El Sol Newspaper, December 5, 1958, Page 2

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SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER +. Published every Friday by J. C. Franco. Entered as a second class matter March 20, 1940 at the Post Office “at Phoenix, Arizona, under the Act of March 3, 1879. "o nemiiecomos eitqablos Seclemiidesa entemitas: vos anto” colaboradores. Para precio de anuncio diríjase a las Oficinas situadas en 62 So. 3rd. St. Teléfono ALpine 3-4948 Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subscriptor desee que se cambie el envío del periódico a otra dirección, deberá notificarlo y. ¡acompañar la suma á 10 centavos. " AJI oat-of-town subscriptions must be paid in advance for at * , least a period of six months. e SUBSCRIPTION RATES : Per Year: $3.00 Six Months: $2.00 Post Address: P. O. Box 1448 Phoenix, Arizono NS MAQUINAS SINGER DE COSER —COMPRE EN McDOWELL— MAQUINA SINGER DE COSER nuevas, tan bajo como $89.50 o: $5 por mes. MAQUINAS SINGER DE COSER usadas, tan poco como $29.50 MAQUINA SINGER para rentar.....$5 por mes. 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TORRES, (primer gestor para la rendición del guerrillero del norte) (Este: magnífico libro que trata de la vida, muerte y hazañas de Pancho Villa, está de venta en “EL SOL”, 62 S. 3rd. St.) (Continúa de la semana pasada) Una tremenda explosión hi-$ zo trepidar el cerro y el fur- gón, hecho mil pedazos, que volaron por el aire, fue rodan- do, rodando, hasta el fondo de la barranca.... Villa soltó una carcajada, y volteando la cara hacia don: de estaba el que le había he- cho la denuncia le dijo: —Mira, muchacho, anda a que te extiendan tu nombra- miento de Capitán Primero y guárdate estas medallitas.... y le dió un puñado de monedas de oro de las llamadas ““Hidal- gos”. Y siguió contemplando la nube de polvo y de. humo que ascendía de la barranca, paar perderse en el cielo, diá- fano y azul... y (Muchos fiin los com- plots que se fraguaron para asesinar a Villa, el lector- los puede leer, en el libro titula- do “Cómo Murió Pancho Vi- lla”, publicado por esta edito- rial, y que está de venta en “EL SOL”, 62 Sur de la ca- lle tercera, entre las calles Je- fferson y Washington, —N. del E.) LA “SIETE LEGUAS”, YEGUA FAMOSA En su último período revo- lucionario montaba Villa una yegua, su favorita, a la cual llamaba “La Muñeca”, por la finura de su forma y el paso elegante que tenía: piernas delgadas, pero fuertes, amplio pecho, pelámen finísimo que brillaba al sol, arrogante es- tampa y muy ligera. Villa ha- bía obtenido este animal de una yegua cruzada que tenía y de un caballo árabe, finísi- mo que había en la Escuela de Agricultura cuando la Con- vención, caballo que era co- nocido con el nombre de “Fri- pón” y el cual Villa montó varias veces en su estancia en esta Capital. Desde que el animal nació se tuvo con él esmerado cuidado y cuando llegó el tiempo de amansarla, Villa personalmente hizo ese trabajo y desde entonces la montaba. Una tarde, como a las cua- tro, bañábase Villa en un pe- queño arroyo cercano a una cueva en que se ocultaba, cer- ca del Valle de Allende, Chi- huahua, cuando llegó a todo escape un subalterno que te- nía en lo alto de la montaña, a manera de atalaya, para que le avisara de cualquier movi- miento sospechoso que notara a lo largo del camino o en las cercanías del escondite. El hombre llegó jadeante y le avisó que por el camino venía una fuerza de caballería. Vi- lla se salió del arroyo, ser- peante y cantarino, se vistió apresuradamente y dió orden de ponerse en guardia contra cualquier ataque, ensilló la ye- gua, revisó su pistola y espe- ró. Bien pronto la yegua em- pezó a mostrarse impaciente percibiendo a lo lejos, con el instinto maravilloso de la ra- za caballar, la cercanía de o- tros caballos y a poco lanzó un relinchc, tascando impa- ciente el freno con que la ma- no de Villa la sujetaba. El gri- to de la bestia no “sólo fué contestado por otros relinchos sino por descargas de fusile- ría de los soldados que empe- zaban a explotar por entre el bosque, apartándose del cami- no y marchando, cada vez más cerca, en dirección de Vi- lla. Villa montó entonces su ye- gua y salió de estampida por entre los encinos y-los. arbus- tos de la sierra; atravesó el camino a toda carrera, des- cendió por una curvatura del arroyo, lo atravesó bañándose con el agua que la noble ye- gua levantó al pasar y siguió por una vereda que perforaba el bosque, como una enorme sierpre hasta salir en lo alto de una loma.... En la cima de ella Villa se detuvo para ver lo que pasaba y vió que allá muy lejos, sobre el camino, corrían en su persecución va- rios jinetes y escuchó nutrido tiroteo por el rumbo donde es- taban las cuevas de su escon- dite. —““Son los. muchachos que se defienden”, dijo; acarició el cuello de su yegua, la cual movió la cabeza :como contes- tándole, y reanudó la carrera. Pronto llegó al camino, siguió por él más de media hora, MAÑANITAS A LA SANTISIMA VIRGEN DE GUADALUPE ¡Oh Virgen, la más hermosa del Valle del Anáhuac! tus hijos, muy de mañana, te vienen a saludar. Despierta, Madre despierta, mira que ya amaneció, ya los pajaritos cantan, Ja luna ya se metió. Aquella alegre mañana en que apareciste a Juan, mientras Dios me dé la vida, nunca se me olvidará. Despierta, Madre, despierta, mira que ya amaneció, mira Reina tus volcanes que de rojo tiñe el sol. Cuando miro tu carita, llena de tanto candor, quisiera darte mil besos para mostrarte mi amor. Despierta, Madre despierta, mira que ya amaneció, mira mi canto con flores, que para Tí traigo yo. Envidia no tengo a nadie sino al Angel que a tus pies, hace cuatrocientos años que te sirve de escabel. Despierta, Madre despierta, mira que ya amaneció, y ve el lago que refleja el primer rayo de sol. Madre de los mexicanos dijiste venías a ser; pues ya lo ves Morenita si te sabemos querer. Despierta, Madre, despierta, mira que ya amaneció, y oye el son del teponaztle, que ya a todos despertó. Mira que soy mexicano y por eso tuyo soy, y busca en vano en el mundo quien te quiera más que yo. Despierta, Madre despierta, mira que ya amaneció, mírame a tus pies postrado y dame tu bendición. siempre a la carrera y tomó otra vereda, corriendo" siem- pre. En una ranchería cerca- na, a la mitad del camino de Allende a la Fábrica de Hila- dos de Talamantes, dormían tres soldados a la sombra de un álamo corpulento, uno de los cuales se despertó y pisto- la en mano le marcó el alto.... Villa siguió corriendo y el sol- dado hizo fuego casi a quema- rropa; pero la yegua lo arro- lló y siguió sin parar cinco o seis kilómetros más adelante, donde se bifurcaba la vereda; Villa siguió la que conducía a Talamantes y ya caída la tarde, de noche casi, se dete- nía frente a la enorme y vieja puerta que da entrada a la fa- mosísima Fábrica, la más grande del norte en los tiem- pos virreinales, abandonada en los días a que me voy refi- riendo. Un viejecito, el conserje An- tonio García, le abrió la puer- ta y lo condujo al interior pa- ra ocultarlo. Entonces vió Vi- lla, con verdadero asombro que todo el pecho de la yegua estaba lleno de sangre. La no- ble bestia había recibido el disparo del soldado que se in- terpuso a su paso y que rodó, atropellado de muerte, bajo sus pies; pero no obstante eso había seguido corriendo.... La metieron a uno de los cuartos de los telares, le lavaron la herida entre Villa y el viejeci- to y entonces vieron que la bala le había salido por detrás de la paleta de la mano dere- cha. Le aplicaron alcohol y luego, hurgando el viejo boti- quín de la fábrica, cuya puer- ta fué difícil abrir porque la tierra le había soldado casi, con el piso, encontraron bál- samo prieto y algunas otras cosas que Villa juzgó apropia- das para la curación. —““¿Cuánto crees que ha corrido este animal. conmigo? preguntaba Villa al viejito después de la curación, cuan- do cenaban carne seca asada, en la pieza que le servía de cocina. —““¿Cuanto, mi jefe?” —“Siete leguas.... de hoy en adelante, si se salva mi ani- malito, que va a salvarse, de seguro, la llamaré “Siete Le- guas”. Tan buena como su madre que murió en uno de los combates de Celaya”. “La madre de esta yegua”, conti- nuó Villa era de un rico de México, un señor Landa y Es- candón. Cuando entré a Mé- xico ordené que todos los ca- ballos fueran presentados por los particulares en el cuartel general. Yo lo había visto a mi entrada a la Capital, en el Paseo de la Reforma. No fal- tó quien me dijera que era cruza de árabe y todos los días investigaba si, en obe- diencia de mi orden habían traído la yegua; pero la ye- A al estilo ¡FELIZ NAVIDAD! del oeste... Viernes 5de Diciembre de 1958. gua no venía”. Me dijeron después, que por la calle de Guerrero, el animal estaba escondido; y aunque personalmente dí varias vuel- tas por allí no la encontré, ni la hallaron tampoco varios de mis oficiales a quienes les en- comendé que la buscaran. Un día que pasaba por la Escue- allí dos caballos enteros, uno de ellos árabe, que llamaban “Fripón” y otro andaluz; y en- tonces pensé que esos caballos me servirían mejor que los oficiales y que yo mismo, pa- ra encontrar a la yegua que feliz de MAS FRESCO! camente la carne. DO! la de Agricultura entré y ví JUNE y FRED MAC MURRAY dicen: Hagan esta Navidad la mas iden a élla una estufa automática de Gas! MAS RAPIDA, MAS LIMPIA, SE COCINA No hay que esperar el gas—prendala y estará cocinando! No hay calor exagerado, tampoco. Nada que sobre caliente lo que cocina o la cocina! Y cada pulgada de la estufa se limpia fácilmente, también! LOS CONTROLES AUTOMATICOS SE HA- CEN CARGO DE SUS SERVICIOS! quemadores automáticos protegen la 0o- mida para que no se queme. Termóme- tros para la carne se encargan del “asa- do”; los rotatorios aún untan automáti- LE AHGRRA DINERO EL. AÑO REDON- Recibos más bajos ¡por combusti- ble cada segundo tiempo, mientras coci- na—y aprisa, el Gas automático no des- perdicia un segundo. No.hay instalacio- nes “extras costosas” antes.de que usted pueda cocinar en su estufa nueva auto- mática de Gas—aún los implementos in- teriores se instalan rápida y fácilmente! ARIZONA lic Service Serving Arizona . . . America at lts bos» for the tops in TV entertainment watch “Playhouse: 90"-CBS-TV: buscaba. Moritamos a los caballos Rodolfo Fierro y yo y nos fui- mos por las calles de Guerre- ro. Ya casi para llegar a No- noalco los caballos empezaron a ponerse impacientes y a re- linchar como olfateando cerca una yegua y después de dos o tres vueltas a la calle no tardamos en oír un rélincho sofocado. Seguimos pasando, los caballos se ponían cada vez más impacientes y por úl- timo el “Fripón” que yo lle- vaba, se detuvo frente a un zaguán como queriendo en- (Pasa a la Página 5) su vida! Los Este año, haga SU tarjeta de Na- vidad el fabuloso número de Di- ciembre del “Arizona Highways” enteramente a colores .. . y esté seguro de incluir uno en cada paquete de Eo que mande fuera del Estado. :" ARIZONA HIGHUWAYS 4 40c EACH HOLIDAY AT YOUR FAVORITE NEWSSTAND

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