Subscribers enjoy higher page view limit, downloads, and exclusive features.
Fiesta Mas Vistosa del Mundo de trabajo, meditabundos bajo el amparo de sus astas retorcidas, econformes y pacientes, como mu- chos. filésofos del vivir. Alli los burros, serios y graves como ca- tedraticos, alhajados con lo mas llamativo que imaginé el~ gusto deplorable del talabartero. . El tratante ofrece al comprador su mercancia. Se habla, se discute, se regatea. La astucia y el enga- fio viven en la palabra de los mercaderes y se ayuda con la pequefa copa de cristal donde prilla el aguardiente de Cazalla como si fuese plata brufida. Los hombres, recios y cetrinos, abrumados bajo el peso de sus enormes sombreros de ala ancha, dejan asomar a sus ojos todas las malicias campesinas, Una gitani- Mla errabunda, pizpireta y deci- dora, ofrece abrir las misteriosas puertas del porvenir con la llave de unas cuahtas monedas. Los mocitos cortijeros rien con sen- cillez, desconfiados de tales pro- mesas y mientras la adivina les entretiene con el poder hipné- tico de su hablar picaresco,’ un gitano cuatrero, con los negros mechones_hirsutos sobre la fren- te, cobriza de color, donde desta- ca el blanco-de sus ojos inquie- tos, acecha la ocasién de un des- cuido y la mano, prevenida, se crispa sobre el pufio de la aguda navaja de acero. Ya mas entrada la mafiana, los arrecifes se llenan de coches, cu- yas férreas Mantas hacen crujil Ja arena recién regada. Cruzan raudos y airosos, las amazonas y los jinetes flamencos sobre los puros caballos andaluces. El ai- re huele a rosas frescas, a azaha- res y acacias. Por la tarde, la hora de los toros ofrece la vision magica de los lidiadores envueltos en sus eapotes brillantes y de las moci- tas garbosas que se inquietan en los momentos de ‘peligro y pre- mian con la gloria de sus suspiros los riesgos de la ciega temeri- dad. ; Después de la corrida, la gen- te, entusiasmada, discute y voci- fera. Gritan los vendedores ofre- eiendo los sabrosos mariscos de la Isla y de Cadiz y en una ava- lancha pintoresca los vistosos co- ehes invaden al paseo del rio, camino de la feria. El aire se es- pesa y con su vaho calido nos trae a la piel una sensacién es- calofriante. Las vuelto de'los toros con las rosas de las mejillas encendidas y los labios. himedos y_ sangrientos. Parecen aguijoneadas por amo- rosos deseos y el ambiente se lle- na de un lascivo perfume de su earne. La noche llega, clara y azul ufa- nandose del diamantino lucir de sus estrellas. La muchedumbre alegre se recoge em las casetas de lienzo y empiezan las fiestas dichosas de la dichosa tierra del arte y la poesia. ‘ Reina la seguidilla en el pia- no y en las guitarras. Las casta- fiuelas, adornadas con lazos y eaireles, repican merviosamente, y las mocitas bailan entre risas de gozo prometiendo con sus mi- radas un mundo de delicias. Cimbrean los cuerpos gentiles, se aduermen, los ojos ensofiado- res, palpitan con agitacién los nacares del pecho y los brazos de las mujeres-reinas ‘se elevan en ademan de acariciar. Labios coralinos, bocas frescas y rientes cantan la linda copla popular, a cuyo compas se ajusta la seguidilla, A los elegantes mo- vimientos del baile, cae la man- tilla blanca sobre el rostro vir- ginal y las faldas se ajustan a las redondeces de la cadera, desta- cando ta turgencia de las lineas purisimas. Las manos carnosas,: modeladas por buriles de encan- tamientos, golpean sus palmas si- guiendo el ritmo que les sefiala la alegre vibracién de las cuer- das, y como rodean a la pareja, parece que estuvieran ofrendan- do a las nifias bailadoras albos pétalos de magnolia. En las otras casetas se escucha la musica apicarada del tango que baila una hembra galana, encogiendo los hombros, retor- eiendo la cintura flexible, y echando sobre el ojo izquierdo, guifiado con truhanerfa, el ala de wn sombrero cordobés, Mas allé, en otra y en otra, dicen los ver- sos de la copla malaguefia el hon- do sentimentalismo dela raza. Detras de las casetas, escon-| dido entre las sombras de la no- che, un hombre siniestro pone asedio a la virtud pueblerina, en- venenanco los oidos castos con flores de obscenidad, que brin- dan a los sentidos despiertos el lecho nupcial de la hierba es- meraldina. - Brilla el vine dorado de ias ca- las de cristal, y cuamdo lo ele- van a sus labios las nifias bonitas, mas que para beberlo parece que lo llevan a la boca para ha- cerle el regalo de sus besos. A esta hora es aroma jerezano y sanluqueno el que puebla el aire pregonando la fiesta y el regoci- jo. Lentamente va decayendo la animacion y se inicia el desfile hacia la ciudad. El aliento de la madrugada pone su frialdad hu- meda sobre la piel. Las nifias enamoradas se en- vuelven en los mantones de Ma- nolas, enriqueciendo las rosas de sus bordados con las de sus caras espléndidas. Sobre el fondo azul claro del cielo se dibuja la alta silueta de la Giralda y su reloj, redondo y gigantesco, fija la mirada en la eternidad. rompe ‘el silencio de la noche con el metélico golpe- tear de sus campanadas lentas y severas que avisan del pasar de la vida. De alla de Ja feria, trae el ai- re todavia, el ruidoso polifono de chocar de cahas, estallar de be- sos, alentar de suspiros, palpitar de deseos y prometer de amoreg, Los ultimos cocheros, arrimadog al borde del arrecife, dormitan sobre el pescante_ sin cuidarse del constante ajetreo del dia. Ak gunos, lentamente, pausadamem te, se encminan a la ciudad com tando la plata rumbosa que cay@ en sus manos trabajadoras. Desde el fondo de una caseta, que se hurt6é a la ajena mirade cerrandose con cortinas, cante una voz de plata con emocién dé amor: mujeres han . Feria de Ab Soné que el fuego se helaba, soné que la nieve ardia, y por sonar imposibles soné que tu me querias... . Y es que Andalucia es una senora de tanta hidalguia que apenas le importa “lo materia”. ~ Ella es Ja inventora de esta fantasia de comprar y vender y mercar entre risas, fiestas, coplas y alegria, juntando a la par negocio y poesia... La Feria es un modo de disimular. Un modo elegante de comprar y vender. Se lo ofa decir a un tratante: —Hay que ser inglés, pa’ hacer un negocio poniéndole a un socio una parte con veinte palabras medias que cada palabra cuesta un dinera. “Compro vagén muelle cinco tonelas. Stop. Urge envio”... jQué cursileria! En Andalucia con veinte palabras no hay ni pa’ empeza... iQué al trato hay que darle su poco de sa! Lo de menos quizds, es la venta. Lo de mas, es la gracia, el aqué, y el hacer que no vuelvo y volvé, y el darle al negocio su sal y pimienta como debe sé. Negocio y Poesia: jFeria de Jerez! iRumbo y elegancia de esta raza vieja que -gasta diez duros en vino y almejas vendiendo una cosa que no vale tres! f Jerez. El cielo bonito se viste de oro y aiiil. Lo mismo iba Joselito aquella tarde de abril en la Maestranza, en Sevilla. — Te acuerdas?—jQué maravilla de tarde de primavera llena de luz y de olor! De alli se fue a Talavera, —jte acuerdas?—-y no volvi6.., Pero volvamos al caso. Montate a la grupa mia. No hay en toda Andalucia caballo de mejor paso ni de andar mas senoril. Vamos a echarle un vistazo, hina, a Ja feria de abril. iQué filosofia la de aquellos mulos castafics! El lote bajo la. modorra pesada del dia parece hecho en barro. Por delante, al trote, pasa un senorito, cruza un ganadero, dos coches, un auto... Nada les asombra cada uno se busca su pizca de sombra bajo las orejas de su compajiero. Y se empieza el trato. : Pinta un garabato ~ la vara de “El Coli”. Se apoya en el anca. Saca.su pafhuelo—verde y raya blanca— lo dobla, lo guarda sacando la punta, tose, escupe, pisa, se para y pregunta: —jCuantos das por ella, Currito Duran? De los setecientos no paso un real: @s gacha y rendida sobre el menudillo. —jTienes mal la vista?—La tengo cabal. —iNo es buena la jaca?—Para un organillo, —jLo dice la envidia? —tLa formalida. — Estas ya pintén? —tTengo _hiperclorhidia. —Pues vé a Lanjarén.., Y rueda un lejano sonar de cencerros un mugir de vacas y un ladrar de perros. Rebuzna un borrico, grita un mayoral, se ha escapado un mulo, corren tres gitanos, La yegua alazana se ha puesto de manos, y ha encallado un “Austin” en un barrizal. rilen Jerez Zumba un rebullicio, largo y palabrero. —Mira “tito” Jaime.—jParece un inglés! Y en un alazano pasa, caballero, con chaqueta corta, Don Pedro el marqués, Y hay el viejo negro, cencefo y enjuto, que vende globitos: * y el que a dos reales retrata al minuto y el que ofrece flores y el que vende pitos y el gitano viejo que olimpicamente, tratando sus burros, charla, Hora y miente con el gesto grave de un emperador: ricitos de negra, mirada gatuna, la cara verdosa como la aceituna y los dientes blancos- como el alcanfor, Y luego el paseo: la hirviente cascada de coches y gente que orlan las barracas. i Gritos, altavoces, tambores, matracas: —Pasen, pasen, pasén: vean la serpiente, No hay peligro alguno: la entrada un real. Pasen, pasen, pasen. Costumbres de Oriente, vistas y figuras. No hay nada que atente contra la moral. Y—lan, lan—campanas; y—tan, tan—tambores y—tararira—trompa | cornetin, y un puesto de tortas, y un puesto de flores, y uno de alfileres falsos en serrin; y gente y mas gente que viene y que va y una voz chillona que en los caballitog comenta inocente: ; —iQué gusto que da!— y voces y pitos: “Pase el‘sejfiorito, pase el caballero. Museo de Joselito, con la muerte de Granero”.., Y un bullicio jaranero que va y viene y corre y anda, y el vals de “Luisa Fernanda” tocado con un trombén y el quejido largo de un acordeén y una voz: “El ciego: tened compasién”. Y otra: “Una limosna para el pobre manco”.., Y los cencerritos que en el tiro al blanco mueven unas tristes vacas de carton. Se luce el recluta junto a la nifiera y la mama obesa vestida de raso leva dos de largo y una tobillera. iY qué dialoguillos se cogen al paso! —iY aquella barraca, qué es? —éQué dice el letrero?—Petit Cabaret, —iY el cartel qué pinta? Pues una mujer en malla y camisa. —jQué desfachateal _ Juana, Paca, Elisar pasar mas aprisa.., iEsto no se ha visto jam4s en Jereal Y asi va la feriat como en una noria, una, cien, mil veces pasa el cangildén. : Y asi se va el dia. La noche ha cerrado, Llega el farolero grufién y cansado que viene apagando la iluminacién. Y queda un borracho, que de lado a lado, va gritando: “jViva la Revolucién!” Pas6 el rebullicio, pasé la alegria... Asi son las cosas de esta Andalucfa: la forma brillante - - y el fondo vacio; para poco cante, muy largo el “jipfo”, A menos negocio, mayor fantasia, asi son las cosas de esta Andalucia: mas sal que sustancia... jFeria de Jereal iRumbo y elegancia de esta raza vieja que gasta diez duros en vino y almejas vendiendo una cosa que no vale trea! &