Diario las Américas Newspaper, March 23, 1958, Page 19

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Vioderna ias ién es de on ras” Zar a’, en: lad. por an- en- me tro na, ame el ido Te- var Ane iere yo ni- y sta ene vol- nte dia igh Pri- se ‘ane iga- nta- mo aus es. era ‘one mo OMe ene tre ue su onte opto iplo nen- ifiog etos en cua- Cur una jaba rior ide, erda > al vie- pray idad itos. taba pero indo erda y Vigilando Ja danza de los ju- guetes... iNotaba el bebé la relacion entre el movimiento de la cuer- da y el de los juguetes? Si quita- ba los juguetes y los reempla- vaba por nuevos que de antema- no le ofrecia al nifio, éste busca- ba la cuerda de nuevo para te- ner el placer de ver cémo.bai- Jaba su mufieco. Claramente, pues, el nifio encontraba relacién entre la accién de la cuerda y el movimiento de los mufiecos. Pero zqué clase de relacién? Pue de un nifo de tal edad advertir una relacién fisica entre Ja cuer- da y la cubierta de su cuna y NINO MIRANDO LAS MUNECAS. empujadas a través de dos timeles. El nifio en este, caso asegura que las muiiecas hacen los = a la misma, "velocidad porque le llegan | al mismo tiempo, comprender la causa y el efecto fisicos? 30 solamente hace una conexién mas general y subje- tiva, a la vez égocéntrica y fe- . nomenalistica, entre la accién de “tirar la cuerda” y el interés sensorial resultante de ver y oir los mufecos? i En orden a dilucidar esta cues- tién hice él siguiente ¢xperimen- to. Dejando Ja tela transparen- te, y quitando los juguetes ante- riores, me hago detras de la cu- na, donde el nifio no me puede ver y le hago sonar sobre su cabeza un juguete que maniobro sus- pendido en el extremo de una vara. El nifio Jo ve, le _sonrie, NINO MIRANDO A LA IZQUIERDA mientras el experimentador camina hacia la cortina. Cuando el experimentador aparece al lado derecho el nino se sorprende, y cuando aquél desaparece al extre- mo de Ja ventana, el nifio Io busca a la izquierda de la misma. grita, etc. Detengo el movimien- to. El nifio responde ahora a nuestras preguntas con toda cla- ridad.. Inmediatamente busca Ja cuerda que cuelga de la cu- bierta y tira de ella. Cuando ve que le falla el intento, no se de- sanima, tira de ella mas y mas fuerte esperando el movimiento. No se le ocurre. observar la va- Ta, que claramente a sus ojos puede indicarle que es la causa del movimiento, El nifio también responde de Ja misma manera al sonido distante. Me escondo en un rincén y silbo un numero de veces a intervalos regulares, has- ta que el nifio adquiere sufi- ciente interés para buscar con la vista y el oido en direccién y luego tira de la cuerda que cuelga de la cubierta de su cu- Na, mirando seguidamente al rincén de donde le venia el so- nido. En resumen, la aceién de tirar de Ja cuerda ha sido generaliza- da como medio para prolongar interesantes experiencias- sin te- ner en cuenta distancias o pun- tos de contacto. Este esquema de accién conjunta viene a ser un medio de exploracién. Si el nené tiene en una mano un ob- a que no le sea familiar y que e proporcione interés, moverd con la otra mano Ja cuerda mien- tras que atentamente contempla el objeto que esta conociendo. En el nifio el sentido de rela- cién causal es simple, una. difu- sa conexién entre la accién de una mano y el resultado en la otra, sin comprensién de rela- ciones de espacio y objetos in- termedios, de acuerdo con lo que hemos aprendido sobre la inicial inhabilidad de organizar espacio y su consecuente igno- rancia de objeto permanente. Hacia el final del primer ano de vida se comienza a organizar espacio, a: comprender la exis- tencia de los objetos y a adqui- rir una idea de causa. Otro ex- perimento ilustra este punto. Sentado un nifo frente a una sabana, en cuyo extremo opues- to hemos colocado un juguete, inmediatamente, comprende que atrayendo la sdbana el objeto se acerca. Si colocamos el mu- fieco ya no sobre la sdbana, si- no justamente al borde de ella y sobre el piso, y si el nifo a comenzado a generalizar el sentido de causalidad, tirara de la sAbana esperando el efecto de- seado. Pero si el nifio ha alcan- zado la época en que el sentido de causalidad ha sido “espacia- lizado” y objetivizado, solamente actuar4 sobre la tela, si est se- ’ guro de que el juguete esta so- bre ella. Podria describir expe- rimentos analogos para demos- trar cémo el nifio adquiere sus conceptos primarios sobre orden cronolégico entre movimientos diversos. Pero creo que sera de mayor interés concluir con al- gupnos estudios que sobrellevan cuestiones de fisica, especialmen- te conceptos de velocidad y re- latividad. iEntiende el nifio la velocidad eomo funcién de la distancia y el tiempo? Es su mocién mas primitiva _e intuitiva? Albert Einstein mismo me hizo esta pre- gunta cuando en 1928 le demos- © traba algunos experimentos so- bre causalidad. Habia hecho yo en aquel tiem- po un simple experimento que muestra cémo el nifio no piensa la velocidad en términos de la relacién “distancia-tiempo”. Co- locamos delante de un nifio dos tuneles, uno de Jos cuales es mas largo que el otro; y luego, me- diante unas reglas empujamos a través de ellos sendas mufiecas, de tal manera que lleguen al nino simulténeamente; y enton- ces tenemos con él el siguiente didlogo: —jHay un tanel mas largo que el otro? . —Si, este. ‘ —Estas mufiecas atraviesan el tiinel a Ja misma velocidad o una _mas rapida que la otra? —Van a la misma velocidad. —Por qué? —Porque ellas legan al mis- mo tiempo. Ahora quitamos los tuneles y ponemos las mufiecas sobre el pi- so a plena vista sobre las res- pectivas distancias que ténian en el caso anterior. Ambas Ilegan a su destino al mismo tiempo, co- mo antes. Esta vez el nifio re- conocié que una de ellas viaja- ba a mayor velocidad. —iPor qué? —Porque esta mufeca pasé a Ja. otra. Incidentalmente cualquier persona puede repetir estos ex- perimentos, advirtiéndole que aqui no han sido descritos con todos sus detalles; se encuen- tran completamente explicados en mi libro “El concepto. del movimiento y de Ja velocidad en el nino”. Menciono esto porque algun psicdlogo tomé otro arti- culo mio, “Cémo forman los ni- fos conceptos matematicos”, so- bre una base de mal entendi- miento y de incompleto desco- nocimiento de. mis trabajos. Los experimentos que he pre- , bentado y otros afines, demues- ° tran que, en el nifio la primera nocién de orden es mas facil de adquirir que el concepto de in- tervalo 0 medida. El] que un ob- jeto aventaje, al otro, no es otra cosa que una alteracién en el orden de los objetos. El nifio juz ga a un punto dado: si hay un movimiento rapido un objeto “pa sara mas pronto que otro de me- nor, movimiento. Entonces dira el nie que uno lleva mas velo- cidad que el otro. Estos hallazgos, derivados de invstigaciones fundamentales so- bre la Teoria de la Relati- dad, nos llevan por una ruta imprevista en fisica teérica, que nos demuestra cémo psicologia y fisica pueden colaborar. Los fisicos definiendo la ve- locidad y el tiempo caen siem- pre en un circulo vicioso: la ve- locidad es definida en términos de tiempo y el tiempo no pue- de ser definido si nuna mocién de velocidad, ajena al concepto de lejos si se partiera de una idea de velocidad, ajena al conepto de tiempo. Un fisico francés, J. Abe- lé, partiendo de nuestra psico- logia infantil, ha concepiuo la idea de “ventaja” o de “pasar” (dirfa el nifio). Esta idea le per- mite explicar por qué la velo- cidad de la luz debe considerar- se invariable. (Una necesidad que fue un misterio en la exposicion inicial de la Teoria de la Rela- tividad. En el esquema de Abe- le, la velocidad es concebida como una serie de sucesivas “venta- jas” y se van midiendo cada vez velocidades de “paso” mas altas. Construimos Ja funcién audiitva introduciendo un grupo conmu- tativo algebraico y una expre- sién logaritmica. De esta funcién auditiva pode- mos derivar Ja ley de “compo- sicién de velocidades”, de la Teo- ria de la Relatividad. Ademas por la introduccién del concepto de movimiento re- lativo de los cuerpos y conside- rando dos velocidades constan- tes, en la misma direccién, lle- gamos a una expresién para la aceleracién invariable, recordan- do las transformaciones de Lo- rentz acerca de una expresién unica para cuerpos en movi- miento, que comprueba a cons- tancia de la velocidad de la luz, Ciertamente no es de peque- fio interés el estudio psicolégi- co de cémo e] nifo pequefio, es- pontaneamente, se forma.concep- tos de objetos, espacio, tiempe y velocidad, llevandonos a dat una nueva mirada a materias tan profundas como la Teoria de Ja Relatividad

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