El Sol Newspaper, December 12, 1958, Page 4

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PAGINA CUATRO “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE NN a esperado. La Cabeza de Pancho Villa... (Viene de la página 3) El resto de la iglesia lo lle- naban los invitados y curio- sos, que en silencio de admi- ración vieron entrar a la no- via y su cortejo. Empezó la ceremonia... El pequeño órgano inundó “la iglesia con las dulces vibra- ciones de una marcha nup- velal-: “ De pronto, inesperadas des- cargas de fusilería se escu- chan en las orillas del pueblo y pronto las gentes empeza- ron a correr por todas partes, “con el pánico pintado en el rostro y gritando: “Villa.... a- -Ní viene Villa... Lás tiendas, acabadas de a- «brir, cerraron de golpe sus “puertas; los vendedores de ¿fruta, en la plaza, que ya ha- .bían colocado sus “mantea- * dos” huyeron abandonando su ¿mercancía; unos cuantos ran- «cheros que habían atado sus : caballos en las cercanías de la ¿iglesia y de- las columnas de los soportales fronteros, de un ' salto se pusieron sobre sus si- ¿las y:a gálope tendido, huye- ron en dirección contraria de í donde sé* rua los dis- á paros. : El pánico era indesciipil “ble... í «Los pocos soldados que ha- bía de guarnición se subieron va la azotea y torre-de la igle- ísia, para defender, “aunque fuera transitoriamente, a la “abigarrada multitud que salía / por la puerta del templo, atro- “pelládamente.- Un numerosó + grupo de villistas se posesionó “de los portales cercanos a la iglesia, calle de por medio y desde allí, empezó “a atacar : por el flanco a los defensores del templo. Otro grupo, ocul- tándose tras los árboles enor- mes del jardín, llegó hasta el frente del templo y obligó a los que adentro quedaban a cerrar la puerta para impedir la violenta irrupción de los a- tacantes. Los defensores des- de la torre y a lo largo del re- cio pretil hacían caer sobre los atacantes una granizada de balas, causándoles no po- « cas bajas, a pesar de los árbo- les. La iglesia, de estilo fran- ciscano, hecha más para la de- ; fensa que para el arte, enor- me masa cuboide con rudos . bastiones, construída comc to- das las de su época y estilo, para repeler los asaltos de los indios en los tiempos virrei- ; nales, era el único punto de “defensa del poblado, de ma- * nera que sobre ella se cargó ; todo el ataque de los villistas. Las balas, al penetrar por * Jas. ventanas laterales, o por pa “Cantares al AMANECER” <o Efren Valenzuela UNES a SABAD "de 5:00 a 7:00 A. KPOK 1440 Kilociclos £ a A TE 14 las ojivas del frente hacian pedazos los prismas de los candiles, que caían en mil fragmentos sobre la espanta- da multitud que llenaba la i- glesia, o desprendían los fes- tones, clavándose en el enjal- begado del templo, salpicando de caliche las cornisas y los altares. , De pronto, la terrible ex- plosión de verias granadas de mano, lanzadas contra la puerta, abrieron ésta de par en par y una lluvia de balas barrió con hálito de muerte, a la indefensa multitud. An- tonieta, muda de espanto, de pie, frente a la puerta recibió en mitad del pecho una bala, y se desplomó en los brazos de su esposo, pues la ceremo- nia había concluido, quien quiso salvarla, atravesando el templo, en dirección a la Sa- cristía; pero pronto rodó con ella para no levantarse más. Entre tanto, los que defen- dían la Iglesia, desde la torre y el techo, considerando lo in- útil de su empeño, se despren- dieron por la parte posterior del edificio y huyeron en di- rección de Parral, en busca de auxilio. Dos horas después, el Valle de Allende quieto ya, presentaba un aspecto espan- toso. El piso.del jardín y los prados del mismo, llenos de ramas destrozadas, tapizadas de hojas de los árboles, como si una granizada espantosa se hubiere abatido sobre de e- llos, despojándolos de su bri- llante vestidura. Aquí y allá, cadáveres de vecinos o áta- cantes en crispadoras posicio- nes... Las tiendas, especial- mente las del portal, con las puertas descerrajadas, los a- naqueles volcados, botellas ro- tas, regando su contenido que corría hasta el exterior, ter. cios destripados, regueros de arroz en polvo, que indicaban el paso del populacho inconte- nido, saqueando y robando to- do. Cerca de la caja fuerte de la tienda del portal, un espa- ñol yacía muerto con los ojos inmensamente abiertos, recli- nado entre dos tercios de fri- Jal... . Y en la iglesia numerosos muertos abandonados ¿quién hace caso de los muertos en esas condiciones”... Entre e- llos, con el vestido blanco manchado de sangre y a la al- tura del pecho, Antonieta; y a su lado y con los brazos a- biertos, su novio, más bien su esposo, porque la ceremcnia, como llevo dicho, concluía cuando se inició el coto in- Cerca de las diez de-la.ma- ñana Villa entró a la pobla- ción dictando, desde luego, las medidas necesarias para res- tablecer el orden. Levantáron- se los cadáveres, limpiáronse las calles; y ya después de me- dio día, las casas empezaron a abrirse de nuevo y ias gentes salieron a las calles, desha- ciéndose sus lenguas en co. mentarios sobre lo ocurrido. La turbonada revoluciona- ria había pasado, como en los fenómenos atmosféricos de- jando los consiguientes destro- zos. La calma renacia, triste, en algunos hogares donde ve- laban los cadáveres de las víc- timas; y alegre, para otros, porque con excepción del sus- to consiguiente, el ásalto ha- hía respetado sus casas y sus familiares. Alguien informó a Villa del caso de Antonieta. Un grupo de aduladores, creyendo que aquello le hacía gracia, rió es- trepitosamente del relato; pe- ro el guerrillero, frunciendo el seño, se levantó del corro; sa- lió al patio de la casa que ser- vía de- Cuartel General, hubló en secreto con el Coronel Tri- llo; y montándose a caballo salió seguido de algunos de sus Jefes. Siguió el 3 lle abajo, pensativo, torció por una Calleja angosta limitada por pequeñas bardas de ado- be, por sobre las cuales las cañas de maíz se asomaban como para saludarlo; y des- embocó tres calles más abajo, en la plaza principal. Un gru- po de curiosos que invadia la Calle, le abrió paso, vitoreán- dole estrepitosamente. Villa se detuvo frente a la iglesia, como inspeccionando los es- tragos causados por el ata- que, hizo lo mismo frente al portal; y siguió, de nuevo ca- lle arriba, deteniéndose dos calles más; allá frente a la ca- sa de Antonieta. Trillo ya es- taba allí... La puerta estaba abierta, en el centro de la pieza, sobre dos catres de metal y entre ocho cirios, estaban los cadáveres de los desposados. Antonieta con su traje de novia, man- chado todavía con la sangre fresca; y una palidez de ane- mia en el rostro de inefable belleza. El novio con su traje de ceremonia, cubierta la ca- ra con un pañuelo blanco, pa- ra ocultar los estragos que, en el cráneo, le había hecho la bala explosiva que lo privó de la vida. - Villa echó pie a tierra; «lo mismo que hicieron sus acom- ca entró-a la pe y 2 A S + E : E OS P.O. Bo 1448 | Viernes 12 de Diciembre de 1958. IN II IIA YA QUEDAN MUY POCOS ¡Apurese! a Comprar el bos de la Vida de PEDRO INFANT Datos Biograficos de su Vida Artistica y AÁmorosa cuciosososos Mustrado con Fotografías en cada Página. liliana] El Mejor Retrato del Querido Idolo en la Portada. | ES LA VIDA DE PEDRO INFANTE, ARTISTICA, AMOROSA Y DE SU HOGAR. ADEMAS ADJUNTO EL CANCIONERO DE “EL SOL”. CON LAS CANCIONES MAS MODERNAS — TODAS LAS CANCIONES NUEVAS LAS ENCUENTRA EN ESTE LIBRO — NO HAY OTRO CANCIONERO MAS MODERNO EN NINGUNA OTRA PARTE! PIDA USTED SU LIBRO DE PEDRO INFANTE HOY MISMO! SI LO HACE POR CORREO, ASk *“EL SOL” » 20r0rrIII Phoenix, Arizona MANDE USTED $1.00, O PIDALO POR C. 0. D. HAGA SU PEDIDO LUEGO, ANTES QUE SE AGOTE. “EL SOL”, 62 Sur de la Calle Tercera Teléfono AL 3-4948- Phoenix ¡ er zz Ro oz otro zz DDD e eze erzo e ooo ergo ze qero zoo gozo zon ozono zo zz qomo zoo oo gozo eo eo ezone ; quitándose el sombrero, se a- rrodilló junto al catre de An- tonieta guardando silencio, con la cabeza inclinada unos cuantos minutos. En un rin- cón del cuarto, la madre so- llozaba inconsolable. Villa se levantó, se dirigió hacia ella, la abrazó emocionado y la di. jo: —Hijita, cuanto daría por volver a la vida a estas vícti- mas inocentes de la guerra. Pancho Villa no quiere que se mueran los que no tienen la culpa de lo: que pasa; pero Dios lo ha querido. Te voy a dejar dos mil pesos para a- Era en algo.... Adiós, hi- S ds jita.... y salió de la pieza, ha- ciéndole una seña a Trillo, quien entregó a la señora un saquito de relucientes cente- narios. Al montar de nuevo a ca- ballo, Villa clavó las espuelas en los ijares del brioso animal y a galope tendido, se dirigió al Cuartel. Una hora más tar- de sus tropas atacaban a Pa- rral.... VILLA AMABA A LOS NIÑOS No todo era crueldad, ni ru- do batallar en la vida de Vi- lla; tenía sus remansos de quietud y gustaba entonces de ) [rodearse de niños a quienes 'lcontaba sus aventuras o re- partía chucherías, permitién- doles confianzas y bromas que a veces admiraba. Villa, posi- tivamente amaba a los niños. Cuando llegó a la capital, en 1914 le extrañaba la miseria de los papeleros y que hubie- ra niños durmiendo en los qui- cios de las puertas, en pleno frío; y un día los mandó re. coger para darles albergue y café caliente con pan; e inten- tó mandarlos a Estados Uni- dos a que se educaran, cosa que no consiguió por la rebel- día propia de ellos que se ne- garon a ir. Sin embargo algu- nos si fueron enviados a San Antonio; y en la actualidad es Jefe de una importante casa comercial del Norte, don An- tonio Lorenzana, quien per- sonalmente me dijo en una o- casión que era de los papele- ros de México que Villa en- vió al extranjero. Cuando la revolución triun- fó y Villa era el “Imperator” de Chihuahua, pasaba un día en un automóvil por una de las calles de la histórica ciu- dad, cuando salió de una gran casa, un chiquillo corriendo, ¿ | seguido de otros; jugando se- '|guramente; pero se atravesó Brasil Domina la... (Viene de la Página 3) los cohetes y las luces tienen por objeto guiar a los trabaja- dores, por la vista y el sonido, hacia el lugar donde la carga ha descendido. Al conversar con cualquie- ra de los ingenieros de la obra >> XA] por el camino del carro; y aunque el chauffer lo detuvo violentamente, no lo fué tanto que no tirara al chiquillo... Villa se bajó en el acto para levantar al niño, quien afor- tunadamente, fuera de un li- gero rasguño, no tenía nada. En torno del atropellado se agruparon más niños y niñas y en la puerta de la casa vió Villa, saliendo de ella, para buscar a los chicos a una ma- dre monja, porque era colegio católico, de internos, la casa de que se trata. Villa al verla la increpó ru- damente, por el descuido que tenía con sus discípulos; pero una niña, de las que habían salido le dijo que ellos habían abierto la puerta sin avisarle a la “Madre Rosita” como e- lla la llamó, aprovechando que ésta estaba ocupada en otros menesteres, Villa levantó en los brazos a la niña y sintió las costillas de la criatura, desmedrada y flaca. Tocó a o- tro e igual cosa.... entonces le dijo a la monja: —-““¿Pues qué no comen es- tos niños, que están tan fla- cos?” —-“Señor”, respondió la re- ligiosa, “por la revolución se han ido los ricos que sostenían esta escuela y los pobres que también lo hacían no pueden dar lo necesario para alimen- tarlos bien y sólo comen una vez al día”... (Continuará la semana próxima) se sabe que en los trabajos preliminares del trazado de la carretera se emplearon tantos aviones como cuadrillas de peones, Uno de estos ingenie- ros dice: “Toda la zona fué explora. da por aire y por tierra para determinar la ruta más fácil entre Brasilia y Belem. Los planos fueron dibujados y en- viados por aire a las oficinas gubernamentales de Río de Janeiro, donde se les reprodu- jo en papel traslúcido para que sirvieran de matrices, De estas matrices se hacían co- pias blancas en nuestras má- quinas copiadoras Antara, y se enviaban a los ingenieros para la supervisión y dirección ulterior de la obra”. Por lo que respeta a los pro- blemas que se presentan para el futuro, el ingeniero dice: “Habrá de construir mu- chos puentes, tanto sobre pe- queños arroyos. como sobre anchos y caudalosos ríos. Te- nemos que abrir la selva y ni- velar las colinas, pero, sobre todo, debemos luchar-incesan- temente contra las enferme- dades y el calor”. Los cálculos más bajos in- dican que el costo de la “Ca- rretera de la Unidad Nacio- nal” ascenderá:a dos mil rhi- llones de cruzeiros, equiyalén. te a unos 13 millones de dó- lares. Los fondos se obtierien de una asignación anual del tres por ciento del presupues- to nacional que por ley sé des- tina al desenvolvimiento; de:la Cuenca Amazónica. Hay personas que creen que el tiempo señalado para «la terminación del proyecto ¿es demasiado optimista. Pero los técnicos encargados de. la construcción están convenci- dos de que llegarán a su 0b- jetivo para el 21 de abril de 1961, día en que Brasilia-será oficialmente declarada sede del gobierno federal; -'--

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