El Sol Newspaper, January 18, 1957, Page 3

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Viernes 18 de Enero de 1957. “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE NUESTRO CUENTO SEMANAL: ) + La Historia Completa de Maria Felix . Espectacular triunfo internacional de la hija de un mo- mer matrimonio y luna de miel en la romántica Chapala.— desto comerciante,—Por su belleza singular pronto descolló de entre sus cinco hermanos.—Alumna de las madres Tere- sianas en Guadalajara.—Sus sueños y ambiciones se mani- festaron desde su más tierna edad.—Enamorada locamente de un aristócrata tapatío.—Reina del Carnaval de Guadala- ¡Acusada de desamor para con su hijo Enrique!.-- Sola en la gran ciuad, se enfrenta a su destino.—Debut en la cinta de plata y primera oleada de críticas.—El triunfo. £ Si el triunfo de un artista pue- de determinarse por el número| rablemente el carácter un tanto| «de veces que su nombre es men- | retraido y místico de los tapa- cionado.en los periódicos y la| tíos, la belleza de las esbeltas frecuencia con que su efigie a-| torres de su Catedral y las tí- dorna las portadas de las re-|picas costumbres de San Pedro vistas en todo el mundo, pode- | Tlaquepaque. Sin saberlo, María mos asegurar que el triunfo de| iniciaba una nueva y promete- María Félix es el más completo | dora época de su vida en una que jamás se haya presentado | ciudad de primera importancia. en la historia de la cinemato-| María ingresó al Colegio de las grafía internacional. Sí, porque| Madres Teresianas, donde inició como mujer de hogar, como ar-|sus estudios primarios. A causa diente enamorada, como esposa | de su carácter retraído pronto se abnegada, como madre amantí-| conquistó fama entre sus com- sima, como, compañera leal, co- |pañeras de ser una muchacha mo artista de categoría y como| terriblemente orgullosa. Pero la mujer de soberana belleza, Ma-| realidad era muy diferente, por- ría Félix se ha convertido en| que en el fondo, una terrible ti- noticia permanente. En muchas| midez dominaba todos los ac- ocasiones su nombre ha despla-| tos de la joven alumna, obligán- zado de las primeras páginas de | dola a envolverse en una sola de los diarios a acontecimientos de | indiferencia hacia todo lo que repercusión internacional. Flo-| no fuera el estudio. Poco a poco tando al lado de las mágicas|su verdadero carácter fue com- palabras: María Félix, se en-| prendido por sus maestras y cuentran siempre la duda, el-in- | compañeras y llegó a hacer muy terés, la curiosidad, el morbo, la | buenas amistades, particularmen envidia, la admiración, el escep-|te con una de las monjas, la ticismo, pero nunca la indife-| madre Teresa, quien falleció en rencia. Porque María Félix posee | 1940, Así, en medio de juegos, la misteriosa cualidad de atraer | de risas, de interminables leccio- sobre sí, sobre sus actos, las|nes de geografía y lengua espa- miradas y la atención de millo- | ñola, se deslizaron otros doce a- nes y millones de personas, des- | ños, hasta que María Félix, de de México hasta la Patagonia|la noche a la mañana, se con- y desde París a Vladivostok. ES | virtió en mujer de belleza es- María Félix, la mujer misterio | plendorosa aunque apenas dibu- dela cinematografía mundial, |jada: ¡tenía ya quince años! un enigma que muchos hangtra- | ¡la edad de las ilusiones!.... ¡de tado de descifrar y que pocos|los sueños color de rosa!.... ¡la han podido siquiera adivinar.| edad del primer amor y del pri- Sólo hay una cosa en las que| mer desengaño! todos —amigos o enemigos, ad- , miradores o detractores de Ma-| SOÑADORA INCORREGIBLE Y ría—, se muestran de acuerdo: | LLENA DE AMBICIONES la sonorense es la mujer más bella del mundo. Solamente un ser privilegiado Y aquí tienen ustedes un vi-| como María Félix podía ambi- goroso retrato de esta singular | cionar tantas y tantas cosas sin belleza. mexicana, un retrato| llegar jamás a desalentarse. Sí, donde todos los detalles, todos| porque el espíritu de la joven os ángulos han, sido previstos| sonorense estaba muy por en- y dibujados vigorosamente: Por-| cima del común de las mucha- que ésta, es una biografía de| chas de su edad. Para ella, la María Félix. mediocridad era algo que no podía resistirse por mucho tiem- po. Quería salir de aquel círculo a que la obligaba la vida apa- / cib!le de su familia. Quería triun- La primera parte del enigma | far, ser admirada y aplaudida. María Félix es la fecha exacta | Quería sentir la cálida caricia de de su nacimiento. Sólo sus pro-|la vanidad halagada. Quería ser pios familiares y unos. cuantos | reina entre las mujeres. Y con amigos íntimos conocen con e-|todo ello pasaba soñando largas xactitud este importante dato horas. Inteligente por naturale- biográfico, aunque todo hace za, al contemplarse en el espejo pensar que María Félix nació | comprendía que su belleza era entre 1917 y 1920, o sea que a-| poco común. Y comprendía tam- hora tiene entre 36 y 39 años.| bién que aquella belleza, pre- Lo que sí es posible determinar, | ciado don de la Naturaleza, po- es el lugar de su nacimiento. | día convertir en rea'idad todos Ocurrió éste en el pueblo sono-|sus hermosos sueños. Pero al rense de “El Quiriego”, cercano | mismo tiempo, fue paciente, nun- LA VIEJA CASONA DE “EL QUIRIEGO”, SON. a Alamos, donde su padre —don Bernardo Félix—, tenía estable- cido un comercio de abarrotes y lencería, en tanto que su ma- dre —doña Josefina Guereña—, se hacía responsable de la bue- na marcha de la vieja y soleada casona que habitaba la familia Félix, incluyendo los cinco her- manos de María: Alicia, Espe- ranza, Ana Rosa, Miguel y Ber- nardo. Aunque era todavía una niña, ya la belleza que años ca trató de apresurar el desen- lace y supo aguardar su opor- tunidad. Entre tanto, su esplén: dida belleza ¡primaveral madu- raba, hasta convertir su cuerpo en una estatua viviente y hasta dar a sus fanciones a espiritua- lidad de un ángel. Y de pronto.... EL PRIMER AMOR Noche a noche la juventud ta- más tarde la-haría tan famosa | patía se daba cita en las am- en el mundo entero, comenzaba | plias alamedas del jardín del a manifestarse vigorosamente en | Carmen, para disfrutar de la ti- María. Prónto, su fama cundió|bia quietud bajo las estrellas, ¡por los pueblos y rancherías ale- | para charlar con-los amigos, pa- daños y todo el mundo se hacía | ra contemplar con curiosidad a cruces por la irreal hermosura | los visitantes o recién legados de la hija de don Bernardo y|y también para jugar al peligro- doña Josefina. Inútil es decir que María ignoraba esta especie de superioridad sobre sus cinco her- manos y que, inocentemente, se entregaba a toda clase de juegos propios de su edad, correteando por los amplios corredores de la vieja mansión y haciendo mil travesuras en el patio y en el jardín. BIENVENIDOS A GUADALAJARA Los negocios de don Bernardo Félix originaron que éste y toda su familia abandonaran para siempre el tranquilo poblado de “El Quiriego”, trasladándose a Guadalajara, la segunda ciudad de la República por su impor- _tancia y el número de sus ha- bitantes. Cuando la familia Fé- lix arribó a la Perla tapatía, a- penas si contaba tres años de edad, por lo que sus recuerdos de aquel entonces son un tanto vagos. Sin embargo, como ella misma ha confesado en diversas ocasiones, la impresionó favo- so juego del amor. Gallardos a- dolescentes, frágiles y vaporosas muchachas, madres de mirada severa y padres de ceño fruncido. Tales eran los personajes habi- tuales del jardín del Carmen. Y de entre aquella confusa masa de rostros, voces y trajes multi- colores, María sólo tuvo ojos pa- ra un hombre Rafael L. Corcue- ra. Dos fuertes corrientes chocaron entonces en el corazón de la her- mosa María. Por una parte, la coquetería desprovista de mali- cia, común a todas las mujeres de naturaleza superior, a todas las que nacen bellas y elevada- mente dotadas —y por otra, la rígida. educación recibida tanto en el seno de su familia como en el colegio de las madres Te- resianas, educación que, prácti- camente, eliminaba el enamo- rarse así, a primera vista, como ella sentía que se había ena- morado. Rafael L. Corcuera pertenecía a una de las más rancias y aris- tocráticas familias tapatías. El jara, primer peldaño para alcanzar la tan ansiada fama.—Pri- también, en un principio, se sin- tió prendado ¡por la belleza poco común de María y no tardó en iniciarse el romance que por mu- cho tiempo fue tema de comen- tario en las tertulias sociales de Guadalajara. Rafael y María ha- cíar una maravillosa ¡pareja y todo parecía indicar que el ro- mance terminaría frente al altar. Inclusive, María se sorprendió cuando descubrió que este amor era tan intenso que sus primi- tivos sueños de gloria, sus am- biciones tan largamente acari- ciadas se sumergían en la semi- inconsciencia del olvido. Pero la sangre aristócrata de Rafael L. Corcuera se rebeló y de rendido enamorado se transformó en ca- lavera incorregible, desgarrando el cirgen corazón de María. Y... vino el desenlace. María y Rafa- el se separaron para seguir cada quien el camino que les tenía reservado el destino. EL MATRIMONO O LA CORONA DEL CARNAVAL - La adolescencia es la edad mi- lagrosa. Todas las heridas, hasta las más crueles, cicatrizan en ¡poco tiempo y el corazón late con nuevos bríos, abriendo más am- plios horizontes a la vida. Su ro- mance con Rafael estaba casi ol- vidado, cuando una vez más, el amor llegó a María como una incontenible ola de locas vibra- ciones. María conoció a Rosendo Ibarra —su nuevo amor—, en ca- sa de una de sus amigas donde pl frecuentemente se reunía un gru- ¡po de muchachas para charlar animadamente acerca de acon- tecimientos diversos, comentar las últimas modas, los espec- táculos frívolos, los romances del momento y en fin, de todo aque- llo que forma parte integrante en la vida de las muchachas Íprovincianas. A aquella casa concurrían también . varios mu- chachos, cuya presencia anima- ba aún más las tertulias. Uno de los más guapos y varoniles era Rosendo Ibarra. Este, cegado por la belleza de María, se ena- moró perdidamente de ella y co- menzó a cortejarla con una asi- duidad que a todos hacía pen- sar que el corazón de la bella sonorense no podía mostrarse in- diferente por mucho tiempo. Y, en efecto, así sucedió. Pronto se hicieron novios y comenzó una época de alegría para María que, por primera véz en su vida, tuvo oportunidad de divertirse en el ambiente relativamente frívolo de la alta sociedad, conociendo los sitios más interesantes de Guadalajara y poblaciones ale- dañas. Pero este nuevo amor de la que había de ser la primera figura del cine nacional, pronto se vio enturbiado por las (cos- tumbres disipadas de Rosendo, quien prefería correrse innume- rables parrandas a disfrutar de la compañía de su novia. Así las cosas, un acontecimiento singu- lar vino a cambiar radicalmente la vida de María Félix: El Car- naval, con sus galas de oropel Nuevo Café Instantáneo Hills Bros. Con su Tapa Original “Taste-Lok*” que asegura el que sea fresco y su alegría ficticia. María, re- ¡putada ya como la belleza más singular de la capital de Jalisco, fue invitada a participar en las festividades de Momo y un en- tusiasta grupo de muchachos' y muchachas la postuló para Rei- na del Carnaval. Movido por su egoísmo, Rosendo se enfrentó a María y la puso en la disyuntiva de escoger: o se casaba con él, o se convertía en Reina del Car- naval. Ella no tuvo que pensarlo mucho; tal vez este reinado efí- mero le abriría las puertas para hacer realidades de sus sueños y por otra parte, la actitud de Rosendo le hizo ver que no le movía el amor sino tan sólo el egoísmo. Tomó su decisión y|. nunca antes el trono de las fies- tas carnavalescas tapatías estu- vo ocupado por una reina tan hermosa, tan fresca y tan juve- nil. Si María era feliz ciñiendo la corona y el cetro del Carnaval, sus padres no lo eran menos. Se enorgullecían de que su hija hu- biere sido elegida como la más bella de la ciudad y como pre- mio la llevaron de paseo a Mé- xico, a a gran capital. La vida dinámica de la enorme ciudad, sus calles cambiantes minuto a minuto, sus miles y miles de fo- cos multicolores encendiéndose y apagándose en rápidas guiña- das, lo sespectáculos frívolos, los teatros, los bailes, todo en fin, le cautivó. Y en o más profundo de su corazón nació el vehemen- te deseo de conquistar, de ren- dir a sus plantas a aquella ur- be tan impersonal y con ella a sus miles y miles de habitantes. En aquel momento, la corona del Carnaval tapatío le pareció pequeña y ridícula, pero no dejó de comprender que el primer pa- so estaba dado. A su regreso a Guadalajar comenzó a frecuen- tar los salones de la alta socie- dad tapatía y en su carácter de Reina del Carnaval, ninguna puerta le fue cerrada. Y, por ter- cera vez en su existencia, Ma- ría se enfrentó al amor. “YO LOS DECLARO MARIDO Y MUJER” Fue en Zapopan donde comen- zó el romance que había de con- vertir a María en esposa de En- rique Alvarez. El, también ta- patío y también de buena fa- milia, era representante de una fábrica de artículos de belleza en Guadalajara. Ella, era la so- berana indiscutible de su círculo de amistades. En Zapopan, en la finca solariega de una de sus numerosas amistades, María re- unía a su alrededor a gran can- tidad de jóvenes y alegres ami- gos suyos. Entre ellos se encon- traba Enrique Alvarez quien, sin- ceramente prendado de María in- tentó aproximarse a ella para confesarle su gran amor. Pero ella se había vuelto un tanto desconfiada a causa de sus an- teriores desengaños amorosos. Y vio la actitud de Enrique con re- celo, con un poco de miedo y hasta con algo de indiferencia. Pero él era tenaz y se propuso a- cercarse a ella a cualquier pre- cio. Y entonces, su propio traba- jo le dio la solución. Porque Ma- ría, como todas las mujeres her- mosas, nunca estaba satisfecha de su belleza y quería siempre ¡perfeccionarla. Entonces, Enri- que le propuso mostrarle un tra- tamiento a base de cremas y pol- vos. Este fue el pretexto para que el osado galán consiguiera aproximarse a la mujer de sus sueños, aunque es preciso acla- rar que nunca obtuvo de María más que agradecimiento y ni siquiera una prometedora mira- da. Nada. El se dió cuenta de su situa- ción de inferioridada. ¿Qué po- dría ofrecerle, él, un humilde empleado, a la mujer que todos en Guadalajara admiraban y ha- lagaban? Nada más que su tra- bajo y su amor rayando en la adoración. Pero lejos de descora- zonarse por esta situación de in- ferioridad, Enrique redobló el a- sedio con nuevos bríos. Como de palabra era muy difícil enterar a María de sus sentimientos, le escribió largas y emocionadas cartas. Fue convincente, fue sin- cero, fue persistente y, al fin, su labor comenzó a rendir frutos; todo lo que había ¡puesto en sus apasionadas cartas lo dijo con voz trémula por la emoción. Mu- jer al fin y al cabo. María se. conmovió profundamente ante la devoción de Enrique y le hizo promesas, le dio esperanzas y... lo puso a prueba. Enrique de- mostró ser un galán apasionado y paciente y supo esperar hasta que la diosa le concediera la gracia de una frase de amor. Cuando esto sucedió, los acon- tecimientos se ligaron con- la sencillez de todo lo perfecto. El amor nació también en el cora- zón de María y correspondió con el mismo ardor los requerimien- tos de Enrique. Y pronto, estu- vieron ambos, arrodillados frente al altar, donde el ministro ofi- ciante pronunció las palabras de ritual: “Yo les declaro, marido mujer”. María se había converti- do en la sefiora de Alvarez. ¡SI NO HUBIERA SIDO POR LOS CELOS! La feliz pareja decidió pasar su luna de miel en las playas encantadas del: Lago de Chapa- la, los Días y las noches se sucedieron unos a otros casi sin transición, porque para los ena- morados, el tiempo no existía. Importantes negocios reclamaron a Enrique y» los recién casados hubieron de volver a Guadala- jara, donde tiempo después, su unión se veía bendecida con la llegada de un hijo. En la pila | de bautismo le pusieron el nom- bre de su padre: Enrique y pasó a convertirse en motivo de des- velos y preocupaciones para su madre, a quien la maternidad había vuelto aún más hermosa. Enrique Alvarez comenzó a sen- tirse atormentado por :los celos. En cada rincón, en cada actitud, encontraba motivo de sospecha. Los celos guiaban casi todos sus actos y pasaba el día entero ha- ciendo .a María víctima de sus suposiciones y de sus sospechas. La situación se tornaba insoste- nible para ambos. El, movido - cafe instantaneo que huele a cafe! Usted se posesiona de una sensación maravillosa de sabor a verdadero café — en cada taza. En el nuevo Café Instantáneo Hills Bros. nosotros hemos captado la tenue y delicada “esencia” — el sa- bor en todas sus tonalidades que generalmente se pier- de en el proceso. 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Por razones de conveniencia, el pequeño En- rique fue puesto al cuidado de los parientes de su padre y esto motivó una escandalosa acusa- ción, pues por todas partes co- rrió el rumor de que María abo- rrecía a aquel niño, puesto que era el fruto de un matrimonio desgraciado. Nada más falso ni más lejano a la verdad, ya que María demostró en muchas oca- siones ser una madre admirable por todos conceptos. La ola de (Pasa a la página 4)

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