Subscribers enjoy higher page view limit, downloads, and exclusive features.
PRISMA: “Alegoria Viva: Marti’ Ahora vemos claro. En Ja pers- / tuvo el presentimiento y también * “Pues, no saben los hombres gqué encargo traen?” MARTI en Musa Traviesa, Por MARY CRUZ del PINO (Miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba). * Este trabajo apareceré este ano en.el anuario del Archivo Nacional de Cuba como una nue- va contribucién al estudio de la obra martiana “El descubrimien- to de una alegoria en el poema- rio Ismalelillo. El genio de Marti hablé en imagenes y eternizé simbolos. Pero hizo mas. Vivid una alego- ria-cuya clave nos entregé muy temprano en la diafanidad del “Jsmaelillo”...jy no supimos 1in- terpretar hasta hoy! La importancia de ese libro— como la de sus “Versos senci- llos” y hasta ia de sus “Versos libres”— fue inadvertida en un principio, quizas por el deslum- bramiento con que su heroicidad de Apdéstol libertario cegé los ojos para lo demas de su obra. Y al “Ismaelitlo”, 4an ligado a su destino de redencion, se le tu- vo por bella, pero intrascenden- dente muestra de carifo pater- nal; y siendo como era, nuevo y distinto en los caminos del ar- te, se le consideré simple vuelta a lo clasico. Pero aquellos juicios a la lt gera quedaron atras. El estudio abrié la puerta al conocimiento de la estética martiana. Maestros en la investigacién literaria re- conocieron aquellas formas ar- caicas como un nuevo modo de ser, un inusitado brotar de ima- genes atrevidas, un conquistar de sencillez enemiga de los ala- ridos y exageraciones del roman- ticismo— del que, en algunos otros momentos, ni el mismo Marti pudo librarse. Aquellas “ma riposas” gue hacian sonrojar al autor y le daban “un poco de vergiienza”— ya explicaremos por qué— havian sido entendi- das :omo obra de arte trascen- dente y no como “cantos man- cos de aprendiz de musa”. Con gu prosa “nueva, alada, ritmica, florecida de imagenes, deslum- brante como pedreria” —que di- Jera su émulo Rubén Dario— ua’ if : WEMISFERIO DOMINGO, 8 DE FEBRERO DE 1958 vino a ocupar el verso de Marti un sitial en el cielo poético de la lengua casiellana. “Le hubiera asombrado— en opinién de Rafael Esténger— que criticos sesudos... tomasen el “Ismaelillo” por la inicial de la renovacion modernista en His- panoamérica” porque “no sos- pechaba que aquellos poemas tu- vieran importancia”. j;;C6mo?! Es cierto que el propio Marti ha- bia sentido un pudor casi incom- prensible al darlos a la luz pw- blica, pero ese pudor, esa ver- giienza a que alude en tantas cartas a sus amigos, no impide que les envie ejemplares del li- bro. jIncongruencia? No. ;Fal- sa modestia, entonces? Imposi- ble en hombre como é1, que pre- eiaba la verdad por encima de todo, y que en su “testamento li- terario” iba a reconocer a su “Is- maelillo” como punto de partida de sus versos “unos y sinceros”, porque los que le antecedian no valian “un Apice, eran “formas borrosas”. Es decir que, para él, ese hi- jo de la emocivn y del arte, era porcién de la unidad caracteris-. .tica de su hacer poético. La ti- midez nacia de algo mas profun- do: era el pudor de la desnudez del alma. Lo que él sabia —por presentimiento— nadie lo sos- pechaba. Aun teniendo “con- » eiencia plena y orgullosa’” de su misién, como adivina Octavio Méndez Pereira, “apenas se atre- via a publicar sus versos prime- ros, los de “Isamaelillo”, porque su vida no estaba atin justificada con obras ”. Muchos autores, sin proponérselo— pero. siendo pro- fetas ellos mis‘nos por fuerza de su condicién poética— han di- cho palabras que puedo hoy usar en caso diverso aunque afin del que les inspiré. Su vida no esta- ba aun justificada con obras. He aqui la causa de aquella modes- tia aparentemente excesiva y hasta inmotivada en quien, como Marti, conocia “esa inspiracién sagrada, esa insensatez divina, es maravillosa paiabra interior que viene hecha y da la ciencia que no se sabe y Ja previsién de lo que no se ve”; pero que no se atrevia a ofrecer abiertamente, “porque su vida no estaba aun justificada con obras”, pectiva, la figura del Grande se nos presenta con sus reales proporciones. Pero aquellos que lo miraban de cerca, sufrieron la natural distorsién con que siempre captamos lo que esta de- masiado proximo a nuestros ojos. Asi, '!a mas belia de todas las ale- gorias martianas quedé sellada en el simbolo. No olvidemos que, para que podamos denominar alegoria con propiedad un pasaje literario, -ha de tener este sentido cabal en si, tal somo aparece en la in- terpretacién recta de su anécdo- dota, al tiempu que puede ser tomado parabdlicamente y en- tendido como ajgo diverso de lo _ dicho, pero sugerido por la rela- cién visible o tacita entre una y otra significacion. Esto se cum- ple en el “Ismaelillo” Como poe- mario del amo” paternal es admi- rablemente concebido y realiza- do. Desde Ja dedicatoria hasta el ultimo versa. es el reflejo de los sentires de un padre_con ¢a- pacidad inusitada para expresar- los bellament2 Es “un juguete”, como para el hijo; “una fiesta” del recuerdo en la distancia, pa- ra el que veia como refugio, con- suelo y agua de purifigacién. Alli esta la vida de) padre que “es- pantado de iodo” halla guarida en lo puro del amor infantil; y la del hijo chiguitin que sin sa- berlo ni proponérselo, es rey an- te el cual su progenitor, como vasallo, “lleva, a modo de caza- dor su jauria, las. pasiones em- bridadas” Es también la procla- macion de su fe “en el mejora- miento humano en la vida futu- ra, en la utilidad de la virtud” y en ese hijo a quien iba dedi- cado. Concuerdan los martistas hoy— y puede ello comprobarse con solo leer los trabajos presenta- dos al Primero Congreso de Es- critores Martiar.os— en que po- seia al Apdsto: la “intuicién del porvenir”, pars decirlo con pa- labra de uno de los congresis- tas Francis de Miomandre, su fervoroso traductor, de quien es también la acertada definicién: “espiritu... de sintesis y profe- cia”. Desde que en Tampa y Ca- yo Hueso llamaron Maestro a Marti aquellos contingentes de hombres y mujeres sencillos, pobres de oro y pobres de cono- cimientos en su mayoria, pero ricos de amor al bien y que su- pieron hacer Patria, se han re- petido felices alusiones a la se- mejanza de su apostolado con el del Predicador de Nazaret. “San- to de América’ le Ilamé Rodri- guez Embil; *“Mistico del Deber”, Lizaso; “profeta”, Enrique José Varona; y supe Dario que “esta- ba en comunién con Dios’ y vio Gil Salguero ea su “santidad ac- tiva” el ‘sacrificio alegre’. “Apés- tol” le llamamos todos. Pero él mismo, que se reconocia disci- pulo del “evanyelio vivo” que fue Jestis, vid en si otro paralelo. El que encontré quiz4s— en sus primeras lecturas de la Biblia— en casa de Sardd cuando, por auxilio de éste y de otros buenos espiritus, logré dejar el infierno de las Canteras de San Lazaro, Para conocer paz— por breve lapso— en seno de familia aco- gedora. Marti se identificd, desde los Primeros esfuerzos literarios con sus personajes de arrebatada patriotismo, almas en rebeldia, corazones con latir de pueblo y de raza. Por eso dice bien el ar- gentino Julio Caillet Bois, antes citado, que Mart{ dejé “atras, co- mo tierra remota, el ambito de lo -meramente literario”. En él fue muy clara la comprensién de los destinos humanos. A los diecinueve anos, en una libreta de apuntes, escribié al hablar de Espronceda que “cometié la falta imperdonable ‘de descen- der de Ja altuta en que nacié”: “. si tuvo el presentimiento, no tuvo la fortaleza”. “No basta na- eer: es preciso hacerse”, Marti la fortaleza para conquistar su meta. Habia nacido para altos fines y digno ‘le ellos se hizo. pn “Abdala” su drama de los dieciséis aflos--. con los primeros vestigios de su aficidén por lo oriental a que haremos referen- cia después— esta Marti: es el nubio. Alli”resuita con toda evi- dencia, en el decir de Francisco Ichaso, el propdsito de simboli- zar :a situacién que entonces vi- via Cuba ta: .como la contem- plaba y sentia el propio Marti, tuyo sentimiento patridtico esta ba ya cuajado”. Y alli, en el tra- gico final, aparece la intuicién profética de su mismo fin. £n el drama sobre la indepen- dencia guatemaiteca, escrito afos mas tarde a peticién del gobier- no de aquella nacién, también esta Marti. Ahora es Martino — ‘oveja que revuelve tremenda sobre-el lobo”, en la cual “Amé- rica renace”’— identificandese a un tiempo con todos los que aspirarén a la liberacién de las patrias americanas, puesto que— no sintiéndoSe extranjero en ningun rincdn de América— “arte era él entre las artes y mon- te entre los montes”, sin perder jamas su identidad de espiritu o de forma. Lo habia recono- cido: “No soy un hombre que ha- bla, sino una gente que protes- ta’ «No es acaso el motivo de toda vida humena para él, “via- je que consiste en llegar al pais que llevamos descrito en nues- tro interior y que una voz cons- tante nos promete”? ;Y cual era ese pais para Marti, sino la con- quista plena de la libertad de su patria que, con la de Puerto Ri- co seria integracién de libertad americana? Lo dijo muchas- veces y de muy diverso modo. Pero, como “hablaba en imagenes, la gente no sabia cuando interpretar en sentido recto su palabra y ¢udne do figuradamente. El vivié tam- bién en una “época mitoldgica” y necesité de las “apologias y vaguedades” de Jesus y los que propagaron su doctrina para ha- cerse entender de quienes de- bia ser entendido. Y dejé los simbolos para que fuesen in- terpretados en los dias, en los anos, en los siglos por venir. Esa’ es la razon por la que puede hoy hablarse de sus pa- rabolas, de su “abundancia. . . caudalosa de metaforas” — con Manuel Pedro Gonzdlez —, de su “lengua . . .relampagueante de imagenes” — con el antes ci- tado Méndez Pereira—, de su “arte eliptico”’ — con Ventura Garcia Calderén, Por eso tam- bién, para llegar a la médula de su decir, hay que penetrar mas alla de la carne de la palabra. “Lo que se piensa es mezquinot lo que se revela es sumo y ar- monico”. ;¥ quién como él tuvo conciencia de ese ir mds allé del signo para llegar al simbolo? “No hay placer como éste de sa- ber de donde viene cada palabra que se usa ya cuanto alcanza”. Habia leido mucho, pero ne se dejé conquistar jamas por lo externo 0 circunstancial. Tomé de las culturas y los hombres en cuyo contacto material o espi- ritual estuvo, lo que haeiéndose parte de si mismo servia al fin altruista a que lo dedicaba. Ma- nuel Bisbé lo ha dicho en mas bella forma: “. . . el agua que brota de su hontanares, no im- porta la veta de donde proceda, acaba por ser agua suya”. En su lenguaje no hay postizos ni dis- fraz. El traje que hubo de ves- tir su pensamiento fue siempre minimo, casi primitivo, diriamos para acercarnos a Federico de Onis en sus opiniones sobre el arte y el estilo martianos que “hacen imposible la imitacién” y a veces dificil la interpreta- cién cabal. Porque no hay que confundir su tropologia con fal- ta de sinceridad. Marti, expresé siempre con verdad su modo de ver y de sentir, aunque por man- dato del arte o por imperative de las circunstancias, debid mur chas veces recurrir a la metafora, Para entenderle hay que ser, co- mo él mismo, augur. Hay que “ver y deducir. , .analizar, pre- sumir, explicar y adivinar’., Lo dice una poetisa, Fina Garcia Marruz: “Todo el secreto de Mar- ti como poeta” — y como hom- bre, como unidad del ser — ha- cer martiano en su integridad, anado yo — “hay que buscarlo en estos circulos cada vez mas amplios de sentido que tienen las palabras sin acaso proponérse- Jo, cuando a través de ese sen- cillo aislamiento que las rodea, creemos percibir lo que son real- mente — que es siempre lo que son mas alla de ellas mismas — esto és, creemos percibir un sim- bolo”. - Bastaran las citas precedentes para dejar en claro que Marti us6 figuras e imagenes a través de toda su produccién literaria, incluyendo en ella cuanto hubo de tomar cuerpo en su palabra, En Ja mas ancha circunferencia, - abarcan ellas todas las voces por é] empleadas, hasta las mas ine significantes al parecer, si reco- nocemos que vivid transubstan- ciado en su arte. Reducidas a las expresiones particulares que persisten a lo largo de su obra, con una misma o varia signi+ ficacion, pero ahondandose, afi- nandose, a medida que el hom- bre se va haciendo martir y.el destino deber,-podemos sefalar algunos: Para él fue copa la tie rra con la efervescencia de la vida; espacio la poesia por don- de viajaban sus dguilas de oro, las imagenes; carcel el cuerpo; ala el afan que exalta, y si rota, el mundo corrompido, sin idea- les; ave el pensamiento; maripo- sas los deseos, los suefos que quieren realizarse; corona’ el triunfo; almohada el descanso; el estimulo espuela. Algunos de sus simbolos, por conocidos, no requieren explicacién, como yu- go, estrella, rey amarillo, ete En no pocos momentos, la me- tafora — sostenida — se vuel- ve alegoria. Pero ninguna como aquella de la que, en un princi- pio, nos dio solamente la clave como titulo de un poemario, el “TIsmaelillo”, y que no supimos . interpretar hasta hoy, a pesar j de los innumerables indicios que fue dejando caer, como Han- sel las piedrecitas en el rastro, para que nos sefalaran el cami- no. iCémo ha sido posible que me cupiera —ja mi!— este jubilo sin limites de interpretarla? Sin salir de mi asombrado conten- to, ofrezco el hallazgo: luna de espejo en el que una vez se miré Marti. ti Los historiadores habian.apum tado fielmente la evidencia. Gom zalo de Quesada y Miranda, en la “Guia para las Obras Comple- tas de Marti (pags. 80 y 81, to mo 70 de esa coleccién,) dai que agradezco a la ‘gentileza d amigo Dr. Emeterio S. Santove nia, Presidente de la Academia de la Historia de Cuba — escri- bi6é refiriéndose al “Ismael Ilo” — dado a la estampa en New York, 1882 —: “. . . es una tierna ofrenda a su hijo Jo sé, a quien bautiz6 en su core zon con el nombre biblico de h Ismael, hijo de Abraham y + Agar, por significar ser fuerte contra el destino”. Jorge Majiach, en su discurse “El Ismaelillo, bautismo poét> co”, en un homenaje péstumo de Ja Academia de la Historia al hijo del Apéstol — publicade en folleto por esa Institucién — se’pregunté: “;Tendria ese fom do biblico algo que ver con ob bautismo literario de Pepito Mar ti? En tal caso, gqué recéndita asociacién fue la que se estable- cié en la creacién poética?” B hizo pertinentes referencias a lag ilustraciones de la primera ed: cién del libro, imagenes orienta ' . (Pasa a la Pagina SEIS) ae DE ‘