Diario las Américas Newspaper, January 26, 1958, Page 19

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aenla Hi y a. ordero > Las Américas" spués de unas cuan itramos a la ciudad o, situada en el Va- al. Notamos. que en ciudad conserva su onial. Hay muchas jues. flores. Pasamos monumento elevado ‘fa Ortiz de Domin- rregidora”. Dona Jo- en un papel muy en el proceso de la ia ie México. La his- el interesante epi- icedié en Querétaro: he el Corregidor de don Miguel Domin- unicé a su esposa, do- ue el gobierno habia los planes revolucio- s andependentistas.y acer un aparente Ca- asa del comerciante onzalez para cumplir s superiores. Cuando regidor dejé a dona alccba con Ilave. Do- ntonces se comunicd de de la careel Igna- mige dela causa, pa- isata a los compane- 1 cuarto del alcaide baju del de Ja Corre- le avis6 por medio de en el techo de su z subié, se comunicd avés de Ja cerradura, « a San Miguel en bus- tan Ignacio Allende.” el episodio sucede en 2s la historia dice que ncontré a Allende en , pero se comunicé an Juan Aldama; sa- s para Dolores a don- Hegaron a las dos igada, y a esa hora se fueron a la casa cural donde en- contraron a Allende. Pasaron a la recamara del cura y empeza- ron a discutir 10 que debian ha- cer. Como habia varias opinio- nes y la discusion se prolongara, el -ura Hidalgo puso punto final a ia discusién diciendo: caballe- ros, ;jsomos perdidos! jNo hay mas recurso que ir a coger gachupi- nes! Y ios presentes acogieron las palabras de: presbitero con ardor y entusismo. Al amanecer el curo arengo a la concurrencia de ja misa, Allende antes habia tomado los cuarteles y su regi- miento estaba listo a pelear por la independeneia, junto con los voluntarios del padre Hidalgo y Costilla.” et Esta es ja historia del grito de Doiores. Tal vez ‘el lector se sor- prenda de encentrar un episodio historico intercalado en la na- rracion de un viaje de turismo, Pero lo-cierto es que, transita- mos por poblaciones~que estan en nuestro viaje hacia. México, tan Ilenas de ztemérides, que es dificil hablar de ellas sin relatar Campanas dé Querétaro donde fue historia de América, por cierto muy conocido por lo pintoresco y sugestivo. Asi tampoco podemos omitir que cOnocimos el Cerro de las Campanas de Querétaro donde fue ejecutado el Emperador Maxi- miliano, principe austrohtingaro, junto con sus compaferos de in- fortunio Miramén y Mejia. Pero hay que volver a la rea& lidad y continuamos el viaje. De- jamos a Querétaro atras. La au- topista ha terminado y entramos a una carretera vieja, pero en rador Maximiliano, Principe, austrohingaro, fusilado en » Las Camapanas, Querétaro, ciudad por donde pasa gt La Secretaria de Comunicaciones y Obras Piblicas, empleé varios millares de trabajadores, dotados de la maquinaria mas adecuada, para concluir la moderna carretera que enlaza a la ciudad de Queré- taro con Saltillo, capital del Estado de Coahuila. ‘ buenas condiciones. Sin embargo, echamos de menos a la autopista, Hubo momentos en que se eme- pleé maquinaria y equipo por va- Jor de 50 millones de pesos em la construccién de esta carrete- ra. Hoy la republica mexicana cuenta con una serie de. carrete- ras que en total tienen treinta y cuatro mil kilémetros cuadrados y construyen a un promedio de dos mil kilémetros por ano. Pue- de decirse que México es uno de los paises que va a la cabeza en asuntos de carreteras’ en la Amé- Tica Latina. Para este afio tie- nen un presupuesto de ochocien- tos millones de délares para gas- tarse en Jas vias de comunica- cidn. Pero el interés de México por los caminos no es una novedad. Es una tradicion que viene des- de los tiempos precortesianos. Los mayas fueron grandes cons- tructores de caminos y convir- tieron a México en el precursor de la vialidad en América. Los aztecas también se interesaron por los caminos. Ambos grupos indigenas utilizaron con ampli- tud los caminos calzadas de pie- dra, veredas y senderos. Chichen Itza y las ciudades de esa regién se comunicaban por una serie de caminos lisos de superficie dura, ecuyas caracteristicas eran muy similares a los de los romanos. En Jengua maya se les deno- minaba Zac—Be—Ob, es decir, caminos blancos. Construianse sobre bases sdlidas, en las que se colocaban piedras calizas parti- das y piedras grandes, entre cu- yos intersticios se hacia el relle- no con piedrecillas; aplicandose al final a manera de pavimento, una capa dura y lisa de argama e sa regada con tierra blanca o zac- cab. Estos caminos alcanzaban una afchura basta de ocho me- “tros. . Es muy meritoria la labor de ingenieria caminera que desa- rarollaron los ztecas al unir la is- la de Tenochtitlan con la tierra firme, mediante calzadas que cons- truyeron siguendo una téenica notable para su tiempo: coloca- ban dos palizadas paralelas, lle- naban el espacio entre ambas con piedras y mampuesto y hacian el recubrimiento final con una ca pa de piedra fina. El] trafico aumenta y ya se sien- te la cereania del Distrito Fede- rai. arteria vita! de la nacién mé¢ xicana. Empezamos a ascender constantemente. Encontramos mu chos camiones y automéviles que caminan en direccién contraria, Los cambios de luces son ya a ca da minuto. De pronto divisamos el altiplano iluminado. Son las luces de la grar urbe mexicana, de cuatro millones de habitan- tes, corazén de un puehlo que supo conquistar y mantener sw libertad, y que con igual vigor y entusismo construye también obras materiales para el bien de sus generaciones. No hay duda que por fin nos aproximamos 4 la Ciudad de los Palacios. Em tramos por las lomas, es admis rable y emocionante contemplar dimensiones tan colusales, séle una ciudad latinoanfericana de comparables con las de Nueva York y Chicago o los Angeles. San Luis Potosi, ciudad -por donde peea In autopistn =

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