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y Viernes 24 de Mayo de 1957. “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE - HAZAÑAS DE PANCHO VILLA - || ==" DE HOMENAJE A. POBRE VIEJO Interesante libro del que es autor José M. Frances, .. que trata de la vida y aventuras del famoso guerri- PAGINA TRES A NN lujeres Jovenes eS zoozo ze llero Pancho Villa, el Centauro del Norte, y que se vende en “EL SOL” 62 Sur Calle Tercera, Phoenix. Por Angel del CAMPO POBRE VIEJO ¡SOIS! PEPE. el balcón abierto, el señor Qui- roz golpeando la mesa con la cién regado, el sol entrando por| cado en cruz, hasta recibir la orden de que no le dieran dul- ce y frutaen su casa, a entrar y Senoras —(NO SE REQUIERE EXPERIENCIA)— Aprenda a operar nuestras máquinas de cocer de fuerza y PREPARESE PARA UN TRABAJO QUE PAGA MUY BUENOS SUELDOS en la industria de Piezas de Ropa Local. TRAIGA ESTE ANUNCIO AL VISITARNOS Ñ y le daremos una prueba GRATIS. Venga entre: 10 de la mañana y 7 de la noche. —NO SE REQUIERE HABLAR INGLES— Rendimos homenaje con este| regla y gritando: a aquella pieza que olía a ropa hermoso cuento, al Maestro.| —;¡Pepito López, a su lugar!....| sucia y humedad. A todos los educadores y A-|para seguir rayando concienzu- ¿Cuántas cosas habría en el póstoles de la enseñanza, se-| damente el papel... Juanito Lla- | bufete del señor Quiroz.? Dicen res extraordinarios para quie-| mas borraba cifras aritméticas | que ahí guardaba todo lo que nes guardamos el cariño más|en el pizarrón, Miguel" Vilches, | les quitaba a los niños; muchas claro y fiel. El Maestro, nues-| oculto por la tapa de la pape-|canicas,- membrillos mordidos, tro maestro, fué ejemplo, ar-|lera, mordía un cuerno de ros- | pedazos de charamuzca, solda- cilitar la retirada de los norteamericanos, sin enemigo a quién| quetipo de sabiduría y bon-|ca; tras el antifaz de los cate-| dos de plomo, juguetes de ma- combatir y determinó una confianza, peligrosa entre los ca-| dad; en él conocimos todas|ciscos platicaban Mejía y Mén-| dera, pinturas, caramelos, bale- rrancistas. s las virtudes. dez; leía en voz alta zamudio! ros, trompos; la teja de plomo (Continúa de la semana pasada) El que habla así es un villista arrepentido, por interés. Lo fismo diría de Carranza, si éste fuese el muerto y Villa el vencedor. E La especie de que Pancho había muerto, fue hábilmente aprovechada por el propio interesado. Con ello consiguió fa- Y he aquí que, de súbito, el muerto resucita. En San Juan Bautista, en su nativo Durango, donde el Maestro se apareció a sus discípulos. Una docena de jefes y subjefes, le aclamaron allí y prometieron conquistar el mundo, al verlo sano y salvo. Y los interlocutores de antes se vieron en el caso de de- cir ahora: —¿Sabe usted la noticia? Pancho Villa no murió. —No me diga.... con ese hombre nunca sabe uno.... Los hombres de Villa, que se aproximaban, todavía, a seis mil, no conquistaron el mundo. Pero Sí pisaron la tierra bendita de Chihuahua y se atrevieron a hacer una incursión dentro de la capital del estado, donde, siguiendo las instruc- ciones del jefe, que no capitaneó el grupo, corrieron la pól- vora y, rompieron infinidad de objetos y cristales, Hecho esto se replegaron como de rayo. Era un aviso. Pareció como si el coloso, aun fuera tal y dijese a las gentes: “¡Mucho cuidado! ¡Aún estoy vivito y coleando!” Con todo, ya no era el Villa de antaño, si no en lo perso- nal, en su fuerza combativa. La División que diezmó Obre- gón tiempo antes, se iba reduciendo casa a lo que era en la época de Ignacio Parra: una partida. No obstante, embistió de nuevo a Chihuahua. (noviembre de 1916) y después hos- tilizó Torreón, Rosario, Jiménez, Parral y Ciudad Camargo. Dispuso luego un tercer ataque a Chihuahua, que debía ser el definitivo, pero, a consecuencia de la defección de uno de sus hombres, quien reveló el emplazamiento del arsenal de Villa, éste no contó con el parque suficiente para la empresa y falló ruidosamente en ella. El 2 de abril del año 1917, se colgaron doscientos villistas de los árboles del paseo. De aquí en adelante sigue un período de saqueos, de a- saltos de trenes, de hostilización a convoyes y unidades, de contribuciones a localidades tomadas por sorpresa. La ca- beza de Villa vale ahora cincuenta mil pesos mexicanos. Esto - le hace decir: —Cincuenta mil pesos por una cabeza, quieren decir que hay muy poca cabeza y muchos pesos. Llega un momento en que el gobierno federal decide em- plear contra Villa, los “moscos de aire” como él llamaba a los aviones. Los pájaros de acero hacen muy peligrosa la su- pervivencia de las fuerzas villistas, puesto que desde la altu- ra descubren fácilmente sus escondrijos de la sierra y los bombardean sin piedad. Esto obliga al guerrillero a operar casi exclusivamente de noche, al amparo de la obscuridad. TI Comentando por aquállos día los últimos coletazos de la epopeya villista, se llegó por observadores desapasionados, a la conclusión siguiente: NI DUDA, aquella era la ca- sa; lo encontré todo igual. El tiempo, es verdad, la había hecho más triste porque esta- ban manchadas las paredes con las huellas de la lluvia y el musgo dibujaba en ellas siluetas verdinegras: el santo de cantera, el roto macetón de la azotea, el balcón moho- so, la entrada angosta: ¡todo lo mismo! Sólo que en el ven- tanillo no se veía la jaula del loro locuaz, ni aquellos ties- tos de geranio y rosa de cas- tilla.... ¡Con qué emoción leí aquél rótulo que en fondo ne- gro y con letras blancas casi borradas, decía: COLEGIO PARA NIÑOS! Subí la escalera «de mampos- tería. Como siempre, ardía en el descanso la -lamparilla frente a la Virgen de Guadalupe. Asomó tras el portón verde, no la muchacha -harapienta, la pelona famosa, sino una viejeci- ta enjuta.... En el silencio de la casa, en el aire discreto de la criada, en todo adiviné lo que había pasado.... —¿El señor Quiroz?, pregun- té, —Esta mañana a las tres, me respondió con aire comungido la vieja, llevándose el delantal a los ojos...., pasé usté... ¡El señor Quioz había muer- to! Aquel hombre intachable, a- quel cuyo recuerdo apenas vive en tantos que, como yo, mucho le debieron... solo, ni uno de sus discípulos lo acompañaba en a- quella pieza desmantelada que conocía tan bien: el mobiliario miserable de aquella sala pobre; las consolas sin pie; el sofá de cerda; el estante de libros vie- jos; la esfera terrestre; aquel di- ploma pegado a la pared.... jun- to a un mapamundi; la mesa revuelta que le regalamos de cuelga el año de 70, llena de fir- mas infantiles y borroneadas; en medio de la pieza, el catre de hierro y sobre sus tablas desnu- das un cadáver vestido de luto; un pañuelo le cubría su cara, y a dos lados dos grandes cirios que ardían. ¡Era el maestro de y Pepito López, inquietísimo se deslizaba hipócritamente a lo largo de la banca (siempre era su disculpa) para pedir un lá- piz a Marticorena o a mí, que con la vista vaga seguía el vue- lo de las moscas que aprisiona- ba Orozco y pegaba con cera a seldados de papel. ¡Ah, época inolvidable! No se cuidaba uno ni del día ni del mes, sino para saber, porque to- dos los juegos tenían su tempo- rada, cuando el balero, cuando las canicas, cuando concluía el reinado del trompo y comenzaba el de los huesos de chabacano, el piso y el burro.... Sin más te- mor que el de ser sorprendidos en infraganti conversación, en desiguales cambalaches de pi- zarrones y caramelos o en el mayor crimen, fumar, pálidos de espanto, tras la puerta del cao- mán, el primer cigarro de mon- zón robado al ama de llaves. —:¡Pepito, media hora de cas- tigo! —¡Señor, si no he hecho nada! —Si señor, está usted distra- yendo a Oropoco; ¡media hora! —No señor (peremiqueando) | ¡A su lugar! (reglazo). Y después de estos diálogos, el señor Quiroz seguía rayando papel, hasta que alguno alzaba el brazo y enseñando dos dedos pedía permiso para hacer de las aguas. 7 —¡Está ocupado!— aquel era| el gran pretexto; ir a tomar a- gua o a cumplir alguna función fisiológica de gran importancia. En, aquellas escapadas se mor- día el pedazo de pan, resto del desayuno; se contaban las ca-| nicas, y, sobre todo, se estaba fuera de aquella pieza estrecha y de aquellas durísimas bancas, donde colgaban los pies; se la- vaban las manos llenas de tin- ta, frotando los dedos'en el la- drillo del lavadero.... y haciendo repetir al perico aquella mala palabra que sabía y todos oían con una punzante curiosidad, y se repetía en voz baja, muy ba- ja, porque si el señor Quiroz la oía, ¡al cachote!, aquel cuarto húmedo y oscuro lleno de sillas rotas, tinas desfondadas y ropa que servía para jugar al “ma- maleche” pliegos de papel de colores para forrar libros y ta- pizar los cajones, armellas, qué sé yo! Todos se iban a jugar al patio y uno se quedaba solo. Gritaba la 'criada: —Por él niño Mendoza! —Hasta las seis, res- pondía muy serio el señor Qui- roz. No valían ruegos, no valían pretextos. ¡Es la última señora! ¡Ya no lo vuelvo a hacer!.... Na- da, era inflexible. Para nosotros el señor Quiroz! era un inquisidor: ¡Por qué nos daba garnuchos en las orejas? ¡Como se enfullinaba cuando al- guno se le paraba de gallito! ¡Pobre viejo! Alguna vez me preguntaba: ¿por qué será tan pálido y tan flaco? Más tarde lo he venido a resolver aquel enigma. Ya sé por qué levaba siempre aquel saco café lleno de manchas, aquel chaleco gris, aquel pantalón de casimir del país con grandes rodilleras: sé por qué se ponía pensativo al reflexionar en la mañana, y por qué está pálido y flaco un hom- bre que no tiene dinero, a quien matan lentamente las privacio- nes, a quien consume el cerebro a] repetir año tras año: —“¿Qué es gramática”. Escribir día tras día el mismo ejemplo de sumar quebrados; resistir el eterno dos por cuatro, dos por tres: seis; levantarse con el alba, sufrir malas respuestas y cargos de papás descontentos. Esa es la vida. ¿Por qué el inventor tiene bustos de bronce que lo inmortalizan y retratos y biografía en los periódicos ilus- trados. ¿Por qué el mercader es grandes y el sembrador se olvi- da. Por qué sólo se alaba el enaje de piedra que corona las hermosas cornicas y no hay al- guna mención para el cimiento? Es un amigo de los primeros años; descifra ese jeroglífico en- cerrado err las páginas del sila- bario, esa frase milagrosa que al pronunciarla se abren inmen- sos horizontes desconocidos de la vida, da la clave para arran- car al libro su riqueza, arroja en el alma ese primer gérmen que diferencia al estúpido del hom- bre social, y sin embargo, es pa- AS 30 E. WASHINGTON ST. nz zo ozono oz q? ÉS z - oz oro zoe oz zz zoom rtorras ze ES + $ Es E ozoezoe INDUSTRIAL GARMENT TRAINING CENTER MR. R. BENSON * ezone ozono orto ezo zoo zoo Habra su cuenta con este fuerte banco donde usted siempre es bien venido VALLEY NATIONAL BANK MEMBER FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION PHOENIX, ARIZ, Ao PR AAA “Las extraordinarias aptitudes de Francisco Villa las | imoras letras! Con respeto a > refleja el hecho de que NUNCA SE HA VISTO EN PELE-|Esnor 10 descubri. ¡Cómo había A rl a > jo. Había |do, porque a fuerza de enseñar GRO DE SER APREHENDIDO O COPADO; JAMAS SE | envejecido! ¡Qué aspecto tan | alacranes y mestizos, que aco-|ya nada puede aprender, un bi- LE-HA INFLINGIDO UNA DERROTA EN EL SENTIDO | desconsolador en aquellas líneas | bardaban a los más valientes; | lioso que”castiga sin justicia, a ABSOLUTO DE LA PALABRA; NADIE LE HA PODIDO |modeladas por la muerte....! ¡Y| era preferible dar cien líneas del | quien se le paga una vil men- Arizona Brewing Company, Inc., Phoenix, Arizona PRIVAR EN MATERIA DE ALIMENTOS, DINERO, *CA-| Qué elocuente aquella soledad | Urcullu, estar media hora hin- (Pasa a la página 4) A silenciosa, donde antes todo era BALLOS NI MUNICIONES. Señorea a su albedrío comarcas nea O poe yo le NUGUGOO HEEE A NARRAR 2-4 ...La Cerveza mas Grandiosa de América con VERDADERO sabor a Pilsner! qna zo zzz e rozar zzz zoe zoo re Mx » e e como Jefe de una División, dispersada ésta y acorralado él|las ocho! Aquel mal humor con pcr fuerzas superiores, con su cabeza puesta a precio, logra-| que me levantaba, aquellas có- ra proseguir durante más de cuatro años su táctica favorita, | leras diarias contra la criada in dar un momento de reposo al gobierno de Carranza. que ue estes aba. con cemanta sin dar u pos ES da fuerza el zacate y el jabón al Entretanto el Gobierno de don Venustiano, que es CaSil lavarme el pescuezo, la brus- como decir don Venustiano mismo, llevaba a cabo cosas bue-| quedad con que pasaba el cepi- nas y cosas malas. Entre las primeras descuella la Constitu-|llo por lo cabellos aún rubios; ción de 1917, tenida por modelica y de la que aun se halla | €l desayuno apurado de prisa, y ie lo más notable. Entre las malas, cabe catal Ae Edselñasemneelo cal loans a a alogar el fu- | óisa deshecha donde dormía la silamiento de Felipe Angeles, gloria nacional en el ejercicio | pizarra, el libro de mantilla y . de su profesión, persona excelente y que si anduvo con Villa | el Padre Ripalda.... ¡Las ocho! E- durante la época gloriosa de la División del Norte, lo hizo|ra hora: llorando todavía llega- como especialista en una arma que ayudó mucho a derrum- | Pa al colegio; la criada me veía i i 5 si subir desde el zaguán, mientras bar el huertismo. Y si después de residir en los EE. UU., se |, liada antes de tia fdel levantó contra Carranza, no llevó a cabo otro crimen que el | grasiento cordón de la campa- , de anticiparse a lo que algunos hicieron más tarde con me-| nilla: ¡Ven a las doce en pun- nos nobleza. Que no es lo mismo enfrentarse con un Jefe de|to!, y entraba. E Estado y decirle: “Excelencia, aquí estoy yo, dispuesto a de-|__No Puedo olvidar aquella pie- ; ” ; ai za... aquel techo lleno de pelo- rrocar su gobierno” o asesinarlo arteramente como hicieron |, -“¿e asco pa con Carranza en Tlaxcalantongo, seis meses -después del sa-| des con letreros y manchas de crificio del noble y competente artillero. tinta morada, negra y roja; los mapas polvorientos, las mues- tras de dibujo, el sistema métri- inmensas donde tiene amigos y admiradores, a quienes da a| aeompañaría. Y me senté en el esq <: d guardar dinero, parque y armas, de todo lo cual hace uso|viejo sofá, de cerca, y me puse e 4 Sólo tomando en cuenta las constataciones que preceden, | .— aii e / a... p-4 i 1 initi des ADA A Ss comprendemos hoy que a partir de su naufragio definitivo dre que me gritaba: ¡Van a dar| 4% a E $ “Cantares AL AMANECER”. con Efren Valenzuela 4 LUNES a SABADO de 5:00 a 7:00 A.M. KPOK ¿ 1440 Kilociclos Dye Ae EPISODIO DECIMO. OCTAVO k co decimal; el Corazón de Jesús ae al frente sobre un reloj siempre : . RECUERDOS Y EFEMERIDES Dirados E La plataforma pintada de ne- > I gro y encima la mesa del señor => Quiroz; el tintero representando E á ún ciervo; la regla, las planas Antes de entrar a ocuparnos de cómo reaccionó Pancho en orden; los libros: formando Villa ante la muerte de su mortal enemigo, a manos de quie- | pilas... las dos hileras de blan- nes no lo eran menos, séanos permitido proyectar algo así|cas mesas con sus tinteros de como un film documental de lo que fué la vida azarosa del| plomo, sus candados, las tapas mejor guerrillero de nuestra época, durante el pronunciado | 1e E peras a in, declive que va de sus proezas inigualadas a su regreso al| fome de 10 EE ME pa monte, como malhechor fuera de la ley. rece volver a aquellos tiempos, Hemos dicho y repetido que Pancho Villa tenía tanto de | siento el aire fresco de aquellas (Pasa a la página 4) mañanas, el olor del ladrillo re- NANO E