El Sol Newspaper, October 7, 1949, Page 4

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A un kilómetro de la villa, pasa el río Veloz; es un río de Rafaél cuando, de pronto, torció segundo: orden, cuya velocidad: no justifica el nombre, y atra- - viesa e] ramal de la estancia, | que tiene-sobre el río un puente En aquella máñana de di- ciembrez las Hberas no ofrecían |. más adorno que juncos y caña- pro 0 0 ; pero en prima | vera Se prendían de 'adelfas — de rojas flores—- y fresquísimos fresnos; tarajes, espinos majo- letos Y parrones s!lv stres; rosa- les bráviog* y «junqueras; oloro- sos mastranzos y punzantes lam pazos y lirios amarillos. Desde el camino por Donde! Raíaél hacía frotar su. yegua, la vá- del- paisaje resul taba espléndida.-Al fondo, la sierra y, en su ímite, un arroyo, el Dulce, y un riachuelo, el Tur- mal, que confluían en una deli- ciosa alameda de mimbres, cho- pos eucaliptos, álamos y fres- nos, formando tupidísima mana gua. Intérmamse. unidos ya un campiña y vienen a verter sus aguas al Veloz. Después, en cuanto al canza la vista, el Cam po Llano, los olivares, as tierras de pay ilegas: “calma”, dedi- as al ivó alterno de tri- cad: ta dirección parecía que llevaba: - I 1 hacia el Sur en rado Campo Alto y Monte, don- de entre otras muchas huertas regadas por el Turmal estaha la de Las Gallombas,. de don Ramiro Torres-' Aria3. Atravesó el mozo los alcoros de tierra rojiza y los arenales «lo ados y entró en el terrero po- tdo de viñas del país, a las cuales no atacó la filoxera; se «3reó en la vista de lo pinaru- bollísimos, de Jos almendraes ue en febrero cubreú de fores buncas y rosada: die lus tos pequeños cc: naranjalrs hortalizas, frutales, sobre tdo camascos, y 1'g:mos olivos, Y el pgua es riquísirce «1 el Mon- e el terreno mucho menos fértil que en 21 Campo Llan». En este delicioso oasis del tér- mino de Guadaveloz, había sen tado sus reales el erudito y sa- bio bibiófilo don Ramiro Torras- Arias, un señor gotoso, solterón, algo maniático, bondadoso...Era abogado y hasta el año anterior había desempeñado su acredi- tado y productivo bufete;; pero, cansado ya, y requerido por sus Taficoines históricas, se había re- riñón, porque hijo, “trijas !le- tirado dándose de llenn a escar buscá del Ma- mo una madre, y si es lo que "jescarranchoso encima de ella, e 1e| Y ¡y pasa y siéntate más senáo q''anda con un cojo, al año e coje» “EL SOL” SEMANALIO PUPULAR INDEPENDIENTA torrentede -bienvenidas: ¿mi me está escamando mucho —'Mirarlo por ande viene, que un icmbre que en su vía más hermoso que un morumen- |titlo lo que veo., porque eso de to, el alma mía! 'Figúrate tú la a mirao a una mujé, porque to- pedrá en los dientes que vas ajcante al respetive, el casto José darle a tu tío, ya que estaba ano|no quea en pañales.... y eso que che renegando, porque no te a-|aqué bien le buscó los tres pies! cercabas por aquí, endeje la se-|la señora Putifá, que a la cuesta mana pasá, con!que gracias a|era una moza de rompe y raja Dió que mejora sus horas y ' |pero ni por ésas; gueno, pues q' acuerdas de estos dos viejos, q'|ahora se venga con chicoleos tanto te quieren! Como que no|y con requiebros que a lo me- te lo querrás creer, pero he con-|jón lo miro yo por un bujero q' tao los dóas: siete. Siete días sin|tié la puerta de un núo de la aportar por esta casa. Se rtece-|madera y too se ile guerve........ sita ser escastao...!una que lo “Vuestra fermosura sin par...”, ha criao y le ha limpiao las la-|o “estoy malferido de punta de gañas...y lo que no se cuenta,|amores”. porque al cabo no semos cuer-| —!Ja, ja, ja!! ¿pos gloriosos, y lo ha querío co| —Si, ríete. ¿Tu encuentras na turá que tu tío se pase una ho- ¡ respeta a ese pobresito señó, [ra diciendo cosas raras, un hom más solito que un jongo, que no|bre como él, que siempre ha tié en er mundo otra cosita y|sido más cicatero de palabras tenerlo siete días... !siete días!.|que monja en adviento? Y lo q' ayunando como su Divina Ma-|toca yo, si llegara a olfeteá que jestá en el Desierto,porque ya|es isperitista, es que me lo de- que tú te enteres también se|jaba en seco aun queriéndolo ayuna de otras cosas que no son|tantísimo como lo quiero; pero comestibles. Y no sólo de pan|primero está la sarvación de mi vive el hombre, como dijo Sanfalma y en tititas cosas anda el Juan de Dios (?...?); de moo y|enemigo y yo no quió trato con manera que arza, bájate de la|herejes, porque bien dise cl E- yegua; que ya has estao de más¡vangelio que “el que ama el pr iigro en él perecerá”, y el que ¡una partía de bautismo, a la veiy medio, que en este mundo ti Ira e tu tío, que yo vi a añairle|tulo se paga menos la hermo- una miaja e carbón a la horni-|sura. Y lo que toca, yo no, no y lla, y en un decí Jesú entró a|no. ¡ver qué es lo que se jace de'co- 'mé pa bien orsequía a su Ilus- trísima. —Mira, Urbana, que no vayas a darte una sofoquina en el fo- gón; que yo soy de casa, y lo que menos me preocupa es la comida. —De más sé yo que tú eres ¡poco comeó, y razón de más pa darte cosas que se peguen al —Pues mira, Chacha, cada co- sa en su lagar.... Yo creo que vas muy descaminada, porque ni mi tío es espiritista, sino cris tiano viejo, ni está ida de la ca- beza. —¿Ah, conque no.,.? Pontonce, alma evota, esa letanía que yo lo siento rezá sólo, ¿ qué sirni- fica, amo a vé? —No es que habla sólo: es q' descifra en alta voz... lee, ¿com- van piernas y barriga llena a PP A AA ¿XX — sa y to, y ya iban a ajusticiarla ,ciéndole cordialmente: cuando: se .escrubió la sortija —!Hijo, dichosos os ojos! Creí en el nío de la burraca. !!Mia |que ya no venías hasta la des- tú, mía tú! !Y que por poner|pedida.... ¿y por ellá, cómo es- en ciaro los líos de esa señora, [tán todos? que sabe Dios si sería un estro| —Pues muy bien, tío. A usted pajo, y mis palabras no le sin-|ya le ves tan metido en sus es- van de ofensa —porque esas mu |tudios históricos. Hay que ori a jeres que andan por ¡os libros|Urbana. denguna suele ser fina,— esté —Mira, no me nombres a Ur- queándose este hombre como bana, porque es cosa que se tie- las momias de Santiago de U-|ne frito; yo no sé estas criadas trea, con los guesos y el peelle- antiguas qué libertades sr» to- jo! Hombre isle que se deje de|man, que acaban por tratarlo a jaleos ni de escribí libros, y quejuno como a un niño de cincu a- coma y duerma, que guena fal|fños. Ahora le ha dado por propi ta le jace, que como ice el re- flán: empués de Dios la olla, q' lo emás es bambolla. Tú, jas lo que quieras, hijo, yo que tú se lo diría en el mismísimo ite. —Bueno, se lo diré por darte gusto. —Po entra, entra a la biblo- teca, que allí lo encontrarás con os pies lias en la manta y ja- bando solo. !!Un mes jace jue estí encendiéndole la mariposa a las ánimas pa que se acabe es te martirio, porque, hermanit», antes, cuando tenía es gutete narme una de sofiones y de za- marreos que créete, Rafaél, que ¡si no fuera porque pienso que te ha criado, como quien dice, y q' ¡era ahijada de mi madre, que de Dios goce, es que no la a- guantaba ni un día más. Yo cxéo que está un poco <nit.ada. —Es posible... Debe ser muy vieja. —Bueno, y..¿a almorzar cun- migo, no? —Só, señor, a almorzar con usted y a darle un recado de parte de tía Luz y tío Javier. en el pueblo no le dejaban tiem y de coz en esta tracamandana de ahora...Pero o que toca de seis meses a esta parte... —iBen; pues yo le hablaré, descuida. pa los pleitos pa meterse de hoz|. —Pues desembucha. —Pues, mire usted: que esta noche ponen Carmen en el San Fernando de Sevilla y han pen- sado tomar un palco y lleevarse a Lucita a que o oiga; y como saben que usted se perece por —Pa bien agradecido que sea y que aproveche el sermón, lo siquiera, porque a ratoos, me perdone, paece que €st........ como San Jinojo en el cielo. la música buena y la“compañía lo vale, los tíos tendrían mucho cuá que a lo mejón ni te oye ¡gusto en que usted les acompa- Dios | ñase. —-'Hombre! —Si. El chofer viene por us- Rafaél ya no escuchaba. A 'ted en el coche pequeño, ai os- bici que, de dari» cuerda, la ex curecer, come usted con noso- celente Urbana se hubie.e lleva tros en Guadaveloz y después dc la palma habar:dy sin cesarjal teatro ¿Hace? hasta Dios sabe qué hora, sin —Hombre, precisamente me darse cuenta de quz tenía alfhas tocado un punto tan sensi- mozo en pie, en medio del za-|ble. No lo siento más que por guán y en plena coriente, ni de|doña Urbana que la voy a tener que la hornilla debía estar com|que abandonar por esta noche. go, cebada, avena o escaña, con ¡bar códices 'meaos de ratones”. |Dios alaba”. prendes? unos documentos anti guns, y ese elnguaje y esos nom pletamente apagada. El mucha- cho entró en a bibloteca, des- —¿Todavía anda usted a vuel tas con doña Urbana? sus “descanso o barbe- cho, bien. limpio (cultivándoias : de vacio y bien de hablar, maíz o garbánzo. Las parcelas por donde ser- penteaba el sendero que Rafaél hizo tomar a la yegua, no bien hubo rebasado la estación, es- taban sepiradas por lindes don de se criaban retamas, gramas, eneldos y. florecían en abril las zarzaparrillas y «las gallombas de amarillas flores, las margari- tas blancas (que giran buscan- do a $ cierran sus corrales al ponetsé”él astro rey para a- brirlas nuevamente a la auro- ra) y las diminutas matapulgas “ pajizas, las viuditas moradas y las pobres violetas silvestres. Terminada la sendeja de atajo, Rafaél giró su montura hacia el camino limitado ¡por vallados de tierra o por setos de “almen- dros o granados, generalmente. Cerca ya de la sierra, hay fin cas grandes de.pinares, dehesas y pastos, entre las cuales descue la el cortijo;de Rozalejo, de conde Guad: z. La Sierra es- vienta y ama de llaves. Aunque Rarafél habia dado un gran rodeo hasta llegar a la Huerta de Las Gallombas, con el fin de cansar un poco a la yegúa, no estaba la finca a más de dos kilómetros del pueblo. Cuando llegó el mozo, ya estaba atisbándole la vieja Urbana en- cima del. portal, menuda y ce- fñuda, como un adorno más de la fachada enguirnaldada de en redaderas, entre las que se abría espacio libre un cuadro de azu- lejos de la Virgen del Camino que hizo Montalban, en Sevilla, obra maestra de la cerámica trianera. Sobre estos azulejos, un tejadilla vidriado, blanco y azul; y ante el retablo un farol de estilo antiguo con luz eléc- trica. Un letrero, también en cerámica trianera, rezaba en u- na de las paredes de la casa Camino— Año de 1888”. Y sobre la puerta de entrada, un peque foo azulejo antiguo decía: “Ave María”. tá constituidá por las últimas estribacion: de la Marianica y, si se int adentro, AN ENS Apenas Urbana alumbró a Ra faél, y mientras un mozo acudía | uno en ella, leguas a tenerlo el estribo, empezó a rrá yo, ya estaban apañaos los lega a Aracena. Es saludarle con este o parecido pobresitos. Y ya te digo que a Money Grows On Tre Y on e Miliiar Zoliendo | GIA e finds himself a little “short the situation by picking a Í nearest palm. Open a savings account and add to it every payday. Watch it grow as Sooner than you think, yow'Il have a thriving “cash crop” that eventually will provide the things you want most. <TWENTY. NINE FRIENDLY CONVENIENT “OFFICES IN ARIZONA * ALE MEMBER FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION - e 5 5 5 1 ¿[5 5 | como decía Urbana, su fiel sir-¡ “Huerta de Nuestra Señora del, ocoanuts are legal tender on the Mulatas Island in the Caribbean. Any native who While money doesn't grow on trees in Ari- zona, it does grow — and rapidly, tóo — in a savings account that's regularly “cultivated.” —Bueno, haz lo que quieras, Chacha Urbana. Y dime cómo se encuentra mi tío, poiyu. con toda es'a palabrería casi no me has dejado preguntar por é:. —Cátate tu ahí una cosa di- fícil de respondé, !'Cuarquiá sa be cómo se encuentra un hom- bre que no vive en este mundo Yo, pa mi, que está un poquito guillao; a veces jasta me da su miajita, de mieo, porque, la ver dá, eso se sentí que un hombre habla sólo con esas personas tan raras, porque hay que ver: el calendario de nombres que mienta: es pa escamar a cuales bres que a ti se te antojas ra IpS, es que está,n escritos así, en el castellano de hace muchí- simos años. —Gueno: ¿y que. necesidá tie ese hombre de meterse a everi- guá vías ajenas, que jasta pe- cao mortá dicen que es, y to- marse semejantes aperreos que hay días !'contra!, que le pongo la comía en la mesa y me jarto de llamarlo y a la postre, de a- burría que estoy, le topa la sopa con rto plato pyesto boca bajo pa que no cangan moscas, por 'que, hijo, yo no he visto otro a E s ño de moscas como el presente, ia Pa Yo PICA que estamos encima e Pascua —No, mujer. - iy entavía están tan vivitas, las — ¿ves tú? Ya me se ha pues. | MUy indinas, como en el mes de A Pe lagosto? ¿Y qué se le va, ni se Ed 2 e de pana: ES le viene a él de regorvé docu- cosita que no pueo remediarlo: a mí dame...to lo que tú quieras con un enfermo mientras esté go no sacrá ni provecho, porque lo que toca dinero no creo que pués de dar unos golpecitos de| —!Digo! Y lo que te rondaré, aviso que no fueron contestados|morena. Tú no sabes, muchacho por el abstraído libliófilo que|de qué manera se han ensañado con una enorme lupa descifra-|los historiadores con eso pobre ba un escrito de caracteres gó-|reina; y ese es mi trabajo y en ticos pequeñísimos, en un enor-|él hé puesto mi empeño y he de me códice retrepado sobre un |salir adelante o no me llamo atril. En el desyacho todo era |Ramiro. Aclarar ese tejido de ca luz, claridad y limpieza. El piso[lumnias que urdieron en torno de losetas de cemento, blancasfa esa infeliz y que la posteridad y grises, cubierto bajo a mesa|ha creído, y devolverme la hon por una buena alfombra grana-|ra que le han quitado; ponién- te, encima de la cua. aun se ex|dola en el lugar que le corres tendía una hermosa zaiea de|ponde como madre y como espo- largos vellones; los zócaos, de |sa y como reina. Lo cua me azulejos, sevillanos, eran como|agradecería la Historia y la n- un distintivo de todas las havi-|fortunada reina, si es que me mentos que empués de tos, alue| taciones de la casa, ni en la al- coba faltaban. Sobre la “mesa de San Antonio”, se apiaban los papeles con notas, Jos libros los pergaminos, os periódicos, os folletos. En las librerías se ordenaban obras de todas clases dando fe de vasta cutura y eru- vivo, así tenga el tifus, o el có- lera, o la peste bubónica, pero lo que toca en cuantito que cie- rran el ojo..el Señó me perdone, porque una de los obras de mi- sericordia en enterrá a los muer tos, pero si los tuvía que ente- gane deguno jaciendo esos tra- bajos, yue maldito lo que servi- rán; y esto pa que el pobresito se esté quedando como un don Espartofilando del Bosque, por- que eso es decí que con la vía que lleva, siempre metio de na- rices encima de los libracos esos que paecen los misales del Es- coría, que icen que son de la ar- tura de un hombre, que ca hoja as de una piel de buey, sin to- mar y el so—tan resanísimo co- mo es eso pa titito es mundo y cuanti más pa los que están delicaos— de ca día lo tiés más flaco y más gesganao, que pae ce como aquél: largo, largo, lar- go, y maldito lo que valgo. Y yo, hijo de mi arma, tengo mu- chísima cuenta que da y estoy que a camisa no me yega al cuerpo, porque me jarto de ser- monearle que me esgoñipo y él echa la misma cuenta en mis ¡ palabras que en un perra la - idrando, lo cuá que el mejó día se le va apoderá una esvilidía, |y ma da el corazón que me lo vi a encontrá con la patita tie- sa junto a esos mardecíos lib:a- cos que jasta oló. echan de me- aos de rata. Asina es, hermani- to, que yo estoy entre unas co- sas y otras azurraíta de mieo y deseandito estaba de que vinie- ras porque es es cosa de que tome parte la familia, porque a mí no se me escurre sin senti, |como el azugue. Na, que no pin to, na. ¡ —No, mujer., no lo tomes así. ¡Es que mi tío es un sabio y eya clase de hombres andan siem- pre d ídos. Y ahora está outipadísimo preparando un li- bo que quiere c:'"ribir sobre la vida de una reiona que se llamaba doña Urbenz.. — ¿Conque... Doña Urbana? ¿Y a tí te parece que ese es un nombre cristiano? !'Misté, poner e a una mujé doña Urbana, un' nombre de pájaro, y cuanti más de un pájaro de mal aguero, que hasta ladrón icen que es! Como que en la vía de no sé que santa, un animalito de esos ¡robó un anillo de muchísimo valor y se lo acumularon a la! es” ” can quickly remedy 'ew cocoanuts off the — ZA. interest is added. e dición de don Ramiro. Muy a mano, estaban el Alcubilla, de Rodríguez Marín, y muchos li- bros antiguos —de esos que o- ¡lan a meaos de ratón, según Urbana,— todos de gran valor; y modernos, de lo más escogido e interesante. Dando fe de su pasisn por la música —en general era un-en- tusiasta de todas las bellas ar- tes— había en un ángulo de la estancia una gramola con va- rios álbumes de óperas comple- tas y antiguas zarzuelas espa- ñolas: obras de Beethoven, de Mozart, de Listz, Wagner, Rim- sky- Korsakow.... Encima del sillón principa!, un gran retrato de don Juan Váz quez de Mella, el ínclito tribuno español, con una cariñosa duni- catoria, por otros ugares foto- grafías también deod'2acrs, de Rubén, Darío, de don Antonio Maura, Menéndez Pelayo, Pere- da, Rodríguez Merín, Anscermi, la Pardo Bazán, Borrás, María Guerrero y otras celebricados.... Todas estas pruebas venían a ¡ ecnfirmar el hecho (aun contra | las afirmaciones gratuitas de Ur bana) de que don Ramiro a pe- sar de su apartamiento y sus ra rezas, ya que no provecho, só que sacaba alguna honra de sus trabajos: era muy conocido y es timado por su cultura y su sa- ber, y tenía varias obras de eru- dición que le habían hecho una sólida reputación nacional, pre- parándose su próxima entrada en la Academia de la Historia. Entre dos biblotecas, y alum- brado por dos lamparitas de a- ceite muy primorosas, había una magnífica pintura reprodu- ciendo el popular Señor del Gran Poder, que se venera en la parroquia de San Lorenzo de Se- villa, y cel cual era devotísimo el caballero. Como que antes de- jaría el mundo de ser mundo que dejar él de acompañar a “su Señor” vestido humildemen te de nazareno, en el desfile y en la procesión y en todos los actos de su cofradía —mientras no se lo impidiera la gota. Cir el ánimo... ve desde allá arriba. —¿Y va usted desenredando la madeja?? Porque todo eso de be estar muy complicado, —Mira si lo desenredo q' voy viendo que para dentro de unos meses podré dar mi libro a las cajas. Me han sido de una utili dao grandísima ciertas cartas y ¡documentos privados que me ha suministrado e! archivy de la casa de Sessa. Según parece, estos documentos fueron a parar a ella por mano de cierta seño- ra de esa casa, que fue dama de la desgraciada reina. De es- tos documentos se desprende q' lumnias era el mismo rey, celo- so sin motivos, fel famoso a1zo- bispo Gelmírez, grande amigo de la reina. En una carta s2 lee perfectamente esta frase: “....po- niendo las manos e n su rostro y los pies en su cuerpo”. Refié- rense al rey, su marido y ene- migo, el famoso Batallador, que por lo que aquí se esclarece la trataba con brutalidad. —Pues me alegro muchísimo del éxito de sus trabajos, tío; y me parece ue no se malogra-; rán por dejarlos una noche. Usted también necesita espar- —Sí, hombre, sí; ya lo crco que voy a oir Carmen, no falta- taba más, Y ahora que me a- cuerdo,... !Urbana! Habrá que decirle que almuerzas aquí pa- ra que se prepare. !Urbana!, porque si no luego todo son bu- fidos y respostones y malos mo- dos.!! Urbana!! Do o —¿Qué se le ofrece a usté, señ..? —Avisarte que el niño almuer zo con nosotros, para que le pre pares....gloria, si pudiera ser... ¿Qué piensas hacer? —Pues misté. primero su so- pa de menuillos de gallina que justamente he matao una hoy, que malegrara que viera su mercéqué injundias tié de gorda como que las he corgao de un clavo y vi o guardarlas por si nos dan anginas que dicen que es cosa santa una .injundia de gallina caliente; pa emvués tengo lomo fresquito, de la Je- susa que he matao eel cochino ayer tarde y ya sabe usté que le regaló una tajá de un kilo. lo cuá que pensaba de freírlo con tomate que ya o tengo el causante de todas estas ca- | Viernes 7 de Octubre de 1949, —Bien está: sopa, lomo con to mate..:¿ qué te: parece niño? —De primera, tío. !Eres gran- de, Chacha! —Pa eso no es na, porque a- luego he pensao de poné una manestra de guisants, con sus peacitos de jamón y sus guevos duros, porque la legumbre es mu sanísima y le debíamos de comé a too pasto, como los frai les, que por eso viven tantísi- mos años sus reverencias, porq” cuerpo corriente, como que el pa vivi no hay como llevá er estreñimiento es una cosa malí- sima. Lo que toca yo no me a- costaré denguna noche sin co- merme mi platito e aliño con cebolla y papas caías, tiernas, o mi col aliña con vinagre, o mis espinacas fritas con ajitos, porque a la mañana siguicia voy como una sea, con perdón de ustés y el meico dun José ¿Lo- rrilla, me lo tié dicho, que cui- dao con los atracones de parte e noche, que de las grandes ce- nas están las sepurturas yenas, y a mis años está una mu pro- pensa de proplegía y la verdá... —'Señá Urbana!.. !!Señá Ur- bana!.... ¡Qué se le ha encendi- do a usté el aceite! ¡Por la ven- tana de la cocina salen las lla- mas! —-!!Contra!! CAPITULO Ill Quien desprecia, mercar quiere No me mires, que tengo sangre en os labios y el corazón herido de tus agravios; llanto en los ojos y el corazón herido de tus enojos. Encontráronse en un Junta general de la Cofradía de la Virgen del Camino, de la cual era presidenta la condesa de Guadaveloz y vice-presidenta doña Bala. Como la Condesa no pudo asistir por encontrarse en cama con un fuerte catarro, rde- lego en doña BaBla que, valgan verdades, la substituyó dignísi- mamente, por no decir hasta cun ventaja, porque la viuda se pintaba sola para esos meneste res; otra de las cosas que ponían ufera de sus casillas a doña Ce ledon'a; esta preponderancia social a que todo el mundo, ae común acuerdo concedía a doña Bala, relegándola a ella, a doña Ceedonia, a un segundo o terver término muy humillante para sus pujos de superioridad. Ella ¡hubiese querido ir siempre por encima como el aceite. Así fué que aquella tarde nublada y gris de febrero, cuando volve- mos a encontrar juntos a estos dos importantes personajes dle nuestra hostoria en la sacristía de la Parroquia Mayor, donde con asistencia del Cura Párroco se celebró la Junta, doña Cele- donia ofrecía el aspecto poco se ductor de su ceño fruncido y de un respetable hocico que sin grande esfuerzo hubiera podido lamarrarse con un cordelito y ¡doña Bala la simpática aparien cia de una persona satisfecha de sí misma y del prójimo, —¡Cuántos días sin vernos, doña Celedonia! —saludó la viu da, maniobrando hábilmente hasta monopolizar a la Caraban chela en el barullo de la sa- lida. — Claro, como desde que la Condesa cayó en la cama con el resfriado, se han suprimi- d oas tertulias.... Pues mire us- ted, a mí me hacen muchísima falta, y eso que ahora, desde q' Javier y Rafaél se fueron a con- tinuar su estudios y a Lucita se la HNevó a Madrid su madrina a pasar el invierno, son terrible» mente SOSAaS..... —La gente joven anima mu- cho — concedió a regañadientes doña Ceedonia. “—¿Se acuerda ustea de las úl timas noches, antes de Reyes? YoY creo que nos sentimos to- dos un poco niños sólo de ver lo que criaturas disfrutaban. ¡Qué manera de reirnos en el juego de los despropósitos y des pués en las prendas! !Aquella noche que le tocó a Míster Da- vys rezar uh Padrenuestro rien- do y llorando; y la otra vez que el Padre Cura tuvo que decir sí no y qué sé yo.... ¿Pues y yo con las tres veces si y tres veces no lo de barbaridades que solté? Y luego, al final, aquellos ratos niña de usted toca e piano co- estupendísimos de música.... Su mo para quedarse en éxtasis oyéndola. —-Muchas gracias. —Justicia sea, doña Celedo- nia. Y cuentan las crónicas que la antigua heredera del Hotel His- palis, se bañó en agua de rosas, sin pensar la cuitada, q' “cuan- do vosotros tratáis al cristiano con cariño, algún interés os lla- Levantose trabajosamente del !mondao en el aceite a la lun1-!ma”. santa, la cuá que estuvo empre sillón para abrazar a Rafaé!, di-ibre. Continuará la semana entrante

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