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Página 2 EL SOL SPANISH PAN-AMERICAN WEEKLY NEWSPAPER Published every Friday by J. C. Franco Entered as second class matter March 20, 1940 at the Post Office Phoenix, Arizona under the Act of March 3, 1879 ' No nos hacemos responsables de las ideas emitidas por nuestros colaboradores, Para precio de anuncio diríjanse a las oficinas si- tuadas en 62 - S. 3rd. St. Teléfono 3-4948. Toda subscripción debe pagarse adelantada, y cuando el subscrip tor desee que se cambie el envio del periódico a otra dirección, de- berá notificarlo y acompañar la suma de diez centavos. SUBSCRIPTION RATES Per Year $2,00 Six Months $1,50 Al out-of-town subscriptions must be paid in advance for at least a period of six months, A Al payments must be made to th postal Address P. O, Box 2161 Los Niños Preguntones Una pregunta merece la consideración de una respues- r Phoenix, Arizona ta. Hay que confesar que, los niños las más de las ve- ces, no es que molesten por que hablan sino porque estor- ban con su hablar, por tener que contestarles. ¡Egoísmo, in- explicable en los padres. ; No sabe que matar la curiosidad del niño, es matar su actividad mental y los padres no tienen derécho de ser egoís tas con los hijos: tienen el deber de comprenderlos exploran do sus procesos subconscientes para guardarles las conside- raciones que merece su ser en constante evolución ... . La curiosidad infantil debe ser orientada por cauces positivos marcándoles rumbos.. Luis de Zulueta nos cuenta: “Hablan- do una vez con un niño de pocos años empezó a preguntarse como suelen hacer: por qué? Y esto por qué— pero, y lue- go por qué?—y otras lluvias de por qué?—hasta que le di- jo: Hijo mío, vamos llegando a los últimos por qué? y los últimos por qué—no tienen respuesta. A lo que el chico, sin comprender la intención me contestó:—¡Ah! pero es que esos últimos por qué? son los que me gustan también. En ese momento el muchacho tenía más,razón que yo. El hombre es por ventura suya, para gloria suya, el animal que interroga. Por eso es el único animal que progresa.” De lo expuesto se.deduce que deben contribuir a la for- mación espiritual de sus hijos, satisfaciendo su avidez men- tal, cuando son requeridos por ese interés biologice (jamás contestarán con evasivas, ni mentiras), ya que quieren a- ; brir los ojos de su alma a la luz de las verdades ignoradas. De otro lado los padres y maestros que desconocen las carac terísticas del niño y creen sólo en los libros, fomentan la en- señanza a modo de inyección, con programas y procedimien tos preformados, sin consultar el interés, el gusto, ni la pre disposición natural del educando. Tagore, dice: “Torturamos la inteligencia de los niños, que tiene sus cualidades naturales para instruirse solos, en su propia obra y en su observación. Les obligamos aceptar las lecciones de los libros y al hacerlo, destruímos su facul- tad de crear su propio mando. Les imponemos nuestras ideas que a la vez son pra nosotros, de segunda mano.. El maestro de escuela que no conoce al niño tiene su: propósi- to: quiere moldear la mente del niño, de acuerdo con doc- trinas hechas, y en consecuencia, apartar del mundo del ni- ño, todo lo que considere que va en contra de sus propósi- tos (lo mismo ocurre en el hogar.) No comprende que la mente del niño, en muchos aspectos es distinta y aún con-, traria a la del adulto. Es como si quisiera obligar a las flo- res a cumplir la misión del fruto. La flor tiene que mante- ner su corazón abierto al sol, y a la brisa, tiene que esperar | la llegada del insecto en busca de la miel. La flor vive en un mundo de sorpresas, pero el fruto tiene que cerrar su co- razón para defender la semilla, Para la flor la llegada del in- secto es el instante supremo, para el fruto, es una invasión, una injuria. La mente del adulto es como una mente en fru to y no tiene ninguna simpatía por la mente en flor.” Lo Guerra Ante El Derecho Dos son los objetos de que se vale la Justicia para ejer- cer su ministerio: la espada y la balanza. Un objeto sin el otro, hace negatoria la postestad de su cometido; la espada es la impotencia. Quisiéramos que todos los pueblos de la tierra precisa- ran tán sólo de la balanza para hacer cumplir su Derecho, pero éso, desgraciadamente, es imposible; y nosotros, a tra- vés de nuestra vida nos hemos podido dar cuenta de la fre- cuencia con que se recurre a la espada. Desgraciadamente, como dice el filósofo español Luis Recaséns Siches, para la cultura de nuestro tiempo, hay. vodavía pueblos que hacen profesión ed bandidaje, para quienes la guerra constituye sólo desvergonzado oficio de agresor; y entonces, los pue- blos celosos del imperio de la Justicia, tienen qué recurlr a la espada, se ven obligados a aceptpar el reto de guerra, no en actitud de bandidaje, no en actitud de injusta agre- sividad, sino para hacer respetar su Derecho, para que no se pisoteen sus humanas garantías, para vivir en un am- biente de seguridad social y para no legar a sus hijjos la 1g- nominia de la esclavitud. Así entendida la guerra, no es algo que rebaje la dig- nidad humana de los pueblos respetuosos de las libertades de cada hombre, de los pueblos democráticos, sino algo que los enaltece, que nos dignifica, puesto que recurren a la guerra en último extremo, utilizándola tán sólo como un me dio de coacción jurídica para defender el derecho de los pue- blos a vivir su propia vida, a labrar cada uno su destino. Esta es la verdadera lucha de México, la verdadera po- sición de nuestro México; la lucha por el Derecho, la guerra por la Justicia, la defensa de nuestra libre vida; no la de- fensa de la ignominia, no la guerra de indignidad, no la lucha arbitraria. Por eso, sólo por eso, veinte millones de cerebros mexicanos, de corazones mexicanos y de pechos mexicanos, deben contribuir a que no sea violada nuestra BISEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE decia id — Viernes, 17 de Diciembre de 1943 * — Héroe en Attu recibe honores póstumos M4 | E das Ei General Y. E. U P, Martínez. a de honor a los pares de Joe £l general Culin presencia la senciila ceremonia. -| su ejemplo, lo siguieron, trepando de| esí mente para alcanzar ia alta|cue: Destruyó con su rifle auto- S idos] mático varios escondites japoneses o, | y colocó granadas, en cambio. SHINGTON.- id póstuma, la Honor del Congre que se oiorga cn lo, 1 mo en el serv: pa años de heroís: a Ed; e ha sido co: la al joven solda- Siempre ad te o, Joe P. Ma: 7, Ce 23 años de ña E ES . natural de Taos, Nuevo| as otra vez las fuerzas de soldados, Martínez avanzó solo ¡hacia la nevada cumbre. Su ejem- Ye- ¡plo hizo que los hombres lo siguie- ió 2[ran nuevamente, Atravesando un e s idas | campo abierto, bajo intensas des- de los japoneses, después que re-|cargas, Martínez saltó a una trin- petidas veces y en nodio de intensas | chera y atacó a los japoneses con su descargas, llevó a sus compañeros a| rifle y granadas. un ataque victorioso para alcanzar Del mismo modo atacó otra trin- un paso vital en la isla de Attu, del | chera, hasta lograr alcanzar ei paso, grupo de las Aleutianas, en las|a pesar de las descargas desde las inmediaciones de la costa de Alaska. | colinas cercanas. Erguido en lo alto de un cerro, descargó sus armas Dirigió la avanzada ¡ el ¡Cree que de un momento a| ¡Otro recobrará al- sensibili-| Ú de morteros italianos. El sar |gento oye el sonido incon-| fundible rasgando el aire.| Grita: ¡boca abajo! y se echa | a tierra. Los proyectiles caen | en medio del grupo. Tres| hombres quedan muertos so| bre el terreno. Dos veces se|¡ siente el sargento levantado en el aire por la fuerza terri- ble de la explosión. EM Tleso, al parecer, se pone en pie. Urgido por el impera tivo de, la ordenanza toma de nuevo el mando de sus hombres y se lanza al asal- to de la posición enemiga. Minutos después, en una pau sa del combate, nota con es- tupefacción que algo raro le ocurre a su mano derecha. | La tenía metida en el bolsi- llo y no puede moverla. Pa- ra sacarla, tiene que tirar de ella con la izquierda. Una vez fuera del bolsillo, le cuel ga inerte. Soprendido, casi furioso, le da golpes para devolverle movimiento y vi- da. Ni pizca de sensibilidad. La mano y el brazo están pa ralizados. Transcurre una semana, y sargento no da parte.! dad y el uso de la mano y el; brazo. Por firr, se resigna a; que lo manden a retaguardia. ; En el hospital no le encuen tran herida alguna. Un psi- quiatura le da una dosis de pentotal de sodio. Bajo los efectos del hipnótico, el sar- gento mueve - perfectamente el brazo,. la mano, los dedos. Le diagonstican agotamien- to, y lo retiran del servicio para someterlo a un trata- Con menos de un año en el Ejér- cito de los Estados Unidos, Martí- nez, soldado de infantería, varias veces reanudó sólo la avanzada en medio de intensas descargas de las ametralladoras, fusiles y morteros. El objeto era desalojar a los japo- neses de las posiciones principales sobre las posiciones japonesas que se encontraban abajo y más allá del paso. Fué mortalmente herido y con el rifle aún al hombro, oponien- do una última resistencia, dió opor- tunidad a la tropa para que se movilizara detrás de él, hasta lograr con éxito apoderarse del lugar anhelado. o Así fué cómo Martínez se destacó miento especial. En la guerra europea le hubieran diagnosticado al sargento neurosis traumáti- ca, denominación genérica con que se designaban las | de defensa, situadas en lo alto de las montañas cubiertas de nieve, entre la bahíz de Holtz y el puerto de Chichagof. Durante varios días esta tentativa fracasó. nar para acabar con una organizada Después que Martínez tomó la|resistencia hostil en la isla.” dirección, instó a sus compañeros| La medalla y la mención honorí- a seguir adelante. Enardecidos conifica fueron entregadas a su padre, por su heroísmo, según lo hace constar la mención honorífica oficial en “una importante acción prelimi- soberanía por los pueblos corculcadores de los derechos de los-pueblos. La guerra como fin, es oficio maldito;; la guerra como medio de imponer el Derecho Internacional atacado, es ta- rea de cruzada, plena de nobleza.. Existencia de ejércitos con fines de ataque preconcebi- dos, no con fines de defensa, rebajan la calidad social de los pueblos y la calidad humana de los hombres. Todos tene- mos un destino personal que cumplir, todos tenemos una | tarea privada que realizar en la vida, y la substancia espt- ritual de los pueblos y de los hombres de todos los pueblos y de todos los hombres, aún de los países totalitarios, no se agota, no debe agotarse, en servir únicamente de vehículo, de masa de ataque, al Servicio de tiranos ambiciosos. Por eso, a la luz del espíritu universal de la dignidad hu mana, de la egregia excelsitud de la justicia, la más alta significación del nazismo es el paso de ganzo. Otro Triunfo Del. ra; después, las granadas de un obús. De pronto por la iz quierda, vienen silbando dos | proyectiles. de una batería llos días se presentaban sol- psiconeurosis de guerra, y no le hubieran instituido ningún tratamiento curativo, Enton ces tropezaban los médicos con dificultades casi insupe- rables para distinguir a los verdaderos neurópatas de los simples simuladores. Todos dados fingiendo sintomas de las más variadas enfermeda des para que los eximiesen de la obligación de combatir. Los compañeros de regimien to los llamabxi1n, con despre- cio y actitud, cobardes, con lo cual sólo conseguían em- peorar su estado. El tr; miento que se les prescribía |! era durísimo. Se les aislaba; no se les permitia recibir car tas ni visitas; se les oblig: ba a realizar trabajos tedio-; sos y molestos; se les admi- nistraban ,las pócimas más amargas de la farmacopea. Se pensaba que acabarían por preferir los peligros de la línea de fuego a todas| esas privaciones. Como es na; tural, fueron muy pocos los que se curaron. Lejos de eso, | Médico Militar ES EN SICILIA, Por un| repecho que el sol abrasa, sube un pelotón de infantes || norteamericanos. Lo manda un sargento. Atrás queda la villa de Enna. Los soldados llevan Sa días de continua marcha. A- penas duermen. Apenas co-!| 224 East Jefferson ; men. Va cayendo sobre ellos , el plomo en lluvia incesante Trabajo de primera, hi BARBERIA PARIS Salvador Fernandez, Mgr. Operarios: Jesus Corres y Luis Salazar igiene y cortesia Phoenix, Arizona Ahora, los disparos de un tirador emboscado; luego, la ráfaga de una ametrallado-; Quiere usted Verdadero Solo los en RR O AS PHOENIX HAT MFG. CO. ¡24 N. 2nd. St. — Ph: 4-4820 La mejor sombrería de hombre en la ciudad. ERE READAD RA DRA LAS CASITAS + s Antojitos Mexicanos? cuentra en L a Casita No.! Se Necesitan Señoritas! Dependientes 1021 S. Central Ave. Se Pagan Buenos Sueldos Ocurran a la tienda: TRU - VALUE SHOP 15 E. Washington St. CONSULTOR DE IMMIGRACION El Sr. BOYD H. 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Los hospitales psi- quiátricos de veteranos se llenaron de esos tristes despo jos de la guerra. ; No fué sino después, ya demasiado tarde, cuando se: vino en conocimiento de quei esos hombres eran víctimas reales y verdaderas de la lesión más terrible que pue- de causar un conflicto arma do. El crecido número de ata- cados de neurosis de guerra! que se registró entonces, se atribuyó hasta hace poco a que, no se había tenido todo el cuidado encesario en cer- ciorarse del estado de las fa- cultades mentales de los re- clutas. Por eso, cuando es lla mó neuevamente a filas en el año de 1940, los jefes del Ejército fijaron unas normas tan elevadas para el recono- cimiento mental como para el físico. A pesar de esa pre caución, apenas iniciada la campaña de Africa, empeza-' ron a registrarse muchas ba jas por neurosis de gnerra Y el síndrome continuó reci biendo el nombre impropio de neurosis traumática. Es más: hubo proporcional mente el mismo número de atacados entre los universita rios que entre los jóvenes de inferior calibre intelectual. Pero ahora el Cuerpo Mé dico Militar está decidido a: no tener que repatriar más otros cuantos miles de jóve nes neurópatas; El teniente coronel Perrir H. Long, ex-| profesor de Johns Hopkins, destacado actualmente en Africa, me decía: El mayor' adelanto que ha: realizado la medicina en la campaña de: Africa, ha sido el perfeccio- namiento de un plan curati vo para rehabilitar a los ata cados de neurosis de guerra al grado de permitirles vol- ver a la línea de fuego o a prestar ciertos servicios de retaguardia. Y lo que es más esos mos, al licenciarse, estarán en condiciones de desempe- ñar cualquier trabajo con en tera. y Deseo hacer constár que casi todo el mérito y el aplauso por ese. tratamiento corres- mayor Freder, i. He tenido el gusto de ha- blar con el Hanson. Ejercía su profe- sión en Montreal. Es un hora bre delgado, joven. Usa len- tes. Es muy modesto. Habla IBOTICA RAMRAS|] Espepcialidad en despacho de recetas SE HABLA ESPAÑOL 845 E. Jeff. St.—Tel: 3-229k ex enfer-| normal efectividad. | propio mayor! poso. Para hacerle despegar los liabios, no hay como ci- tar en su presencia la neu- rosis traumática de guerra. No hay tal cosa, interrum pió con cierta acre energía. Eso de que tanto se ha ha- blado no es neurosis traumá tica. En la otra guerra se abusó a más .y peor de- esa expresión inadacuada, por- que los médicos creían que los atacados de neurosis de guerra habían recibido con- cusiones cerebrales a conse- cuencia de la fuerza explo- siva de los proyectiles. En realidad, fueron muy conta- dos los casos de contusión cerebral. A pesar de eso, no hubo modo de eliminar la dichosa frasecita, y no sabe usted el daño que ha hecho. Todo soldado que la veia es- tampada en su hoja de diag- nóstico, lo menos que se figu raba era que estaba loco de remate. Ni que decir tiene cuanto se agravaba su crisis emotiva. Aquí calificamos a- ¡hora todos esos casos como de agotamiento. Y casi me atrevería a decir que es el nombre que mejor cuadra a los destinos. tipos de neuro- sis de guerra. : Hay que tener present: o- [tra cosa; y es que el agota- miento o neurosis de guerra hace presa en combatientes ¡de todas clases. El valor o la cobradía no influyen para nada en su génesis y destaro llo. Lo mismo puede decirse del tiempo, más o menos lar go, que lleve e latacado en filas. Los pilotos y tripulan- tes de los aeroplanos de caza y bombardeo son todos hom bres escogidos; sin embargo, esos trastornos nerviosos son tan frecuentes entre ellos co mo en el resto de los cuerpos armados. La causa principal de ago- tamicnto es la lucha espan- tosa que sostienen en el áni mo del soldado el deseo de ¡ cumplir con el deber y el ins- tinto formidable de la pro- pia conservación, Recuréde- se que el miedo es la emo- ción normal de todo. hombre que se ve en peligro de muer te. Todos los soldados entran en combate poseídos de vi- vís'ma zozobra. Necesitan de toda su fuerza de voluntad para dominar esa angustia de voradora. El combatir sin tregua y la falta de sueño y de alimen to acarreran el agotamiento físico. El verse a dos dedos Pasa a la Página 5 G00D VEAR SHCS SHOP 15 S. Ist. Ave. Phoenix, Ariz. Hacemos toda clase da re- | paraciones de calzado Operarios competentes de MORTENSEN and KINGSLEY La Agencia de Funerales preferida de los ===" canos. Se habla espanol actividad. Contamos con magnifica ambw y se sirve con resj PA para el transporte de enfermos. Llame al telefono 4-311: 1020 W. 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