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—El contruyó. una casa en el monte Morio, donde otrora Ja_ cob, nuestro antepasado, había visto en sueños la escalera que llegaba hasta al despertar: “Este es un sagra-|las se hallaban allá de distinta | Isiempre réplica. Babel se lla. “EL SOL” SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE El CANDELABRO pudiese haber tocado a su fín.| desplaza. Y ahora, al quedar los¡todo la eternidad. Pero siempre e El anciano se detuvo en me_ dio de la palabra. Pues desde atrás se le acercó percepitada- ¡mente, de un salto, Hyrcanos ben Hillel, y le puso la mano sa bre la boca Todos se: sorprendie ron desmesuradamente de seme jante osadía... Pero Hyrcanos ben Hillel señaló silencioso a la carretera delante de ellos. Se distinguió allá algo confuso en el hado incierto de la luna velada. Algo obscuro se arras. tró despacio por la carretera blanca, como un gusano que se Imaba aquella ciudad, grande y Sonriente observó Rabbi Eliéser [viejos parados sin respirar, vía- “poderosa como ésta en que aho'la impacieencia del infante. Le|se a través del silencio el chi. |tro, A ba, no por ser de oro, sino por Isu santidad. ¿Pero cuándo ad. vierten los necios un aviso, cuándo se doblega el obstinado corazón del hombre dócilmente a la razón? Rabbi Eliéser, sus piró; y pro siguió luego: — Tomaron, pues, nuestros ob jetos sagrados y los guardaron en Otra casa del emperador, y lcomo allá permanecían en una ¡cámara cerrada durante años de decenios, creían que ahora los tenían a buen seguro para azuza un ladrán detrás de o_ y lo que uno quitó a la fuer ra vivímos, y tan lejos quedaba 'alisó .nuevamente la cabellera |rrior de carros muy cargados, |za, le vuelve la fuerza a quitar el cielo, diciendo |de nuestra patria, que las estre |y dijo apaciguante: —¡Cómo arden tus ojos desde|se arrastró laboriosamente, re-|lén, así acaba de caer Cartago do lugar, y por sogrado lo ten_¡manera sobre nuestros cabezas | adentro, niño! Pero no temas: Y para calcules cuán lejos via-|nuestro sino nunca terminará; |tallitos en el rocío matutino.: drán todos los pueblos de la Tierra”. Allá elevó Salomón nuestra casa de Dios, y era ella magníficamente construída con piedras y con madéras de cedro y metales trabajados. Y cuando nuestros antepasados elevaban la vista hacia sus muros, sen- tían su corazón seguro de que Dios iba a residir eternamente en nuestro medio y pacifica: nuestro destino para siempre ja más. Tal como nosotros descan. samos en hogares propios. des. cansaba en el recinto sagrado la tienda, y dentro de la tienda el arca tan largamente poriarla. Día y noche elevaba la Meno_ rah sus siete llamas delante del altar; todo lo que nos era sa- grado descansaba seguro en el Santísimo del Señor, y aunque invisible, como había sido siem pre y será eternamente, residía Dios, sin embargo, pleno de paz en el país de nuestros abuelos, en el Templo de Jerusalén. —¡Que mis ojos lo vuelvan a ver! — murmuraron avanzando los hombres, como en la ora_ ción. ( —Pero oye más, mi niño. To- do lo que tiene el hombre, es sólo le es dado en prenda, y el tiempo de.su dicha corre sobre ruedas veloces. No era nuestra tranquilidad eterna como espe. rábamos, pues de Levante irrum pió un pueblo salvaje en nues- tra ciudad, como los piratas q' -tá has visto, irrumpieron ahora en esta ciudad .extrajera para nosotros. Como podía ser toma. do, lo tomaron; cuanto había que pudiera ser llevado, se lle- varon; cuanto pudo destrozarse lo destrozaron; sólo lo invisible no pudieron quitárnoslo. La pa. labra y presencia de Dios. Pero arrancaron la Menorah, el can. delabro sagrado, de la mesa, y lo llevaron, no porque era sagra do, de pues eso no entendían los siervos del Malo.. sino por_ que era de oro, y siempre aman los ladrones el oro. Y con el pue blo mismo arrastraron el cande labro y el altar, y todos los obje tos sagrados consigo hasta Ba- —¿Babel? —interrumpió ver_ gonzoso el niño. —Pregunta, pregunta, mi ni. ño, y Dios quiera procurarte VALLEY ..TWENTY-EIGHT FRIENDLY CONVENIENT OFPICES jaban en ese entonces los obje_ tos sagrados con nosotros, cuen ta tú mismo conmigo: pues mira, sólo hemos andado tres horas, y ya setimos dolor y can- sancio en nuestros miembros. Pero Babel distaba a tres veces mil horas y más. Ahora com. prenderás, quizás, hasta cuán lejos llevaron el candelabro q' nos habían robado. Pero recuer- da también esto: Ante la volun tad de Dios, no vale distancia alguna. Y cuando vió que su pa labra seguía siéndonos sagrada en el exilio y... acaso sea este el sentido de nuestra eterna perse cución a través de la Tierra, el que lo sagrado se nos hace más sagrado aun a través de la le_ jania., y nuestro corazón cada vez más humilde por el exceso de penas... cuando Dios, digo, vió que resistimos la prueba, despertó el corazón de un rey de aquel extraño pueblo. Reco- ¡noció el rey su error, y permitió a nuestros antepasadós que vol viesen a su patria y .les devol_ vió el candelabro de la casa de Dios y los objetos Así regresa. ron nuestros abuelos de Caldea a Jerusalén pasando por desier_ tos y montes y matorrales. Re tornaron vivos de los extremos de la tierra al lugar en que siempre estábamos y estaremos con nuestros pensamientos. De nuevo edificamos el templo en el monte Moria, de nuevo lla- meaba con siete luces el cande labro que regresara delante del altar de Dios, y nuestros corazo nes ardían con él. Más recuerda bien esto, para que conprendas el sentido de nuestra marcha de hoy: ninguna otra obra de este mundo es tan sagrado, tan vieja y ha viajado tanto por los tiempos y por la tierra, como este condelabro de siete brazos y de todos los símbolos de nues tra unión y pureza que tenía_ mos y tenemos, es ésta la pren- da más valiosa. Y siempre se obscurece nuestro destino cuan do se apaga y obscurece su luz. Rabbi Eliéser se interrumpió. Su voz parecía extenuada. El niño alzó bruscamente la cabe za y su ojo se convirtió en una pequeña llama ardiente de an. sioso temor de que la narración cos alican HOME OPFICE: PHOENI, ARIZONA y aunque yo te harrara por a-|eran las lanzas de la retaguar_ robados ellos, oSbre esa columna obscura que lampagueó algo brillante cofo Como Roma cayó sobre Jerusa- sobre Roma, Así como ellos ro baron á nosotros, acaban de ser y tal como ellos fios y más años, no conoceréis|dia númida que custodiaba los profanaron a nuestro Santísimo sino apenas una milésima par.. te del camino que estamos des- carros llenos de botín. Pero los guardianes pespica- lacaba de prof'anarse el suyo. lPero aquellos bandidos también tinados a recorrer. Mas oye ahó|ces de aquella caravana, ya de'han robado lo nuestro, nuestra ra, ya que escuchas bien y a|bían haber divisado a los que¡Menorah, nuestros objetos para gusto, cómo fué y cóco sucedió |la seguían, pues hicieron volveo|el servicio divino, y aquellos ca en nuestra patria. Nuevabente | rápidamente sus caballos, y ya| rros conducen, allá en la obs_ pensábamos haber fundamenta ¡se acercaba a todo galope un curidad, lo máe caro a nuestros do el templo para los tiempo3 tido del hombre anhela la du. ración y desea a sus obras que persistan. Mas otra “vez cruza ron enemigos el mar; desde es- te país en que ahora vivimos co mo extranjeros, vinieron, y con ducialos un emperador, un gue_ rrero llamado Tito. —¡Su nombre seam aldito! murmuraron los ancianos, pro. siguiendo la marcha. —... y €l derribó nuestras mu rallas y trituró nuestro templo Con insolente pie penetró el te_ |Imerario al Santísimo yl arrancó lel candelabro del altar. Su ven ganza robó a lo que Salomón había creado, magnífico, para alabanza de Dios, y llevo con sigo, triunfante, a nuestro rey lencadenado y los objetos sagra dos. Jactancioso prorrumpió el pueblo necio een gritos de jú- bilo cuando regresó victorioso, como si sus guerreros hubiesen conducido a Dios y lo arrastra. scen en cadenas con ellos. Y tan magnífico creía el abyecto su crimen, tan preciosa nues. tra degradación, que mandó construir fatuo, un arco espe_ cial, para recuerdo, e hizo gra- bar en mármol, en la obra arti ficial, su róbo de los objetos di. vinos. El niño levantó la frente, tento. —¿Es aquél arco, con los mu chos hombres de piedra? ;Aquel| arco delante le la enorme plaza del que mi padre me advertía que nunca debía atravesarlo? —El mismo, mi niño. Pasa siempre a su lado, no mires nunca esa puerta del triunfo, pues ella recuerda nuestro -día más doloroso. Ningun judío de_ be atravesar ese arco, cuyas fi. guras demuestran como ellos se burlaban de lo que nos ha sido y siempre nos será sagrado. Re cuerda siempre. .. d - JATIONAL BANK 11,173,778.08 190,696,705.25 1,513,682.57 'Accrued Interest Receivable. Customers” Liability on L/C.... Nx 552,976.88 136,158.08 902,832.75 182,613.52 688,899.70 -49244,114,359.13 $230,427,149.72 1 ,727,476.50 182,613.52 1,312,709.43 1,564,409.96 1,200,000.00_10,464,409.6. ..::$244,114,359.12 HEADER OF THE FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION AND FEDERAL RESERVE SYSTEM A ——___———————— destacamiento, las lanzas en guereros numídimos estaban de pie en las sillas, y los albornee_ ces revolteaban blancos como si los corceles fuesen alados. Los once ancianos se juntaron ins. tiniivamente y tomaron al niño en su medio. De pronto se acer caron los jinetes con fuertes gritos y grande revuelo; sólo a unas pocas pulgadas de los a. sustados ancianos sofrenaron a los caballos con tal fuerza que se encabritaron, para examinar de cerca a los desconocidos re- zagados. Pero cuando a la in_ cierta luz de la una inerte reco nocieron que no se trataba de sólo de ancianos que atravesa- ¡ban pacíficos la noche, viejos de barbas blaneas y decrépitos cada uno con un hatillo y un bastón en la mano, tal como en el país de ellos acostumbraban ' también los peatos a pregrinar [de lugar en lugar, reían confi_ dentes a los ancianos y los dien tes lucían blancos en sus r08= tros obscuros y salvajes. Luego emitió uno de ellos un silbido breve y fuerte; nuevamente hi_ cieron girar a sus caballos, vol. viendo alados y ligeros como una bandada de pájaros a su presa, mientras los ancianos quedaron inmóviles por el re_ ¡lámpago del susto, y sin atrever ise a comprender que habían si dod perdonados y salvados. Rabbi Eliéser, el puro y claro ¡fué el primero en recobrarse, |¡Golpeó cariñosamente la meji. lla del niño. —Eres un valiente — le dijo, inclinándose sobre él.— Manu. ve tu mano, y ella no tembló. ¿Que quieres que te siga na- rrando ahora? Pues aún no sa_ bes a dónde vamos y por qué estamos despiertos en esta no. che. —;¡Cuenta! —exhaló con débil ruego el niño —Te dije, ¿recuerdas?, que Tito, el detestado, llevó nuestros objetos sagrados a Roma y los condujo pretencioso, a través de toda la ciudad. Pero después de ese día guardaban los empera_ dores de Roma nuestro Menorah con los demás objetois sagrados de Salomón, en una casa que ellos llamaban templo de la ¡ Paz; necia palabra, como si la] paz jamás tuviera duración y] un hogar en nuestra tierra bate ciosa! Pero Dios no tóleró que permaneciese en un templo aje no lo que había sido adorno del suyo propio en Sión; envió de noche un incendio. El fuego devor. aquella casa con techo y cima, imágenes y bienes; sólo nuestro candelabro se salvó de las llamas insaciables, y nue- vamente se evidenció que nada pueden sobre él el fuego ni ola lejanía, y tampoco la mano ra_ paz del .hombre. ué un aviso de Dios. de que volvieran lo sagra- do a su santo lugar y los obje_ tos a la morada que los honra. | | La Alianza Hispano Ingrese a la ALIANZA HISPANO AMERICANA corazones. Mañana embarcarán ¡ eternos, pues el perecedero sen |riste y con gritos agudos. Los|el candelabro para llevarlo le- jos, inalcanzable a nuesctra mi (ste anhelante. ¡Nunca más ve remos los ancianos, la luz de este candelabro! Y así como se acompañan hasta la tumba los restos de un ser amado, para testimoniar el cariño con ese acompañamiento en el postrer así acompañamos hoy la Me_ norah en su partida al exilio. Es lo más sagrado lo que per. demos. ¿Comprendes ahora la tristeza de nuestra caminata do lorosa, de VAR El niño marchaba cabizbaj ¡tallado. Parecía flexionar. —Pero recuerda esto: Te he. mos traído como testigo, para que en otro tiempo, cuando nos otros nos hayamos convertido en polvo, puedas atestiguar q' hemos guardado fidelidad a lo sagrado, y para que enseñes.a los demás que sigan guardán- dola. Para que les ayudes 4 creer con nuestra fe que el can delabro volverá siempre de su camino a través de la obscuri- dad para alumbrar en el futuro gloriosamente con sus siet lu- ces el altar del Señor. Te hemos | despertado para que se avive tu y corazón, y para que en dias fuj turos hables de esta noche a los que vendrán. Recuerda y consuela a los demás diciéndo- leg que has visto con tus pro_ plos ojos el candelabro que ha viajado mil años sin sufrir da- fio, como nuestro pueblo, en el; extranjero, y del que estoy fir_ memente convencido que no pe- recerá, mientras no perezcamos nosotros. El niño continuaba callado. Y Rabbi Eliéser, silencio inmutable del niño. Inclnóse pues, sobre él y pre_ guntó: —¿Me entendiste? Siguió tenaz la nuca del in- fante. —No. —dijo, terco— no lo en tiendo. Pues si.. si nos es tan caro y tan sagrado el candela 7 bro... ¿por qué “nos lo dejamos quitar? - El anciano suspiró. —Preguntas bien, mi niño. ¿Por qué nos lo dejamos qui- tar? ¿Por qué no lo defendemos Pero sólo más tarde comprende. rás que en este mundo el dere. cho se pone del lado más fuerte y no de los justos. La fuerza siempre impone su voluntad en la Tierra, y la piedad no tiene poder terrenal. Sólo hemos a. prendido de Dios a sufrir in- justicias y no a imponer el de_ recho a la fuerza, con el puño! Rabbi Eliéser dijo estas pala bras con la cabeza baja y mien tras seguía caminando. Pero de pronto soltó el niño violenta- mente la mano de la suya y se quedó parado. A boca de jarro, y casi imperiosamente pregun_ tó el niño ardiente al anciano: —Pero Dios, ¿por qué tolera Americana es la Sociedad Fraternal de la Raza. La A- lianza expide pólizas de seguro para toda la familia a precios muy cómodos. Además se imparte protección a los so- cios. Tome un Seguro para usted y para sus niños. Vean al Señor CARLOS MORALES, Organizador Regional de la A.H.A. Teléfono: 3-2304 el puro y cla¡ ro sintió una resistencia en el! Viernes, 14 de Enero de 1949. ¡ese robo? ¿Por qué no nos ayu da? ¿No dijiste que era el Justo y el Omnipotente? ¿Por qué .se pone del lado de los ladrones y no de los justos? Todos. se aterraron. Todos quedaron parados, y al mismo tiempo se les detuvo el corazón en el pecho. La pregunta del niño había rajado en vacío de la noche como una fanfarria, como si ese niñito s.lo declara- ra la guerra a Dios. Y encoleri_ zado —pues se avergonzaba de su sangre —retó Abthalion a su nieto: —;¡Calla - y no blasfemes! Pero Rabbi Eliéser laceró sus palabras: | —¡Calla tu primero! ¿Por qué rezongas contra el niño inocen- te? Pues nada más preguntó su cándido corazón, lo que a diario y hora a hora nos pregun tamos tú y yo, y todos nosotros, y los más sabios, y los más sa- lbios de nuestro pueblo, desde los primeros comienzos. El niño sólo pronunció la vieja pregun ta judía: ¿Por iíué nos prueba Dios tan duramente, tan luego a nosotros, que le servimos 20- ¡mo ningún otro pueblo? ¿Por iqué tira justamente a nosotros bajo las suelas de los demás, para que nos pisoteen, á noso. tros que fuimos los primeros en reconocerle y loarle en la |impenetrabilidad de su ser? "¿Por qué destruye cuanto nos_ ootros edificamos, por qué ani._ quila lo que anhclames, por que nos quita el refugio donde quiera que descansamos, por qué azuza pueblo tras pueblo zontra nosotros con odio eterna ¡mente renovado? ¿Por iué nos ¡prueba tan duramente, siempre ¡sólo a nosotros, a los que prime ro eligió y a los que primero re veló su misterio? No, yo no mentiré delante de un niño, pues si su pregunta es blasfee mia, entonces yo mismo soy ''asfemo cada día dee mi vida. Pues ved, os digo en verdad a ¡todos: yo también a pesar de [lo mucho que me resisto, ya ¡también disputo con Dios sin icosar, yo también sigo pregun_ tando, a mis ochenta años, dia a dia, lo que este niño inocente. ¿Por qué Dios impele justamen te a nosotros a tan profundo pesar? ¿Por qué tolera que se nos quiten nuestros derechos, y aún ayuda a quien nos roba? Y aunque mil veces me golpeo el pecho con el puño, avergon- ES zado, no logro suprimir y aplas.* tar ese grito interrogante. No fuera julía mi nombre si no me mortificare a diario esta pregunta, que sólo, la muerte enmudecerá en mis labios. Los demás ancianos se estre.. mecieron. Jamás habían visto tan tumultoso a Kal ve Nake, el puro y claro, el siempre jus- to. Esa acusación debía haber sergido de lo más hondo de su * ser, que de ordinario mantenia reservado, y pareció evtrafío a - todos tal como ahora lo veian, temblando todo él en a dema. sía del dolor, y separando aver gonzado la vista del niño que alzó sorprendido los ojos avizo- res hacia él. Mas ya se había recogido Rabbi Eliéser e ineli_ nándose de nuevo sobre el ni. ño, lo calmó: Continuará la semana pot MA Cumpleañós de la señorita María de Jesús González El lunes de esta semana, Ce. |lebró su cumpleaños la distin. guida y fina señorita María de Jesús González. Para festejarla se reunieron sus padres y her. manos. La señorita González es hija del Sr. Santiago Gonzáles y de su estimable y simpática esposa, la señora Asención de González. Tanto sus buenos papás, co. mo su hermano el joven Julián V. González, la agasajaron y le dedicaron todos sus pensamien. tos en ese su día de días, pidien do a Dios la bendiga y la colme de felicidad. entrante Ford Manga 99.50 Para obtener un Motor Recompuesto V8 Motor Exchange del motor lirorameute levartada MOTORES NUEVOS GARANTIZADOS — 90 días ó 4000 millas — Un pequeño recargo por instalarlo DS O IO A "Es la Botica de 325E. "ea s. oenix, Arizona Otros Motores a Precios Comparativamente Bajes THE MOTOR EXCHANGE OSCAR HUNSAKER, Propietario $10 WEST JENTFERSON ST. 7 (Frente al Armory) Para beneficio de ustedes, se Habla Español LA BOTICA RAMONA TEL.: 9.0102 los Mexicanos” El más Escrupuloso y Rápido despacho de Recolun. Se surten recetas de todos los médives, por menos precios. | Su dollar compra más en la Ramona. Vendemos el legítimo PULMOTOL Seuente. — V,R. CANALEZ Teléfono: 3-9135 VUELE USTED 1 A MEXICO Visitar por avión las ciudades de Munet- llo, Guaymas, Ciudad Obregón, sultá más barato utilizando el servielo y Mazatlán, Cananea, N. 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