El Sol Newspaper, October 5, 1956, Page 2

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SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER Published every Friday by J. C. Franco. Entered as a second class matter March 20, 1940 at the Post Office at Phoenix, Arizona, under the Act of March 3, 1879. No nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nuestros colaboradores. < Para precio de anuncio diríjase a las Oficinas situadas en 62 So. 3rd. St Teléfono ALpine 3-4948 Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subscriptor desee que se cambie el envio del periódico a otra dirección, deberá notificarlo y acompañar la suma de 10 centavos SUBSCRIPTION RATES Per Year: $3.00 Six Months: $2.00 All out-of-town subscriptions must be paid in advance for at least a period of six months. AM payments must be made to the Editor. Post Address: P. O. Box 1448 Phoenix, Arizono Ragsdale-Rodríguez CASA FUNERARIA Precios Módicos. Facilidades de Pago, Velaciones Toda la Noche si así lo Desean. 1100 E. CALLE JEFFERSON Tel. Oficina: Tel. 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Buscó a su alrededor el hombre apropia- do, a su parecer, para sucederle en la alta investidura de la que nuy a su pesar tenía que des- cender. No tuvo aceptación pú- kEiica la elección hecha por Ca- rranza. Por todos los ámbitos del país se levantaban protestas. El Presidente se decidió a obrar con energía. Dos de los más podero- sos descontentos fueron arresta- dos y muchos otros fueron fusi- lados. Después, súbitamente, el general Obregón, que más que nadie había contribuido al en- cumbramiento de Carranza, lan- zó su candidatura para Presi- dente. Alvaro Obregón, político audaz e inteligente que sabía prever el futuro, marchó con la fuerza “leales de Carranza” ha- cia la ciudad de México. Una vez más Carranza tuvo que pen- sar en trasladar los Poderes Fe- derales a la ciudad de Veracruz. En una de las proclamas que lanzó el desengañado Presiden- te decía: “No puedo ya fiarme de nadie. Mis más íntimos ami- gos, aquéllos que 'todo me lo debían a mí, se han vuelto en mi contra”. Triste, desilusionado, compren- diendo que había perdido el po- der, se decidió a huir. Su figura corpulenta y barba gris le ha- cían parecer como caricatura de Moisés cuando conducía a su pueblo fuera de Egipto. Era un éxodo extraño y fantástico. La largura del tren del ferrocarril tenía una extensión de cerca de cuatro kilómetros. Los “pullman, los'coches de primera y de se- gunda, los furgones, las plata- formas, en fin todos los carros que formaban el tren iban com- pletamente llenos. Entre hom- bres y mujeres iban como diez mil pasajeros; la impedimenta consistía en ganado de toda es- pecie, comestibles, vajilla, el oro y plata de la Tesoretía, los ar- chivos de la Nación y las matri- ces de la casa de Moneda. A mitad de la ruta de México a Veracruz, hubo rumores que tropas rebeldes iban a atacar el tren. Carranza aparentaba estar sin temor, tenía confianza en que no había obstáculos en la vía, la que por otra parte estaba perfectamente vigilada por pa- trullas. Pero.... a la medianoche soldados rebeldes levantaron la vía y al detenerse el tren rom- pieron el fuego. La numerosa escolta contestó, pero la victo- ria fué de los atacantes. Carran- za y unos cuantos intrépidos que lo siguieron, montaron 'a caba- llo y huyeron a escape. En un pueblito de la montaña los fu- gitivos se encontraron con un tal Herrero, quien dijo ser co- ronel, dado de baja por Obre- gón. Declaró ser ardiente ado- rador de Carranza, y que desea- ba se pusiese a prueba su leal- tad. Hizo pasar a Carranza y a sus acompañantes a su habita- ción, la que era una humilde choza de adobe. Se despidió de sus huéspedes, asegurándoles que regresaría dentro de unas cuantas horas, y que podían que- dar tranquilos, porque estaban completamente a salvo. Las horas de la noche fueron deslizándose lentamente para los fugitivos. Comenzaba a ama- necer. De repente se oyeron dis- ¡paros de fusiles. Echaron abajo la puerta de la choza; se oye- ron muchos más disparos. Se o- yó que una voz ronca pregun- taba: “¿Adonde está.... el tal por cual de Carranza?” Algunos de sus acompañantes trataron de protegerlo. Los disparos fueron aún más nutridos. Carranza exclamó de repente: “¡Ay.... no puedo moverme! ¡Me han roto una pierna!” Luego recibió una bala en un brazo, otra en la cara, otra en su cuello y otra más en el co- razón. ¡Otra estrella que se eclipsa en el cielo revolucionario! . * Tomás Urbina, el primer ami- go verdadero que tuvo Villa, el hombre que durante un período de quince años se mostró ardien- te partidario suyo y a quien di- jo que le quería con toda el al- ma; de la noche a la mañana cambió completamente de pare- cer. Declaró que no le tenía mie- do a Villa, quien debía ya darse ¡por muerto, estando decidido a enfrentársele. Esta resolución no fué tomada porque hubiese surgido un re- pentino odio hacia su antiguo amigo, sino porque Urbinita ha- bía logrado “avanzarse” algo a- sí como un millón de dólares en oro, plata, ¡preciosos ornamen- tos robados sacrilegamente de las iglesias; pero todos estos hurtos habían sido sin el con- sentimiento de Pancho. Por su- puesto que no es que Urbina temiese herir la delicada honra- dez de su jefe, puesto que éste era el que le había ordenado fuese a Tampico a exigir tribu- tos a los presidentes de varias compañías petroleras, con el fin de llenar los cofres, casi exhaus- tos por entonces, del héroe del norte. Urbina se había excedido en el cumplimiento del encargo, habiendo trabajado especialmen- te en provecho propio. Urbina, seguido de una partida de fas- ESCUCHEN ..... ¡Ustedes lo Nombraran ' con Efren Valenzuela LUNES a SABADO de 5:00 a 7:00 A.M. KPOK 1440 Kilociclos cinerosos, se internó en el Es- tado de Durango, y se puso a saquear antiguas iglesias de je- suitas y carmelitas, y aun violó las tumbas de los obispos, de- senterrándoles, con la esperanza de encontrar en sus tumbas al- gún objeto de valor. A las es- posas de los hacendados espa- foles las robó sus alhajas, las que fueron a adornar a las no muy limpias y atractivas muje- res de sus principales subordi- nados. Después de que Urbina termi- nó su “heroico” saqueo se en- contró poseedor de una respeta- ble cantidad de dinero, la que unida a la que produjeron los tributos exigidos a las compa- ñías petroleras, ascendía, como antes dijimos, a más de un mi- llón de dólares. La codicia se apoderó por completo de él. Se refiere de él que hacía grandes montones con monedas de oro y plata revueltas con brillantes y otras ¡piedras preciosas, pasán- dose horas y horas jugando, con dedos temblorosos por la emo- ción, como un niño con las are- nas de una playa. El “matón” se había convertido en un loco avaro. Urbina, después de que pasó algún tiempo, hizo dos lotes de su riqueza. Uno de ellos se lo dió a su mujer, a quien envió a los Estados Unidos, quedándose él con el otro. Habían convenido que él iría a reunirse con ella después, para juntos embarcar- se para Europa y darse la gran vida en París. Villa no recibió noticias de Ur- bina, así es que, exasperado le envió un telegrama expresivo y terminante. La respuesta no se hizo esperar. Estaba redactada en términos injuriosos y obsce- nos. Lo que más le punzó a Vi- lla era que le enviaba recados a la autora de sus días, a quien siempre él respetó. Pancho se quedó sin hablar durante algu-| nas horas; después se puso a dar ¡paseos por el campamento, rechinando los dientes y lanzan- do los más terribles juramentos. Parecía que se había vuelto lo- co. Por fin se decidió a obrar, y lo hizo con su acostumbrada presteza. No volvió a cometer el error de escribirle a su insdente subor- dinado. Ordenó que al instante le prepararan un tren especial y en él, acompañado de algunos hombres de confianza, se diri- gió a Ciudad Juárez. Al menos eso fué lo que públicamente le dijo al maquinista y conductor del tren. Era táctica de Villa la de nunca externar cuál era el verdadero punto al que pensa- ba dirigirse. En este caso, sin embargo, le confió su plan a los siguientes individuos: Dan Del- gado, quien actualmente está encargado de una taberna en Ciudad Juárez, los generales Fie- rro, Suárez y López y cinco sol- dados. Al ¡pasar por la pequeña esta- ción de Jiménez, a eso de las dos de la madrugada, Villa y sus hombres descendieron del tren sin ser vistos de nadie. Del- gado aprehendió al telegrafista, poniendo en su lugar un ope- rador militar, como medida de precaución. Urbina no debía de recibir aviso de la llegada de Vi.- Na. Un automóvil condujo a Villa y a su gente a un lugar llamado “Palomas”. Durante las restan- tes horas de la noche aquellos hombres acamparon a poca dis- tancia de la casa de Urbina. A eso de las seis de la mañana la puerta de esa casa se abrió y a- pareció Urbina. Se detuvo en el umbral y se ¡puso a aspirar con fruicción el aire fresco y puro de la mañana. Se oyó el dispa- ro de una carabina. Urbina se ocultó al instsante dentro de su habitación. En un instante que- dó cercada la casa. Villa, segui- do de dos de sus acompañan- tes, se introdujo. Urbina se 'en- contraba solo. Villa, lanzando una injuria soez, se acercó a Urbina; quien ! lestaba apoyado en la pared, los brazos caídos al lado de su cuer- po; la expresión de su semblan- te denotaba pánico. ¡Se encon- traba desarmado! Permanecía sin decir una palabra; tenía in- clinada la cabeza sobre el pe- cho, su mirada se fijaba estúpi- damente en el rayo de sol que entraba por la abierta puerta. —¿Qué.... diablos te pasa ma- no? Urbina no respondió palabra, pero con un movimiento de ca- beza le indicó sus brazos. De re- pente cayó al suelo. —Jefe, déjeme matar a ese... tal— dijo Fierro. —No, Rodolfo— dijo al ins- (Pasa a la Página 5) Viernes 5 de Octubre de 1956. Por MERCEDES BALLESTEROS Es el primero de Octubre y no el lo. de enero cuando empieza el año de verdad. La ¡pausa del verano ha alejado a las gentes de sus relaciones comunes y se- ría entonces la propicia ocasión para intercambiar augurios de felicidad con los amigos y or- ganizar la despedida formal del año viejo que terminaría al fi- nalizar las vacaciones. La noche del 30 de septiembre se comerían las uvas en sazón, doradas ¡por el sol de otoño, sa- brosas como las uvas que hi- cieron a Noé perder el tino a la media sombra de la parra, y no ateridas por el frío de diciem- bre. Después del festejo, termina- das efusiones y presagios de ventura, al ¡poner el pie en el mes de Octubre se tendría de veras la sensación de empezar algo. . > Nadie empieza nada el prime- ró de enero; ningún cambio se opera en el vivir de la gente al trasponer la nevada de San ilvestre. Es en Octubre cuando nos recogemos de nuevo en el interior de las casas, de vuelta de la intemperie del verano, cu- ando los muebles, las cortinas y las alfombras recobran su vi- tola oficial y se enciende ,de nuevo la lámpara del comedor a la hora de la cena. El que más y el que menos ha pasado en su vida ¡por una época de escolar y ya nadie le quitará de encima la sensación de que en Octubre se empieza a vivir en serio, pasado el jolgorio de OCTUBRE, levarla a punta de lanza, a ser cumplidores de deberes y corte- rías, puntuales para felicitar o- nomásticos y conmemorar ani- versarios. Pero al fin nada cua- ja, y la organización que se pre- tendió establecer en el nuevo año no llega nunca a tener va- lidez. Y es porque no es posible echar borrón y empezar cuenta nueva en coyontura tan poco al caso como la de andar ya el año entrado en el invierno, ago- biado cada cual de quehaceres y compromisos. ¿Cómo hacer una pausa, cómo pararse a pen- sar y planear, cuando mil ur- gencias nos andan acuciando? “Tomar el imaginario tren que pudiera ser un año en pleno in- vierno equivale a tomarlo en marcha, para acomodarse en él de cualquier modo y a riesgo de quedarse en la plataforma, cu- ando no en el estribo. Más cuer- do sería tomarlo a principio de trayecto, en la estación de par- tida del primero de Octubre, y entonces sí que serían válidos los propósitos de orden y con- cierto para los trescientos sesen- ta y cinco días, cogidos desde el primero natural y no a media cuenta. Razón habría para que se si- guiese la pauta de los antiguos calendarios, que empezaban a contar los días, ora ¡por la En- carnación del Señor, el 25 de marzo, ora por la Natividad; pe- ro el primero de enero, bien pue- de ser derrotado por el primero de Octubre. Y de hecho lo derro- ta el uso que de su año hace la gente. las vacaciones. Del pellejo de Octubre, de ése te (cubre. saben las (uvas. Por San Simón y Judas, cogidas (son las uvas. Por San Lucas, bien Son los refranes del otoño. So- leados, sabrosos. Se hace la bo- ca agua al oírlos. Por San Francisco se siembra el $ (trigo. La vieja que lo decía, ya sem- (brado lo tenía. ¿Qué mejor señal que ésta pa- ra reconocer a Octubre como mes inaugural? Mes en el que hay que sembrar el pan del año, a- segurarlo, como la precavida vieja. Se presta, además, el otoño, el momento de reintegrarse a la vida de siempre, para hacer e- sos propósitos de enmienda y perfección que suelen, hacerse, sin mayor éxito, al empezar e- nero. Cuando tomamos en la mano una agenda del año que va a comenzar, nos prometemos! => => Hechos de Arizona Une este mes, por si fuéra po- co, a los dos hemisferios en el insigne día del descubrimiento de las Indias, que había de re- dondear el mundo y ceñirle to- do a un mismo destino. Mes de batallas, como lo acre- ditan las nuestras del Salado y de Lepanto. Mes para la caza y el sembrado temprano y (Pasa a la Página 5) para Quick Relief or PAIN Ease PAINS of HEADACHE, NEURAL. GIA, NEURITIS with STANBACK TAB- LETS or POWDERS. STANBACK is formula . . . STAN- a MULTIPLE ingredi e complete relief, easing anxiety and tension usually accompanying pain... Test STANBACK SnepBeck vin Against Any STANBACK Preparation a You've Ever Used _— == para el Sistema de Escuelas (Cerca del año 1865) Las primeras aportaciones para las escuelas pú- blicas de Arizona se hicieron en 1865, cuando la Pri- mera Asamblea de la Legislatura aportó $1250 a be- neficio de las escuelas públicas de Tucson, Prescott, La Paz y Mohave. Estas cantidades deberían ser igua- ladas por los residentes de cada pueblo, haciendo un total de $2500 en fondos para el manejo de estudiantes en el territorio de Arizona. Ahora, el magnífico sistema de las escuelas pú- blicas provée oportunidades educacionales para apro- ximadamente 200,000 estudiantes con un costo para los pagadores de impuestos de más de $64,000,000. La Industria de la bebida de malta, sola, pagó más que $1,960,000 en pagos de impuestos al Estado el año pa- sado . . . suficiente para financiar la educación de más de 6,000 estudiantes de Arizona por todo un año. 314 First National Bank Building - Phoenix, Arizona 44, RIRIRIIZRRCOZRRIRRRRRRRIRRRRRRRRARIARARITÍA

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