El Sol Newspaper, September 19, 1952, Page 2

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SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER Published every Friday by J. C. Franco Entered as second class matter March 20, 1840 at the Post Office at Phoenix, Arizona under the Act of March 3, 4879. No nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nues- Los colaboradores. Para precio de anuncio diríjanse a las oficinas situadas en 82 So. 3rd, St. Teléfono 3-4848. Teda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subs- triptor desee que se cambie el envio del periódico a otra dirección, deberá notificarlo y acompañar la suma de dlez centavos. E SUBSCRIPTION RATES Per Year $3.00 Six Months $2.00 Al out-of-town subscriptions must be paid in advance for at least a period of six months. AM payments must be mady to the Editoz Phoenix. Arizona. Post Address P. O. Box 1448 EL NARIGON MENDIETA HACIENDOLA DE FAQUIR El solo anuncio de que un llamado Príncipe Igor Ama- shadaha, magnate de los yoguis indostánicos, iba a ence- rrarse tranquilamente dentro de una urna de crisal para . soplarse allí la friolera de sesenta días en meterle al buche un solo bocado, ni tomar un solo trago de agua, hizo pensar a “El Narigón” Mendieta, ilustre hijo de Celaya y poseedor de más agallas que una trucha sindicalizala, en la conve- niencia de salir de bruja sopera por una temporada, gra- “cias a un truco inspirado en la presencia del fainbso prínci- pe. Y resolvió hacerla tanwién de faquir, para lo clual se fué hasat San Angel con el esgrimista propósito de tirarle un sablaáo a su gran amigo Perales, a fin de'estar en condi- ciones de rentar un local apropiada, adquirir u1 traje hin- dú y pagar la impresión de unos volantes anunciando el sen sacional espectáculo. Como Perales siente por “El Narigón” la misma debi- lidad que un palúdico, accedió en el acto a ayudarlo frrenero- samente, y puso sobre su mano derecha cinc) billatez de 100 pesos, seguro de que no le serán devueltos ni el Día del Juncio Final. Y armado cona tan fabulosa cantidad, Men- dieta se encaminó rápidamente al cafetín de Bucareli para ponerse al habla con los conspicuos miembros de su pinto- resca “palomiilla” y a la vez ilustrarse sobre el particular, con la honda y luminosa sapiencia del emiente profesor Pe- zoa, designado últimamente para ocupar uno de los impo- nentes sillones en la Sociedad de Sabios Distrados. Por supuesto que lo noticia fué recibida con aplausos en ambos tendidos, areja, rabo, patas y vuelta al ruedo. Por que se rataba de cobrar dos lanas por piocha al público asis tente y en dos semanas que durase la exhibición, ¡ya pc- drán ustedes imaginarse la cantidad de papelitos del Banco de México que caerían piadosamente en la taquilla! Todo se arregló perfectamente, Esto es: la cosa mar- chó sobre ruedas, como cualquier convoy de los Ferrocarri- les Nacionales. Algilaron un bodegón en la antigua calle de Santa María la Redonda, aunque el local es cuadrado, Y se surtieron de la ropa indispensable para vestir de auténtico faquir a “El Narigón”, visitando a una de esas señuras gor- das y con bigotes qu facilitan ropa a los cómicos y a los no- vios cuyos recursos económicos no alcanzan para comprar- se el “smoking”. Además, tomaron también en préstamo u- nos cortinajes más chillones que nene recién nacido, y “El Bizco” Tinajero, con la diligencia de un tvestruz en el de- sierto, se encargó de que la imprenta confeccionara cinco mil volantes para ser”distribuidos en el centro de la metró- poli. El día fijado para que “el enorme faquir Abdul Shata- jarasta, yogui químicamente puro y condecorado por vein- ticuatro monarcas de la Tierra”, se incrustara en la caja de crisal adquirida en una dulcería, Mendieta recibió los há biles servicios de un maquillador que'lo dejó completamen- te transformado. Le reforzó las cejas hasta dejárselas co- mo dos ratas sobre los ojos; le pintó violácaas ojeras, a fin de hacerle los ojos más penetrantes, y le puso puntiagudos bigotes y una barba tan florida como jardín de primavera. Después, nuestro héroe procedió a vestirse, colocíndoase el turbantes sobre el airosp mechón de pelos que lé brota en la mitad de la maceta; enfundándose en una casaca recoma da de ricos adornos y guarniciones, y unos panalones blan- cos de raso más estrechos que' el sueldo de un cartero, pa- ra terminar calzándose una pantuflas de seda con la punta revirada como espolones de barco. Un automóvil de ruletero, contratado especialmente, se encargó de llevarlo hasa el lugar donde habría de efec- tuarse el emocionante espectáculo. Lo acompañaban el pre claro profesor Pezoa y “El Bizco” Tinajero. Ya estaban es- perándolo en el local rentado. “El Pecoso” Forrado y “El Claraboya”, listos en las puertas para checar los boletos, en tanto que atendía a la taquilla una prima herimana de “El Bizco”, quien también por solidaridad familiar, mete considerablemente el ojo derecho. Multitud de curiosos se arremolinaba en la acera. Todo indicaba que el llenazo sería imponente, y que después los visitantes formarían interminable cordón para ir entrando en fila india, a contemplar al “enorme faquir Abdul Shata- jarasta, yogui químicamente puro y condecorado por vein- ticuatro monarcas de la Tierra”, que estaría “alargartado” “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE sobre su lecho de ochocientos clavos de 16 pulgadas, y en medio de cuaro terribles boas que le acariciarían la barba con la misma ternura que una esposa abnrezada que pide un abrigo de pieles. Cuando se hizo el primer lleno, y ya para que Mendie- ta se encerrara en su nueva celda, el eminente maestro P- zoa considerose en la obligación de ilustrar debidamente al auditorio sobre la trascendencia mundial de aquel acto que sobrepasaba los límites de lo verosimil. Habló así, con pala- bra tan reposada como el lento caminar de un galápago: —Señoras y señores: Me cabe en estos históricos mo- mentos el inenarrable honor de presentar a ustedes al fa- quir entre los faquires, el formidable Abdul Shatajarasta, que desciende en línea directa, como los elevadores de los edificios altos, de Tipu-Sahib, rey de Maisur, quien derrota- do por las fuerzas británicas del Duque de Wellington, pe- reció estoicamente bajo las ruinas de Seringapatán, ciudad en la que abundaban los patanes. Entre los dominios de sus gloriosos antepasados, se cuentan el gran principado de Sal tara, donde los enemigos saltaron de susto; el de Sambal- pur, y el vaso reino de Nagpur. ¡Calculen ustedes lo que ga naría este hombre en Calcuta cuando debutó como cam- peón de los faquinres! ,¡ Y en Bombay se pus bombo jun- tando rupias! Un estruendoso aplauso acogió las documentadas fra- ses del profesor Pezoa, y entonces Abdul Shatajarasta, des- pués de doblarse como un gancho en oriental reverencia, pronunció las siguientes palabras calalísticas: —¡Istrimurti:.. Abaplana...Jinadarasa. Kalientanchis..! Los espectadores abrieron bocas de cocodrilo, y tras un breve silencio que contribuyó a darle más sublimidad al acto, el profesor Pezoa reanudó su presentación de esta ma nera:—En el el Ganges, el río sagrado que nace en el Hima laya occidental, cerca de Benarés y donde precisamente se le junta el Karamnasa, este hombre extraordinario e inmor tal, remojó sus juanetes en las tranquilas az 113 para co1- gracarse con el dios Brahma. Y bramaron las fieras en los bosques, con elegres y prolongados bramidos. Brahma es el símbolo de la religión indostana y sus libros también sagra- dos son el Manava-Darma-Sastra, el Maharaabtá (que es la obra más barata); el Ramayana y los Puranas, para los que fuman puro. Todavía el Profesor Pezoa se extendió e1 su al9212:ón para explicar quiénes son los faquirez y e1 qué forma se dan el pasaporte al otro barrio, cuando quierea huir de las vanidades y los pecados de este picaro mundo. Su expliza- ción fué esta: —Los faquires o santones llevan una vida prxra, tra- shumante, de ascetas. Soportan largos ayunos, y ya con es- to podrían ser maestros de escuelos en algunos Estados de nuestra República. Cuando, cansados de esta arrastrada ex istencia, résuelven ausenatrse definitivamente de entre los 1umanos, se tumban indolentemente sobre un alm>hadón y fuman en larga pipa, durante siete días y siete noches 2onsecutivos, la. planta sagrada “pusti”, que les produce la muerte, porque es cenenosa. En la ciudad de México no ten drían necesidad de esa yerba, porque bastaría con que co- miiesen dos tacos homicidas de “carnitas” (léase perro ca- llejero). Menos largo y penoso es el procedimiento que o- tros emplean. Usan el aparato llamado “karviat”, constituí do por una cuchilla en forma de media luna, que se pone en movimiento por medio de unos estribos que la hacen girar. El faquir coloca junto a ella su selvática cabeza, y la pone en movimiento con el pie. Si la cabeza queda totalmente desprendida del tronco, significado que ha entrado de lleno al paraiso con todos sus documentos en regla. Si queda uni- da por algún tendón o tejido, el sacrificio ha sido tan inútil como el proceso instruido a Sobera de la Flor. Otra ovación estrepitosa hizo retemblar el recinto cu- biero de explosivos corinajes. Adetanose el profesor Pezoa hasta Abdul Shatajarasta, y le preguntó: —¿Estáis dispuesto, Caballero del Ajyuno y de la Peni- tencia, a encerraros durante dos semanas en este vítreo a- taúd ¡en el cual han sido instaladas cuatro serpientes venro- nosas? _ —¡Estoy dispuesto!— repuso Mendieta, acariciándose la tupida barba. —Entonces, que los dioses os lo premien, y si no, que os lo demanden. En medio de un silencio sepulcral, apenas turbado por la respiración entrecortada de los asistentes, Abdul Shata- jarasta se metió en la urna, se acostó sobre su lecho de o- chocientos clavos (que son de hhule) y cruzó las manos so- (E el pecho, entornando las pupilas. A su lado permanecían inmóviles las serpientes. Tan inmóviles como que son exquisitas tiras de longaniza, para que “el enorme faquir” se alimente durante su muerte tem poral y voluntaria. Y —;oh, caso insólito, amigos nuestros!—; la gente a- cude al local de Santa María la Redonda, no para ver pre- cisamente a Abdul Shatajarasta, sino para admirar algo q' ya no vemos en todo México: longanizas de legítimo cerdo. El negocio marcha viento en popa, y estamos seguros que “El Narigón” Mendieta, no obstante el “ayuno” que se ha impuesto, saldrá de la urna pesando diez kilos más. BUSQUEN “EL SOL” DE LA SEMANA ENTRANTE RECUERDO DE LAS “FIESTAS PATRIAS” CELEBRADAS EN EL “UNIVERSITY PARK” MEXICAN CURIO. SHOP 312 Fillmore DEMETRIO FIERROS, Prop. Tolleson, Arizona Rutas de Emoción VIDAS PRIVADAS Se dice que lo más sobroso en los matrimonios, es la reconci- liación, después del pleito. Mu- chos discuten por el placer de olvidar después sus disputas. Pe ro erf realidad, yo he encontar- do intolerable siempre esto, por- que a mi entender nada es tan bello como la armonía y la paz en un hogar. Esas casas en las que a todas hors se oyen voces agrias y gritos contínuos, es pa- ra romperle los nervios a cual- quiera. Tal vez haya hombres que lle- guen a acostúmbrarse y lo acep- tan así. Y aun profoquen las dis cusiones para tener el placer de la reconciliación. Muchos, en cambio, prefieren buscarse otra mujer y otro hogar donde nadie [ los importune. Otro hogar donde ¡ encuentren calor, ternura y com- prensión. Abundan las esposas que creen que por el hecho de serlo, tienen el derecho de impo ner su voluntad y gobernar ellas * La historieta de Pancho y Ra: ¡ mona no es una ficción, Basada | en esto, la comedia “Vidas Pri- vadas' mantiene al espectador en una risa contínua. ¡ Se trata de una pareja que no puede vivir en paz. El más-in-| significante motivo los lleva a discutir a pelearse y aun tirarse los trstos a la cabeza. Brotan las injurias de ambas partes. Y la vida se hc eintolerable, hasta q' resuelven divorciarse. Es el final en esta época de modernismo. En vez de procura: : aunar las voluntades y dejar las discusiones, prefieren decirse to- das las injurias. En el fondo se aman los dos. Aunque parezca mentira hay a-' mores así, tormentosos, alimentan de estas pasiones y;¡ sólo pueden vivir entre ellas. Surge el divorcio y más tarde cada cual se casa de nuevo. Aquí llega lo divertido. Los dos nuecos matrimonios van a pasar la luna de miel-al mismo lugar, donde se encuentran de nuevo. z Y el amor, olvidado, surge en; sus corazones otra vez. Se borran los agravios y las ofensas, Se bo rran las palabras duras y áspe- ras. Quedan sólo los lejanos días | felices, cuando el amor era en ellos luz y alegría, y por el re- cuerdo de ese amor que creyeron muerto y no lo estaba ponen en¡ ráctica su proyecto, un proyec- o que acaba de nacer: la fuga... Escapan como dos enomora- dos inexpertos en busca de la fe- ticidad. Mas como no pueden vi- vir sino enmedio de pleitos, és tos vuelven. En ellos es un esta- do natural. Les sería imposible concebir la exisetncia en silen- cio y felices. Necesitan el acica- te de los gritos, de los golpes y de las violencias. El esposo y la esposa que que- daron abandonados, se unen pa- ra perseguirlos y: con con ellos. Los encuentran enmedio de una de esas escenas tormento- sas y terribles en que se tiran a la cabeza el cenicero, los almo- hadones y cuanto objeto está a su alcance...... Se quedan perplejos. Y cuando creen que al fin van a separarse otra vez, encuentran que no pueden renunciar el uno v1 otro. Los dos se van de nuevo a continuar esa existencia pasio- nal y absurda. La comedia e singlesa. Y ello resulta un poco increí- ble, dada la flema que siempre se ha atribuído a los súbditos de la Gran Bretaña, acusados de ser fríos e inconmovibles.... “Vidas Privadas” proporciona ,al espéctador dos horas de ale- [ería sana y de carcajadas espon táneas. Es un vodevil muy pro- pio para olvidar las propias preo cupaciones, porque aunque hay muchísimas personas q' no con- ciben la existencia en este me- dio, abundan en cambio tam- bién los que se sienten muy a gusto así. Casi todos los motrimonios sos tienen disputas y pleitos, Sólo la costumbre puede a veces man tenerlos unidos. Los hay que, por miedo de a nuevas experien cias, prefieren soportar su cruz. Si al final de cuentas, todos los hombres y las mujeres se pa- recen —piensan— es preferible siempre “diablo conocido, que ángel por conocer”. —— ——— DL LSO OD A MAQUINA SINGER DE COSER Gabinete con cabeza nueva de coser. Cose para enfrente y para atrás. Tiente bobina redonda. Todos. los aditamentos, $79 Pagos fáciles en abonos SINCERE SEWING 1642 E. McDowell Rd. Teléfono: 2-9291 que se . Subscríbase al Periódico "EL SOL”, Semanario Popular Independiente Dr. A.6. del Valle y Lugo Está a las órdenes de su numerosa clientela en. el edificio "FOX THEATRE BUILDING”, 2do. Piso, No. 248 Teléfono: 4-4612 — -Phoenix, Arizona LEE LA SUERTE Y DA CONSEJO Dice el Pasado y el Presente — Nombres Futuros e Iniciáles. — Asuntos de Negocios — Asuntos de A- mor — Herenicas — Todas las cosas que se z relacionen con el bienestar. HORAS DE CONSULTA: 248 F m. todos los días 2154 Grand Ave. -- Phoenix, Áriz. C. 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