Diario las Américas Newspaper, April 6, 1958, Page 18

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* ALAS SOBRE “ARRIBA, SIEMPRE ARRI- BA”, fueron las Ultimas palabras que pronuncié Jorge Chavez de- Jante de un sacerdote y de unos pocos amigos intimos en el hos- pital San Biogio de la pequeha ciudad italiana de Domodossola, Era en Ja mafiana del 27 de se- tiembre de 1910. Cuatro dias an- tes, el 23, ese muchacho habia atravesado Jos Alpes por prime- ra vez en la incipiente historia de la aviacién mundial de en- tonces. El] hambre de inmortalidad se traduce muchas veces, como quie re Unamuno, en la misteriosa apetencia de la gloria. Por re- ehazo de la muerte se busca la muerte misma, Tal es la para- déjica condicién humana. “Para eso hemos nacido: para vivir de nuestra muerte”, segiun el pen- samiento de un compatriota del aviador, César Vallejo, poeta tras cendental, lo que es una forma noble e inyencible de seguir vi- viendo,. como lo demostré la muerte de Jorge Chavez. En los dias que corren acepta- mos, no ya como acontecimiento posible sino hasta como ‘suceso rutinario, que hagan la ronda de la Tierra satélites~ construi- dos por la mano del hombre. Aguardamos para muy pronto la noticia del primer viaje a la luna, Acaso estemos, por lo tan- to, en Ia tentacién. de despre- ciar como juego. de nifios la pri- mera travesia aérea de los Al- “pes. {Qué poco significa la barre- ra de los Alpes, arrugas del mi- nusculo paisaje europeo, cuando hace ya.tiempo que se ha fran- queado la barrera del sonido! Pero el 23 de_septiembre de 1910 no hacia atin viete anos completos que se habia alzado en vuelo el rudimentario arte- facto aeronadutico de los. herma- nos Wright. El. ao anterior, el 25 de junio de 1909, Blériot ha- bia ganado celebridad indiscu- tible al unir en avion- el Canal de la Mancha. Sin estos hitos, iniciales en la historia de la avia- eién y en consecuencia los mas dificiles, no llegdria a habef ja- mas viajes interplanetarios, co- mo ciertamente no habria. zivi- lizacion si algun troglodita efi- caz aunque anénimo no hubiera descubierto el principo elemen- tal del fuego. Y alli estaban los Alpes. Ha- bia que conquistarlos. A la sa- zon, ya los aviones se remonta- ban a dos y hasta tres mil me- tros, y recorrian increibles dig- tancias de ciento y tantos kilé- metros. {Seria posible atravesar la cordillera? ;Vencer el formi- dable paso del Simplon? ;Sobre- vivir al desafio de las montanhas y al embate de los vientos? Bl Touring Club de Italia ofrecié setenta mil liras de premio a quien partiera de la ciudad sui- za de Brigue, cruzara los Alpes por el Simpl6n, aterrizara en Do- modossola y siguiera hasta Mi- Jan. Jorge Chavez fue de los pri- meros en inscribirse. Junto a su nombre aparecian los de Catta- neo, Mollien, Laubran, Magenta, Paulham, Martinent, Tabard, Ra- vetto, Metrot, Niel, Andemars, Dufaux, Paillete, Taddeoli, Wey- mann, etc., etc., todos pioneros de la aviacién. Pero jquién era este aviador Chavez de veinti- trés anos, al que justamente el periddico italiano Il Dovere, en edicién del 15 de setiembre, se- fialaba como proble vencedor? Como el ilustre escritor Ven- tura Garcia Calderon, Jorge Cha- vez era un peruano nacido en Paris. El hecho ocurrié el 13 de junio de 1887. Sus padres don Ma nuel Chavez y Moreyra, y dona Maria Rosa Dartnell y Guisse, ambos peruanos, emigraron a Francia en 1884, a poco de con- eluir la Guerra del Pacifico. Va- rios de los cinco hermanos de Chavez viven todavia, y tomaron parte en las ceremonias realiza- das en septiembre pasado a raiz de la lMegada de los restos del héroe a Lima. Chavez era peruano no sola- mente por la sangre; no sola- mente porque su padre lo ins- cribid en los registros del con- sulado del: Peri en Paris; sino sobre todo porque personalmen- mente se sentia y queria ser pe- ruano, Amaba-a la patria que no conocia con ese amor tortu- rado y apremiante cuya-melan- célica dulzura conocen mejor que nadie los desterrados y los au- . Sentes. Como todos los nifios pe- ruanos aprenden en la escuela, Jorge Chavez habia grabado en Jas alas de su avién los colores rojo y blanco de la bandera na- cional. No perdia ocasién de rei- vindicar su nacionalidad. “Soy peruano”, decia después de cada uno de sus triunfos. Una vez di- rigid una carta rectificatoria a un periddico-de Manchester que lo habia presentado como fran- cés. Ya lemprender su hazata decisiva, pensé en ofrendarla a pecagel ps ee y fabuloso, que es: el suyo y del que con tanta Historico Vue! Venezolano . Por ENRIQUE | > Sigh eels aa iastade %* Reproducido * “Américas”, re ce Panamericana habia ofdo hablar en el hogar. Por el lado materno descendia del Almirante Jorge Martin Gui- se, héroe de la independencia y fundador de Ja Marina de Guerra del Pert. Guisse fue el] segundo de Lord Cochrane en la expe- dicién libertadora de José de San Martin. Seguin relata Ricar- do Palma, decididos a batirse so- bre el puente de mando de un navio enemigo, Guisse y Cochra- me abordaron y. capturaron el buque espafiol La Esmeralda, surto en la bahia del Callao. Al eabo de los afios, de modo indi- recto pero no menos efectivo, Chavez, bisnieto del Almirante Guisse, fundaria la aviacién pe ruana. Se educé en la Ecole Sainte Marie y en el Lycée Carnot. Era un nifio alegre y vehemente que cultivaba una intensa aficién por el dibujo y las vigorosas practi- eas atléticas. Hasta el claustro colegial lleg6 el rumor de las hazafias de los Wright en Esta- dos Unidos, y de Blériot y De- lagrange-en Francia. La imagi- nacién de Chavez quedé en de- finitiva capturada. Siguié cursos en la Ecole d‘Electricité et de Mécanique Isssieeeelleeese ma- triculé por fin en Ja Escuela de Aeronautica, establecida en Pa- ris por el aviador Farman. jAvia- dor? La noticia debié conmover la patriarcal tranquilidad del ho- gar de los Chavez. Por aquellos tiempos, la aviacién no era te- davia una profesién; era apenas un deporte y en mucho mayor grado que ahora, un tragico ejer- - cicio. Inicié el aprendizaje en di- ciembre de 1909. Entré febrero de 1910, cuando por primera vez se elevé solo en un biplano Far- man, hasta el 23 de-septiembre de ese mismo afio, gané un pre- mio de cinco mil francos en el concurso aéreo convocado en Biarritz; en Niza, su avién ge precip!té en el mar, y él se sal- v6 por milagro; participé en la semana de aviacién’ de Rouen; gano otro.premio de nueve mil francos en Tours; batié la mar- ca de altura en Blackpool, In- glaterra, remontdndose a 1,800 metros el 3 de agosto; y el 8 de septiembre volvié a sobrepasar la marca, elevandose esta vez a 3,- 600 metros. Todo en el angosto lapso de siete meses. Diriase que, consciente © sub- eonscientemente, Jorge Chéves * inglés, espafiol FAIA DIAAHAAK vivia poseido por Ja premura con- junta de la muerte y de la glo- ria. No hubo proeza que lo sa- tisfaciera. No hubo concurso en el que no interviniera. No huboe limite que no deseara trascen- der. “Arriba, siempre arriba...” Estaba ya listo, por lo tanto, pa- va enfrentarse a los Alpes. De-

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