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Página 2 BISEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE s Viernes, 18 de Junio de 1943 EL SOL SPANISH PAN-AMERICAN SEMI-WEEKLY NEWSPAPER Published every Tuesday and Friday by J. C, Franco Entered as second class matter March 20, 1940 at the Post Office Phoenix, Arizona under the Act of March 3, 1879 No nos hacemos responsables de las ideas emitidas por nuestros colaboradores, Para precio de anuncio diríjanse a las oficinas si- tuadas en 62 - S. 3rd. St, Teléfono 3-4948. Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subscrip tor desee que se cambie el envio del periódico a otra dirección, de- berá notificarlo y acompañar la suma de died centavos. Cuando la falta de elemento humano impida la publicación isemanal de este periódico saldrá una vez por semana, sb SUBSCRIPTION RATES Per Year $3.50 Six Months $2.00 Three Months $1.25 All out-of-town subscriptions must be paid in advance for at least a period of six months, All payments must be made to the Editor postal Address P. O, Box 2161 Phoenix, Arizona MARIA-- CUENTO MEXICANO —¿Pequeña, por qué lloras? Unos lindos ojos negros se ¡abrieron lentamente y mirando al caballero que la había interroga- | do, contestó: —Llloro, Señor . |—¿Y qué es eso? ¡—Eso, Señor, que soy pequeña . ly fea ci | —Pero si eres muy linda, anda lno lores. ¿cuántos años tienes? | —Catorce, Señor. —¿Lo ves? si aún eres una ni- na, con el tiempo crecerás otro poco. | —¡Pero es que yo quiero ser al- ¡ta y bonita! —Lo serás. "| —No, Señor. | —Lo serás lo serás con el tiem po ¿Cómo te llamas? —;¡María. ¡María! precioso tu nombre, . por eso... DISCRIMINACION MEXICANA. Viene de la. Página 1 Esta situación se agraba más por diferentes motivos a saber. El mismo lunes 14 fuimos invitados a eso de las dos de la tarde a visitar ue de momento la alberca del Par- que Grant: ¿Qué vimos . . ? Como 150 jovencitos no ma- yores de quince años, la mayoría niños y niñas de nuestra raza, el cutis muy blanco de unos y apiñonado de otros, se armonizaba con el agua cristalina y jugetona que se movia sobre el vaso azul del estanque en medio de una orquesta- ción de risas y gritos infantiles, pero, había algo que es pe- noso mencionar, cerca de 60 o 70 jóvenes de raza 'negra y algunos adultos como de 30 años de la misma raza, bañán- dose también y haciendo rozar sus cuerpos con los de nues- tros niños y doncellitas. Esto no nos causó mayor sorpresa, lo qué si nos dolió ¡ fué, que nuestro acompañante llamó a dos hermosísimas jovencitas no mayores de 15 años y les hizo ver que debian abastenerse de asistir al Parque Grant si continuaba con- curriendo allí la gente de color, a lo que candorosamente, con sencillez y con dulzura, contestaron lamentándose: ¿Bueno señor, pero entonces, a dónde vamos? Hace dos se- manas fuimos al Riverside Park y nos despidieron porque eramos mexicanas, esta mañana fuimos al University Park y sucedió lomismo . . . Ante estas palabras dichas sin la más leve malicia por dos jovencitas, no hermosas, sino be- llísimas, nos preguntamos: -¿Por qué razón se despide a nues tros niños de los balngarios públicos y de paga . . .? ¿Por qué se rehusa terminantemente a la gente de color en esos balnearios y se les acepta en el único balneario destinado a los mexicanos .. ? Aceptando.que por razones de ubicación se destine la alberca del Parque Grant a los niños Latinos-Americanos O bien sea mexicanos, eso nada quiere decir, en nada nos ofen de el que se permita allí que sé bañen las gentes de color, pero eso si, que en tal. caso se acepte a la gente de color en todos los demás balnearios de la Ciudad, porque si en los del lado norte se les rehusa por no ser blancos, es imperativo entender para simepre que los mexicanos también somos BLANCOS. Los hechos que aquí señalamos constituyen el más cla- | ro y humillante acto de segregación para los mexicanos y, si ni las autoridades, ni las agrupaciones cívicas pueden re- | mediar esta afrenta para los mexicanos, se hace necesarp que el remedio lo pongan los mexicanos mismos con una poca de DIGNIDAD: Mientras que la gente angloamerica- na continue segregando a la gente de color de sus balnea- rios, los mexicanos debemos abandonar el Parque Grant en el momento en que se presente allí una sola gente de color, no como una protesta contra ellos, no, sino como una ac- titud de dignidad frente a quienes prohiben que las gentes de color se bañen en las demás albercas, mientras no lo pro- hiben en la del Parque Grant. «Nos resistimos a creer que quizás se trata de fomentar | una de tantas escenas en las que los pretinos han querido justificar ese necio y arcáico espíritu de vanidad, que los vuela a un grado que hasta se atreven a considerar a los mexicanos como raza inferior. x | pequeña, mira, toma mi tarjeta | voy a opostarte que dentro de po | co serás lo que quieras, alta, bo- nita y todo lo que sueñas; si | puede vas a verme y te daré lo | que me pidas. María guardó la tarjeta cui- | dadosamente y vió como se ale- jaba el caballero Ella no era en realidad muy atrayente, delgada, pálida, pe- queña. Lo único lindo que tenía eran sus enormes ojos negros y María, alma inquieta y rom,ntica, ¡ botón en flor que se iba abrien- lelo en inquietudes, estaba enamo- rada . Pero enamorada de. un hom- bre, que era un notable escritor, cultísimo y buen mozo, que pa- seaba algunas veces por las prin cipales calles de la ciudad, con las más hermosas mujeres. Una vez María le atajó el pa- so y le pidió su autógrafo, el a- tento la complació y le dijo: _ —Pero niña mía, ¿Tú tan pe-!| queña y ya coleccionas autógra- fos? % No contestó, ella que ya se sen tía toda una mujer, se sintió he- rida y como un martilleo en su| cabeza daban vueltas estas pa- labras: pequeña, pequeña, . . Y fué esa vez cuando el caba- llero la encontró y le hizo la a- puesta. Pasaron cuatro años, en el es- pejo enorme de su alcoba, Ma- ría dia día se miraba, tenía que ser alta y linda, para conquistar a aquel hombre con que su ju- ventud soñaba, pero sus ojos en- | fermos de anhelar un imposible, cada día comprobaban, que el ca- | | ballero de la apuesta había per- | dido . si perdido, ahí estaba ella frente al espejo, cast tan pe- ¡ queña como antes, delgada, in- significante, triste, como sus diez | y ocho años inútiles y enfermos ¡de pensar en su tragedia. . Y pensó de pronto ir a ver al caballero de “la apuesta, había ¡tenido una idea, sacó la vieja tar jeta que le diera éste y trémula la aprisionó entre sus manos, sa- lió y llegó hasta la dirección ahí, escrita, tocó bruscamente, como si fuera a llegar tarde para alguna cita, un mayordomo abrió la puer| y le preguntó: | —«¿Qué desea usted? | —Ver al Señor -—¿Su nombre? 1 -—María .. —María qué? María, la pequeña de la apues ta, él ya sabe . . —Bien, pase usted, voy a anun ciarla, María se quedó sola en el sa- lón, había ahí miles de antigueda des de incalculable valor. —Pase usted, el Señor la es- l Eminente erudito mexicano escribirá sus impresiones sobre los Estados Unidos en guerra WASHINGTON.—La pro- ducción de guerra de los Esta- ¡Unidos es objeto de cuidadoso examen por parte del emi- mente hombre de letras mexi- ¡cano, Dr, Antonio Castro Leal, ¡quién hará públicas sus obser- ¡vaciones en una serie de artí- culos que verán la luz en la 'prensa de las Américas. r Durante su permanencia en el .país, el Dr. Castro Leal hará tam- bién un estudio de los valiosos ma- nuscritos y objetos de arte de Mé- xico que se conservan en los Esta- dos Unidos. La visita del Dr. Castro Leal ha! dado mayor estímulo al interés pro- 'yocado por una de sus obras, de edi- ción reciente, en la que revela núé- vas fases de la crueldad nacista. “La obra, titulada “El Libro Negro del Terror Nazi en Europa,” es una compilación de los trabajos de 55 autores de 16 nacionalidades que han sido víctimas de la barbarie nazi e incluye artículos de escrito-| Esta obra será distribuída profu- Dr. Antonio Castro Leal versidades, centros culturales y sindicatos obreros del continente americano. La labor del Dr. Castro Leal se destaca no solamente en el campo de las letras, en el que figura como escritor eminente, sino en el de la diplomacia, pues fué el observador de México en la Sociedad de Nacio- nes y representó a su patria en la VI Conferencia Internacional Ame- ricana que se celebró en La Habana en 1928 po la Conferencia de Edu- cación gresiva, que tuvo lugar en la ciudad universitaria de Ánn Arbor, Michigan, en ese mismo año. En su actuación como diplomá- tico el Dr. Castro Leal fué también Consejero de la Embajada de Mé- xico en Wáshington de 1925 a 1928. Posteriormente po la Rectoría de la Universidad de México, donde en la actualidad desempeña la cáte- dra de Derecho Internacional. En su época de estudiante se reveló su inclinación por las letras, alcan- zando ellas distinción tal, que rriendo el tiempo, fué elegido embro de la Academia Mexicana de la Lengua. El dE Castro Leal se encuentra, en los Estados Unidos como hués- ped de la Secretaría de Estado. ras mexicanos y estadounidenses. Isamente entre las bibliotecas, uni- pera. Entró María hasta una biblo- teca, el caballero le dijo: —Pasa, ¿quién eres? | —María, Señor, ¿no se acuer- da usted de mí? —María . no, no recuerdo pequeña .. —Eso es, Señor, pequeña, por | lo mismo hace cuatro años que | me encontró usted llorando y me apostó que sería con el tiempo | alta y bonita y como verá usted | ¡ no ganó la apuesta, y vengo a! cobrarla, aquí está su tarjeta. .| —Si .. ahora recuerdo, en ver dad no creía perder, pero aun- que seas pequeña eres simpática, | ¿qué deseas? —Escribir novelas, tres o cua tro y que usted se encargue de los gastos de publicación, propa- ganda, etc, —¿Pero vas a escribir novelas ¡ tú? ¿Ya las has escrito antes? —NUNCA. —¿Entonces? —Las escribiré. —Está bien, María perdí la a- puesta y pagaré. En menos de un año la cabe-¡ cita loca de María trabajaba, tra 1 | Por recelo o por decoro, Flota Mosquito Para Defender ¡Nuestra Costa | MEXICO, junio 15. —Una ¡ verdedera flota mercante , Mosquito, se está contruyen | do en puertos del Coifo de | México, para impulsar el trá | fico de cabotaje, según los in | | termes que existen en la Di-| aa de Marina Mercan- Ojos Verdes Ojos que nunca me veis, Ojos de esmeralda y oro, Fuerza es que me contem- pléis; Quiero que me. consoléis | Hermosos ojos que adoro; Estoy triste y os imploro, Puesta en tierra la rodilla! ¡Piedad para el q' se humiila, Ojos de esmeralda y oro Ojos en que reverbera La estrella crepuscular, Ojos verdes como el mar, Como el mar por la ribera, Ojos de lumbre hechicera Que ignoráis lo que es llorar | ¡Glorificad mi penar! ¡No me desoléis así! ¡Ojos verdes como el mar! mediato de nuesi1y pais, es lel de la intercomunicación en sus puertos, pues al ter-| minar la guerra el mundo de ¿la paz podrá disponer de mu ¿chos miles de barros de fuer Ojos cuyo amor anhelo te tonelaje que se están cons Porque alegra cuanto alcan-|truyendo en la Gran Betra- za, ¡ña y en los Estados Unidos | Ojos color de esperanza, para la guerra. Con lejanías de cielo; ) Ojos que a través del velo . ; Radian bienventuranza, - E En realidad el problema in | Concretamente en Tuxpan, se están terminando dos har | cos de 250 toneladas, cn Gu- ——_ de Nelson Rockefeller Habla Del Decreto ¡Sobre El Azúcar | WASHINGTON, junio 14. —En la oficina del Coordina dor de Asuntos Interameri- canos, Nelson Rockefeller, ci tando fuentes afectas al De- partamento de Estado, dicen |que el gobierno mexicano [ESRTS impondrá afectación ¡de azúcar, entrando en vi- | gencia la disposición desde | que aparezca en el “Dario | Oficial.” | Explicaron que México con tinuará con tal prohibición | hasta contar con una reser- iva de 40,000 toneladas de azúcar. Se espera que este año la producción mexicana ¡de azúcar sume 450,000 to- neladas. | Agregaron que en la Ofi- cina Administradora de Pre I cios proyectan recurrir a sus facultades para impedir que | cía así: Mi alma a vosotros se lanza En alas de la embriaguez, Miradme una sola vez, Ojos color de esperanza. bajaba, . . . y tres novelas fue- ron publicadas. Y tuvo un éxito delirante, eran maravillosas, su sencillez y su naturalidad habían hecho qué se vendieran por cen- tenares, María era feliz, había logrado su plan, haría que el escritor se interesara por ella, por su inte- ligencia y cultura, ya que no ha- bía querido la naturaleza hacer- la bella. . Un día le mandó en un paque- tito sus tres novelas, y esperó anhelante el resultado, al poco tiempo recibió una carta, ¡era de El! Trémula, abrió el sobre, los ner- vios no la “dejaban leer . . de- Cese ya vuestro desvio, Ojos (que me dais congojas; Ojos con aspecto de hojas Empapadas de rocío. Húmedo esplendor de río Que por esquivo me enojas, Luz que la del sol sonrojas, Y cuyos toques son besos, Derrámate en mí por esos Ojos con aspecto de hojas. —Salvador Díaz Mirón que todos los días salía un avión para lejanas tierras, más o nmie- nos a esa hora . . Corrió. En la ventanilla de boletos le preguntaron: —¿Para dónde? Ida y venlta? —Para el final de la ruta, na- da más de ida... Una lágrima manchó el boleto que cambiaría su destino. Señorita María: He leido sus tres novelas, ja- más había llegado hasta mí nada | 4s exquisito y delicado, mis más | sinceras felicitaciones, me consi- deraría dichoso si usted me con- cediera una entrevista, debe ser | maravilloso hablar con usted uros | Un enorme avión elevó sus alas instantes ¿Podrá decirme cuán- | al cielo y se perdió a lo lejos. do? Espero ansioso su contesta- | Y nadie volvió a saber nada de ción y quedo de usted como su | María, la pequeña. más rendido admirador. María leyó y releyó cien veces | la adorada carta, al fin sus sue-! ños iban a realizarse, vería de! cerca a su adorado, hablaríen | ahí en su propia casa de sus no- | velas de arte y tal vez de amor $] temblborosa no sabía qué hacer, cantaba, reía y lloraba, iba a con testar imediatamente la carta, pe- ro antes subió a su alcoba a se- carse las lágrimas que derramaba de alegría; con el llanto se le habían hinchado los ojos, se mi- ró al espejo . . se encontró gro-;¡ tesca, palideció, largo rato se es- tuvo contemplando, sí, era la mis ma aquella pequeña pálida e in- significante . . . y prorrumpió en un torrente de sollozos. ¡No! no la vería él jamás, tal! vez recordaría, enseguida a la pe| queña del autógrafo, y . acá so le diría: ¿pero usted es Ma- ría, la notable escritora? 1 Tomó una petaquilla, rápida- mente sacó algunas cosas y las guardó. Se vistió nerviosa, sabía HOTEL PARIS 226 E. 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