El Sol Newspaper, April 16, 1954, Page 2

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PAGINA DOS * “EL SOL” SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE : y Viernes 16 de Abril de 1954 CRISTO EN LA CRUZ ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me Has Abandonado? ARIA, la Flor de la pureza, la Virgen inmaculada, M no pudo permanecer mucho tiempo en la cueva adon- de lá habían conducido sus cariñosos amigos. Quiso volver a ver a su Hijo. Los ruegos de Juan y las súplicas de Magdalena fueron vanos; salió por fin, y poco después caía arrodillada a los pies de Jesús, y se abrazaba al cruel ma- a dero, con el alma destrozada de pena y angustia. Mientras tanto: el sol se obscurecía, sin que una sola e. 20 nube cruzara el firmamento. La tierra iba tomando un co- > seca Pues s lor pálido, triste, como el semblante del Mártir de la Cruz. PARENTS de d Las aves buscaban precipitadamente un refugio en los fron- «+ MAGAZINE S dosos árboles del valle de los Cedros y del huerto de Gete- semaní. Las tinieblas de la noche luchaban por usurpar el cetro del padre del día. Jesús, viendo que su hora se acer- caba, dejó caer hacia su Madre una dolorosa mirada. Sus ojos, llenos de dulce y amorosa expresión, tropezaron con las miradas angustiosas de los tres únicos seres que le ha- bían acompañado hasta la cumbre del Gólgota: su Madre; ¡María Magdalena y Juan, su discípulo favorito. La aflictiva mirada de la Virgen parecía pedirle fuerzas para soportar A [tan bárbara agonía. Jesús se estremeció y dijo con débil e SOLID LEATHER acento, dirigiéndose a su Madre: e WHITE e BROWN —Mujer, ahí tienes a tu hijo. EASTER STRAPS : ó , Y con un movimiento de cabeza, señaló a Juan. Poco FOR ALL 00D GIRLS WHITES MISSES' WHITE WED GE después, volviéndose hacia su discípulo, continuó: S PATENTS —Juan, ahí tienes a tu Madre. SIZES e > A ' El dolor de María era tan inmenso, que su lengua no 8/ to 3 S , ! ; E || pudo articular más que suspiros congojosos. Jesús alzó los ojos al cielo, como si buscara a su Padre en el pálido y triste horizonte que se extendía sobre su cabeza ensangren- tada, y exhalando un doloroso grito, dijo estas palabras: —;¡Eli! ¡Eli! ¿Lamma Sabachtani? by te 3 : (¡Dios mío! ¡Dios míoí ¿Por qué me has abandonado?) E o LAR - 3 Y los/verdugos, al escuchar estas palabras, exclamaron PATENT od WHITE LEATHER y peta as a —Llama a Elías para que venga a librarte; pero dile or que no se detenga en el camino, porque puede llegar tarde. María, abrazando el afrentoso madero, no apartaba sus. dolientes ojos del angustiado rostro de su Hijo. Cada una .de sus palabras abría una dolorosísima herida en su corazón. Los verdugos habían tenido la crueldad de permi- tirla que llegara hasta el sitio del tormento, y se gozaban en su dolor. Jesús agitó la cabeza con un movimiento de agonía, y en aquel momento un relámpago azulado cruzó lla atmiósfera, y la poderosa voz' del trueno llenó con su eco aterrador los dilatados ámbitos del espacio. z Cien mil espectadores levantaron la mirada al cielo 34 | después de pasarse las manos por los ojos. No había nubes, ¡pero el sol ostentaba la palidez de los cadáveres; los muros WHITE LINEN > y $ as Y j de la ciudad, las crestas de los montes y lo profundo de los e BLUES ión A ag barrancos se tiñeron de un resplandor extraño que enfriaba e WHITES E q REDS la sangre en las venas y oprimía el espíritu. Cesó el trueno, PAS PASTELS como si la naturaleza suspendiera su enojo, y Jesús, abrien- ” ATENTS do su abrasada boca, exclamó: z —Sed tengo. . . ÚU Pintados Gratis! Escoja , MEN $ CREPE SOLE Longinos, que se hallaba próximo a Jesús, empapó una esponja con mirra y vinagre, bebida horrible que daban-:a los condenados para entontecerlos y aminorar los dolores que sufrían, y la aplicó brutalmente a la divina boca .de , hi Jesús. El Nazareno volvió la cara hacia Occidente, exha- LITTLE GENTS' A - DA lando un doloroso gemido. Los elementos contestaron con su voz poderosa a este gemido del Redentor. La tierra se E ASTER OXFORDS A ¿ tornó de un color plomizo, y en el cielo aparecieron algunas DS estrellas. BIG BOYS' entre 100 colores CASUAL OXFORDS Prolongados y lejanos truenos se sucedían con rapidez, y el rayo cruzaba en todas direcciones el firmamento. El temor, el asombro, la admiración, comenzaron a cundir en- tre los espectadores. Longinos, que se hallaba próximo a la cruz, apenas podía sujetar su caballo, que, espantado y receloso, pugnaba por despedir de la silla a su jinete. Jesús BLUE SUEDE o ; >. ' P BLACK LEATHER Q y tornó a decir con moribundo acento: Ñ BROWN LEATHER O GN —Todo está consumado. E . Los truenos se redoblaban, la obscuridad se extendía Ñ por el cielo, la pavorosa luz del rayo se dilataba por el es- BIG BO ' MEN S CREPE SOLÉ pacio. Por fin sonó en la eterna mansión del Ser Supremo YS ; la hora en que el Hombre-Dios debía morir por la raza T SLIPONS humana. El cordero sin mancha iba a morir, y lanzando un $ PON MOCS 2 gemido, enmudeció la naturaleza. Sus labios se abrieron por 6 NEW IS ; la postrera vez, y estas palabras, pronunciadas en voz baja, : pero que llegaron hasta los oídos de los enfermos que se STYLES .s hallaban en Jerusalén, se escaparon de su boca: Blacks - Browns —Padre mío, en tus manos encomiendo mi espíritu. Jesús inclinó la fatigada cabeza, y exhalando un sus- piro amoroso, lanzó el último aliento. En aquel momento, el fragoroso trueno mugía en mil MOST STORES OPEN ; 3 partes a la vez; el valle de Josafat se iluminó con la azu- lada luz del rayo; los sepulcros de los Profetas se rompie- MONDAY AND FRIDAY a ron en pedazos; las tumbas se abrieron; 500 muertos aban- donaron sus fosas, el templo de Sion se inclinó, como para NITES TILL 9 P.M. saludar el últinto suspiro del Redentor, y el velo del Santo FREE GIFTS FOR ALL CHILDREN di de los Santos se desplomó con espantoso estruendo. La noche reemplazó al día; las estrellas al sol. Los soldados que rodeaban al Mártir retrocedieron, proclamando su divinidad. Las mujeres y los ancianos al- zaron sus manos al cielo, aterrados ante el universal estruen- do que les anunciaba con la poderosa voz de la naturaleza que acaban de presenciar un deicidio. Una imponente Obs- curidad reina por todas partes. Los muertos se agitan en sus tumbas, y las pesadas losas que las cubren empiezan a moverse. Los vivos ven andar por las calles a los pálidos PHOENIX $ cadáveres, que se inclinan para saludar a sus parientes. 124 W. WASHINGTON En medio de esta desolación general, dos hombres per- Frente a la Casa de Corte 126 W. MAIN : manecían en la cumbre del Gólgota con la frente erguida EPS ie LEATHER

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