El Sol Newspaper, February 20, 1948, Page 4

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Página 4. “EL SOL” SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE La Doncella de Loarre Se detuvo, pálida y cohibida. —¿Si? —preguntó con ansia el Conde. —Si hallo el hombre, señor. —¡Ah! ¿Ya sueñas, niña? — y una inquietud vibraba en el acento de D. Jaime. —Sofñar no es pecado. El pa. dre capellán dice que no es pe- . cado cuando los sueños son pu- “ros, Yo le cuento los mios y él se enternece a veces y a veces se ríe... "Por lo visto sueñas con el príncipe que llega de lejos dis- frazado de trovador— sonrió el Conde. -—No. Yo soy modesta. No ten- go ambiciones. Claro que si llegase un prin- cipe treyéndome el amor como presente, no iba a hacerle ascos, . Pero no puedo permitirme esa esperanza. ¿Sabéis que soy una cosa sin dueño? Me encontraron en un cesto a la puerta de aque lla ermita que véis entre aque- llos cípreses. * —La ermita de Santa Agueda. —¿Conocéis el terreno? Tan- ta mejor. Y el ermitaño me tra jo al convento, donde las Ma- dres me criaron con grandísimo cariño. A —En los cuentos sucede a ve ces que los principes se casan con pastoras —insinuó el Conde —Sí. Ramón —el viejo solda- do, ¿no sabéis?— me contaba esos cuentos cuando era niña— más niña que ahora— y me su- bía a sus rodillas en el cuerpo de guardia. Pero la Madre Mi- caela me refíía porque decía q' los cuentos no deben creerse, pues llenan de ideas locas la cabeza de las niñas romances- cas. —Si, tal vez; mas en algunos casos es conveniente soñar un poco. Sofiar es remontarse hacia las alturas. TRAJES DE MATERNIDAD Y FAJAS A A y las mamás que alimentan a sus niños (Em Todos Tamaños) Pe No importa que tan delgada o tan gruesas estén, Nosotros podemos arreglar el traje y haremos que su salud mejore y su apariencia también. . Véanos Luego. .... nl 35 North Central Avenue —Habrá el peligro de una caí da si de repente nos fallan las alas —objetó la doncella viva- mente. —No: tengo para mi q” lo mejor será vivir; simplemen- te. Y no perder. la tranquilidad forjando quimeras. —¡Qué doncella tan pruden-. te! —se echó a reir D. Jaime. —Escarmentada, dijerais me- jor. —Eso supone una experiencia que yo no creo en ti. Encerrada entre monjas, ¿qué han podido tú saber, criatura, del mundo y de los hombres? —No tan encerrada como su: ponéis. La señora Abadesa, que se hace cargo de que yo no he nacido para monja, me deja ba- jor a la aldea, a Loarre. Conoz- co a todo mundo. Oigo hablar. .. sé cosas. .. Ved: la molinera del| no? —No, hija mia. Por el camino real, que es ancho, liso, llano: y sin tropiezos. . . Diós te ayude. —El os oiga. Durante unos minutos ni uno ni otra hablaron. Los ojos de ambos parecían sumirse en el paisaje, pero en realidad bucea- ban en lo futuro. En una transi ción, el Conde volvióse hacia la doncella, preguntándole de pron to: —¿Qué veniáis a hacer a la plataforma de la torre, niña? Cogida de improviso, Blanca se turbó hasta sentir que se en- cendía toda como un clavel; pe- ro, su ntural noble, incapaz de una mentira, decidió la respes- Perdqnadme. Subí atraída .por el grandísimo deseo que tenía a percibió el latir desordenado de ún corazón. ¿Por qué, Dios San- to? ¿Qué emoción avasalladora podía alborotar de esta manera al señor de Urgel? No tuvo tiem po de pensar en ello. Unos be- | sos tiernísimos acariciaron su frente y apenas había comen- zado a saborear su dulzura cuando la cerrada puerta se abrió para dar paso a la austera figura de doña Violante. Se de- tuvo la dama como petrificada por el asombro; así al menos lo juzgó Blanca aborchonada y confusa. Luego, una leve son- risa, ¡qué rara en el semblante duro de la Abadesa!, abrióse camino en su faz de mármol cuyo significado no pudo acla- rar la jovencita se cruzó entre el Conde y doña Violante. Tem- blante y temerosa la doncella, se arancó al abrazo del caab- llero y huyó escaleras abajo co ¡mo rauda centella. ¿No sofiaba? .¿Era en verdad, en carne y hue Azud, que es muy bella, dió oi- de conoceros. Dijéronme que es- so, la orgullosa y altiva doña dos, a lo s galanteos de cierto caballero muy galán que forma parte del séquito de D. Antón de Luna. El cabalero era joven ¡y enamorizado. Se aburría en ¡paere y juzgó sin duda que era una buena manera de pasar el tiempo la ocupación de corte- jar a la molinera. El, se solazó, Ella, creyó en él. Después, D. Antón de Luna y sus caballeros marcharon de Loarre y la pobre molinera lloró lágrimas amar- gas en la inútil espera de un mensaje de amor. Ahora, las viejas comadres del pueblo di- cen: “Bien pudo pensar la moza lo que iba a acontecerle, que no se hizo la miel para la boca del! asno y por algo dice el que*ca- | da oveja con su spareja”. —Lo cual quiere decir, sapien- tísima criatura, que tú no darás oídos a las galanteos de nadie a quien no juzgues tu igual — comentó D. Jaime con fina son- risa. —Exacto. ¿Voy por mal cami- «Su figura se verá mejor. == tabáis aqu, sólo. .. Y os estaba mirando por la rendija de la puerta entornada. Ya sé que no presume de buena crianza... Violante de Luna que se había linclinado con una reverencia casi cortesana cuando ella pasó Sería que saludaba al Conde. está bien para una doncella Ey ¡Bah! ¡Qué desatino! Se excusaba con tan sincera humildad que el Conde se sin- tió enternicido. ¿Fué por eso o quizá hubiera otra causa que determinase su emoción? —¿No me conociáis? —pre- guntó, poniendo en su voz sua- vidades de terciopelo. —En mis sueños os había vis to muchas veces. Sois el héroe de todos mis romances, señor. Mas no os conocía. Ya se que vais a decirme como Basilio que parece imposible, tantas veces como habéis venido al castillo; pero es la verdad. Soy tan po- quita cosa señor, que cuando llegá a Loarre un personaje, sus reverencias me relegan al úl- timo rincón. —Quizá lo hagan porque eres tan niña todavía. . . —atenuó con bondad D. Jaime de Ara- gón. —Es posible. —¿Eres pues mi devota ami- ga? —insinuó con amable son- risa, dejando caer su mano so- bre la pequeña manita de Blan- ca. —Vuestra admiradora y vues- tra servidora, señor —se inclinó la doncella en reverencia gentil —¿Harías algo por mí si lo precisara? —Lo haría. Así me salve —con testó rotundamente la niña. —Es posible que algún día te recuerde esta promesa. Después “sucedió algo comple- tamente inesperado. ¡Qué ma- ravilla! El muy alto y poderoso señor Conde de Urgel, cuñado del Rey y presunto heredero de la corona, rodéó con sus brazos a la doncella humilde, sin nom- bre siquiera, que había sido edu cada por caridad en el castillo de Loarre. Blanca, sintió como una congoja. Le daba vueltas el paisaje. Su cabeza descansó sobre el pecho del caballero y Dirny the Dip may pick your pocket, but his signature is no good on your checks. “Why it's enough to make a thief turn honest” Danny growls. “When 1 lift a 'wallet' and it turns out to be a check-book, the job's a dead loss to me. People . dough in the bank are sure unfair to pick-pockets!” No doubt about it, you're a mighty poor prospect for a purse- snatcher, pick-pocket or hold-up man when you keep your money . vma who put their checking account. Of course, in “addition to safeguarding Y your cash, your checking account lets you pay bills the easy way, “by mail. 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En las pupilas juveniles brillaba como un deslumbra- miento. ¿Qué visión gloriosa fué la causa de él? Inquietóse la excelente Madre que amaba grandemente a la doncella. En el séquito del señor Conde de Urgel había jóvenes y galantes caballeros y Blanca estaba ya en la edad peligrosa eñ que una niña suele cambiar las muñecas de trapo por muñe-' cos de carne. . .Habría que pre- guntarle y vigilarla. . . Aquella misma tarde, el Conde de Urgel, con su séquito, * abandonó el castillo monasterio : de Loarre. Según decían marcha ' ba a Zaragosa para prestar su juramento ante el justicia Ma- yor del Reino y recibir de él la investidura de los Cargos de Condestable y Gobernador que| el Rey D. Martín le confiriera, más que'por honrarle por ale- jarle de su lado conforme afir- maban las buenas lenguas. Ofi- cios de los cortesanos que ro- deaban al monarca, los cuales pertenecían a bandos rivales de los Lnas y del Conde de Ur- gel. Ya tiempo atrás intentó el Conde jurar estos altos sargos que según la tradición sólo se no y que el Rey le concedió- ante sus vehementes instancias; mas D. Martín, usando de un trato doble, “de que mucho se sintió el Conde y que resultaron gran- des daños”, como afirma el his. toriador Mariana, dió secretas instrucciones a los Heredias y CONTRA BALSAMO De Venta En Todas Las Boticas K— a los Urreas —dos que no se de- jasen entra en esta ciudad ni ejercer la procuración general “sin embargo de las provisiones que en esta razón llevaba.” Fues que el Arzobispo Heredia hombre inteligente y ponderado que gozaba de gran predicamen to en el ánimo del Rey, le mos- trase los riesgos que podían se- guirse de este doble trato, o bien que el mismo D. Martín —que era avisado y prudente— recono peza, el caso fué que el monar- ciese qu ehabría obrado con tor ca trató de borrar lo antes he- cho, invitando cordialmente a su cuñado a ir a Zaragoza de nuevo para recibir la investidu- ra de sus cargos de manos del Justicia Mayor. Una vez que la brillante ca- balgata se perdió, en las abrup- tas lontananzas del paisaje, Blanca salió con su perro ca: mino de la aldea. Otra vez iba cargada de provisiones para la madre de Basilio; pero en esta ocasión no se detuvo tanto co- mo otros dias. Basilio había marchado a Francia, guiando a unos mercaderes, y la tarde se anubló presagiando nieves. An tes que el postrer rayo del sol mortecino y neblinoso, desapa- reciera en las cumbres, la donce lla emprendió el regreso por el camino más corto. Este, debía atravesar el río valiéndose para ello de: una vieja y carcomida barca. Iba tan ensimismada en sus pensamientos que de no ser por los sordos guñidos de su pe- rro, habría llegado a ponerse en cima —sin verle— del extraño personaje que en aquel preciso momento desamarraba la barca con ánimo evidente de pasar a la otra orilla. —Can, ella. . .—ordenó Blanca al sentir que los grufiidos del perro se acentuaban.— no veo el por qué te hayas de poner así... N ose ve alma viviente e ntodo el contorno. —Temo que os equivoquéis, preciosa— dijo una voz desco- nocida, sonora y ardiente, a po- cos pasos de Blanca. Y Blanca y Can se quedaron parados ante la extravagante catadura del personaje. Era un! hombre de aventajada estatura. Las magníficas líneas de su fi- gura se perfilaban con gallar- día bajo el rudo atavío que ves- tía. Jamás el grosero tabardo +. del villano cubrió unos miem- bros tan regiamente aristocrá- ticos. Pero Blanca era demasia- do inexperta para apreciar este violento contraste. Tn sólo se sintió impresionada por el aire de altiva majestad dcl descono- cido y por la rara catadura que ofrecía cubierto con ancha copa negra que colgaba dentro de un casco cuyo visera le caíia, ocul- tando el rostro. El primer movi- miento de Blanca a la vista del desconocido, fué de miedo y de retroceso por añadidura. Mas el desconocido lo advirtió y con una irónica entonación que esti- muló todo el orgullo de la don- cella, insinuó: Hacéis mal en temerme. Se- otorgaban al heredero del tro-lríais en verdad de primer don- cella hermosa —de las muchas a quienes encontré en mis corre rías— que experimentara hacia mí este sentimiento. —¿Quién- os dice que os te- mo, hermano? —respondió Blan ca con altivez. Pasa a la página 5. DOLOR USE SALVADOR Insuperable para alivio de dolores de Espalda y Pecho Causados por Resfrio : para sus niños. Teléfono: 3-2304 Ingrese ala ALIANZA HISPANO AMERICANA La Alianza Hispano Americana es la Sociedad Fraternal de la Raza. 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Cuando el orador de la Cámara, Joe Martin, previno que había un “plan de sabotaje al congreso, minando a. la vez la fé de la gente en el gobierno”, el Columnista Marquis Childs, de Washington, dijo que los “verdaderos sabotea- dores eran los irresponsables en el congreso.” Pauley renunció a su alto puesto después que se le acusó de haber hecho un millón de dólares a su favor en mercaderías. “Todo hombre 'es inocente mientras no se pruebe su culpabilidad”. Pauley nos asegura que no usó ningún conocimiento de su alta oficina. Pero, amigos mios, no sean ustedes acusados de “proverse” de una pieza de pán para llevar a casa y alimentar a una esposa y niños hambrientos. No, eso es malo; un millón de dólares es dife- rente. - - se llama “GRANDES NEGOCIOS.” Un escritor inteligente podíra hacer buena cantidad de dinero publicando el año entrante el mejor libro, única- mente compilando la exposición de los “GRANDES”, . in- formación gratis de los registros del Comité Investigador del Congreso. Jugoso, también” .... Un comerciante dió un brinco tan alto que al caer, pa- recía una “bomba atómica” todo porque le tradujeron un párafo de esta columna (que trataba de no compras) para ver su reacción. “Es sabotaje”, gritó. Un “Ex - GI” tristemente: me preguntó: “Quiciera sa- ber a donde se ha ido el Dios a “quién yo clamaba cuando me encontraba en Burma. ... .” Amiguito, ten seguro que aún está a tu lado. Una Radiodifusora Nacional da a una persona $25 pa- ra que apuestan. Si la persona contesta correctamente do- bla su dinero. Esto continua por seis preguntas. Esto no es juego! Es solamente una lección para que aprenda la gente a jugar, Este programa no es invadido; todo esto - ocurrirá cuando el jugador adicto atente probar enseñan- zas en “lugares sin permiso.” Es demasiado para nosotros. . Stalín ha llegado a un punto del que desearía salir y a la vez salvar tanta cara como sea posible. La batalla de palabras de Molotov ha llegado al fín. Sencillamente, el frente falso presentado en los negocios por Rusia, ha dado lugar a que el Tio Samuelito les llame la atención. Será difícil que el tiezo Stalin se safe así como quiera de sus dificultades internacionales, «especialmente de la reciente muerte de uno de los cuatro marinos qu fueron arrestados por las tropas comunistas. La ola que se ha estendido a través de los Estados Uni- dos y de otras Naciones Américanas con respecto al pro- grama comunista, está encaminado a la juventud -- a la nueva generación. No tiene ningún interés en la presente generación. El plan es establecer desprecio a la religión y a las instituciones presentes, dentro del ánimo de la ju- ventud actual. A excepción de las casas en las que hay una verdadera vigilancia, ustedes encontrarán huellas de este programa comunista para la juventud. Es tan sutilmente inyectado que casi es imperceptible. No se dejen engañar por la aparente baja en los pre- cios. Recuerden que mientras ustedes tengan dinero en sus bolcillós, no puede haber depreción, porque la depreción ocurre cuando hay cantidad sobrada de mercancía y NO HAY DINERO en las arcas de los que ganan sueldos para comprarla. Siempre que una compañía eléctrica pueda ba- jar sus estufas de un jalón $45, quiere decir que hay algo que tiene que admitir esa compañía. Esas estufas han sido construidas al mismo precio que antes; no han bajado los Y sueldos ni el costo del material. Finalmente la compañía puede vender sus estufas con una reducción de $45 y hacer: ganancia, Y plenamente se ve que esa compañía ha estado cobrando más de la cuenta por sus estufas. A El Congresista Parnell (del Comité Antiamericano de la Cámara) acaba de llegar de Panamá. Asegura que tiene un completo dibujo de las actividades antiamericanas en la'Zona del Canal. La “parra” informa que su enfermedad por aquellas tierras se debió a que le dieron vidrio molido en la comida para evitar que regresara. Mientras esto no se ha confirmado, tampoco se ha negado rotundamente” Como predijo esta columna hace dos semanas, ya no queda mucho del Plan Marshall original. Esta columna predice ahora, que si se establece un plan de Fuerza Aérea, se dará al traste con el proyecto de Instrucción Militar Obligatoria. Y ahora, hasta la siguiente semana, suefien en com- prar cosas que no necesitan y despertarán con su dinero en la bolsa! pas 4

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