El Sol Newspaper, December 11, 1959, Page 3

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Viernes 11 de Diciembre de 1959 Con frecuencia se cree des- cubrir un sobrenatural enten- dimiento entre los niños. y ciertos animales domésticos, especialmente el perro, de cu- ya nobleza estamos casi siem- pre seguros. Se atribuye esa circunstan- cia a un supernatural enten- dimiento del animal traduci- do en acendrado cariño por el niño, al que parece prodi- gar atenciones que no tiene para los adultos. Un enorme perrazo, mastín, San Bernar- do o “colie” llevado por su entusiasmo se para en sus cuartos traseros y poniéndole a usted, adulto, las patas “de- lanteras en el pecho, si lo en- cuentra descuidado es capaz de hacerle perder el equili- brio y proporcionarle un sen- tón que usted no tenía pro- gramado en sus actividades del día; con un pequeño de dos o tres años, el mismo ani- mal es incapaz de hacerlo y además, le tiene tanta pacien- cia que es casi seguro que el chico alguna vez se le monta, lo usa como caballo; le tira de las orejas o le pica los ojos con el dedito. Y ese mismo a- nimal, por la noche, o ante la presencia de un desconocido que atente contra la casa oO la familiá, puede ¡convertirse en una fiera, y en el propio estado de alteración, respetar cariñosamente al niño. El gato, animal traicionero y déspota por naturaleza, es seguro que a usted, adulto, le Plante alguna vez un arañazo y por lo menos, inconforme, le bufe encorajinado; con el niño jamás lo hace, y éste hasta de la cola puede tirarle, con la. circunstancia de que el felino, hará cuando mucho quejarse más o menos estre- pitosamente. No es difícil em- pero, que alguna vez, el mini- no hunda las uñas en brazos O cara del pequeño. No hay tal entendimiento sobrenatural entre animal do- méstico y el niño. La nobleza O causas que tengan el perro o el gato para proceder como lo hacen, son cuestiones de mención aparte y hay escri- tores especializados en sem- blanzas de animales con los cuales no nos atreveríamos a Gracias Papacito Por Habernos Mandado el Dinero Cuando usted envíe dinero a su familia en México, ase- gúrese que llega a su destino sin riesgos. Y así será si usted remite un giro sobre México de bajo costo y garantizado del First National Bank de Arizona. Todo lo que tiene que hacer es ir al banco y comprar un giro sobre México por la cantidad de dinero que usted desee remitir a su familia. O puede pedir a su jefe que lo compre para usted. Luego lo pone en un sobre y lo remite por correo:-Su familia puede hacerlo efectivo muy facilmente en cualquier banco en México. Cuando ellos lo hagan efec- tivo recibirán hasta el último centavo que usted les envió — al cambio del dia. Y no tendrán que pagar ni un solo centavo por hacer efectivo el giro. SÉ Recuerde que nunca es seguro remitir dinero en efectivo por correo, Por lo tanto, no corra riesgos. El próximo día de pago remita dinero a su familia con un giro sobre México de bajo costo y asegurado del First National Bank de Arizona. Usted puede remitir a su familia cualquier cantidad hasta por la suma de $200 en un solo giro de bajo costo del First National Bank. FIRST NATIONAL - BANK or arizona =— MEMBER FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION - MORTENSEN - KINGSLEY LA AGENCIA DE FUNERALES PREFERIDA DE LOS MEXICANOS Se atiende con respetuosa actividad. Teléfono: 4-3119 1020 West Washington St. Arizona. Haga este banco su banco El banco nacional más grande en Arizona AS NATIONAL VALLEY debatir; empero, veamos lo que para el niño y el animal significa su trato cotidiano. Reconociendo inteligen cia en el perro y sagacidad en el gato, comprenderemos que por mera comodidad no ata- can ni tratan bruscamente al niño. /Para el niño, perro o gato es un juguete bastante atrac- tivo porque tiene movilidad, acción y manifestaciones que no encuentra en los otros, a pesar de su maravilloso me- (Continúa de la semana pasada) vI El campamento.—Jack Tres- Dedos y sus ocho chinos.— Carnicería general.— Llegada a Arroyo Cantova.—El ban- quete. — Nuevos reclutas.— Querella en medio de festín. Joaquín muy inquieto por la suerte de Valenzuela, de Car- doza y de Mountain Jim, y an- sioso de saber el resultado de | canismo. La propia inocencia del ni- ño, el débil impacto de sus golpes o lo absurdo de sus ocurrencias tienen solución en el concepto del perro o el ga- to para quienes el pequeño no representa más problemas que el de soportarlo y cuando esto no es posible, tranquila, dis- plicentemente se ponen a sal- vo en estratégica retirada. El perro quizá, por su ne- tural disposición a recibir re- gaños, sepa que un movimien- to brusco o una defensa de su físico que hiciera llorar al ni- ño, le valdría un regaño fuer- be o quizá hasta algún golpe o chicotazo de un adulto y prefiere aguantar más de la cuenta cuando en ello está su comodidad. El gato, sagaz, tiene un comprobado sentido de las co- sas que le rodean y sabe apro- vecharlas muy bien, pues a- plicando su inteligencia feli- na encuentra cuanto necesita para solozarse en su caracte- rística pereza. Quizá para él, el niño es un ser despreciable y molesto (los mayores son para él todos despreciables) del cual hay que ponerse a salvo frecuentemente. Los bruscos ataques del niño no le preocupan, por la propia debilidad, es decir, le moles- tan pero no le duelen. ¿Ha visto usted acaso que un pe- queñuelo, por ejemplo arma- do de un palo, pueda plan- tarle un garrotazo al gato? Ello no es posible porque su misión, se encaminó con su pandilla hacia el lugar de reunión general. La noche siguiente acam- paron los bandidos arriba de una quebrada, y después de encender una enorme hogue- ra, comenzaron a refrigerar- se con sardinas de Nantes y crakers (galletitas) que tra- ían siempre consigo. A la mi- tad de la cena, Jack Tres-De- dos llamó la atención de sus Camaradas hacia un rayo de luz que parecía salir del fon- do de la quebrada. —Es probablemente el res- plandor de la hoguera del campamento de algunos indios holgazanes, dijo Joaquín lan- zando una mirada indiferente hacia el lugar de donde pro- venía la luz. Luego, dirigiéndose a Jack Tres-Dedos, le dijo sonriendo: —Puesto que tú eres el des- cubridor, Jack y como puede ser que haya allí algo mejor que lo que 'se acostumbra en- contrar en las cabañas de los mineros, te suplico que vayas a la descubierta hacia: aquel punto. —-Con mil amores, capitán, replicó el otro y en seguida se puso en pie. Después de haberse limpia- do los labios con la manga “de su camisa, añadió: —¡Siempre estoy listo para | esta clase de empresas! —Está bueno, dijo Joaquín; pero acaba Cena. —No por cierto; voy allá en seguida: no hay peligro de que las sardinas se enfríen. cuando el chico lo pretende el gato ya ser ha puesto fuera de su alcance. Y si todo lo soporta es porque forma par- te de su comodidad; soportan- do eso, tiene comida, techo y [Hasta mimos. Para el perro, el adulto es persona interesante, de quien puede esperarlo todo y consi- dera de su obligación halagar- le a su manera. Para el gato, los adultos son “suyos” (así se lo diría a otro gato que pretendiera meterse a la ca- sa) con la obligación de dar- le de comer y donde dormir. Para perro o gato el niño. es consecuencia neta de los a- dultos y ni modo, hay que so- portarle, convivir con él si les es permitido, situación digna de fomentarse en aras de la comodidad. En el niño, en cambio, se opera un sentidosde* cariño para esos animales. Juega con ellos expresándoles su gozo, en el deseo de hacerles par- tícipes. Les brinda lo mejor de su disposición confiriéndo- les toda la importancia de e- sos segundos o minutos que son básicos en la personali- dad infantil; los siente o co- 2 | mo personas o como el jugue- te más querido, y jamás en- cuentra correspondencia justa | al grado de efusividad que él entrega. Cuando más, una pe- rezosa Calma para soportarlo. El niño requiere la justa de- volución de sus expresiones y en el animal, aun el perro no E |la encuentra. Empero, aunque se sienta defraudado en el momento, no le afecta y aún S mas, le proporciona el medio claro y preciso de la diferen- ciación entre el humano y el lanimal, para reconocer natu- ralmente a qué especie perte- nece él, cuando no hallando Y Jack Tres-Dedós, después de haber colocado a su cintu- ra un puñal y un revólver, se encaminó con ligereza al pufito que se'le indicara. —Jack es un valiente com- pañero, observó Félix; desgra- ciadamente es demasiado san- guinario. —;¡Oh!, mucho menos toda- vía que el viejo padre Jarau- ta, repuso Guerra, que fué el jefe de varios de nosotros en México. —¡Es verdad! ¡es verdad! contestaron en coro media do- cena de bandidos. - —¡Aquel sí que era un ver- dadero demonio!, añadió Gue- rra. ¡Qué monstruo! Si lo hu- bieras visto una noche que sorprendió una compañía de .--- Pero no hablemos de eso... A cs expresiones en el animal, las encuentra en los suyos; su madre, su padre, sus herma- nos o sus parientes. Luego entonces —y que nos perdonen los. especialistas en animales— no hay que con- ferir gran importancia a la convivencia entre el niño y el perro, para calificarla de con- veniente o necesaria, Darle al niño un perro, sí, pero como otro juguete cuan- do es pequeño, y como medio de distracción o fomento de afectos y la consideración ha- cia los irracionales, cuando es mayorcito, hacerlo con las re- servas del caso para evitar males provenientes de los a- nimales, como son lombrices, infecciones y diversos padeci- mientos que señala la zoono- sis, o trasmisión de males de los animales al hombre, suje- tando al animalito al cuida- do estricto de un veterinario , lla justa correspondencia a sus y a constante aseo. “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE * El Nino y sus Juguetes «Vida Mi corazón destila sangre y me encuentro malo cuando me acuerdo de aquellos bue- nos tiempos. En aquel instante apareció Jack Tres-Dedos, haciendo marchar delante de él a ocho chinos que temblaban como unos azogados. Cuando se vieron en pre- sencia de tantos hombres ar- mados, cayeron de rodillas y empezaron a implorar perdón del modo más lastimero. Sus lúgubres súplicas, sus miradas suplicantes y sus ges- tos y ademanes, excitaron la hilaridad de los bandidos, que no podían contener la risa al presenciar aquella escena, Jack ordenó a sus desdi- chados prisioneros, mitad con palabras y la otra mitad por medio de signos, que cambia- sen de posturas y se sentasen al borde de una roca que ha- bía a cierta distancia de la hoguera. Esta orden fué ejecutada con la mayor prontitud; des- pués de lo cual Jack blandió su puñal sobre las cabezas de los chinos, advirtiéndoles que sise movían se las cortaba a todos. .- AL ESTILO DEL OESTE... X FELIZ NAVIDAD Después volvió a comenzar de nuevo, con muy buen ape- tito, la interrumpida cena de las cardinas y galletas. —¡Eh!, amigo Jack, le pre- guntó Joaquín, ¿qué significa esa sangre fresca aún, que veo en la hoja de tu puñal? —Significa, repuso el. san- guinario bandido, que me he visto compelido a matar a u- no de esos animales para po- der amansar a los demás. Cuando vieron a su camara- da tendido, uno de ellos, más razonable que los otros, se colocó a su frente y los res- tantes le siguieron como un rebaño de ovejas. Así es co- mo he logrado traerlos con- migo. —Y ahora que los tienes a- quí, ¿qué quieres hacer con ellos? preguntó Antonio. —Por vida de.... me gusta la pregunta: ¡sangrarlos co- mo si fueran carneros! —Entonces, más valía ha- berlo hecho en el acto, re- puso Félix. ¡Están ya medio muertos de miedo! —¡Ah!, pueden estar tran- quilos, contestó Jack miran- do de una manera feroz a sus prisioneros. Los he tra- X PAGINA TRES y Hazanas de Joaquin Murrieta ído aquí para distraer un po- co a nuestra gente; pero es justo que acabe de cenar an- tes de comenzar la función, ¡cosa extraña!, yo he adop- tado la máxima americana: ¡Los negocios antes que los placeres! Un cuarto de hora después, durante el que Jack no cesó de comer, mientras los otros bandidos fumaban, aquél se dirigió hacia donde se halla- los chinos, y después de r atado por la cola a sie- te de ellos, condujo al octavo cerca del fuego. Los asistentes se habían se- * parado a fin de dejarle libre el campo. ¡Detente, detente, Jack, exclamó Guerra. Espero que no vas a quemarlos. ¡Sólo a un estómago lleno de sardi- nas puede-_ ocurrírsele seme- - jantes cosas, > —No. Los he conducido cer- ca del fuego para que podáis presenciar la escena con más claridad, Jack sacó entonces su pu- ñal y lo sepultó hasta el man- go en el corazón del desdi- chado chino, que temblaba (Pasa a la página 4) Este año, haga su tarjeta de Na- vidad el fabuloso, todo a colores, el ARIZONA HIGHWAYS, núme- To de Diciembre.... Y esté.seguro de mandar la: edición de Navi- dad en cada paquete de regalo 40c EACH WITH HIG AT YOUR FAVORITE NEWSSTAND con sobre de Dia -de 40c CADA UNO $ Fiesta ; que envíe fuera. del estado. ARIZONA EN SU AGENCIA DE PERIODICOS FAVORITA HWAYS d ¡¡ATENCION!! 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