brasil de 1918 al 30. Una de las torres mas bellas de Recife es la de la Facultad de Derecho, centro de docencia famoso en el Bra- sil, donde han ensefado algunos de los mas célebres literatos, ju- ristas, socidlogos y filésofos del pais. Por esto no resulta extra- fio que fuera justamente en Re- cife donde Bento Teixeira Pinto escribid, en el siglo XVI, su poe- ma Prosopopeia, considerado co *mo punto de partida de la lite- . Tatura brasilefia. Ni tampoco que — en nuestra ciudad ‘se iniciaran las letras hebreoamericanas, pues en el siglo XVII fue centro de cultura judaica y de su puerto varparon los sefarditas que hace trescientos afios se establecieron en Nueva York, entonces Nue- va Amsterdam. (Véase “Judios Espafioles”,, AMERICAS, agos- to de 1953). El teatro Santa Isabel, cons- truido por el francés L. Vauthier, residente en Recife de 1849 a 1846 como ingeniero jefe de las Obras ptiblicas de la Provincia, es una hermosa y sobria estruc- tura de-estilo cldsico en un tiem- po centro de la vida elegante de Ja capital’ pernambucana, don- de caballeros de frac y damas es- cotadas aplaudian a cantantes y actores. En este edificio, ligado también a los movimientos polf- ticos, pronuncié el estadista Joa- quim Nabuco algunos de sus mas elocuentes discursos abolicionis- tas. Y también hablaron alli los poetas Castro Alvex y Tobias Ba- rreto. Recife cuenta ahora con una Escuela de Arquitectura en la Universidad, (donde el Rector Joaquim Amazonas se empejiia en construir. una serie de edifi- eios), y quizas pronto habra ar- quitectos identificados con su luz, su pasado y sus colores y aguas. En esta forma se reviviré el mo- vimiento impulsado por la corte de artistas y sabios holandeses del Conde Mauricio de Nassau, que iniciaron en el Brasil del si- gio XVII, y tal vez en América, un urbanismo casi moderno y * una arquiteetura notable por sue audacias verticales. En la épo- ea del Conde de Nassau se crea- ron también los jardines botani- cos tropicales:de Recife. Hol exis- ten varios, notables por el colo- rido y forma de sus plantas, di- sehados algunos por el arqui- tecto de paisaje y pintor Rober- to Burle-Marx y otros por el jar dinero de paisaje Chaves Batis ta. Hay también los pequefios jar- dines de las residencias aleda- fias, seleccionados hace poco por el arquitecto Oscar Nimyr co- mo los ideales para una ciudad tropical. Existe todavia otro Recife, un Recife romantico, recoleto, que puede pasar inadvertido al turis- ta. El que saqueé el pirata Ja- mes Lancaster en el siglo XVI, cuando se apoderé-de los ingenios y obligé a tos portugueses a tirar de pesadas carretas. El Recife donde el Conde Mauricio de Na- ssau levanté en el siglo XVII el primer observatorio astronémico de América, el primer jardin zoolégice y dos palacios a la ori lla del rio; donde, al mismo tiempo que: Nassau, florecieron pintores como Franz Post, cienté ficos como Piso y Marcgraf, eru- ditos como Plante, el Pastor pro testante, Fray Manoel do Salva- dor y el rabino Aboab da Fon- seca. El Recife del primer cen- tro cultural hebreoamericano, de Ja primera asamblea politica. La ciudad que un tiempo congregé a la poblacién mds heterogénea del Continente. Estas casas de ladrillo del teeho -empinado recuerdan al transednéeep el periode de la dominacién holendesa eu Recife,