El Sol Newspaper, August 15, 1958, Page 3

Viernes 15 de Agosto de 1958. OS A y ENFERMEDADES: ¿ESTOMAGO ULCERAS VESICULA BILIAR - HIGADO ¿Por qué continuar sufriendo de los molestos síntomas de Cardialgía, Eructos, Acedias, Gas, Agruras, Acido; Vómito; Latido? Cuando las famosas yerbas pueden ayudarle a res. taurar su salud y felicidad! Son creadas para beneficio de todo el sistema, sanando las tes afectadas y proporcio- nando así alivio rápido sin doloroso tratamiento de oficina y con nuestro tratamiento natural de yerbas. Las yerbas naturales del Dr. Bettner, purifican, limpian y restauran la función normal del estómago, higado y el bazo, previniendo gas y bajando la presión de sangre. No Eo ari cuál sea su mal, hay un remedio herbolario para us EXAMINACION DE RAYOS X, A MUY BAJO COSTO, SI ES NECESARIO. Dr. D. R. Bettner N. D. 1137 West McDowell Rd. PHOENIX, ARIZONA TEL. AL 2-0541 — Se habla español — Abierto diariamente de 9:00 a 6:00 P. M. 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Box 1448 “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE EN ELSAHARA EXISTEN FABULOSAS RIQUEZAS En el país de la sed y del miedo. — Caravanas seculares yo modernas rutas aéreas. — Relegación del camello. — Hom- bres y tiendas sepultados por el “simún”. — Llanuras areno- sas, montañas y oasis. ¿Fue el seno de un océano desapare- cido? Yacimientos petrolíferos. — Punios estratégicos. — ¿Habrá también uranio? Por J. ORTIZ Los modernos aviones que han reducido las distancias y estrechan países y ciudades, cruzan raudos sobre la enorme extensión del Desierto del Sahara y tocan las poblaciones principales, uniéndolas con las más lejanas de Europa. Se ha resuelto así el problema de las comunicaciones a través de aquellas “osamentas gigantescas” de nuestro planeta, dejan- do en sus proporciones mínimas de antaño los caminos ca- rreteros y las vís férreas, que luchaban contra las peores cir- cunstancias que pueden encontrarse en el mundo, Desde tiempo inmemorial, el desierto ha sido recorrido en gran parte aprovechando los camellos y los caballos como animales adecuados a las características de esos lugares, los primeros en jornadas largas y los segundos para cubrir dis- tancias cortas. Y en fecha relativamente reciente, Francia in- trodujo a los caminos saharianos, un tipo especial de auto- transportes con ruedas diseñadas para caminar sobre las lla- nuras arenosas. Eo: Sin embargo, todas las tentativas por dominarlo, todas las aventuras y exploraciones que han conducido al hombre hacia las remotas regiones del Sahara, con el propósito de conocerlo y franquearlo totalmente, ofrecen un resultado más negativo que satisfactorio, Ha sido recorrido a pie, a lomo de camello, en travesías comparables a las de los más audaces y famosos navegantes de los siglos pasados. Se calcula su extensión en cinco millo- nes de kilómetros cuadrados, aunque algunos geógrafos le habían adjudicado siete millones y medio. La aviación ha fa- cilitado los cálculos y medidas, pero causa estupor que la aritmética aérea se equivoque aún indudablemente, pues los pilotos que recorren las más grandes distancias desérticas han diferido en algunas apreciaciones sobre éstas y sobre el tiempo empleado en cruzar sus inmensas extensiones. Desde Atar, sobre la ruta llamada Imperial número 1, hasta Reggan, sobre la carretera Imperial número 2, la línea recta del camino principal sobre el Sahara, atraviesa más de mil quinientos kilómetros sin cortar sino algunos itinerarios habituales de camelleros, ni acercarse a menos de quinientos kilómetros de lugares habitados. Y en el otro extremo del Gran Desierto, el oasis libio de Kufra se encuentra aislado dentro de un círculo llano de varios cientos de kilómetros de ancho. MISTERIO DE SU PASADO Al revés de todas las regiones terrestres, que se exploran y se van conociendo cada día más, el Desierto del Sahara se esconde en sus arenales, envolviendo el misterio de su pasado y hasta la realidad de su presente. Los transportes aéreos, que proporcionan velocidad y ahorro de tiempo, han hecho que la vasta comarca africana, accidentada en algunos luga- res, y hasta montañosa en otros, se haya visto durante un tiempo con mayor indiferencia y haya quedado en casi com- pleto abandono para el mundo civilizado. Los desiertos polares, la cordillera Himalaya, oponen al hombre grandes obstáculos. El Desierto del Sahara no se de- fiende en la misma forma, sino con las distancias, la pobre- za y la monotonía, aunque no sea como muchos suponen, un enorme plato, un universo de arena que algunos comparan en ciertos aspectos con la superficie de la Luna. Francia se lanzó a su conquista hace más de un siglo, sin que nadie se le opusiera ni discutiera algún derecho. Pero to- do lo ganado representó, por encima de cualquier beneficio, obligaciones y cargas muy gravosas, con un saldo de hermo- sas aventuras, conmovedoras gestas, heróicas actitudes y sacrificios inútiles, de vidas humanas, Las investigaciones sobre el Gran Desierto, no han re- suelto el misterio de de su origen. Se cree que es el lecho de un océano desaparecido hace milenios, quizás millones de a- ños, en una de las más intensas convulsiones de la Tierra. Posee grandes cordilleras y la forma de sus montañas es ca- prichosa por la erosión, que sólo va dejando rocas duras, a las que también, de tiempo en tiempo, arranca grandes tro- zos. El suelo se cubre de una gruesa capa de arena, como producto del desgajamiento de las rocas a lo largo de los si- glos. Los cambios de temperatura causan bruscas contrac- ciones y dilataciones que despedazan las elevaciones rocosas. Y los vientos mueven las dunas, o lomas inestables formadas por el polvo fino del desierto, o llevan la tierra a regiones se- paradas, dejándola caer cuando la atmósfera la humedece y le da mayor peso, depositándola entonces en los océanos. Las lluvias del desierto van acompañadas de fuertes vientos y descargas eléctricas, pero la humedad desaparece violenta- mente por la fuerte evaporación que producen el calor y el viento seco. En una reciente nevada sobre Colomb Bechar, el manto helado se derritió inmediatamente. Bajo la arena desértica yacen hombres y bestias, sor- prendidos cuando atravesaban esa desolada porción del mun- do, por los temibles efectos del “simún”, que sopla vigorosa- mente levantando y arrastrando grandes cantidades de are- na, para arrojarla con fuerza sobre tiendas y caravanas, se- pultándolas. El Sahara ha sido calificado como “una inmensa sed de la Naturaleza”. En verano, el cuerpo humano pierde casi un litro de agua por hora, pero se desconoce la transpiración, porque el aire sediento absorve inmediatamente toda hu- medad a ras de la piel. Y el viento carcome los cadáveres de animales caídos sobre las sendas y hace que el hombre ago- nice en pocas horas, si no puede compensar con agua fresca, constantemente, la tremenda evaporación que se produce en su organismo. Y quienes han sido víctimas de la sed y del (Pasa a la página 4) Cómo Caen los Récords en los Deportes Por PAT ROBINSON NUEVA YORK.— Hace como 25 años, Brutus Hamilton, uno de los mejores coaches de pis- ta y campo que ha habido en esta tierra, escribió en una hoja de papel diez récords mundia- les. Enseguida puso al lado de ca- da récord lo que él consideraba que podía ser el último límite del esfuerzo humano para cada evento. ¿Habrá que decir a ustedes que cada marca de las que él pensó que sería límite ha si- do batida desde hace ucho tiempo, con excepción del salto ancho, cuyo récord impuso jesse Owens? ¿Y por qué esa tremenda me- joría en las marcas en toda la línea? Diríase que son varios los fac- tores que intervienen. Los mu- chachos —y las muchachas— son más grandes cada día, son más fuertes, son más ágiles, pa. ra no decir también que son me- jores y más inteligentes. Están mejor educados por ins- tructores mejores que nunca. Tienen mejor equipo, quidá más científicos programas de adies- tramiento. Seguramente, eso sí, mejores técnicas de práctica. Por tanto, con los récords de- | rrumbándose cada año, sería u- na locura tratar de aventurar siquiera cuál será el límite del esfuerzo humano en cualquier deporte. Tomemos el salto de altura, :or ejemplo. La marca de siete ies —que en alguna ocasión :e consideró una imposibilidad, como no fuera un canguro el que a estableciera—- es un hecho actualmente. En los juegos atlé- ticos del 31 de mayo pasado, Phil Reavis, de la Universidad de Villanova, saltó 6 pies 10 pulga das que es más de un pie por encima de su estatura. ¿Sería muy aventurado afir- mar que algún día uno de nues- tros modernos atletas de 7 pies de estatura, saltará la barra a 8 pies sobre el suelo? —Hace 30 años, Herman Brix, un mu- chacho hosco de la Universidad de Washington, dejó atónito al lanzar la bala a 48 pies de dis- tancia. Hoy esa marca no sirve ni siquiera para calentamiento de Parry O'Brien, que.ha lanza- do la bala a 61 pies. ¿ Y quién nos dice que un futuro gigante no va a llegar con la bala de 5 kilos a los 75 pies? A11á por 1865, el récord de la milla se acortó hasta 4:15.4. Y veinte años más tarde, el tiempo se había acortado hasta 4:15.4. Veinte años más y la marca des- cendió hasta 4:12.6. Luego en (Pasa a la página 4) PAGINA TRES HAY DEMASIADO TRABAJO EN UN Se habla continuamente de la crisis en el servicio doméstico. De la falta de servidumbre. Las criadas que hay, además de no servir para nada, piden sueldo de diputados y son orgullosas y groseras, se dan importancia y creen tener al rey de las orejas. Pero «tampoco hay ya “amas de casa”. La mujer de nuestros días vi- ve en la calle. Con un pretexto o con otro, jamás está en su hogar. Y como no vigila, ni atiende las cosas de su casa, no sabe mandar ni dirigir. La señora de ayer, se ocupaba personalmente de todos los de- talles. Nada se hacía .sin que diera el “visto bueno”. Sabía tratar a los criados y darse su lugar. La servidumbre duraba años enteros y acababa convirtiéndo- se cada uno de los fieles servi- dores, en miembros de la fami- lia. Se casaban y sus hijos, a la vez, se quedaban también en la: casa. No existía como hoy, ese “a. vorazamiento” por el dinero. Ese afán de lucro y de explotación. Nadie espiraba a tener grandes ganancias ,y el ambiente era patriarcal y saludable. La vida apacible y tranquila. La longevidad era cosa co- rriente. OS Por ROSARIO SANSORES HOGAR No se habían inventado los Rayos X, ni la ciencia había des- cubierto tantas maravillas. Mi- les de gentes se morían, sin que se supiera el origen de sus ma- les; ahora se pueden diagnosti- car rápidamente merced a los grandes inventos que existen. Pero se tenía de la muerte, un concepto distinto al de hoy. Se aceptaba con más resigna- ción. La fe era más sólida. Hoy, es difícil encontrar a nin- guna mujer en su casa, si no se le avisa previamente por teléfo. no. Recuerdo que en cierta oca- sión en que disponía de tiempo, me propuse pagar media doce- na de visitas que debía. En to- das las casas donde llamé, la dueña había salido. Los criados no supieron decirme adónde. Y regresé llena de indignación. Yo recuerdo que de niña, ja- más vi salir a mi madre a la callé. Con excepción de la misa y otros oficios divinos, nunca estu- vo ausente. Alguna vez la acom- pañé a diligencias y jamás nos deteníamos más de una hora de sentarse a la mesa. Nunca oí que mi padre alzara la voz para reprendernos. Una mirada de sus ojos profundos, era suficiente para entender lo que quería decirnos. . Un hogar tiene muchísimas co- (Pasa a la página 4) CS DOLOR DE ESPALDA - ARTRITIS ENFERMEDADES CRÓNICAS HORAS DIA Y NOCHE. SOLAMENTE POR CITA. Dr. J. M. Marrese AVE. GLENDALE Y 48 — EN GLENDALE. TELEFONO: YE 7-5322 si no contestan llame a: WI 3-8456. der ooo gone Article in Reader's Digest Reveals Jittery Pre-Menstrual Tension ls So Often a Needless Misery! Do you suffer terrible nervous ten- sion — feel Perica irritable, de- pressed — just before your period each month? A startling article in READER'S DIGEST reveals such pre-menstrual torment is needless misery in many cases! Thousands have already discov- ered how to avoid such suffering. 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