Diario las Américas Newspaper, February 23, 1958, Page 18

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t e su Prision Hizo u PIERRE DEMERON NA FRANK, Por Después de descubierto el dia- rio de Ana Frank, en 1945, por los sobrevivientes de esta horri- ble tragedia, mas de cincuenta companias dramaticas han con- movido el mundo entero con la adaptacién teatral que hicieron Frances Goodrich y Albert Hac- / kett. En el pasado mes de mar- zo salieron de Alemania, espon- taneamente, muchos jévenes pa- ra asistir a la ceremonia organi- zada en honor de la pequena Ana, en el mismo sitio donde ella murié, Bergen-Belsen. En todas partes, de Suiza al Japon, pasando por el Africa del Sur, la pieza sacada del sorprenden- te “Diario”. de esta muchacha ho- landesa, que descubrioé la vida y el amor en un granero, ha pro- vocado la misma emocion. Llovia en Amsterdam. Eran apenas las siete de la manana. EN EL PRIMER PISO, un armario biblioteca disimulaba Ila entrada del Anexo con su escalera (las dos graficas de arriba). Desde esta ventana (abajo), Ana soné, durante meses, mirando el cielo. “El 01 brilla, el viento es delicioso, tengo um anhelo loco, un anhelo loco de todo...”, escribia la nifa. Los obreros que iban rapida- mente a su trabajo, miraban con sorpresa y lastima a tres peato- nes, un hombre, una mujer y una ninhita, de quienes se hubie- ra podido decir que tenian la misma edad, de tal modo esta- ban doblados bajo el peso de mismo bulto. El hombre y la mujer llevaban cada uno: dos sa- cos de provisiones,:llenos hasta reventar; la ninita su cartapa- cio. No se podian ver sus caras, escasamente las mejillas donde Ja lluvia corria como lagrimas, Lo que se veia perfectamente era la estrella amarilla que tenian sobre el corazon. “Mas judios huyendo, Los po- bres no tienen mucha esperan- za de escapar” pensaban los obre- ros y se apresuraban. Este 7 de julio comenzé Ja odi- sea de la familia Frank. Hacia apenas tres. semanas que la pe- quefia Ana habia cumplido tre- ce afios. Apenas comenzaba a lle- nar con su escritura aplicada el cuaderno de colegiala que le ha- bian regalado para su aniversa- rio. Su “Diario”. Ana hasta hacia poco se apa- sionaba atin por las aventuras de Rintintin en el “Guardian del faro”. El dia de su cumpleanos, su madre la molestaba pregun- tandole con quién se casaria cuando-fuese grande, A pesar de Ja guerra, las privaciones y las vejaciones, gritos de alegria y discusiones animaban Ja vida co- tidiana de los Frank. Hasta el domingo 5 de julio, cuando a las tres de la mafana tocan a la puerta. Margot, la hermana de Ana, apareciéd en la puerta de la cocina temblando. “Papa reci- bié una citacién de los SS”, su- surro. Para huir de la Gestapo, 25 meses escondidos en el viejo Amsterdam. Amsterdam, 1942. Un domingo de julio, el cartero trae la cita- cién de los SS. Otto Frank, por ser judio, debe presentarse a la policia. Los Frank comprenden Jo que esto significa. Inmediata- mente huyen a un escondite se- creto, que desde hace meses vie- nen preparando, en el viejo Ams terdam, al borde del canal Prin- sengracht. Alli vivieron 25 me- ges con unos amigos, hasta el dia en que la Gestapo llegé a dete- nerlos. Todos pereceran, menos el padre de Ana y aquel a quien ella amé en su prisién: Peter van Daan. Margot, que est4 agripada, no tiene derecho a toser por Ja noche Desde hacia meses esperaban esta llamada. A pesar de la ale- gria obstinada’ de cada uno, del empefio que ponian en vivir co- mo antes, antes de la guerra, de la capitulacién, de la invasion de los alemanes, el terror se hacia cada dia mas apremiante. Hacia largo tiempo que Ana debia atravesar la ciudad a pie para ir al colegio, y mds tarde al liceo judio: los tranvias les es- taban prohibidos a los judios. Su ciertamente sus padres a quie- nes ama, una familia amable, una treintena de camaradas. Con éstos no pueden sino divertirse; con aquellos imposible confiarse. “Esa es la razon de ser de este diario. A fin de evocar mejor Ja imagen que me hago de una amiga largamente esperada. . . quiero que este diario la perso- nifique. Y esta “amiga” se llama- ra Kitty”. Kitty no estaré de mas en esa prisién voluntafia a donde fue- ron aqguella mafiana, y donde cada dia puede-ser el ultimo, Después de la llamada fatal, pa- sado el terror, la decisién se to- m6 rapidamente. Irian antes de lo previsto a enterrarse en el es- condite que habian preparado desde hacia meses: una casa alta, al borde del Prinsengracht, del canal, Alli se encontraban las oficinas de la Travies y de la Kolen and Co., la firma de que en otra época el padre de Ana habia sido director. Como otras muchas ‘casas del viejo Ams- terdam, el inmueble estaba di- vidido en dos partes: la una da- ba sobre el canal con la entra. da de los almacenes, la otra mas pequena daba sobre un jardin: éste era el Anexo. Desde unos meses antes, en complicidad con el personal de la casa, los Frank. la transformaron en un escondi- te, pieza por pieza, y levaron muebles, ropa blanca, vestidos y conservas. Es en el segundo piso, detras de una puerta disi- mulada por un armario, donde yos Frank van a vivir a puerta cerrada, durante“25 meses. Has- ta el 4 de agosto de 1944, cuan- do la Gestapo irrumpira brutal- mente en el Anexo. Una denun- cia los condujo hasta alli, En el tercer piso se instala una familia amiga; los Van Daan: el padre, la madre y su hijo Peter. Los Unicos contactos con el exterior: el] matrimonio Kraler, el sefior Koophuis, quien dirige la casa de comercio en lugar del padre de Ana, y la mecandgrafa, Elli Vossen, Al comienzo, la instalacién, el arreglo de las cosas y la fatiga impiden a los prisioneros volun- tarios pensar en el porvenir. Pe ro el Anexo es pequeno y rap damente queda ordenado. La vir da monétona entre 7 personas y mas tarde entre 8 con la llega. da de un profesor grufén, el sefior Dussel, comienza, marca da‘ cada cuarto de hora por el earrill6n de Westertoren. ‘Ten- go la impresién de estar pasan do mis vacaciones en una pen- sién muy curiosa”, le confia Ana a Kitty. Una pensién donde la luz del dia no entra. El primer trabajo de Ana y su padre fue el de co- ser unos trapos multicolores y clavarlos con tachuelas a la ven- tana, a guisa de cortinas. Pero si las ventanas tienen ojos, las paredes tienen oidos. La pobre Margot, que estA agripada, no tiene derecho a toser por la noche, Le dan codeina. De dia hay que caminar y hablar muy bajo. Prohibido tirar el agua y abrir las llaves, los empleaddés bicicleta ‘de nifia habia sido “con- del almacén podrian oirlo. fiada” a unos cristianos. A la edad en que el teatro y el cine “Las personas grandes son son recompensas fabulosas, nin- demasiado egoistas” gun espectaculo le estaba permi- tido: era judia. Imposible, tam- ‘ bién, pasar la tarde en casa de -A pesar de todo, al comienzo unos amigos: ningtin judio de- la armonia y el buen humor con- bia salir a la calle pasadas las 8 tinuaban, De Peter, 16 ewes ol : de la noche. Prohibido practicar ‘hijo de los Van Daan, “un dia | deportes, prohibido ir a la pis- blo bastante latoso y timido”, : cina, a un juego de tenis o de Ana no espera gran cosa. Afor- : hockey. Sin embargo en esta épo- tunadamente que ha traido con P Gu! clin eviotaba:s “Lac vida, toda: él a su gato Mousclil. Pero poco c via es soportable”. a poco de un piso a otro, los q egoismos se afrontan, las ridicu- Lo que la hacia sobre todo so- leces se desafian bajo la mirada portable era este “Diario” que implacable de Ana que no tiene c llevaba: “Quiero escribir, y mas mas que hacer, sino observar y ] todavia sondear mi corazén a juzgar. El egoismo de los gran- t propésito de toda clase de-cosas. des la indigna. “Somos tan egois- I El papel es mas paciente que los tas que nos permitimos hablar V hombres”. A los trece afios Ana de después de la guerra, regoci- 1 no podia seguirlo ignorando. La jandonos ante la perspectiva de \ soledad también le ayuda. Estan _—_- vestidos nuevos o de zapatos nue- r

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