El Sol Newspaper, March 21, 1952, Page 2

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. — SPANISE PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER Y. ís “Published every Friday by JC. Franco = Entered.as second claís matter March 20, 1940 at the-Post Office 1 at Phoénix, Arizona under fhe Act of March 3, 1679, No nos hacemos responsables de las ideas entendidas por nues: trás colaboradores. Para precio de anizncio diríjanse a las oficinas situadas en 62 So. 3rd, St. Teléfono 3-4948. ness subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subs- desee que se cambie el envio del periódico a otra dirección, fintificarlo y acompañar la suma de diez centavos. se : ' SUBSCRIPTION RATES - : «Per Yoar $3.00. .<: Six Months 50 an out-of-town subseriptions must. he sand in advance for at least a period of six months. AM payments must be made to the Editor Post Address P. O. Box 1448 Phoenix, Arizona. CONTINUA: CON LA VIUDA DE TOMAS URBINA *- Queriendo aparecer enteramente tranquilos, respondí: - «¡Gente buena! Nos encontrábamos a tres pasos del centinela de un puesto avanzado Carrancista, quiea volvió a gritar: ¡¡Cabo de Guardia!! Daniel y yo permanecimos sin movernos, en espera del Cabo. Dos cosas recuerdo que hice en aquellos momentos de angustia: Jalé a Daniel de la manga de la camisa dicién- dole: Yo hablo. La otra fué volver lá: cab221 hacia la aitu- ra donde nos separamos del Jefe. ¡Que bien pude distinguir todavía la silueta del General Villa! El también se percató que nos encontrábamos en poder del enemigo, y yo con la sentencia de muerte en las bolsas de mi camisola donde guardaba las cartas que menciono en párrafo anterior. . Nose pdía alegar deserción del lado de Villa buscan- do la amnistía del Gobierno. ¡¡Eso era imposible!! El temor de las famosas cartas era la credencial fiel de un comisio- nado. Por otra parte a mi no se me hubiera perdonado por ninguna circunstancia. Así estaban las cosas! Llegó el Cabo de Cuarto, de origen yaqui,, enredado en un cobertoque le cubría hastá arriba de la baca, y en_ mocho español me preguntó: ¿De dónde vienen? ¡Cuan amable es la vida y como nos hace representar verdaderos comedias cuando trata de escapársenos. ¡Esta maldita troca se me acaba de quebrar aquí cerca! Venía de Santa Bárbara para llevar una carga de provisio- nes a la tienda de raya de “Tecolotes” (Unidad minera de la American Smelting and Refining Co.) donde trabajo y se nos descompuso. Allí dejé a Daniel, para llevar el auxilio”. Así le contesté la pregunta del Carrancista y así fué como muy convencido me respondió: ¡¡Pasa!! Debe comprender el lector que' desde luego, sin pérdi- da de tiempo y pisando en lana, nos despedimos del famoso cabo a quien yo con todo gusto le conferiría el grado de Ge neral, por su manera de atender mis instrucciones, y des- cender la loma donde efectivamente se encontraba la casa de Villa; pero esta vez no desierta, sino ocupada por el grue so del puesto avazado, que dormía en el suelo en sorrecta formación a lo largo de las paredes del frente. .. A Otra impresión o susto terrible. Ya para perder de vista a nuestros enemigos; ya para tocar la puerta de la casa de la viuda da Urbina, dabido a mi susto,, y también a la poca claridad de una luna men- guante, tropecé con una piedra, cayendo de rodillas. ¡Muy justo era permanecer en aquella posición por un momento, con los: ojos fijos en el hermoso cielo de Parral tachonado de estrellas! Sin ninguna dificultad penetramos Daniel y yo a la ca- sa de la viuda de Urbina. Dos cuartitos pobremente amue- blados, con infinidad de estampas. de santos católicas col- gando de las paredes negruzcas. Fué encendida una lámpa- ra de petróleo que alumbraba bien poco debido al impedi- mento que oponía la bombilla bastante ahumada. Siempre aquella luz mortecina fué suficiente para vernos las caras, la de Daniel y la mía intensamente pálidas. Fatigando como venía, ocupé una silla apoyando mis codos sobre la mesa de comer para sostener entre mis ma- nos mi cabeza, y dar principio a contestar la infinidad de preguntas que me dirigió la señora Urbina. ¡Válgame Dios!! Se lamentaba aquella santa mujer. “¿Pero no. los detuvieron los changos que estaban allí fuera?” “Sí señora. Nos detuvieron para preguntarnos de don- de veníamos. Nada más”. Le respondí. “¿Y mi compadre?” volvió a preguntarme... “Su compadre está bien y debe de encontrarse a corta distancia de aquí. El nos acompañó hasta muy. cerca, del e-.. nemigo”. Sobresaltada la señora me interrumpió para expresar” sus temores por la suerte del General Villa. Me acuerdo q' decía muy apurada: c “¿Y no lo habrán cogido?” Muerto de risa por la ocurrencia de la pregunta lanza- da por la comadre del Jefe, la calmé diciéndole: “Mire, señora, primero pescamos nosotros desde Chi- huahua a Don Venustiano , que se encuentra más de cua- trocientas leguas, que estos señores Carrancistas a su compadre. Esté usted tranquila que él ahorita anda sin par- padear”. Algo calmada la esposa del General Urbina encendió el fuego de su pequeña chiminea para prepararnos una ta- za de café, y mientas movía con una cuchara el líquido ne- gro evitando que se derramara sobre la lumbre, me infor- mó que la guarnición de Parral se encontraba en espera del General Villa de una noche a otra, habiéndose registrado “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE Jorge Negrete también repetidas veces un incidente curiosa: El Coronel Jesús Moreno, perteneciente a las fuerzas de Nicolás Fer- 'nández se había propuesto cenar e1 Parral frezuentemen- te, y muy quitado de la pena eatraba a la padlación sezui- do de dos hombres; uno de ellos permanecía ex la puerta “del restaurant dando tiempo a Moreno y al otro acompa- ñante a que cenaran relevando después al guardián y espe- rándolo. mientras él hacía la misma cosa. En una.de tantas “Jentradas se le ocurrió el Coronel salir a sabie1das por el precisa lugar donde él sabía que se encantraba postado un puesto avanzado y llegando cautelosaménte al enemigo, les arrojó una bomba de dinamita que provocó una alarma es- pantosa con su estallido. Este incidente y lás frecuentes vi- sitas de Moreno a Parral, mantenían a la guarnición de la plaza en constante intranquilidad. Después de platicar sobre otros tópicos y saborear la taza de café, me valí de Tomasito Urbina, hijo del célebre General, para que fuera al centro de la población y me tra- jera un coche de sitio (en aquel eatoncas escaseaban los Ford) con objeto de trasladarme a Palmilla en pleno día, pues sentía más peligro en la casa de la Sra. Urbina, sin q' vaya a pensar el lector.que desconfiara de aquella buera mujer en lo más mínimo; pero dados sus acoatecimientos, era de suponer que el enemigo estuviera a una vista de la casa vigilándola constantemente. A bordo de un caruaje destartalado atravesé la popu- losa barriada de “Guanajuato” llevándome en infinidad de- .|veces el pañuelo a la cara fingiendo ser víctima de un cata- rro molesto, por el encuentro de algunas caras conocidas que transitaban por las tortuosas callejuelas da Parral. En Palmilla, ya sin la preocupación de ser capturado por el enemigo, pues casi todas las na3ciacion23 mineras americanas que operaban en los alrededores de Parral se oponían a que se les dieran destacamentos federales sino: 0* ellas por su cuenta y riesgo armaban entre los mineros un grupo de 25 hombres para garantizar el orden. En la Alva- rado Mining Co. el Jefe de los voluntarios, como los nom- braba la voz de la «calle, era un recomendado del General Villa, el Sr. Angel Quiñones, a cuya casa me presenté. José Angel inmediatamente me llevó con el Jefe acci- dental de la negociación, un señor norteamericano de ape- llido Miller. También saludé en la oficina privada de este Mister, a dos antiguos compañeros de escuela: Francisco Enríquez, Cajero de la firma minera y su ayudante Jesús- José Lozano. Enterado Miller del objeto de mi visita, se mostró muy apenado por la espera de que fuí víctima el Ga1eral Villa para recibir los famosos VEINTE MIL DOLARES, y soste- nía que la entrega se había retardado, n) por falta de bue- na voluntad, sino por la des2oafianza de que suma tan im- portante fuera a caer en manos de persona extraña. Le ma nifesté a Mr. Miller que yo explicaría estas disculpas al Je- fe y que procuraría despacharme lo más pronto que le fue- ra posible. Me disponía dirigirme a la casa de Quiñones dando ¡tiempo a que se me entregara la mencionada cantidad; pe- ¡ro Mr. Miller se opuso a ello alojándome en uno de los cuar tos destinados a los emplea los de catezoría, contiguo al de mi amigo Lozano. Allí esperé todo un día y el siguiente, saliendo a prime ras horas de la noche del segundo, montando en buen caba- llo, acompañado de Daniel y Quiñones, y los tres portado- res de CUARENTA MIL PESOS en monedas de oro cono- cidas por “aztecas”, y con el rumbo de la cima de Las Bo- rregas donde supuse que estaría esperando el Jefe, aunque no muy seguro de encontrarlo, pues me imaginé que Villa, al darse cuenta de nuestro encuentro con el puesto avanza- do nos hacía descansando en paz. ¡Al llegar al pié de la cuesta divisamos con aire de des- afío las lumbres de los Carrancistas c31 quiéa23 habíamos platicado a nuestra entrada. Esta vez los veímos muy pe- queños, casi inofensivos, si se toma en cuenta, no nuestro. valor,'sino las magníficas condiciones de los caballa3 que montábamos. Antes de comenzar la ascención de la pendiente avisé a mis compañeros que en esos momentos principiaba nues- tro segundo calvario. Ahora deberíamos cuidarnos mucho del General Villa y Carmen, quiénes seguros de nuestra cap tura, podrían justamente sufrir una equivocación al' ver- nos, y presumir que se trataba de la vanguardia de una ex- pedición enemiga que salía en su busca. Así es que les pre- vine que sería yo quien me adelantaría un tramo regular hasta llegar a la cima. No me equivoqué un ápice en mis conjeturas. A mitad de la cuesta, por entre unos peñascos enormes, vi volar ha- cia mí, no un hombre montado en brioso caballo, sino al centauro de que nos habla la mitología. Apenas tuve tiem- po para detener mi caballo, cuando sentí una enorme pis- tola a un milímetro del pecha, ¡la visión fué terrible!! Duró un segundo; pero dejó huellas indeleble en mi memoria!!! Era el General Villa!!! E Cuando me reconoció sufrió una metamórfosis muy distinta en su actitud, pues azorado, can ánico si se quiere, me miraba de pies a cabeza, E —“......pero.....? es usted?... El tropel de lós caballos de cars compañeros y su salu- , do lo volvieron a la realidad. Juntos los cinco nos encaminamos al paraje del peque- ño chupadero. Allí se encendió la fogata y todavía pude a- preciar en el rostro del Jefe huellas de asombro cruzadas por otras de grandísima satisfacción. Con uno de sus bra- zos apoyado en mi hombro le referí toda nuestra aventura. El escuchaba atentamente mi relato, y al abordar la expli- ¡cación que dí al cabo del puesto avanzado, explicación que ¡Sirvió para salvarnos la vida y franguearnos las puertas ¡de Parral, no pudo menos que interrumpir mi relato con es tas palabras que me dejaron boquiabierto: —““¡¡Qué brutos son estos Carranclanes!!! Si yo he si- do el Jefe de ese puesto, no la estaría usted contando”. Así era Villa. Así terminó la más grande de mis aven- turas en los seis años que anduve a su lado. a Punto de ir ala Prisión TIJUANA, B. C. — A punto de ser encarcelado estuvo el actor Jorge Negrete, debido a la in- transigencia del comisario Pa- checo de la comandancia poli- cíaca de esta ciudad, al infor- marse el dirigente de la: ANDA, 2reso un artista. ZAPATERÍA. CALDERON * 145-ESTE DE LA-CALLE MADISON: a de Calzado ia Personal Competente - - PRECIOS MODICOS. — E Alejadidro N. Calderón, Prop. ; El señor Negrete, tratava_ de ENE TEVE EVE VE VEVENEVEN obtener la libertad del artista, llamado Smoky Wythefield, quien había dejado a su peque- ño hijo de ocho años de edad en cerrado en el hastel desde ha- cía 24 horas, pera las preguntas del primero molestaron al iras- cible. comisario, qu trató tam- bién de encerrar al actor pre- textando que éste le había co- metido “faltas” a la autoridad. Afortunadamente Jorge Negrete le hizo ver los derechos de los ciudadanos sin dejarse asustar ¿Por el funcionario, quien no tu- ¡vo más remedio que dejarlo en libertad, Inmediaatmente el dirigente sindical, presentó una queja an- te las autoridades competentes, para que se sancione al intran- sigente policía. Lo Que La Madre Debe Saber DESTETE EN EL MEDIO HUMILDE » G los motivos de que estuviera En el medio pobre no puede ser llevada al cabo la práctica de comenzar el destete o sea la ¡retirada del pecho materno a los ocho meses, como entre la ¡gente que tiene posibilidades de dar al niño aquello que com- ¡plementa la retirada del seno. [La práctica de comenzar el des- ¡tete al octavo mes noes reco- 'mendable ni conveniente en per 'sonas de muy escasos recursos, o en el medio rural, que es la región en que difícilmente se encuentra leche de buena cali- dad, En algunos Estados de la Re- pública escasea en forma osten- sible el ganado vacuno, a tal grado que muchos de sus habi- fantes apenas conocen sus pro- ¡ductos, atles como mantequilla, quesos, crema, jocoque, reque- zón, etc. De esto resulta que si se comienza el destete demasia- do temprano se tropieza con la dificultad de no encontrar un producto con qué sustituir la le- vhe materna que se retira al ni- ño. Así es como vemos con fre- :uencia en el medio pobre que sus niños son víctimas de se- rias desnutriciones, anemias y raquitismos, que en algunas o- casiones producen edemas (hin- chazones) que desorientan el diagnóstico de un médico poco ¡prepaarado y que a veces son hasta. calificados como: estados nefríticos. Estos estados son debidos a insuficiencia de proteínas en la dieta y se curan fácilmente, tan sólo con el suministro de ellas. Cuando al niño pobre lo deste- ta la madre, casi siempre lo que le da son atoles, caldo de frijol, pedacitos de tortilla o gordiats de ahba, arvejón o simplemen- ¡te de maíz. Estos alimentos son ¡incapaces de proporcionar a una criatura elementos necesarios para su crecimiento. De aquí la necesidad de prolongar la ali- ¡mentación al seno hasta los 15 ó6 18 meses. En muchos casos ve pues amamantando a sus hijos a mujeres del pueblo cuya edad ¡pasa de los dos años. Natural- mente que estas criaturas cre- cen con un estado de nutrición imperfecto; pero más grave hu- biese sido si le retiramos el ali- mento materno sin tener con qué sustituirlo. gi AAN Ayude a la Cruz Roja - HOY PALMISTA Madame Rose Contesta todas las Preguntas de su: Pasado, Presente y Futuro en Español 3202 E. Van Buren St. Abierto de 8 a 12 de la noche C. WILLARD Y PAUL KRUGER Toda la gente mexicana lo, conoce Muy Bien "Tralgan sus Familias, O. WILLARD ' unica di que está en 230 al Oeste de 1a Caile Jefk. ES E S 2/2) lll p=p=) MORTENSEN - KINGSLEY A AGENCIA DE FUNBRALES PREFE. RIDA DE LOS MEXICANOS “* Se atiende con respectuosa actividad. Teléfono: 4 3119 1020 West Wáshingtoa St. ANTES DE COMPRAR EN OTRO LUGAR. VISTEN EL SOL 62 al Sur de la Calle Tercera Crucifijos, Tarjetas Postales, Anillos de Matrimonio. En donde encuentran todos sus discos favoritos fambién pueden encontrar, Alhajas, Santos, Medallus, Orquesta de “SAMMY COSTALES” Club situado en esquina de Jefferson y Calle Tercerá ABIERTO: TODAS LAS NOCHES : €) Cabaret Más Céntrico para la Coloma Mexicana COPACABANA Tardeada Todos los Sábados y Domingos desde las 2 P. M, BASO GRANDE DE CERVEZA 10c APRENDA A BAILAR EN EL.ESTUDIO DE BAILE ROSITAS” STUDIO OF THE DANCE 615 al Norte de la Calle Tercera BAILES ORIENTALES... España Cañi, Seguidillas, gueñas, Pasos Dobles. Mala. 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