Diario las Américas Newspaper, October 28, 1956, Page 21

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; - bert Burns; ' elemental. HARRIET B. STOWE 6g ae »ntinentatl— Autora de ‘La Cabafia del Tio Tom’ Nacié el 14 de junio de 1811 esta escritora norteamericana, en el pueblo de Litchfield, Connec- ticut. Recibié la influencia direc- ta de su padre, quien era un vir- tuoso predicador, y un hombre de letras al mismo tiempo. Sus primeras lecturas fueron los po- emas de Sir Walter Scott y Ro- mas tarde Byron ejercié gran influencia sobre ella, segin cuenta en sus pagi- nas autobiograficas. Oyendo a su padre hablar de los problemas de la esclavitud norteamericana, con motivo de la custiénd’ e Missouri y los. limi- tes que se intentaban poner al avance de la servidumbre en ios nuevos estados nortefios, Harriet comenz6 a interesarse vivamente por los sufridos africanos. _Sus lecturas de latin, y el es- tudio de Jos clasicos romanos, no le impidieron desarrollar una vocacion por las cuestiones de su nativo pais. Asi, pues, apenas te- nia veinte afios cuando escribe un texto de geografia de los Estados Unidos, que recibe cali- da acogida en diversas escuelas aa pais. En 1836 se casé y pasé a vi- vir al estado de Ohio. Desde su ‘ciudad solia trabajar por la cau- sa abolicionista, y cooperar con las organizaciones anti-esclavis- tas del norte. En Cincinnati, donde residia, tuvo la ocasién de ver los desérdenes provoca- “dos por los partidarios del Sur, con motivo de Ja caceria de es- clavos fugitivos Nlegados a, esa ciudad. En 1850 fue invitado su esposo a desempefiar una catedra en la Universidad de Bowdoin, Maine, y alla fueron los dos a vivir. Ya para esa fecha habia ella madu- rado su talento y habia adquiri- do suficiente conocimiento de la situacién imperante en los esta- dos esclavistas de. la Unién, co- como para formar un juicio eorrecto de aquel grave proble- ma de la esclavitud. En una publicacién periddica de Washington, D. C., publica por partes su famosa novela “La Cabafia del Tio Tom”. Entonces nadie le presté mucha atencién. La revista se llamaba “National Era”, y los ccapitulos fueron apareciendod esde junio de 1851 hasta abril de 1852. En esa no- vela exponia la sefiora Stowe los sufrimientos de los negros es- clavos, el estado social de aque- las regiones donde imperaba el sistema, y el trato que recibian los pobres siervos. Cuando el libro aparecié como tal, en una editorial de Boston, ese mismoa fio de 1852, el publi- co le dio tal acogida que fue ne- cesario preparar sucesivas edicio- nes sin demora. La redaccién de Mrs, Stowe no era precisamente depurada. Sus manuscritos fue- ron revisados y corregidos por manos amigas empefiadas en ayudar a la talentosa escritora, euyo estilo literario no era, pre- cisamente, el mds acabado. Lo que valia en: su obra era el sen- timiento voleado en ella, la bue- na fe de contribuir a que termi- nara en su libre pais una insti- tucién tan reprobable. En un afo se vendiéd mas de medio millén de copias, solamen- te en los Estados Unidos. Y a po- co sé tradujo en casi todos HARRIET B. los idiomas mas importantes del mundo civilizado. Su libro pro- vocé tantos comentarios, ataques, recriminaciones e insultos, que en 1853 se vio ella precisada a publicar otro libro, titulado “La Clave de la Cabana del Tio Tom” donde presentaba los hechos y documentos sobre los cuales ba- saba sus aseveraciones y crite- rios. La tarea que rindié con esta obra, y las solicitudes que reci- bid para que estimulara la obra abolicionista, le resintieron su STOWE 1811- 1896 salud al extremo de obligarla a retirarse algo de la actividad li- teraria y social. Sin embargo, si- guid escribiendo y dio a la es tampa varias obras de caracter social, descriptivo y de ficcién, aunque nada superé en fama y popularidad a su libro cumbre. Abraham Lincoln, al serle pre- sentada en una recepcién ofre- cida en la Casa Blanca, le dije estas palabras: “zCémo pudo una mujer tan pequefita provocar con su libro una guerra tan gran- de?”. eR BE BB BD Pb bbb bbb bbb bbpppbbbpbpppbbbbbbhbbbpbbbbbbbbbbbbPbpHpppPPpbbbb bb HH PPP ppb pbpbpbbr Lotubbnnnnuunnnnnnenunnee) EL MARCIANO (Viene de las Centrales) y una capa de aislamiento con fibras huecas, . El roce que pro- duce eleva la temperatura, des- de luego, pero el mismo calor genera frio y se compensa... Es muy facil... —Eso si que no lo entiendo. —jEs usted mec4nico. . .? ;Sa- be algo de fisica...? —No; la verdad. Soy contable —Es lo mismo. Para algo tan Sabra usted que si coloca un metal sobre una Ilama, se calienta hasta ponerse al rojo y luego blanco. Puede hasta fun- dirse si el grado de.< . —Es verdad. —Sin embargo, ustedes tienen ya unos aparatos de refrige- racién que funcionan por medio para_y se pone en marcha un me- canismo que genera frio. —También es cierto. Yo tuve una... —iQué mas quiere saber. . .? Le dije que ustedes andan ensa- yado cosas que nosotros resolvi- mos hace muchos ciclos. Pero, con la ayuda de nosotros. . . iQuiere darme la gasolina? —jAh! Perdone. . . Lo habia olvidado. Tal vez sus compaiie- ros estaran impacientes. ;Cuan- tos son? —Tres unidades y media. —jiMedia? —Los. . .repuestos. . .jsabe. . ? No se preocupe. Para ellos, aho- ra, el tiempo no existe. Eso que ustedes llaman un minuto, una hora, un ano. es lo mismo —Eso si que me parece incom- prensible. de calor. Se enciende una 14m- —Estan desconectados, Como si fuera. . .en sueno. . El des- gaste es minimo mientras estén asi Cuando llegamos al garage mi acompanante contemplé un mo- mento el carro y me hizo una ob- servacion. —Los autos son artefactos an- ticuados ya. Lo que hacen uste- des con el petréleo es un derro- che. Todavia no saben aprove- char la enorme fuerza de las co- sas; de la vida misma, que tam- bién destruyen. Mientras llenaba de gasolina una botella mi visitante me hizo una pregunta que me ha hecho eavilar. —iSabe usted cuanto tiempo tiempo de ustedes tardaron en inventar la rueda? ;Sabe us- ted que hubo civilizaciones que i fobtbleehicsacie eit pee —~ Seguridad para Sus Ahorros . / Dividendos Pagados Dos Veces Al Alo First Federal Savings de Miami ¢s la Asociacién Federal de Ahorros y Préstamo: mAs antigua en América, y una de las més grandes y fuertes en la nacién. Tiene sobrante y reservas de mAs de 10 millones de délares. Tipo Actual del Cada cuenta de ahorros en el First Federal esta asegurada hasta $10,000 por una agencia del Gobierno de los Estados Unidos. Su dinero esta seguro’en el First Federal y no esta sujeto alas fluctuaciones de la Bolsa. Mantenemos grandes cantidades en efectivo y siempre hemos pagado retiros immediatamente. Usted pucde hacer sus transaciones- DOMINGO, 28 DE OCTUBRE DE 1956. and ioe Association of Miami W.H. Watxer, Directive OPICINA PRINGIPAL—100 N.E.Avenids ira + Miami 32, Floride) 32% al afio ¢N persona o por correo. Le invitamos* a escribir por m4s informacién. Recursos de mds de 175 Millones de Dolares wy ene aldecg Wipe =! he iy die HEMISFERIO no la conocieron? jLa rueda! iComo vivirian ustedes sin eso? Piénselo. —jLa rueda. . .? —Si. Eso tan sencillo. Pues tan elemental como eso, son otras cosas que Jes falta descubrir auin. —jPuedo acompafiarle? — pregunté mientras le entregaba la gasolina. —Si quiere... Vamos. Mientras saliamos hacia la ca- rretera quise aclarar otra duda. —iVolvera usted mismo por aqui? ;Nos encontraremos: otra WOE ot —No. Es posible que yo sea enviado nuevamente en otra ex- ploracion, o en un viaje definiti- vo. Pero seria con otro aspecto. Usted no me reconoceria, ni yo a-usted. Al renovar la valvu- la que estoy utilizando quedaria rota toda comunicacién y yo no he registrado sus palabras. Me falta el equipo. —jComo son ustedes alla. . .? éQué aspecto tienen. ..? —No existe uniformidad. No puede haberla, pues ‘seria perju- dicial. Cada unidad mantiene la forma que requiere su funcién. Algo parecido pasa aqui, téngalo en cuenta. Un atleta, un trabaja- dor manual. . .Son estructuras fisicas distintas, impuestas por la necesidad. . . —Pero. . .{no son. . impresio- nantes? Para nosotros, quiero decir , —No lo creo. Ademas, ustedes se estan acostumbrando ya a ver cosas que antes Jes hubieran de- jado aténitos. Buzos con extra- fo atuendo, aviadores con ropas fantasticas para vuelos estratos- féricos, operarios que manipulan materiales radioactivos con bra- zos metalicos. . . —Si; pero, eso es solo su apa- riencia. En realidad, somos todos iguales. —En realidad. . .quizA también nosotros, aunque mucho mas per- fectos, ya le dije. Pero, usted me, preguntaba, precisamente, por Ja apariencia. . .Ademas. . . no se preocupe mucho por eso. Dentro de muy poco tiempo, aun de] tiempo de ustedes, nuestra sé qué pensar. 2.°!'8 presencia en la tierra sera ¢con- siderada algo normal. Esta em- pezando a formarse ya un am- biente propicio y cuando suceda, no llamara tanto la atencién. Si acaso, al principio, y a gentes po- co dispuestas a aceptar las rea- lidades nuevas que chocan con viejos conceptos. . . En este momento me alcan- 20 la voz de mi hijo que se-acer- caba por la oscura carretera. —jPapa! j;Papa! Dice mi mam& que vayas a comer! . —Aléjelo — me ordené mi vi- sitante — El sabe quien soy, y ne conviene. . . —iQue él] sabe? — pregunté sorprendido. — Cémo va a sa- Ber. sd La respuesta me llegé con el brillo de una sonrisa. —Antes, cuando. usted llegé, le oi decir que yo era. —Ah, si. Pero, eso No puede seguir porque mi acompanante se alejé rapido en la noche, y di la vuelta lamen- tando la interrupcién que me privaba de ver el aparato en que viajaban los marcianos. —Ya voy — dije al encon- trar al chico. —{¢Se fue ya ese sefior? — me pregunt6 mientras marchaba- mos hacia la casa camindnde lentamente. —Si. Ya se marché. —Era un marciano, ;verdad? Al advertir el tono en que mi hijo hablaba, con palabras sin te- mor alguno, ni sorpresa siquiera, recordé el pronéstico escuchado y pensé que en efecto, todo ter- minaria por parecer cosa natural dentro de poco. —Si, hijo, si. Era eso. . .un marciano. Seguimos andando, silencioses ambos, y las luces de un carro que asomé por Ia curva de la carretera nos iluminaron el tra- yecto hasta llegar a la entrada de Ja casa. Tal vez fuera algun vecino, pues creo que alguien sa- lud6é al pasar; pero era un au- tomévil que yo no conoeia y muy Tuidoso, por que el conductor lo aceleraba mucho como si tu- viera dificultades con el carbura- - dor 0 con la bomba. Y, después de todo. . .aquello de Ios fésfo- Tos. . .si’no tenian lampara pa- ra alumbrarse mientras ponian la gasolina. . La verdad, es que no Pagina 9

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