El Sol Newspaper, May 31, 1957, Page 3

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Viernes 31 de Mayo de 1957. | - HAZAÑAS DE PANCHO VILLA - | Por JOSE M. FRANCES Interesante libro del que es autor José M. Frances, que trata de la vida y aventuras del famoso guerri- lero Pancho Villa, el Centauro del Norte, y que se vende en “EL SOL” 62 Sur Calle Tercera, Phoenix, (Continúa de la semana pasada) Cuando Villa ingresó en la Prisión Militar de Santiago Tlaltelolco, sintió deseos de beber cognac. El capitán Bruno Ortíz, junto con un amigo suyo apodado “Torito”, le satisfizo amablemente tal deseo. Años después, Villa hizo su entrada en México, con Eu- lalio Gutiérrez. Bruno Ortíz separado del servicio por Huer- ta, fué a Tacuba a esperar el tren militar que conducía al fla- mante general de la División del Norte. Le acompañaba el “Torito”. E Los jefes y oficiales villistas acogieron bastante mal a los dos amigos, con alusiones mordaces a los devotos que le salían a su general desde que lo era. Pero la presencia del propio Villa, desvaneció la hostilidad, al decir a Ortíz, tan luego como lo vió: —;¡Qué milagro! Mi coronel Ortíz.... Pasen, pasen... Con gran confusión de los presentes, los dos modestos visitantes subieron al vagón del general, con el cual conver- saron un buen rato. Al despedirse, Francisco Villa, confirió a Ortíz una comisión lucrativa en Chihuahua y le obsequió mil pesos en efectivo. Era el precio, dijo, de la botella de cog- nac que le llevaron a su celda en 1912. Al “Torito” le auguró que haría un buen capitán y que no dejara de ir a verle... Pancho Villa no olvidó nunca un agravio ni un favor. —000— Pancho Villa se halla oculto en una barranca del Cañón del Oro, en las inmediaciones de Namiquipa, pueblecito chi- huahuense. Ocurriósele visitar a uno de tantos compadres co- mo tenía, y para ello descendió al poblado con dos de sus hombres. Pero el compadre acababa de morir y se estaba cele- brando el velorio. Todos los presentes eran villistas acérri- mos. Ocupado Pancho en confrontar a la viuda, las tropas carrancistas irrumpieron en el pueblo y tomaron todas sus salidas. Buscaban a Pancho Villa. Este no se inmuta. Ordena que se oculte el cadáver en el pajar y él ocupa el lugar del muerto. Hecho ésto, cuatro de los presentes cargaron el féretro y tomaron el camino del cementerio, lejano como tres kilómetros, en un predio arbo- lado. —“¿A dónde van ustedes? —gritan los encargados de guardar una de las salidas. La pobre mujer explica llorando que llevan al camposanto el cuerpo de su marido recién muer- to. El oficial examina a los acompañantes y pregunta: —¿Vieron por aquí a ese bandido de Pancho Villa? —No, señor. Ya no se acerca al pueblo. —A ver bajen su muertito.... ¿De qué murió? —-De tifo, señor capitán.... un tifo terrible... Ahorita lo va usted a ver... 7 —¿De tifo?.... Andenle.... Llévenselo ya... que hiede.... Partió el cortejo y Pancho Villa, ufano de su ocurren- cia, no tardó media hora en hallarse a buen recaudo en su barranca, mientras los carrancistas no dejaban un paimo de tierra sin registrar en el pueblo. Villa se mudó de ropa y se bañó en la torrentera por aquello de nue pudiera ser cierto lo del tifo. —000— Satevó es un lindo pueblecito situado al noroeste de San- ta Gertrudis. Allí disfrutaba de la amistad de una buena se- ñora García, en cuya casa solía alojarse con sus oficiales. La señora García era madre: de una jovencita muy hermosa. Después de una larga ausencia, Pancho volvió a Satevó en 1919. Los carrancistas habían evacuado el pueblo. La se- ñora García, como de costumbre atendió a Villa y a los su- yos. Y los esperaba una sorpresa de órdago. Luisita, la niña, estaba grávida de algunos meses. Y Villa, se enteró con in- dignación de que le atribuían a él la proeza. Ni corto ni perezoso mandó llamar a la muchacha. Y alternando el halago con la amenaza, consiguió que la chica confesara que la criatura era cosa del cura del pueblo. Y que éste le había inducido a atribuírsela a Villa. El centauro, hizo aprehender al clérico y le notificó que lo iba a fusilar inmediatamente, por lo que hizo y por la ca- lumnia contra su persona; el pobre hombre se defendió como mejor pudo, pero era la suya una causa perdida. Por fortu- na las lágrimas y ruegos de la señora García y de la mucha- cha, ablandaron su furor y al día siguiente mandó llamar al reo. —Señor cura: he resuelto perdonarle la vida, a ruego de estas dos mujeres. Pero le impongo la pena de que se case inmediatamente con Luisita para lavar así su honra y re- parar la falta cometida. —Pero, mi general... Yo no puedo casarme.... Soy sa- cerdote.... —Como usted quiera. Entonces lo fusilaremos.... A ver muchachos... Viendo que la cosa iba de veras, el inculpado cedió a cuanto Villa quiso. El guerrillero subió al quiosco de la mú- sica, con el cura, Luisita, su madre y varios amigos y oficia- les. Allí anunció al pueblo, reunido a sus pies, que el cura se iba a casar con Luisita para darle padre a su hijo y que se declararía públicamente culpable, en penitencia de su falta. Lo hizo el infeliz más muerto, que vivo. El juez casó a la pareja. Villa firmó el acta con dos o tres de sus amigos y bendijo a los contrayentes. El pueblo se volvió loco de alegría y festejó el acontecimiento por todo lo alto. Pero una vez se alejó Pancho, el cura deshizo todo lo he- cho, acusando a Villa de haberle coaccionado y, desde el púl- pito, reivindicó su inocencia, ratificándose en que el padre de la criatura era Pancho y no él. Es muy dudoso que fuera así, ya que Villa dejó un ejército de hijos y raramente negó la paternidad a ninguno. Antes bien, era costumbre suya re- compensar con dinero a todas sus esposas supernumerarias. Cuando Villa tomó Zacatecas, contraviniendo las órde- (Pasa a la página 4) “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE La Muerte Rompio el Triangulo en los Amores del Llorado Pedro Intante (Finaliza de la semana pasada) Y empezaron a salir de los es- tudios cinematográficos al des- file extraordinario de películas que eran escandalosos éxitos ta- quilleros aquí y allá y por to- dos lados. Pedro se erguía en la cúspide de la montaña escarpada del é- xito. SU ROMANCE CON LUPITA TORRENTERA, LA INCITANTE BALARINA Los ídolos de las multitudes, los artistas, los pugilistas, los luchadores, los clavadistas, los nadadores, los futbolistas, los toreros, una vez que se enfoca en ellos la batería deslumbran- te de las luces de la fama, si- multáneamente se transforman en el polo de todas las miradas, singularmente de las miradas femeninas, cuando se trata de hombres que han arrebatado un gajo a la gloria. Y Pedro Infante causaba re- vuelo entre los corazones feme- ninos de las artistas de “su” mundo y de las enloquecidas ad- miradoras del mundo extramu- ros de los estudios. Entre las artistas había una de cuarpo esbelto, curvilíneo, cu- yos movimientos provocan y re- tan temerariamente. Ella veía a Pedro y sus ojos picarescos “con aspectos de hojas empapadas de rocío”, le guiñaban, con más in- tención que la que había en los besos ahora un tanto materna- les de María Luisa. Y un día Pedro no se conformó con flechazos de aquellos ojos y encontró que en el corazón de Lupita había un hueco predis- puesto para darle cálida y tor- mentosa acogida. Su idilio no fué manso y se- reno como el correr de las co- rrientes profundas, sino turbu- lento, huracanado y violento co- mo los ríos que se despeñan por lechos accidentados y pedrego- Sos. No encontraron satisfacción en los besos normales, los besos de los novios de colonia y encan- tadora Alameda Central. ¡No! ¡Se amaron con locura! ¡Si se besaban procuraban hacerse da- ño en sus bocas! ¡Sus cuerpos se confundían en abrazos voraces, inacabables, brutales, como si ya no hubiera posibilidad de vol- verse a acariciar! Y de aquel romance con re- tumbos de oleajes embravecidos en los que lloraba con gritos desgarradores el eco de los vien- tos dementes de la pasión de- senfrenada, nacieron dos criatu- ras! ¡Dos niñas que dieron a Pedro y la subyugante y tentadora Lu- pita, al mundo, en garantía a- dorable, de su amor! UNA ROMANTICA ESCAPADA A ACAPULCO EN QUE SE RIERON DE LA PARCA Pedro Infante desbordaba 'sa- lud y energías. No bastaban las preocupacio- nes, el estudio de los papeles, li- bretos y scripts, ni la actuación ante los micrófonos de la radio- difusora y la televisión ni las lentes de las cámaras cinemato- gráficas, para agotar todos sus ímpetus. Y un día, que había ido de paseo a Balbuena, llevando en su coche “Cadillac” a Lupita, vió a los enormes transportes aéreos y a las gráciles y bellas avione- tas de los campos particulares de aterrizaje. —¡Cómo se me hace que va- mos a pasear nuestros amores por sobre las nubes que cubren este hermoso Valle de México! —Riéndose y circundando los hombres de Lupita con un bra- zo, mientras que con el otro guiaba el potente vehículo ¡por la carretera México-Puebla, le dijo. —¡Ya lo verás! —Yo, Pedro voy contigo, don- de me lleves, hasta las puertas del infierno mismo y le bailó un paso doble al Diablo Mayor, que lo deje frío... por tí, adorable amor mío. Y Pedro puso manos a la obra. Normalmente se requieren de siete a nueve horas para hacer “solo” en un avión, siete o nue- ve horas de “doble control”! ¡Pedro a las cuatro horas ya estaba listo! En el período de dos semanas y días, con cuatro horas de en- trenamiento, distribuidos esos doscientos cuarenta minutos en- tre diecisiete días, y Pedro Infan- te, voló arrojado, gallardo, y or- gullosamente, sobre esa comuni.- dad, que mereció ser designada la “Muy leal y noble Ciudad de México”. Después compró una avioneta. Y dicho y hecho. Paseó sobre los cielos de la metrópoli a Lu- pita. Proyectaron un vuelo de paseo a Acapulco, el puerto de ensue- ño del Pacífico. Fueron Lupita Torrentera y Pedro, Manuel Prieto Crespo y Lucerito Torrentera, hermana me nor de Lupita —una escalofrian- te chamaca—. Llegaron a Aca- pulco sin novedad, tripulando la avioneta Pedro. De regreso, a la altura de San José Purúa, una falla del motor, provocó un aterrizaje forzoso que más que aterrizaje fue pavorosa caída. El que resultó más gravemen- te herido fue Pedro. Estuvo varios días entre la vi- da y la muerte. Los cirujanos tuvieron necesi- dad de trepanarlo e incrustarle, subsituyéndole parte del cráneo deshecho, un fragmento de pla- tino. Todo el mundo creyó que Pedro quedaría dañado de sus facultades mentales. Pero, afor- tunadamente, todo el mundo se equivocó. Sanó. EN DEFENSA DE LUCERO DIO FENOMENAL GOLPIZA A ¡MANUEL PRIETO CRESPO Manuel Prieto Crespo es un hombre de armas tomar. Desprecio a las convenciones y a las leyes. Sólo obedece a una norma: su personal ambición, capricho, deseo. Lucerito no lo aceptaba del to- do. Sabía quien era Manuel Prie- to Crespo y de que pie cojeaba. Un día temerosa de cosas peo- res, optó por darle esquinazo a Prieto Crespo y dejarlo con un palmo de narices. Manuel Prieto Crespo como lo saben los policías, autoridades judiciales penales y autoridades penitenciarias, es peligroso ham- ¡pón. Y cuando esto sucedió, apro- vechó la [primera coyuntura para atentar violentamente contra Lu cerito, saliéndose, como siempre lo ha hecho, con la suya. Pedro Infante no era de esa ca- laña. Cuando lo supo montó en ira. Y al encontrar a Manuel Prie- to Crespo en las puertas del Ca- baret “El Capri” de la Avenida Juárez, le dió una serenata de guamazos que.... no vean. Afuera estaban los tres ham- poncillos pistoleros, sin los cua- les Manuel no va a ninguna par- te. Al salir Pedro Infante, dos lo amenazaron con homicidas es- RADA O NA. E AENESAARARER NANDOAS BA BERERRARAEBOENENNASDS ME 34 MN ESCUCHEN “Cantares AL AMANECER” cuadras calibre 45 y el tercero ¡con una subametralladora. —;¡Súbase en este coche, In- fante! —Le gritó uno de ellos moviendo significativa y amena- doramente -su arma. —Los tres juntos, con su amo, me hacen los mandados. Tranquilamente les contesó Pe dro. —Ustedes no tienen tamaños ¡para matar a una mosca, Y dándoles la espalda, con es- calofriante indiferencia siguió andando apaciblemente por la acera. ¡Así era Pedro Infante! SURGE IRMA DORANTES EN LA VIDA DE PEDRO INFANTE Pedro Infante triunfaba defi- nitivamente. Era el galán preferido de los productores y directores. Se había impuesto durante los días de gloria de aquel otro cha- rro cantor, el que eclipsó y mo- nopolizó todos los hombres y pa- reció poseer la exclusiva del triunfo. Pedro ya había descollado en muchas películas: “Jesusita en Chihuahua” con René Cardona y Susana Guízar, “Nosotros los Po- bres”, “Ustedes los Ricos”, “Los Tres García”, “Vuelven los Gar- cía”, “Escuela de Vagabundos” y muchas más. Su fortuna ya había alcanza- do la cifra de los diez millones de pesos. Y conoció a la guapa morena- za de ojos verdes, Irma Aguirre, conocida para el teatro y cine como Irma Dorantes. Cuando sus miradas se cruza- ron, se encendió una chispa que había de provocar una explosión cataclísmica en la vida de am- bos Irma y Pedro, cuyas reper- cusiones todavía tienen con los nervios en tensión a todo Méxi- co. EL DRAMA “YERMA” DE FEDERICO GARCIA LORCA .... OTRA VEZ En el lacerante drama poético del nunca bien llorado poeta Fe- derico García Lorca, “Yerma”, la esposa, abandona el lecho de nupcias, para matar a su joven y nuevo esposo, al darse cuenta que es un impotente sexual, que su matrimonio con él la conde- nó a no tener hijos, y élla llora “por sus hijos que no nacieron”. Pedro sufría las angustias de saber que no podía ser padre de hijos de María Luisa. Entonces pensó en que nadie tiene derecho a condenar a un hombre a no conocer a los hijos de su esposa legítima. Y aunque María Luisa no tu- viera culpa, había que deshacer- se de élla, de la esposa “Yerma”. (Pasa a la página 3) con Efren Valenzuela LUNES a SABADO de 500 27:00 A.M. KPOK 1440 Kilociclos iii dida ne. 9 PAGINA TRES a naaa Mujeres Jovenes y Señoras —(NO SE REQUIERE EXPERIENCIA)— Aprenda a operar nuestras máquinas de cocer de fuerza y PREPARESE PARA UN TRABAJO QUE PAGA MUY BUENOS SUELDOS en la industria de Piezas de Ropa Local. TRAIGA ESTE ANUNCIO AL VISITARNOS. y le daremos una prueba GRATIS. Venga entre: 10 de la mañana y 7 de la noche. —NO SE REQUIERE HABLAR INGLES— INDUSTRIAL GARMENT TRAINING CENTER MR. R. BENSON 730 E. WASHINGTON ST. PHOENIX, zo joo ezo zoe zoo eze zoo eze zo rezo Rotor tooo Habra su cuenta con este fuerte banco donde usted siempre es bien venido VALLEY NATIONAL MEMBER FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION oras AAA RS 2-1 +... La Cerveza mas Grandiosa de América con VERDADERO sabor a Pilsner! Arizona Brewing Company, Inc., Phoenix, Arizona SAA AS GERARRAARAAEARARARARAAARACADAS A NENENENCCENECE NENE EEE bd IRENE

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