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SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER Published every Friday by J. C. Franco. Entered as a second class matter March 20, 1940 at the Post Office at Phoenix, Arizona, under the Act of March 3, 1879. No nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nuestros colaboradores. Paru precio de anuncio diríjase a las Oficinas situadas en So. 3rd. St. Teléfono ALpine 3-4948 Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subscriptor desee que se cambie el envío del periódico a otra dirección, deberá notificarlo y acompañar la suma de 10 centavos. SUBSCRIPTION RATES Per Year: $3.00 Six Months: $2.00 All out-of-town subscriptions must be paid ín advance for at least a period of six months. Al payments must be made to the Editor. Post Address: P. O. Box 1448 Phoenix, Arizona USTED ESTARA MUY BIEN CON Charles N. Ronan CANDIDATO DEMOCRATA PARA , ABOGADO DEL CONDADO Habilidad — Integridad — Justicia Ragsdale-Rodríguez CASA FUNERARIA Precios Módicos. Facilidades de Pago, Velaciones Toda la Noche d dz si así lo Desean. 1100 E. CALLE JEFFERSON Tel. Oficina: Tel. Casa: AL 2-3471 AL 3-2786 RE-ELIJA A CL “Cliff” Harkins — DEMOCRATA — Su SUPERINTENDENTE DE INSTRUCCION PUBLICA. Mejores Escuélas para . todos los discípulos. VOTE POR EL HOMBRE QUE ESTA EN EL TRABAJO EN LA ACTUALIDAD: MILO LE BARON Pymes INVITACIONES PARA MATRIMONIO, sólo en "EL SOL” - 62 Sur Calle Tercera “EL SOL”, Anecdotario de la Revolución: SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE Hazanas de Pancho Villa *""El Globito de Broadway'' (Continúa de la semana pasada.) Comieron juntos y cuando es- taban tomando el café, el amigo de Merril le dijo: —¿Qué te parece que tomemos un tranvía y vayamos a Ciudad Juárez? No sé si conozcas algu- na población mexicana; pero de todas maneras espero que ésta será de tu agrado. Además ahí nos encontraremos con indivi- duos muy'interesantes que deseo conozcas. Cruzaron el puente internacio- nal y se dirigieron a la taberna principal .de la población, adon- de estuvieron libando copita tras copita en compañía de aventu- reros, valentones, generalotes de las fuerzas de Villa y de algunos “judíos” que ayudaban moneta- riamente a la revolución mexi- cana. Entre los aventureros yanquis se destacaba un sujeto con as- ¡pecto de matón. Llevaba hacia atrás un sombrero texano de an- chísimas alas. El amigo de Merril, a quién llamaremos Guillermo, saludó cordialmente al aventurero, y luego, volviéndose hacia Fred, le dijo: —Te presento al gran George Holmes. Te advierto que es muy hombre y que nadie se ha visto en tantos trances peligrosos co- mo él. Fred y el matón se dieron un fuerte apretón de manos. Gui- llermo, Fred y George, estuvieron amigablemente tomando copi- tas. —Me simpatiza, amigo —dijo George a Fred —Dispense la cu- riosidad, ¿para adónde va fle- tado? —Para San Francisco, Cadifor- nia —respondió Fred. George soltó una carcajada, y dándole una ¡palmada en un hombro le dijo: —¿Qué diablos vá hacer allá? No vale la pena de ir tan lejos. Aquí, amigo, está lo mero bue- no. Fred estaba cabizbajo y me- ditabundo. Pensaba en Violeta a quien quizá no volvería a ver jamás. También pensaba en su fuga, en su cobardía. Compren- día que era más viril el efren- tarse con el peligro y atenerse a las consecuencias de su mala acción. Pero su idea fija era Vio- leta. “¡Maldita mujer!”, —se de- cía a sí mismo—. Debo olvidarla ,... pero no puedo!” Guillermo y Jorge dejaron en su abismamiento a Fred y se fueron a charlar en un rincón de la pieza. —¿Qué víbora ha.picado a su amigo? —preguntó Jorge—, algo muy amargo está saboreando, seguramente. ¿Puedo servirle de algo? Guillermo pensó confiarle a Jorge las cuitas de Fred; pero titubeó. Volvió la cara hacia a- donde estaba su amigo. Junto a *|Fred vió a un grupo de indivi- duos de aspecto de fascinerosos, destacando entre ellos un hom- bre de gran estatura, redonda cara y bigote negro, quien es- taba riendo a carcajadas: era Rodolfo Fierro. —Los invito a que vayamos a la casa de juego que acaba de abrirse —decía a gritos—. Yo pa- go, traigo hartos ¡pesos. Hay ru- leta, ¡la maldita ruleta! Nos a- hogaremos en champán. ¡Ange- les, vengan! Yo pago todo, in- clusive las “niñas”. Con aclamación fué aceptada la invitación. Todos se dispu- sieron a seguir a Fierro, menos Fred que se quedó sentado be- biendo “wiskey”. —¿Qué hubo, amigo? —excla- mó Fierro al notar la indiferen- cia del americano—. ¿Tiene al- go contra mí? —No, nada —respondió con naturalidad Fred. —Bueno, pues entonces vénga- se con nosotros. Jugará por mí a ver si me trae la suerte, Yo pago las apuestas, el vino y las nenas. ¡Anímese mister! Fred se vió obligado a aceptar la invitación. Antes de seguir al grupo de ”parranderos” miró ha- cia todas partes buscando a su amigo; pero éste se encontraba en esos momentos encerrado en la oficina privada de Manuel González, propietario del esta- blecimiento. Guillermo le refirió a Gonzá- lez la histotia de Fred, solici- tando su consejo sobre lo que le parecía que debería hacer su amigo. —Por lo que ha contado, dijo González—, comprendo. que el señor Merril es de aquellos incautos que solitos se meten en la ratonera. ¿Qué ventaja ¡puede sacar de regresar al lado americano? Hay que convencer- lo que más le conviene quedar- se en territorio mexicano. Esos agentes de inmigración hacen a veces una preguntitas que com- prometen hasta a los más ino- centes. Guillermo hizo un' movimien- to de cabeza en señal de que estaba de acuerdo con lo que decía González, quien después de una pausa, dijo: —Me parece conveniente que vaya usted 'a acompañar a su amigo al lugar adonde se lo han llevado esos hombres. Fierro va a darle al infeliz demasiadas sacudidas nerviosas, las que di- fícilmente puede soportar un novicio. —¿Y usted, Holmes, qué pien- sa hacer? —le preguntó Guiller- mo. —Yo me voy en busca de Pan- Cho Villa. George Holmes gozó de las simpatías «de la mayor parte de los que le conocieron. Aún las mismas autoridades policíacas que tuvieron que ver con él de vez en cuando le tuvieron apre- cio. Bill Greet, capitán de po- licía, era, por su cargo, enemigo acérrimo de los rufianes como Holmes, lo que no le «impedía reconocer en éste ciertas cuali- dades. He aquí cómo se expresa actualmente de él: “Cuando los agentes de policía que hacen el servicio en esta frontera tu- vieron noticia que George ha- bía sido asesinado misteriosa- mente en México —de ésto hará pocos años— sintieron gran pe- sadumbre. George: Holmes no podía dejar de ser facineroso (co- mo el jugador no puede dejar de jugar. Pero no era un facinero- so vulgar, sino más bien un hombre de corazón aventurero. El dinero en sí mismo poco le importaba, lo que le fascinaba era las aventuras peligrosas. Ve- ía los peligros como deporte e- mocionante, jugándose la vida con más sangre fría que los que juegan valores en la bolsa de Nueva York. Resumiendo: Geor- ge era muy valiente y muy sim- pático”. Holmes nació en Uvalde, Te- xas, y ahí pasó la mayor parte de su juventud. Sus padres, de origen escocés, nacieron tam- bién en los Estados Unidos; eran buenas gentes que luchaban du- ramente para ganarse la subsis- tencia. George desde muy tem- prana edad empezó su vida de aventurero, pasó al lado mexi- cano, donde consiguió empleo de vaquero en un rancho. Le gustaban las querellas; jugar, beber y tomar parte en todas las correrías de individuos de mayor edad que él. Uno de los patrones que tuvo se expresa de George en los siguientes térmi- nos: “Bien podía haber llegado a ser un buen ganadero si hu- biese tenido más juicio. En el negocio del ganado se gana mu- cho si se trabaja duro y con constancia; pero George era im- petuoso e inconstante. Además tenía afición a robarse el gana- do”. Tuvo ese aventurero infinidad de ocupaciones antes de encon- trarse con Pancho Villa: vaque- ro, contrabandista, gambusino, tramposo, etc, etc. Los hombres que más aman la vida son los que más la arriesgan; esto es verdad aunque paradoja parez- ca. Holmes aunque era ante to- VOTE POR JACK ; Choisser PARA ABOGADO DEL CONDADO. do un hombre de acción, tenía vehementes deseos de instruír- se; aprovechaba todos los mo- mentos que le dejaban libres sus diversas actividades, en ho- jear libros para enterarse de to- do; esta asiduidad a la lectura unida a su natural ingenio y a sus múltiples habilidades lo ha- cía utilísimo para ciertos propó- sitos. Se sabía que algunos sol- dados que estaban en guami- ción en “Fort Bliss” y otros pun- tos de la frontera le facilitaban a Holmes municiones robadas. Pancho Villa apreciaba todas las buenas cualidades de Holmes y se aprovechaba de ellas; dándo- le al aventurero yanqui el nom- bre de amigo y compadre. Hol- mes le fué siempre leal a su compadre. Otras de las cualida- des de Holmes, inapreciable pa- ra los revolucionarios mexica- nos ,que se dedicaban al contra- bando de armas y municiones, era que conocía palmo a palmo toda la prontera, desde San Die- go, California, hasta Brownsvi- lle, Texas. George tenía gran debilidad por el bello sexo; al grado, que algunos aseguran que fué una hembra la causa de que lo a- cribillaran a balazos. Se extasia- ba con las dulzuras de la vida; pero también sabía” soportar sin lamentarse las rudas actividades y las amargas contrariedades. En una ocasión Holmes y otros fascinerosos que lo acompaña- ñabanban fueron aprehendidos, acusándoseles de pasar contra- bando de municiones para Villa. Holmes logró escaparse de la pfisión y fué a esconderse en las asperezas de la Sierra Ma- “dre, y durante largo tiempo su- frió toda clase de privaciones. Qtras varias veces fué vuelto a poner preso. Muchas cuentas pendientes tenía con la justicia. pero llegó el día en que las au- toridades necesitaron de sus ser- vicios. Le prometieron condonar- le las penas de sus culpas, siem- pre y cuando entregase perso- nalmente a Villa la cantidad de veinte mil dólares que este ca- becilla exigía por el rescate de un rico americano que tenía en su poder. Holmes conocía per- fectamente las guaridas secretas de Pancho Villa. Montó a caba- llo y partió al galope en busca de Pancho, a quien logró encon- trar minutos antes de que iban a ejecutar al rico americano. Cuando la diosa fortuna iba a recompensar a Holmes más allá de lo que él podía haber soñado, intervino la escuálida e impla- cable señora de la guadaña y... punto final. Volvámos a seguir el hilo de nuestra narración; la que sus- pendimos en los momentos en que Holmes salió de'la taberna de Ciudad Juárez denominada “La Central”, para ir en busca de Pancho Villa, quien vivía por enntonces en la misma'casa de Luz Corral, -su legítima esposa. Holmés le refirió a Villa la vida de Merril. Pancho escuchó la narración con mancado inte- rés, intrigándo!le la ponderancia de la belleza de Violeta. —¿A qué mujer de las que yo conozco se parece ese pecamino- sa? —le preguntó a Holmes. —Yo no la conozco sino por re- ferencias, general; pero esas son tales que ya me siento enamo- rado de ella. —Y yo “mesmamente” compa- dre — luego soltando una sono- xa carcajada y mirando de sos- layo a su consorte que se en- contraba en la misma pieza, ex- clamó—. ¡Qué se me hace que es más apetitosa que Lucha! Luz Corral abrió tamaños o- jos, sin decir palabra en tanto que Pancho se atuzaba el bigo- tazo con aire de conquistador. Luego dijo: —Oigame, compadre, ¿por qué se empeña su paisano Merril en regresar a su tierra, no le pa- rece que le convenía mejor que- darse de este lado de la fron- tera? —Precisamente ese es el moti- vo de mi visita, General. Es u- na lástima que un individuo co- mo Merril haya perdido el jui- cio por una mujer. Las mujeres si bien se las justiprecia no va- len ni a centavo la docena, ¿ver- dad?.... Es cierto que a mí me gustan mucho, pero... Volviendo a nuestro hombre. A mi parecer, la mejor manera que olvide sus cuitas es que usted, general, se lo leve consigo. Al lado del gran Pancho Villa tendrá emociones tan intensas y frecuentes que no tendrá tiempo ni sensibilidad para recordar niñerías. —Muy cierto, compadre. Lo más fácil es olvidar a una mu- jer. Yo he olvidado a más de cincuenta, ¿verdad, Lucha? Luz volvió a abrir tamaños o- aprenderá el español. Tal vez le Viernes 17 de Agosto de 1956. jos. Holmes siguió elogiando a su nuevo amigo: 5 —Merril tiene muy buena ca- beza, seguramente que pronto pueda ser útil, general, para ha- cerse cargo de la corresponden- cia en inglés. ¡Uf, hay tantas cosas en que se podrá utilizar a ese individuo! —Está bien, compadre, veré a ese hombre. —¿Quiere usted, general, que se lo presente esta misma no- che? —Mañana, compadre, mañana hablaré con su amigo. UNA COMEDIA Merril se lanzó a una vida de grandes emociones. Aprendió, con relativa facilidad, a hablar el español, habiéndose aclima- tado muy pronto a la atmósfera revolucionaria y sólo le escocía el recordar la causa ¡por la que tuvo que huir al extranjero. Pu- do ver una fase de la vida que jamás imaginó que existiera y tuvo que tratar a individuos que no parecía que formaran parte de una sociedad civilizada. En cuanto a Villa, bien sabe- mos que ese período de su vida (Pasa a la Página 5) * ara AS X==>oG55iSes =35> AAA AAA AS CORPORATION DEMOCRAT » MARICOPA STATE SENATE DE PRINCIPIO AHORA— Diga a sus amigos éste día . . que VOTEN POR PHIL A. ISLEY para TESORERO DEL CONDADO Los pagadores de impuestos, (Taxes) nunca han perdido un solo centavo eligiendo a PHIL como Tesorero. ss JOHN H, BARRY | DEMOCRAT ' 1) 0 COMMISSIONER VÍÍZRÓZZBRSS ENFERMEDADE ESTOMAGO VESICULA BILIAR jué continuar sufriendo de los molestos sín Ear sd Eructos, Pra Gas, cole perra mitad a os Latido? 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