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“EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE A e o PP —_—.- ATA U , ¡_IAáá RA AA MAA AX Viernes 4 de Agosto de 1950. X— ——— - “EL MARTIR DEL GOLGOTA” Sí, yo os exterminaré —Tú eres bueno, Cingo ami- como Nabucodonosor; ni los muertos | go..Tú amas a tu señor, y tu se- | del valle de Josafat se han de|fior no ha de olvidar en su últi- ibrar de mi furor; dicen que el|ma hora, que no está lejana, lo mar Muerto se formó sobre las¡que te debe... ruinas de Sodoma y Gomorra con a ayuda de azufre y fuego que e cielo, indignado, lanzó sobre ellas; pues bien, la areno sa Palestina, con la sangre de sus sonadocres hijos, se conver- tirá ante de mucho en otro mar que denominarán los yenideros con el nombre de mar de sangre Y Herodes como si hubiera a- gotado las últimas fuerzas de su enfermizo espíritu, se dejó caer desplomado sobre un almoha- dón,, contraído el semblante y tembloroso el cuerpo. De esta abatida situación vino a sacarle su esclavo Cingo. —Los extranjeros esperan, di- jo con su habitual laconismo. —¿Vienen solos? preguntó el idumeo, girando en torno suyo es receloss ojos. Así o has mandado. Tu oráen es ley para mí, respondió el es- Cingo? clavo. El esclavo se inclinó. * no a tus plantas. El rey extendió una mano a Cingo que éset besó con respeto. Era tal vez el único ser que le amaba en Palestina. —¿Qué respondo a los caldeos volvió a decir el esclavo después de una ligera pausa. Herodes se deslizó de su cama y fué acolocarse delante de un espejo, y cogiendo una redoma y una esponja, comenzó a teñir- se os cabellos y la barba que ad quirieron instantáneamente, u- na brilantez y un negro admira bles, (Flavio Josefo “Guerra de los Judíos”, capítulo XVIII). —Esos caldeos podrían despre ciarme viendo mis canas porque los viejos son débiles... Es pre- ciso engañarels... ¿no es verdad, + Cuando el idumeo vió termi- nado su tocado, una sonrisa de ¡satisfacción asomó :a sus labios. —Ahora soy otro hombre..Que entren, pero que entren solos, —Mi vida es tuya; dime quej¡sin sus soldados, ¿lo oyoes? e- muera, y me verás expirar sere- llos solos. Cingo salió. Herodes procurando serenar su semblante, después de ceñir- se la corona y colocar sobre sus hombros un rico y lujoso manto romano, fué a sentarse en uno de los divanes, tomando una ac- titud noble y majestuosa. Cuando los tres magos apare- cieron en la puerta de la cáma- ra, Herodes era otro hombre del que acababa de verse solo con 3u conciencia. Antes de hablarles, lse estuvo viendo con detenimiento, como si quisiera eer en sus corazones, Los Magos, que con os brazos sobre e pecho, habían saludado al señor de Jerusalén, espera- ban sus órdenes junto a la puer ta, inmóviles y silencios. Cingo eía en los ojos de su a- mo, y fué a ocultarse con algu- ¡nos compañeros de su esclavi- ña y a su Madre, de noche, y se retiró a Egipto. 15. Y permaneció allí hasta la cumpliese lo que había hablado el Señor, por el profeto Isaías, q” dice: “de Egipto llamaré a mi hijo.” (Evangelio de San Mateo, capítulo II.) .... CAPITULO 1 LOS CUATRO REYES El se informó mihuciosamen- te, no del Niño, sino de la estre- lMa.— (San Juan Crisótomo.) —Sabios de Irán que habéis llegado a mis tierras en busca de un rey que acaba de nacer, yo os saludo, dijo Herodes des- pués de ccnetmplar un breve momentc a los Caldeos. Los discipulos de Zorastro, los gentiles adorador=s del sol, se inclinaron respetuosamente, y Gaspar, el más viejo de los tr*s y conoceaor de la lengua he- brea, dijo: —La esperanza de encontrar a ese Rey nos trae cesde las urt- llas del Tigris a tu ciudad, que los dioses protejan; pero nues: tras esperanzas se desvanecie- muerte de Herodes para que se. jeros el sangriento plan que bu- CAPITULO 1 ¡lía en su cerebro. ACHIAB Sabía que los reyes de Persia,: Herodes el grande tuvo nueve lo primero que aprendían en su ' mujeres, veinte hijos y un núme infancia es a decir la verdad, ta ro más considerable aún de nie- los persas, desde la edad de cin- co años a los veinte, sólo se les enseña tres cosas: a montar a cabalo, a tirar el arco y a decir la verdad; porque lo más vergon zoso para ellos, es mentir y des- pués de la mentira contraer deu das.) La mentira se tiene como un aprobio, como una mancha he- doinda que empaña la sangre y el blasón de los caballeros. Seguro Herodes de lo verídico del relato que iba a oír de los caldeos, se propuso sacar armas para su plan de todos los porme nores. Gaspar explica científicamen- te la ley invariable que rige a: los globos celestes. Le hizo comprender asímismo que el rumbo marcado por la es trella qeu habían seguido hasta allí, era extraño y sobrenatural. Dijo que nunca en las regio- nes celestes se había visto un as tro de las dimensiones y brillan tos. Doris fué repudiada y deste- rrada de Jerusalén donde sólo podía entrar en los días festivos por Mariamne. ” Sucesivamente les cupo la misma fortuna a Maltaca, Pala- da, Olimpiada, Fedra, Elpide, Roxana, Salomé y otras dos cu- yos nombres no recordamos. Estas esposas, arrojadas villa- namente del palcio del monar- ca, lloraron en sus destierros la indiferencia del bárbaro 1dumeo estrechando a sus hijos contra sus pechos heridos por el dardo cruel de la infidelidad de su es- poso. Un día las lágrimas se agota- tó robusto y animoso en los pe- chos mujerlies de aquellas ex- reinas postergadas. Aquellos ojos enrojecidos po: el llanto, buscaron con codicia una corona para sus hijos; vie- 2 EA AP EI PRBPAIBAPAS ¡tud entre los anchos pliegues de las colgaduras de la puerta. Allí esperaba, con la mano V OT E P OR puesta en la empuñadora de su puñal, una orden de su amo. d Herodes, por fin, se dirigió a do y melifluo acento: —Pasad y sentaos, ilustres ex- tranjeros. Los peregrinos de la estreila lén.” LIBRO CUARTO CAMINO DE EGIPTO 13. Un ángel del Señor apare- ció en sueños a José y le dijo: Levántate y toma a Niño y a su Madre y huye a Egipto y estate allí hasta que yo te diga. porq” ha de acontecer que Herodes busque al Niño para matarlo. 14. Levantóse José, tomó al Ni PBSERZARZARA Elijan a ROGER 6. LAVEEN Su Recorder del Condado Su actuación en el Gobierno durante este período, es la mejor recomendación para que sea re-electo una vez más como Gobernador de Arizona. "Well, it was right here last week !” eb) - Doe: that have a familiar ring? Probably — because things do disappear in practically every household. It's especially hard to keep tab on impor- tant personal and family documents which — kept at home in a bureau drawer or old suitcase — are forever in danger of being lost, stolen, burned up or thrown away. «Don't let that happen to your hard-to-replace documents! Instead, keep them in a Safe-Keeping Envelope in our safe-deposit vault. A Safe-Keeping Envelope 'offers absolute protection and privacy for your Savings Bonds, your Will, deeds and mortgages, insurance policies, military records, auto- mobile registration papers, birth and marriage certificates, income-tax data and other valuable, non-negotiable docu- ments — not to mention the all-important inventory of your personal and household possessions. 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Como todos esos sabios que i- ustran al mundo con sus luces, cielo, tiene su tienda en el sol; | eran buenos e igenuos, y en sus nosotrs, mortales peregrinos de|Corazones nobles y generosos no la tierra, hemos levantado nues |daban cabida a la descanfianza tras tiendas junto al derruído |Y ala malicia. h palacio de David, porque de es- El idumeo les hábía tendido te tronco ha de nacer e Salvador |Un lazo, y satisfecha su curiosi- de Israel. dad despidió a los reyes de un —¿Por ventura a los ilustres|Modo cortés y zalamero dicién- babilonios les inetresa la suerte doles: de un pueblo que no es el suyo?| —“Id a informaros exactamen —Lo que se anunció a los hom-|te de ese niño, y cuando le ha- sabios de Persia. ¿Por qué pues, no habéís evantado su tienda en tes de verme en los derruídos —Dios, el gran peregrino del ron la de Herodes, a las que to- das tenían derecho, y -entonces con las manos crispadas aún por la rabia, comenzaron a aca- riciar el puñal o la pósima que debía vengarlas y exterminar al tirano, Herodes vió óel peligro que le amenazaba; tuvo miedo a su nu merosa familia; vió cien puña- es sobre su cabeza prontos a des cargar el golpe fatal., y se dijo: —Matemos: los muertos no se vengan. Sin embargo, era preciso bus- car un pretexto para discupar- se a los ojos del César, su aliado y de Israel, su esclava. Entre as princesas repudia- das, Mariamne era la más temi- ble por su caro talento y su des- lumbradora belleza. Mariamne, fué acusada de ha ron y el deseo de venganza bro- E un muro ante el cuerpo del puso en reaciones amorosas, y fué muerta. Poco después, su hijo Alejan- dro, el más querido del pueblo hebreo, el más propósiot para ce fñirse la corona, sufrió la misma tesuer de su madre. La sangre derramada comen- zó a espantar os sueños del ver- dugo de Israel; la desconfianza se encarnó en su alma, y sólo se redoeaba de esclavos fieles, a los que enriquecía su miedo. Tres eunucos que no se apar- taban nunca del rey, llegaron a ser sus favoritos. iSloe su copero, Ratt que cui- daba de su comida, y Feraraz, (este eunuco dormía abrazado a Herodes cuando los terribles miedos le asaltaban durante la noche) de su cama La familia de Herodes vió que aquellos tres servidores forma- tirano, y los compró. Cingo descubrió esta venta la misma noche que estab destina- da como la última de su señor. Los aunucos sufrieron el tor- mento y declararon la conspira- ción. Elejndro, hijo de Mariam- ne, era el jefe y murió con sus Más tarde, como verá el lec- tor en el transcurso de este li- bro, cayeron bajo el filo del cu- chillo sangriento de Herodes 6 hijos más. El tirano quiso ahogar el gri- to incesanet de su conciencia, q' le recordaba sú crueldad con sus hijos, prodigando toda clase de cuidados a sus nietos. d Muchas veces, en la prolonga- da agonía de sus últimos años, hizo que aquéllos niños que su mano había dejado huérfanos rodearan su lecho, y se entrete- nía en disponer los matrimonios de aquellos infantes para más adelante. ...Entre sus nietos el favorito .. era Achiab, hijo de Archelao, a quien destinaba la corona de Je- ber mandado un retrato a Mar- | rusalén, bresc con signo s del cielo, inte- bréis hallado, hacédmel) saber resa a la humanidad entera. para que yo también vaya a a- —¿Se os ha anunciado a voso- dorarle y celebrar un banquete tros de ese modo? que debía aparecr en la época del nacimento de un gran Rey, el cual estaba destinado a pa- sear su vencedor estandarte des de el Oriente al Ocaso. mos visto en Judá; mis sabios nada me han dicho. ¿Cómo, de nacimiento a usanza de vues —Balaan predijo una estrella tro país. (los persas cezebran el día de su nacimiento de un mo- do extraño: después de abun- dantes manjares, los ricos se ha cen servir un caballo, un buey, un camello o un asno entero, —Pero esa estrella no la he- [asados al horno.— Herodoto. ) Los magos salieron del pala- cio de Herodes encantados del co Antonio, con quien se e su-¡Continuará la semana entrante e DEJEN A Walter S. WILSON Como “CLERK” en la pues, me explicáis una cosa tan [bondadoso carácter de protegido extraña? ¿Cómo pues, el Dios,|de rey del Capitolio, ARMARIOS lin crédulos las misteriosas reve- t invisible de los hebreos, el ver-| Bajando la escalera, Gasapr dadero Jehová, se anuncia en la|dijo a sus compañeros: lierra de los paganos y no en ja| Si el rastro de sangre huma de sus ficles? na que enrojece la tierra de Is- z y rael no lo hiciera un asesino —Nadié puede explicar a los despreciable, creería que este hombre no es lo que dicen. Apenas los persas habían a- bandonado a cámara del rey de; Judá, abrióse una puerta y a-! partando una mano invisible las colgaduras que la cubrían, asomó por ella una cabeza de blondos y suaves cabellos ne- gros, cuyo risueño y expresivo semblante constrastaba con la torva y taciturna faz del rey tri- butario. El nuevo personaje que así se introducía sin anunciarse en elj dormitorio del vedugo de Ma- riamna, era un niño de doce a catorce años, de altivo y hermo- so semblante. El traje romano que vestía sentaba perfectamente a su es- belto talle. A pesar de sus pocos años, col —¿Y qué auguráis vosotres de¡gaba el arco de su brazo, la al- esa desaparición? jaba de sus espaldas y la espa- —Que aqui ha nacido el Rey¡da corta de su cintura. que buscamos. La toga “presteta” (en Roma —¿Y para qué queréis ercon-|los jóvenes, hasta la edad de 17 trarle con tanto empeño? años, no se quitaban la toga —Para depositar a sus plantas |presteta; pero al cumplirlos se oro fino, recogido en las orillas|ponían la viril, enteramente de Níinve la grande, como a un|blanca, saliendo de la vigilan- príncipe, mirra como a hombre[cia de sus superiores.), guarne- e incienso como a Dios. Besar |cida de prpura caía con majes- sus antos pies, rendirle vasalla-|tad sobre e cuerpo de adolescen lje a dorarlei como se merece un|te, dejando adivinar bajo sus an laciones del Creador del Univer- so. : —La fe no falta a Herodes. —Entonces cree que ese her- moso astro ha brotado en Orien- te. —¿Durante la noche? —Noche y día ha brillado so- bre las cabezas de nuestros dro- mediarios, guiando con su mis- teriosa luz nuestros inciertos pa sos, a través de la arenosa Pa- lestina, desde Seleucia a Jeru- salén. —Enseñadme el punto del cie lo en que se encuentra esa estre la, quiero verla. —Es imposible, el hermoso as tro nos ha abandonado al divi- sar los altos minaretes de tu ciudad. anunciado de los cielos. —Sabios caldeos, yo admiro vuestra ciencia, yo respeto vues chos pliegues la saliente muscu latura de un atleta. Su frente era ltiva, su mirada W. tra fe. Nada es tan grande para |serena y majestuosa, y a través Herodes sobre la tierra, después|de la fina epidermis de su ros- de Dios, como un sabio,.. Ya que|tro, veíanse las azuladas venas el destino os conduce por fortu-|por donde circulaba su sangre na a mi palacio, perdonad si mi |real. ignorancia os molesta pidiéndo- Este niño se llamaba Achiab, les pormenores acerca de esa es|y era uno de los innumerables trella que habéis seguido hasta | nietos de Herodes. Jerusalén. En la familia se llamaba el Herodes, hábil, político, fingió | “Fevorito”; se habían educado aquella admiración, aquel aca-[en Roma con la esplendidez de tamiento a la ciencia, porque un príncipe, a expensas de su a- quería saber de les mismos Ma-|buelo, que le amaba de un mo- gos todo lo acaecido desde su [do indecible, avivando con este salida de Seleucia. cariño los celos de sus hijos, y Sagaz y astuto, procuró que [en particular de Archelao, padre no entendieran los regios extran|de Achiab. CORTE SUPERIOR no en la CORTE SPREMA DEJEN AL Juez Fred C. STRUCKMEYER, Jr. Demócrata en la CORTE SUPERIOR Es Justiciero y muy Ca- paz, es su Amigo. Voten Struckmeyer para Juez ELIJAN UN HOMBRE PROSPERO W (Wally) Caywood Demócrata PARA SENADOR DEL CONDADO DE MARICOPA “HOMBRE DE NEGOCIOS, PARA UNA : ADMINISTRACION ECONOMICA Y EFICIENTE” TSE