El Sol Newspaper, September 19, 1952, Page 3

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Don Miguel Hidalgo y Costi- llas, como antaño Cortés, puso su grandiosa empresa bajo la pro tección de la Virgen; sólo que a- hora era una Virgen de entraña- ble significación para el pueblo mexiano: era la Virgen de Gua- dalupe, la virgen de Juan Diego la Virgen de la nueva nación. . La imagen que sirvió de pri- mer estandarte de la Indepen- dencia, fué la que existió en la sacristía de Atotonilco el Gran- de (Guanajuato). Morelos mantuvo en sus ense- ñas la imagen de Na. Sra. de Guadalupe, pero añadió una in- signia rectangular de color azúl pálido y un águila coronada, en el centro; colocada de medio per fil sobre un. nopal situado enci- ma de un puente de tres arcos. Debajo de estos arcos se veían estas tres letras: V. V .M., que querían decir: “Viva la Virgen María”. Es digno de notarse que en ninguno de estos estandartes a- parecía el color verde; pero en el de Morelos, entra el águila so- bre el nopal, que envuelve evi- dentemente la idea de represen- tar al elemento indígena. Una Niña Llegó al Matrimonio de los Esposos Bogart HOLLYWOOD — La actriz Laur- en Becall, esposa del hombre ru- do de la pantalla, Humphrey Bo- gart, dió a luz su segundo hijo, esta vez una niñita q' pesó seis libras y cinco onzas. Se le bau- tizará con el nombre de Leslie, en honor del amigo de Humph- rey, el finado actor Leslie How» ard. A JAMIE? Photographers Especial Atención en fotografías de NOVIOS 324 WEST CULVER Phoenix, Arizona Se Especializa en fotografias . de Bebés y Niños FRONTIER AIRLINES Vuelos Rapidos a MEXICO Por Medio De Aeronaves de Mexico MEXICO D.F. ACAPULCO TEPIC MAZATLAN GUAYMAS HERMOSILLO Trasbordo en el campo de aviacion en Nogales. RESERVACIONES Telefono 2-3489 FRONTIER AIRLINES MODERN TRANSPORTATION FOR THE ROCKY MOUNTAIN EMPIRE SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE "LA RAZON DE MI VIDA” Por EVA PERON XII — EL APRENDIZAJE ¿Puedo seguir hablando de Perón? Aunque alguien diga—;¡y vaya si se ha dicho! —que eso no es elegante ni es inteligente, tengo que sazuir haciendo el eloio de mi Líder. ¿Quién si no podrá hacerlo bien? Yo le conozco como mujer y como peronista; le conozco en su msiión de Presi- dente y en su vida hoareña; sé cómo trabaja y cómo descan sa, cómo habla y cómo calla, cómo goza y cómo sufre. Co- nozco sus pequeños gestos, esos pequeños gestos que sólo dueden nacer de las grandes almas. Yo sería desleal con mi pueblo si no halbase de él. Por otra parte, nadie pueden pensar quemi elogio tenga algún interés. Ya de él he recibido todo cuanto podría pretender; mu- zho más de lo que yo merecía. Y no es por gratitud tam>oco que siempre hablo de él, an todas partes, en todos mis discursos y en todas mis con- ersaciones sin ninguna excepción. Hablo de él simplemen- e por necesidad, por la misma razón que los poetas hacen versos y las rosas florecen. . Recuerdo cómo él, por ejemplo, fué enseñándome su loctrina, mostrándome sus planes, haciéndome conocer los «randes problemas de la vida nacional; y cómo me hizo dis- tinguir lo posible de lo imposible, lo ideal de lo práctico. Cada conversación que sostengo con él es una lección maravillosa que nunca parece lección. Esto no solamente lo digo yo, su más constante discí- ula. Lo dicen también todos los que se acerzan a él por cualquier motivo. Saber hablar sencillamente de las cosas más simples y de las más coniplicadas. Para él nada hay que no se pueda explicar de alguna manera, incluso a los que saben menos, y él lo consigue siempre. Nadie se aburre ni se fatiga con él, nadie $e siente incómodo. Mucha gente que entra a su des- nacho con cierto lógico temor, en cuanto él dice las prime- ras palabras, el primer saludo, ya no ven e1 él al Presiden- te, líder de millones de hombres y mujeres; y aparece ante ellos un amigo, amable y cordial. Así, amable y cordial es siembre en todos los actos de su vida. Así, amable y cordial, haciéndome casi creer que yo le esatba enseñando a él, me hizo conocartod> cuanto era necesario saber para cumolir la misión q.12 yo tenía q' cumplir. De él he aprendido por ejemplo a dejar de lado todo lo que es negativo, y a buscarsiempre las cosas por hacer, los caminos que nadie recorre. Muy frecuentemente me ha sucedido esto: conciba una idea, siento que es fecunda y, útil y que, realizada, dará be- veficio a la causa del pue lo. Cuando la expongo, primero a algunas personas, por lo general amigos, casi odos aprue- dan aunque no todos crean tal vez que eso es lo mejor, pero no faltan nunca quienes lealmente intentan persuadirme de que no me conviene y así m2 etter) de que todos o la gran mayoría piensa que tal vez no c>1venga. A veces tienen ra- zón, pero cuando yo estoy absolutamente convencida, cuan- do “sieno” claramente que la idea tiene que salir bien, me lanzo a realizarla a pesar de todos los augurios, ¡y son las mejores realidades de mi vida! Así nació la Fundación. Así surgió el movimiento Pero- nista Femenino. Aprendí de Perón a ver los caminos que nadie recorre. " | que nadie se anima a recorrer. De él también aprendí a realizar. El siempre es cons- tructivo. En su conversación lo mismo que en su conducta. Siempre suele decirme: —No hay que olvidar que lo mejor es enemigo de lo bueno. Y él, que siempre habla tan fervorosamente de su doctrina, nunca se olvida de añadir: De nada vale una gran doctrina si no tiene sus realizadores. Página Tres. Confieso que padezco casi de fiebre permanente de rea- lizar, y que es una fiebre de contagio. El me ha enseñado que para realizar no es necesario, como cree la mayor parte de la gente, hacer grandes pla- nes. Si los planes existen, mejor; pero si no, 1 oimportante es comenzar las obras y luego hacer los planes. Para que no piensen mal sin embargo quienes crean q' esto es un pecado contra el arte de gobernar, me apresuro a decirles que Perón es el primer argentino que ha gober- nado al país, según un plan premeditado. De Perón aprendí a tratar con los hombres. Pero en esto reconozco que en mí subsisten algunos de- fectos. ¡Aunque tampoco estoy vencida de que lo sean! : El nunca espera demasiado de los hombres y se satis- face con muy poca cosa. Confía siempre en ellos, sin excep- ción, mientras no tenga pruebas de la falsía de sus procede- res. Por eso, el defecto que más desprecia y que más le due- le de sus amigos o de sus colaboradores es la mentira. Yo, en cambio, exijo mucho más de quienes son mis a- migos o mis colaboradores inmediatos. Ante todo confieso que no puede tener a mi lado, tra- bajando conmigo, sino aquellos en quienes creo y confío ple namente. Y en esto pocas veces me he equivocado. Recuerdo que alguien en una portunidad me preguntó: ¡Por qué confió usted en mí la primera vez que habló conmigo? Yo no supe darle una respuesta lógica. Si le hubiera di- cho la verdad debí responderle: —Porque “sientía” que en usted era posible confiar, Muchas veces ocurre lo contrario, desgraciadamente, y desconfiar se hace a veces demasiado frecuente, máxima cuando una parte de mi gran debér consiste en cuidar las espaldas de un hombre y de su causa. En esto de conocer a los hombres hay mucho de intui- ción. Y como el temo lo merece y además me gusta, quiero brindarle un capítulo aparte. XIV — ¿INTUICION? Esto de la intuición me tienta porque muchas veces he oído decir alabanzas de la máa; y aunque pocas veces me de tengo a pensar en un elogio, tan frecuentemente se ha he- cho el de mi intuición, que alguna vez he meditado en el te- ma. Aquí están mis reflexiones que no intentan siquiera ex- poner un problema psicológico —que no doy para tanto— sino más bien decir lo que pienso con toda franqueza. Yo creo que no es un sexto sentido, como dicen algu- nos, ni una facultad casi misteriosa de las mujeres, cmo dicen otros. No; es simplemente una manera de ser de la inteligen- cia. Cada uno de los hombres tiene una manera de ser de su inteligencia, que es distinta en todos. En unos actúa rápida- mente, en otros es lenta. Cada uno ve las cosas según sea lo que quiere conocer en ellas. Yo siempre recuerdo aquel viejo refrán que dice: “las cosas son del color del cristal con quese miran”. Cuando la genet suele atribuir “intuición” a las muje- res como virtud misteriosa, no se acuerda que nosoras tene- mos que ver las cosas, las personas y la vida de una mane- ra especial. Nosotras sentimos y sufrimos más el amor q' los hom- bres. En nosotras la inteligencia se desarrolla a la sombra del corazón y por eso la inteligencia no ve sino a través de los cristales del amor, Y el amor, cuyo misterio sí que es infinito, le hace ver a la inteligencia cosas que ella sola nunca paJría conocer por hábil que fuese. . Los hombres no sienten ni sufren tanto el amor como nosotras las mujeres. Esto no necesita demostración. En ellos entonces la inteligencia crece libremente. Y por eso ven todo a través de su razonamiento frío, casi matemático, tanto más frío y anto más maemáico cuan to menos hayan sentido o sufrido el amor. Cuando algunos elogian mi “intuición” se refieren siem» pre al rápido conocimiento que tengo de las personas con Pasa a la Página Cuatro. CANA II Escuchen CON: 5 Serenata Nocturnal Efren Valenzuela LUNES A VIERNES 10:30p.m.a12 p.m. KR IZ 1230 kilociclos