El Sol Newspaper, June 25, 1948, Page 4

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bella tlca de SEMANARIO POPM_.R INDEPENDIENTE a LA HUERFANA De La Juderia LK VENGANZA DE UN PADRE¡tado: ninguna luz brilaba en 1 sus ventanas, herméticamente cerradas. O as di pe , El edificio tenía dos entradas: sas y|Un gran portón, al cual daban lá noche; p tan sllenel y acceso cuatro anchas gradas de piedra y una puerta baja, que debía servir de pasaje a los cria dos y a la gente de ínfima clase Las hojas de las dos puertas pa recían reforzadas con gruesas ba rras de hierro. El aspecto de aquel palacio inspiraba tristeza sólo al mirar-*' lo; Hubiérase dicho que allí den tro se había cometido o se iba a cometer algún delito. Y, en efecto; aun en medio de fragornoso silbar del viento y del fuerte ruido de la lluvia, ha bíase oído como un grito agudo partir del interior del palacio y hendir por un instante el aire... Al percibir aquel grito, el hom bre encapuchado había saltado fuera de su escondite y había dado algunos pasos con aire de extravio, de furor. Y hubiéranse podido oir estas palabras por él pronunciadas con voz sofocada: —¡Dios de Israel! ¿le ha lle- gado quizás la hora? ¡Renata!.. ¡Renata mía! Y con rápido movimiento de la mano había alzado el cupa- chón hasta la frente, dejando ver un rostro joven y simpático, pero alterado por siniestra pali- dez, contraído como por una convulsión. Durante un minuto estuvo es- cuchando;. pero el grito no se re pitió. Avanzó hasta muy cerca de las gradas del palacio, pero casi de repente retrocedió, de- jando oir una especie de risota- da salvaje. —Nome abrirán—exclamó, e- chándose de nuevo el capuchón sobre el rostro y volviendo a su atalaya, —6 sería arrojado como un miserable. Me haría azotar por sus criados, porque soy un judío, y un hebreo para él es me; nos aun que un perro. 1 Apretó los puños con un ade- mán de amenaza hacia el pala- cio, y lanzando una especie de rugido, añadió con voz sombría: —¡Ah! si no fuese por ti, Rena ta, por nuestro hijo, el día que la mano de tu padre me golpeó hubiera lavado la afrenta con su sangre. ¡Pobre Renata! ¡Pobre víctimade tu amor por mí, como te aterrorozarías si supieses que estoy aquí! Tu última carta llé- vola sobre mi corazón: me man- das que parta, temes por mi, por nuestro hijo... pues bien, por e-¡ desiertas estaban las calles y plazas de la ciudad de Floren- cia, que pudiera más bien creer se quefuese hora bastante más avanzada. Era una noche fría, malísima, tempestuosa; la lluvia caía á to rrentes, el viento sacudía con lú gubre silbido las verjas de hie- rro, y se engolfaba ululando en las gargantas de los caminos; los comerciantes se apresuraban á cerrar las puertas de sus tien- das, á apagar las luces, ya que el tiempo horrible quitaba la es- peranza de toda visita. Los guardias de policía, en- cargados del servicio nocturno y de la seguridad pública, se ha bían retirado, persuadidos de q' en una noche semejante, ni aun los ladrones de sus guardias, por no exponerse á un funesto acci- dente y volverse con los bolsi- los vacios. La noche no podía favorecer más que á los malé. ficos y 4 los enamorados. Florencia estaba entonces pé. simamente iluminada; y cuando el viento furioso apagaba, como en aquela noche, la mitad de los faroles, se podía muy bien decir que la ciudoad estaba sumer- gida en tinieblas. Pero aquella obscuridad pare- cía satisfacer á un extraño indi. viduo, que se hallaba al abrigo de la lluvia en el fondo formado porm algunas arcadas de pie- dra, que sostenía un viejo edifi. cio en las cercanías de la plaza de Santa Cruz. , Quien hubiese podido ver á a- quel extraño individuo, hubiéra se quedado sorprendido y asus- tado. Era de una estatura mu- cho más alta que la comun, y cubríase con una larga capa obs cura, que daba idea de la capa del os hermanos de la Miseri. cordia. Y la ilusión era todavía más cofpleta, si se observaba el largo capuchón que le cubría en teramente la cabeza y el rostro, dejando sólo los dos agujeros en el sitio correspondiente a los ojos. Y aquelos ojos, a pesar de la obscuridad, brillaban como dos puntos fosforescentes, fiján- dose sobre un palacio de estilo elegante y severo, situado en- frente del sitio en que el desco. nocido se hallaba oculto. Aquel palacio parecía inhabi. 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Going to Mexico? xd TWENTY-SIX VALLEY NATIONAL BANIK FRIENDLY CONVENIENT OFFICES IN AR A FEDEPAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION Come in and exchange your American dollars for Mexican pesos, or better still, buy Mexican Peso Travelers Checks before you cross lla desde hace tres noches giro como un demente en torno de tu palacio, y espero. Quiero a mi hijo, ¿oyes? Quiero substraerlo a la suerte que le espera cerca .dé tu padre, que odia a mi raza | maldita, que execra, estoy cier- to, á ese fruto del amor, que pa- ra él, hombre cruel e inexorable no ets más que el fruto del de- lito. Esas últimas frases vueron pro Inunciadas por el desconocido con una especie de feroz energía Después abandonó nuevamen te su escondite y dió algunos pa sos hacia el palacio cerrado, si- lencioso y siniestro. ¡Ah! ¡si el infeliz hubiese po dido lanzar una mirada, como vamos a hacer nosotros, en la es tancia de Renata! En esa cámara, cuyas venta. nas, con sus puertas hermética- mente ceradas, daban a un pa- tio interior, tendida sobre un le cho que anchas cortinas de da- masco cubrían por mitad, yacía la mujer invocada con toda el alma por el desconocido, deba- tiéndose entre los atroces espas- mos del parto, llegado al mo- mento decisivo y supremo. La jovén paciente no podía te ner más allá de dieciséis años, y a pesar de la alteración de sus faciones, y de que las rosas de su rostro estuviesen descoloridas y sus pupilas se dilatasen ful. gurantes, se comprendía que era de una belleza admirable, sor- prendente. De pie, junto a la cabecera, prestando sus cuidados a. la jo- ven, viíase una mujer alta,sdel- gada, cuyo rostro austero, angu- loso, sus ademanes bruscos y susmiradas feroces indicaban el sentimiento de una fuerza ocul- ta, que daba a su fisonomía, a su persona, algo de siniestro, de amenazador, de repugnante. En el ángulo de una chiminea en la que ardían algunos tizo- nes, apoyado y con los brazos sobre el pecho, como abismado en la contemplación del lecho, sobre el cual retorcía couvulsiva mente Renata, hallábase un hombre de unos cuarenta y cin. co años, grueso, robusto, algo calvo, con largos bigotes rubios, ojos de un color gris claro, bri. lantísimos labios delgados páli dos, y nariz un tanto aguilenña La llama rojiza de la chimi- nea, al reflejarse sobre su ros. tro, coloreábalo de ,un tinte de sangre. A cada gemido de Re- nata aquel hombre rechinaba chata OS the border. IZONA x* e A a AS, sus cejas se redoblaban, las arru gas de su frente hacianse- más profundas, y sus labios se agi- taban balbucientes, como si pro nunciasen palabras que no.se podían comprender. Aun gemido más agudo que, los otros el hombre se separó con ímpetu de la chiminea, y aproximándose al lecho pregun tó con voz alterada: E —¿Ha concluido? —No... no—contestó la; mujer alta y delgada, con tono áspéro y agudo;—aun nos queda qui. zás para una hora. 3 —¡Una hora todavía de seme- jante suplicio! — dijo entre dien tes el hombre, volviendo a-acer- carse a la chiminea. Pero una voz dulcísima, si * bien debilitada por la angustia, le detuvo bruscamente. —Papí.. ¡oh! papá... Renata. . —¿Qué quieres?— dijo el hom bre avanzando hacia el lecho. La joven se había” incorporado * algún tiempo sobre: las almoha. das: los dolores le daban un ins tante de tregua, pero estaba pá- lida como una muerta, sus me- jillas inundadas de lágrimas, sus manitas juntas en actitud' de ruego. Y —;¡Oh! ¡papá... papá! ¡Cuánto sufro! —murmuró con una espe cie de infantil temor, volviéndo sobre él sus ojos húmedos, Su- Pplicantes. a El semblante de aquel 'hom- bre se puso todavía más som- brio... su mirada se hizo aguda y fría como la hoja de un puñal —¡Tú lo has querido! —dijo. —¡Oh! no hablo “de lós sufri. mientos del cuerpo sino de los del alma. Papá... una palabra, una sola palabra, de perdón, de. piedad,en nombre de Dios! —Calla, no blasfames —gritó furioso aquel hombre con un ges to brutal de amenaza, —Dios no te escucha, le has ofendido, has renegado de él,. como has. rene- gado de tu nombre entregán- dote a ese miserable. Un frío sudor bañó las sienes de Renata: en sus oidos se' pro- dujo un funesto rumor, se le obscurecieron los ojos, y pareció que la vid ase rétirase de ella, que se le destrozase el alma. Lanzó un grito doloroso, 'agu- a|dísimo, unido auna invocación desesperada. —;¡Florencio!... a salvarme. —¡Infame!— gritó. el q y a con la espuma en los labios, a- rrojándose sobre su hija como * para poner una mano sobre E boca. Pero la mujer alta y. asIgiad le rechazó con energía hacia A- trás diciendo: Retiraos, conde Mario, retiraos el momento ha legado. ; llamaba Florencio, : ven Vió a Renata debatirse como una obsesa, con la boca contrai da, lívida, oyóla lanzar gritos so focados, angustiosos, a los que siguió un lapso silencioso, hasta que legó a los dos oidos del con de un débil vagido, y casi en se. guida la mujer alta y delgada: se le acercó, diciendo con tono áspero y mortificante: , —Es una niña, señor Conde, y está viva y sana como. su ma- dre. El conde saltó como-impelido por un resorte, sus miradas hicié ronse todavía-más toryas, y fes pirando con gran: trabajo, dijo: ID EVE EVEN) los dientes, las conrtacciones de; apretó los. dientes, y vacilando|las. arrugas de su frente, y que tornó a sú puesto, junto a la chi|de sus ojos brotase un rayo de A ln lin ic roz a su hija, dilat minea. : En “aquel: momento, afluía de través de una niebla. —No quiero saber nada... ¡obedece en se. | dad todaviá de* espasrió- la: ha" hecho desfalle- breve volverá. en: sí. tal:modo:la sangre en el cerebro | visiones de alegría, de paz, del conde Mario, que casi le qui|pronto sucedieron otras som- taba la percepción de las cosas, | brias, frías, que aparecían a su$ ojos como a brés. * S no habían caido sobre su morada. “quiero verla... yá sabes «mis órde | Durante una ausencia del conde jene necesi-[hombre: indigno de ella.. de un 1s' cuidados; el [miserable hebreo... Viernes 25 de Junio de 1948. dulzura. Pero fué un relánpago. A esas siniestras y lúgu- lí. La verguenza y la deshonra Mario, un genio maléfico había- se eritregado en brazos de un Y éste había tenido el inaudi. cer y, se-ha desmayado; pero en|to atrevimiento de presentarse al- conde, de hablarle de su a- El conde. Mario, estaba jadeam|mor por Renata y pedírsela por te, trastornado: el vagido debilf |esposa. a las narices, ¡haciendo “desaparecer levemente ¡cuando Renata hizo saber a su amante que, no pudiendo ya o- cultar por más tiempo su deshon ra, habíala confesadoa su pa- dre... La desgraciada esperaba en la clemencia del autor de sus dias. Y, por el contrario, a más del odio del padre, habíase atraído también el de Paula. Porque el conde Mario había apostrofado y culpado al aya, haciéndola responsable de aquella desven. tura. —Tú no has velado sobre e- lla— habíale dicho, — tu has contribido a perderla, y ahora me ayudarás a tener óculta mi afrenta a las miradas de todos, bajo pena de tu vida... y ¡ay! de ti, si un sentiimento de piedad : haeíale”cási- perder'el sentido, .. -|jabá al descubierta sus dientes salía. en-compañía de su padie El conde lanzó una mirada fe! (2) simo pero regular de la niña |. El conde Mario había abofe. que “acababa “de: venir al mundo (teado: al insolente y habíale he- jcho arojar a la calle por sus cria producía: wn temblor nervioso 'en- dos.::- * todos. sus miegmbrog. —Aquí.. ¡solo —exclamó,— ¡pronto! des. |Mario,.en el paroxismo de la ra emibátázame: en seguida de esa|bia; la arrastró por los cabellos criatura der demenio, o no res»|a una remota estancia del pala. pondo ya dé mi. mismo. cio: y. golpeóla como a una escla La mujer alta ,y: delgada, ES va, sordo a sus lágrimas y la- se nuevamente al lecho, enval+ do: cualquiera otro corazón. Wwió 1a hiña eí tun manto obscu *¡Se dice que un padre perdona 'rd, que sofocába “sús vagidos, -y !siempre! .- fría -e::impasible. salió de la Y .Pues bien, el conde Mario era un. padre diferente de los otros, y no perdonaba jamás. A'excepción de Paula, la adus tx camarera de Renata, nadie ¡de su fisoñomía, pero res-|sabía.la falta de la joven, todos 28 do”.zonro..si“:estuviese opri-|ignoraban sus relaciones amoro mido por un peso enorme, se aa con el hebreo. Sobre la mis= cercó. a,. sy. hija»; +|ma cabeza de Paul ahabía caído Renata continuaba aesmaya? go .moun rayo esta revelación. da. La infeliz debía haber sufri- AS “no había tenido com- do mucho, porque sus facciohes plices, su pasión por Florencio se" mostraban” torriblemente -|habíala enseñado la :astucia, y coritraidas, “Su “boca abierta de-|Sus.entrevistas no habían tenido nunca testigos. Los dos jóvenes se habían puesto de acuerdo, ha bían estudiado minuciosamente las horas, el lugar y la oportu- nidad de reunirse. - Mas, no en Florencia, en el pa lacio del conde, en las cercanias de Santa: Cruz;sino en una pe- queña villa a donde el aristócra tahabía "enviado a su hija: con Paula, durante su “ausencia, era el lugar en que se veían. Era allí donde había empeza- do el idilio, y allí era donde ha- bía de concluir. .'su regreso a la ciudad, fué Y: 245 0 Mario escuchó el ru: "mor, “de sus e que se aleja» bp d “y sin Perdér:la feroz expre: cerados convulsivamente, y sus pequeñas manos apretaban to- dayíala cubierta, del lecho. El*cónde Mario la miraba fi. 'jamente “sin: éfhotión y sin pié- dad:: _<“ e .. ¿Era verdaderamente su hija aquela joven que tenía ante sus ojos, la hija de Aquella santa condesá 'Valérid; cuyo nombre * era siriónimo “de honor, y cuyá' muerte; “oeurida *pocos años an- tes, había sido un «duelo para da ciudad entera?. No obstante, Renata, hasta “08 quince años. había sido el mode lo: de lás muchachas, y cuando is la gente: ie señalába con el de- do, murmurando: Es un ángel como su madré ¡Que Dios la Bendiga! El contie| es un padre feliz: * Y él conde estába orgulloso con esos:elogios, awmo lo estaba de la belleza y del candor de súf| hija. -. Y esta “felicidad de dos años antes revivía cotho un dulce fan' tásma'a los ojos del aristócrata - DR. PEASE Extractionés si dolor con o ““PERCAS TRANSPARENTES Se Habla Español 245 Tok Theatre Bldg. Teléfono 4:3943 DENZISTA : El más Escrupuloso y Se surten recetas de tu “4 Dz 219 EAST MABON sí. GUTIERREZ error SHOP... A, 4-5970 os y 325 E. Wáshington Phoen j $ Al. Gerente. Tonicos de Toda Clase y "Tratamiento Y para la Caspa. — Baños. TRES OFICIALES COMPETENTES .* Especialidad en Corte de' Pelo Para Niños *- JESUS S. GUTIERREZ, Propietario. GATE UNE? Sociedad Fraternal Además se imparte para sus niños. Teléfono: 3-2304 A PEE VE E EEE E EEE Ingrese a la . , ALIANZA HISPANO AMERICANA s La Alianza Hispano Americana es la lianza expide pólizas de EE pare toda la familia a precios. muy ómodos. MÍ uo cios. Tome un Seguro para: “usted... ; Vean al Señor CARLOS MORALES, Organizador Regional “de la. 2 AJA, diario. Maig o de la Raza.: Las A- y gastos pagados. > protección a: los so: nos pagará por ello. Veanos. ll te abrigará en tu corazón por mi hija. —¿Piedad por ella? —había contestado con acento feroz Pau ya d x: Y cuando Renata quiso inter.|la. —¡Ah! no me conocéis toda- ahora... me basto yo|ceder por su amante, el conde|vía, conde. Renata no se burlará le mí, os lo juro” Un pacto infame fué entonces sellado entre el conde y el aya de Renata. Todos los criados fueron des- oponer palabra alguna, acercólmentos,. que hubieran destroza.|pedidos, y el conde Mario hizo correr a voz de que partía para un largo viaje. Sin embargo, no se movió de su palacio, donde Renata fué guardada de vista por la feroz Paula, que no la abandonaba un solo momento, un solo segundo durmiendo acostada a través de la puerta de la alcoba de Re. nata. Continuará la semana entrante SERVICIO Para el Arreglo de su * INCOME TAX RRE TIEMPO! AHORRE DINERO! CAMARA DE SERVICIOS PARA LOS NEGOCIOS! 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