El Sol Newspaper, February 28, 1958, Page 3

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WASHINGTON TELEFONO AL 8-2250 TORTILLAS — TAMALES — ARTICULOS MEXICANOS DE Es LO MEJOR — ORDENE Y SERA SERVIDO. | Dodd dr otro o dododo de doo tooodo todoo zoo zoo zoe qee o Por ROSARIO SANSORES Cuando un marido busca fue- ra de su hogar distracciones y echa a rodar los cimientos de ese hogar, no tiene derecho en la mañana a lamentarse de las consecuencias. Si la esposa es joven cási siempre busca ún nuevo cariño porque su corazón se siente todavía dispuesto a la ilusión. En todos los casos, las vícti- mas inocentes son los hijos. Si son pequeños hacen preguntas. Indagan “donde está papá” y ex- trañan su presencia. Conozco dos ejemplos muy do- lorosos. Uno de ellos, doblemen- te criminal porque la esposa, a- demás de ser joven y modelo de virtudes y «de gracias le dió a. su marido dos hijos hermosos y buenos de los cuales el mayor tiene ya catorce años. La hija menor, sensible y tierna, llora sin consuelo. El chico, duro y rebelde, se ha dado cuenta de todo y lanza amenazas conti- nuas. —¡Si llego a encontrarlos jun- tos, me la pagará esa mujer! Y va creciendo con el corazón rebosante de odio hacia la in- trusa, que robó la paz y la tran- quilidad de su madre. Mientras tanto, el padre vive su vida a su gusto. De vez en cuando llega a su casa para in- formarse de la salud de sus hi- jos y da pretextos para volverse a escapar. El otro caso es el de un ma- trimonio con diez hijos. Esta es- posa es todavía joven y bastan- te guapa. Además, es inteligen- te. Pero carece de la abnegación de la primera, que atiende a los menesteres de su casa y pro- cura que todo esté en orden. Esta se marcha a la calle con el pretexto de buscar olvido a sus penas y deja encerrados a sus hijos. Hace dos días que uno de los niños se quejó de fuertes dolo- res y hubo que internarle en u- na clínica para ser operado de apendicitis. Antes de proceder a la operación, la esposa trató de localizar a su marido para po- nerlo al corriente de lo que pa- saba. No se atrevió a llamar a la casa de la intrusa y comi- sionó a su hermano para que lo hiciera. Seis horas después, el esposo se enteró de la noticia y acudió al hospital donde su mujer, ba- fñada en llanto, no se atrevió, sin embargo, a reprocharle su conducta. Hare muchos años que un se- fior magistrado de la Corte, bas- tante anciano ya, tuvo una a- miga que sentía especial placer en mortificar a la esposa. La llamaba por teléfono para de- cirle: —Ahí te mando a tu marido bien borrachito y sin dinero. ¡Fíjate en los arañazos que lleva en la cara! Esto se repitió casi a diario. Cuando la paciencia de la es- posa se agotó, pidió el divorcio para dejarlo en libertad, pero las ¡penalidades y los celos la habían convertido en una ancia- na de cabellos blancos encor- vada y triste. Por desgracia, no. hay ninguna ley que castigue estos crímenes. El adulterio es un delito, siem- pre que se pueda probar en de- terminadas circunstancias y no todas las esposas apelan, a ta- les ¡procedimientos. Prefieren ca- Mar. Si el hombre es rico, desde luego le sobran oportunidades, porque esa clase de mujeres lo único que buscan es desplazar a la esposa para ocupar su lu- gar. A veces, esos hombres que ol- vidaron su deber regresan arre- pentidos, pero entonces encuen- tran cerrada la puerta. Han per- dido el amor y el respeto de sus hijos. Y no tienen, entonces, derecho a entablar reclamaciones, por- que ya lo dice la canción: “Pá- jaro que abandona su primer nido, si le encuentra ocupado bien merecido”. 5 MUERTOS POR UN INCENDIO EN CHILE SANTIAGO DE CHILE.—Por lo menos cinco personas, incluyen- do a tres niños, murieron carbo- nizadas y otras han desapareci- do en un incendio que ocurrió esta mañana en un grupo de ca- sas de aquí. Mujeres Exoticas Aviadores y marinos han encontrado edénicos lugares. — Japonesitas obedientes y cariñosas. — Las lindas chicas de Copanhague. — En Roma lucen hermosas y turbadoras. — Atracción de Mallorca. — Estrellas melancólicas de Holly- wood. — Desenfado gracioso entre las chinas. Los medios de comunicación, las facilidades turísticas, el acercamiento de las grandes ciudades y de todos los rinco- nes de la Tierra por las rutas de aviación, han permitido co- nocer y popularizar los lugares donde nacen y viven las mu- jeres más bellas y sobre todo las más exóticas. Y se ha po- dido comprobar que el número de éstas se multiplican, como signo de los tiempos en que vivimos, unas por las circuns- tancias en que se desenvuelve su existencia, otras por las ca- racterísticas de su origen y muchas más por la nostalgia, el amor, el vértigo arrollador de la época y la evolución de las costumbres. Según los expertos, errantes buscadores de emociones, viajeros contumaces, aviadores, soldados y marinos que han recorrido todas las latitudes, son varios los lugares del mun- do donde se encuentran las mujeres exóticas más notables y atrayentes. DULCES Y COMPLACIENTES Las mujeres de Japón fueron enseñadas hace mucho, mucho tiempo, que su misión en la Tierra es hacer felices a los hombres. Una esposa japonesa me dijo una vez que en la escuela le enseñaron a “obedecer a sus padres cuando niña; |. a su esposo cuando mujer; y, cuando anciana, a sus hijos”. Como esposas —según le dirá cualquier marido nipón— las mujeres japonesas son las primeras entre las obedientes. No son muy sociables. Ni aun cuando son trasplantadas a otro país se sienten tan ansiosas de lanzar a sus hijos en el regazo de alguna criada, ni correr hasta el centro de la ciu- dad para gozar de algún almuerzo más o menos costoso. Se les ha enseñado que resulta una función más apropiada y va- liosa permanecer en el hogar cuidando de la casa y de los hijos. “Esta actitud —según me explicó una vez un marido japonés, guiñando un ojillo— algunas veces resulta muy con- veniente”. No es solamente esto, sino que además reduce los gastos de la manejadora. Los visitantes occidentales posible- mente no mostrarán empeño en verse embrollados en unión tan permanente, pero es una costumbre que indudablemente saben apreciar, NIÑAS CON BELLISIMOS OJOS En Balí, las muchachas ofrecen el deleite de contemplar sus grandes, tremendos ojos almendrados. Son poseedoras de un delicado arco que, según insiste un viejo y experimentado asiático, no puede hallarse en ninguna otra parte del Lejano Oriente. Su piel es de color miel; sus bocas llenas y sensua- les y sus cuerpos son de proporción exquisita. “El único problema consiste —dice un encantado visi- tante norteamericano que ha regresado allí muchas veces— que uno mira a una hermosa muchacha balinesa, a sus la- bios, a sus ojazos, a su magnífica epidermis, y ella le devuel- ve la mirada; pero uno no tiene la manera de saber si está llegando a alguna parte”. Después de todo, ¿quién conoce su lenguaje? “Lo peor de todo —añade el encantado, aunque frus- trado norteamericano— es imposible saber si la mujer que se está mirando tan golosamente es una niña, digamos, de catorce años, con tres de casada. Esto resulta anonadante” En las tierras tropicales, donde las frutas y las hembras se maduran temprano, las bailarinas de 11 y 13 años de edad son capaces de mantener boquiabiertos a un público de qui- nientos individuos. Cuando se casan, a los 12 años quizás, no usan anillo. El peinado y la vestimenta son las únicas formas de diferenciar a una joven casada de una solterona, que al- gunas veces llega a la mediana edad de 16 años antes de encontrar marido. ESCOTES CHINOS Las señoritas chinas de la Colonia de la Corona Britá- nica de Hong Kong, transitan por las calles llenas de colo- rido, vestidas hasta el cuello con sus famosos “cheongsams”, un vestido abierto al costado. En los primeros días de “cheo- ngsams”, que es como una funda muy ceñida, la abertura aparecía a ambos lados, era de unas cinco pulgadas de lon- gitud y daba una ligera idea de lo que es una pantorrilla chi- na que, según algunos, es la mejor torneada del mundo. Ulti- mamente diseños algo más audaces han corrido la abertura hasta 18 y 20 pulgadas. Aunque esas exhibiciones pueden alzar las cejas de los occidentales hasta el nacimiento del cuero cabelludo, apa- rentemente no alteran a los chinos. La colonia se siente o- fendida, sin embargo, por los “cheongsams” de cuello alto, sin escote. Sólo las jóvenes de las academias de baile y las tunantuelas de Hong Kong son vistas sin escotes. Las damas de la ciudad son muy respetables... del cuello para arriba. DESENFADO ITALIANO La muchacha romana tiene un aire característico. Usa un vestido muy ceñido. En torno al cuello, una sarta de per- las. Sus cabellos parecen haber sido cortados por un ventila- dor eléctrico y peinados con una batidora de huevos. Sus la- bios están pálidos como el carmín. Usa guantes que le llegan casi hasta el codo y lleva en sus manos sombrillas delgadas. Frecuenta las mesas que bordean a la Vía Veneto, frente a los grandes hoteles de Roma. A las cinco toma asiento en la PRI "ORVILLE K. FLETCHER REALTY" 2204 E. VAN BUREN PHOENIX, ARIZONA TELEFONO: AL 4-7414 VENDEMOS PROPIEDADES. DEPARTAMENTOS DE RENTA O BILL LUKE CHRYSLER su agente del PLYMOUTH — CHRYSLER — IMPERIAL 501 E. WASHINGTON ST. PHOENIX, ARIZONA ooo IIS II ICAO 6 Points Hardware 8 Electric Co. 1845 GRAND AVE. TEL. 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Se inclinan al jersey y a los vestidos tejidos. Las curvas son apremiantes, especialmente en vera- no. Pueden vivir hasta dentro de una bata de casa cuando están en el hogar, pero cuando salen se visten elegantemente, aunque sea para ir a la esquina a comprar tres huevos. Las jóvenes de Roma cuando van de compras en los mercados callejeros se diferencian notablemente de las mujeres provis- tas de presillas para el pelo y jabas que invaden los super- mercados de cualquier ciudad americana. ¡ESAS MALLORQUINAS! En Mallorca lo exótico no radica precisamente en sus ha- bitantés, sino más bien en la gente de otras regiones a quien la isla atrae. Sobre esas personás esa tierra ejerce una ex- traña influencia. Mallorca recibe la visita de las mujeres de Dinamarca, Francia, Suecia y Estados Unidos. Las tuesta el cuerpo con su*“sol y las persuade para que se vistan de ma- nera muy atractiva. Les relata la historia de Chopin y George Sand y su idilio en la isla, aunque realmente no fue idilio al- guno. Las conduce por la villa de Chopin, repleta de dalias, de melocotones y de recuerdos de amor. Por las noches les hace el amor en los cabarets que dan a la bahía y les ofrece serenatas de gaitas, estremeciendo sus almas con panderetas. Al día siguiente van a la playa o se tuestan sobre las rocas, y allí la vida adquiere un sabor a especias y ellas, cierto a- bandono. Y cuando se visten con sus ropas regionales y des- cienden hasta alguna terraza junto al mar para beber cocte- les a la caída de la tarde mallorquina, se encuentran entre las mujeres más exóticas del mundo. EL OASIS ARGELINO En Bou Saada, verdadero oasis de Argel, situado a la orilla del Sahara vive la famosa tribu de mujeres conocida como “ouled nails”. Yo las vi por primera vez cuando vinie- ron para bailar en una gran tienda que había sido extendida sobre la arena. La música emitía sus lamentos y los tambo- res, su monótono son y cada una de las muchachas ejecutó un siniestro culebreo, sosteniendo todo el tiempo sobre la cabeza una botella de champaña que nunca se derramaba. Las “ouled nailes” levan encima toda su fortuna en la forma de luises de oro ensartados, que cuelgan como colla- res alrededor de sus cuellos. Como son bereberes, no se preo- cupan en usar un velo. Los visitantes que se hospedan en el agradable hotelito propiedad de la Línea Francesa, pueden ir de noche al barrio nativo. Allí, en una sencilla choza de barro y con la misma orquesta actuando, las extrañas muje- res danzan llevando puestos solamente sus turbantes y sus luises de oro. Quienes estén en la choza pueden mirarlas con excepción de los miembros de la orquesta, ya que su religión musulmana lés prohibe mirar a otra mujer que no sea su esposa. Los músicos tienen que tocar sus instrumentos ru- dimentarios de cara a las paredes. VESTIMENTA MINIMA La Isla de Levante, cerca de la costa de la Riviera Fran- (Pasa a la página 4)