Diario las Américas Newspaper, April 21, 1957, Page 23

Page views left: 0

You have reached the hourly page view limit. Unlock higher limit to our entire archive!

Subscribers enjoy higher page view limit, downloads, and exclusive features.

Text content (automatically generated)

S bueno para los amigos 21 estar juntos; y cuan- ‘io la distancia lo hace mposible, es bueno sen- tarse a escribir una car- a los amigos. Me encuentro en humor de re- eordar, esta manana. Ha hecho calor aqui en Nueva Inglaterra; mas calor que en Caracas —al menos, me lo parece, porque el calor aqui es como menos “civi- lizado’.’ . . ., mas fiero. . ., es- pecie de invasor extranjero (aun- que viene cada verano)—, mien- tras que en vuestras tierras tro- picales, por estar casi siempre presente, el calor se ha humani- zado. Y me siento ne medio de recuerdos de mi vieja amistad con la América hispana. Si es verdad que mi obra ha encon- trado mucha simpatia, aun amor, en vosotros, la razén la veo cla- Ya: es porque habéis respondido a mi amor hacia. vosotros. Es muy dificil no responder al amor con amor. Pero jpor qué os amo? Creo que es porque amo la vida, y en la América hispana siempre he sentido una humanidad, una relacién natural, pura, de sus hombres y mujeres con la vida misma. Nunca os he idealizado, Jatinoamericanos; estais llenos de defeetos y debilidades y vicios (como todas las” criaturas de Dios). Pero habéis preservado profundamente ciertas leyes ba- sicas de Dios. Hablo de “leyes” mas hondas que las escritas en los cédigos., A diferencia de mu- cha gente del mundo de hoy, vo- sotros no habéis perdido contae- to con vuestras raices de huma- nidad; con la misteriosa verdad de que _ todos los hombres son hermanos porque todos los hom- bres son hijos de Dios. Podriis renir unos con otros, podreis ser crueles e injustos cuando os po- seen la codicia o la lujuria. Pe- ro nunca habéis perdido esta ba- sica verdad de vuestro ser, y le dais vigencia en vuestra existen- cia cotidiana: en vuestro arte po- pular, en vuestras intimas rela- ciones reciprocas y con el suelo. Creo que ésto es lo que senti Ja primera vez que vi hombres y mujeres de la América hispa- na. Nunca olvidaré aquel dia. Hace mucho tiempo —fue en 1918—. Entonces no sabia una palabra de espanol; nunca ha- bia leido un libro espanol (ex- cepto Don Quijote, traducido); conocia Europa, hablaba fran- eés y aleman, y estaba bien ver- sado en el arte clasico, no sélo de Grecia y Roma, sino también de la India. Pero el mundo -es- panol no significaba nada para mi. Era poco estudiado en nues- tros colegios y escuelas. Se supo- nia que Espana habia hecho un gran servicio al suministrar las earabelas de Colén,. y eso era to- do. Los anglosajones, se supo- nia, se habian encargado de lo que era “importante” en las vas- tas tierras americanas, y no ha- bia que preocuparse por “el res- to”, por lo que habia estado acon- teciendo en los paises situados al sur de la “frontera”. Bien; en aquel verano de 1918 viajaba yo por el sudeste de mi propio pais. Me encontraba en _ una ciudad Jlamada Pueblo, en el Estado de Colorado. Fuera de - Ja ciudad habia una gran fundi- cién de avero y, teniendo una hora libre, decidi tomar un au- tobus e ir a echarle una ojeada. El! autobus estaba lleno de hom- - bres que iban a trabajar en la fundicién, y eran mexicanos; tra- bajadores pobres, que hablaban un lenguaje que yo no entendia. Sin mas que hacer, los contem- plaba mientras haciamos cami- no. Y senti algo acerca de ellos. Es ésta una frase vaga — a propésito—. No tenfa idea de qué era lo que sentia. Pero me alentaba y me arrastraba. Una humanidad honda y silenciosa y una fuerza inarticulada, una terneza, un sufrimiento. . ., pa- recian fluir de esa gente y pe- netrarme, haciéndome sentir cer- cano a ellos. Meencontré son- riéndoles; y al mirarme y ver mi sonrisa, ellos sonrieron tam- bién y me encontré con que nos estabamos sonriendo juntos. Fue precisamente este “‘sentirse jun- tos” lo que me conmovidé. Ello no tenia nada que ver con una cultura, una teoria, un dogma o una religién (en realidad, yo no participaba de su religion). Un campo calido, magnético, exis- tid de repente entre nosotros. La vieja perogrullada de que “todos los hombres son herma- nos” de repente tenia significa- do! No se cruzé una palabra en- tre nostros; estabamos sentados en silencio. Pero hubo una es- pecie de aceptacién de mi por ellos y de ellos por mi. Me per- caté, al sonreir a estos mexica- nos desconocidos, de que habia lagrimas en mis ojos y de que habia amor en mi corazén. Es cosa admirable ser capaz de amar. El hombre sabio no hace oracién para que sea ama- do; ruega que pueda amar. Aquel viaje duré quiza media hora. Lue- go, el autobis se detuvo cerca de una masa de descollantes edi- ficios con chimeneas que lanza- ban un espeso humo negro al cielo azul Los mexicanos baja- ron y eniraron en aquel infier- no industrial de. paredes de la- drillo para ejecutar su trabajo de mano de obra. Nada les ha- bia ocurrido en aquel viaje he- cho por azar con un yanqui que sonreia extranamente. Pero ha- . bian modelado mi vida. Porque, mientras hacia el via- je de regreso a la ciudad en el autobuis vacio, empecé a pensar. Aun no sabia nada del signifi- cado de e€sa hora accidental. Sé- lo sabia que estos mexicanos — pobres hombres comunes, ni me- jores ni menos estipidos que la mayoria de los hombres de la mayoria de las razas—, a través de su personalidad, poseian una calidad humana que necesitaba comprender. Todas las criaturas son portadoras del mensaje del misterio de la vida; pero algu- nas lo transmiten mas directa- mente, mas punzantemente, mas puramente que otras. Asi, una flor, para mi, tiene tal mensaje inmediato —o un imfante—. Su belleza es para mi una revela- cin muy intensa. Cuando miro una flor, sé que hay Dios y que lo que yo llamo “belleza” es sen- - cillamenie mi sentido de Ja re- lacién con Dios. Bueno; algo de ésto me habia ocurrido en mi encuentro con los mexicanos. No era que ellos fuesen diferen- tes, esencialmente, de los hom- bres que podria ver en un “Me- tro”, de Nueva York o en las calles de Paris y Berlin. La dis- tincién estaba solamente en la intensidad y en la pureza de su mensaje. De modo que empecé a tratar de representrmelo. Las lagri- mas que habjan acudido a mis ojos, el amor que habia sentido, demostraban mi gratitud. y jqué podia significar esa gratitud, si- mo que aquellos mexicanos me ha- bian dado algo que necesitaba? Eso era todo cuanto sabia, de momento —excepto, tal vez, que también sentia yo oscuramente que lo que aquellos mexicanos tenian, y que yo necesitaba, le necesitaban también mis compa- triotas y todo el mundo “mo- derno”. Empecé a reflexionar sobre ellos y a estudiarlos: a esos his- panoamericanos, raza de pueblos de dos sangres, la hispanica y la india. No sabia nada mas, pero resolvi aprender. Y éste, fue el comienzo de mi interés por la América hispana. Me llevé a Espafia, a Africa del Norte, luego a México y Su- damérica. Pero entonces supe algo de la historia de los mun- dos .. . indio, africano, asiatico, europeo. . ., que habian creado la América hispana, y de su vida actual. Lo que aprendi y lo que experimenté en mis visitas corro- bor6é poderosamente mis prime- ras intuiciones en aque] autobus de Colorado. Hay aigo en el hombre, algo DOMINGO, 21 DE ABRIL DE 1957 esencial acerca de su relacién con todos sus hermanos y con el cosmos, que todos necesita- mos para nuestra salud. Las na- ciones que desde la Revolucién Industrial han vivido pegadas a la maquina y a la filosofia de la maquina, estn en peligro de per- der este “algo”. Encontré que vuestro mundo hispanico toda- via lo tiene. Y encontré que se- ria buena cosa hacerlo ver cla- ro a mi propio pueblo; revelar- le lo que le falta y lo que ne- cesita. Porque de otro modo, to- da nuestra cacareada civilizacién de racionalismo y tecnologia, lo daba por seguro, sélo podria con- ducir al desastre. Como ia mayoria de los ame- ricanos -—-en verdad, como el pueblo mas decente del mundo —, yo creia en lo que llamaba “democracia”— con lo que que- ria decir, no una forma parti- cular de gobierno, sino la acep- tacién de Ja verdad de que todos los hombres son hermanos y por lo tanto acreedores a la justicia a la libertad de oportunidad y derechos iguales—. Pero siendo joven aprendi muy pronto que las raices de la democracia de ben ir mas a fondo que las ins- tituciones politicas. Estas insti- tuciones son importantes, ma- turalmente; pero a menos que estén nutridas por sanas raices, aunque Jas mejores iran por mal camino y se volveran estériles. Adverti que hay cierta ingenui- dad en la mayoria de los crit cos de las instituciones politicas cuando se imaginan, si encuen- tran que la democracia no mar- cha bien en su pais, que la pue- Una sociedad es como un rbol: cha bien en su pais, que la pue- den mejorar basicamente con s6- lo reformar las _ instituciones. Una sociedad es como un Arbol: erece de sus raices, y solo si las raices estan firmes en buen sue- lo crecera el arbol firme y alto. Aprendi que las raices de la democracia eran sanas en el mundo hispanico, y ésto era lo que habia sentido vagamente en aquel viaje en autobus. Toda _ Europa, creo, tenia raices asi en la edad medieval cristiana; y ciertamente de estas raices (he tratado de explicar el cémo en muchos libros) crecié todo el pro- greso moderno: la conquista de América, el Estado democrati- co, Jas leyes del trabajo, la cien- cia, la conquista de la natura- leza por la ténica, etc. Después algo se torcié en nuestros paises llamados progresistas. Estuvie- ron gastando todas sus energias en Jas superestructuras —las ra- mas, los frutos del Arbol— en tanto que las raices empezaron a sufrir de negligencia y des- nutricién. Vi en todas partes las enfermedades de esta desnu- tricién, pero particularmente en mi ciudad natal, Nueva York, con su vida monstruosamente meca- nizada, que ha suprimido de la experiencia humana el sol y el suelo y el yo. Resolvi hacerme lo que podria llamarse “un mé- dico de raices”. Y encontré que en mis estudios podia aprender mas y mas de la América his- pana. Los conquistadores espafioles cometieron muchos crimenes de codicia y explotacién. jPero ha- bian realizado un milagro crea- dor, a pesar de todo; porque ha- bian permitido que muchos pue- blos de su América —indios, afri- canos, asidticos, europeos —con- tinuaran viviendo cultural y es- piritualmente! A causa de la cadtica riqueza todavia sin desarrollo, de vues- tros elementos étnicos y las he- redadas dificultades de comuni- cacion en vuestros inmensos pai- ses, habia muchas razones para que transcurriera largo tiempo antes de que los paises latino- americanos reslovieran sus pro- blemas especificos de democra- cia econémica y politica. Pero en vuestro sentimiento por la de- mocracia racial, habéis demos- trado que vuestras raices eran HEMISFERIO sanas. Nosotros, los del Norte, teniamos mucho que daros; pe- ro en esta profunda raiz de la materia, vosotros teniais mucho que aarnos a nosotros. Esta re- velacién basica de mas de trein- ta anos jamas me ha abandonado. Le ocurre a veces a un joven afortunado que se encuentre con una mujer y sea atraido por ella. Piensa que quizas tendra “una aventura” y que luego con- tinuar& su camino. Pero la rela- cion casual se ahonda y se con- vierte en una relacién para toda Ta vida. En mi encuentro con la América hispana y en mi tra- bajo vitalicio de “médico de rai- ces” he tenido esa suerte. he que al principio crei seria uma “aventura amorosa” casual y fa- sajera, se ha convertido en n‘e- trimonwio. Mucho de lo que ®e visto en la América hispana Me ha herido proundamente; de#a- pruebo mucho de ello; muc&o lo odio también. Pero la riqu- za espiritual de vuestro munde, levantandose de las fuertes rai- ces de vuestra democracia racAl ha sido para mi un alimento irs- gotable. Aquella temprana int*i- cién en el autobis de Colorado ha sido mi constante iluminaci‘a. FOTOGRAFIA LATINA “LA CASA DE LAS NOVIAS” Latina de Miami, ofrece sus servicios durante 24 horas. Fotdégrafos latinos. Precios ajustados a todos los bolsillos y presupuestos. ESPECIALIDADES EN BODAS, NINOS, COLORES Y TODA CLASE DE FIESTAS. Llame a los teléfonos FR 4-3647-FR 9-6775 y pida todor los informes que desea y ser4 complacido. También obsequiamos completamente gratis, uno preciosa foto 8 x 10, a todos los suscriptores del DIA- RIO LAS AMERICAS. INTERNATIONAL PHOTO STUDIO 1602 S. W. 8st. MIAMI, FLA. Alfredo W. Gort, el fotégrafo de moda en Ja Colonia UNA VENTAJA MAS QUE TIENEN NUESTROS SUBSCRIPTORES CON SU RECIBO DEL MES EN CURSO TIENE UD. DERECHO A UNA FOTO, TAMANO 8 x 10 ABSOLUTAMENTE GRATIS EN LA FOTOGRAFIA LATINA INTERNATIONAL PHOTO STUDIO 1602 S. W. 8 ST LLAME UD. AL POPULAR FOTOGRAFO WILFREDO GORT AL TEL.: FR 4-3647 Y DIGALE LA HORA Y DIA QUE IRA A HACERSE SU FOTO Diario Las Américas jUN PERIODICO LOCAL HECHO PARA UD.! “EL PERIODICO QUE LE AHORRA DINERO” PAG. 9

Other pages from this issue: