El Sol Newspaper, January 22, 1960, Page 4

PAGINA CUATRO “EL SOL”, VIDA Y HAZAÑAS DE JOAQUIN MURRIETA . . (Viene de la página 3) Arkansaw no estaba falto ni de decisión ni de valor, pe- ro poseía una fuerte dosis de amor propio, de vanidad y cir- cunspección. Al verse en fren- te de una pandilla de hom-| bres superiores a la suya en número y calidad de las ar- mas, comprendió que nada ga- naría si se batía con ellos, que sólo le produciría el negocio algunos balazos o puñaladas, sin esperanza de conseguir el objeto que se propuso. El a- mericano, pues, permanecía callado, cuando Joaquín im- paciente le dijo con tono más agrio que al principio: " —¿Me habéis comprendido, o es preciso que me explique con más claridad? —Poco más o menos, res- pondió Arkansaw llevando a su boca una enorme cantidad de tabaco que acababa de sa- car de su bolsillo, mientras que con una mirada trataba de indagar el parecer de sus compañeros. —Entonces, ¿qué tenéis que responder? ¡Hablad pronto! ¿Quién sois y qué habéis ve- nido a hacer a este valle? —;¡No os incomodéis! Fácil- mente se adivina que sois ex- tranjeros; nuestras costum- bres os son desconocidas; ape- nas dais tiempo para que se os conteste! Yo nunca me a- puro, ni aun cuando mi sopa está en la mesa o alguna lie- bre o perdiz a pocos pasos de mi escopeta. El moverme me cuesta mucho; ya lo veis, me parezco a un buque equipado para hacer a la vela, pero me da mucho trabajo virar. En fin, para abreviar palabras os diré que nuestra presencia en estos lugares se reduce a es- te objeto; nosotros formamos una sociedad de cazadores y actualmente andamos en bus- ca de osos grises y otros ani- Vita-Nalez El Tónico del Día El Mejor Tónico para dar Vida y Salud! Compre usted VITA-NALEZ el compendio de 11 vita- minas y 10 minerales en una sola cápsula. EL TONICO MARAVILLOSO QUE VUELVE LA SALUD Y QUE LE DA NUEVA VIDA. LO ENCUENTRA EN: “EL SOL”, 62 Sur de la Calle Tercera También puede pedirlo por correo a: “EL SOL” P. 0. Box 1448 Phoenix, Arizona Con solo $6.50 obtiene 100 cápsulas de este maravilloso tónico, el Rey de los tónicos que le dará salud y vigor. ye ... La Cerveza mas Grandiosa de América con VERDADERO sabor a Pilsner! 4 Arizona Brewing Company, Inc., Phoenix, Arizona harcorror rr? eee males salvajes. Así como vos- otros no tenéis ningún moti- vo para buscarnos disputas, tampoco lo tenemos nosotros para incomodarnos. He aquí la verdad lisa y llana. A estas palabras, la sorpre- sa y el desprecio aparecieron en el semblante de los demás americanos que acompañaban a Arkansaw. Algunos dejaron escapar sordos murmullos de descontento. Entonces uno de ellos se adelantó hacia Joa- quín y le dijo con acento fir- me: —Estoy persuadido de que os conozco: ¡vos sois Joaquín Murrieta! 0111 Gran combate.— Derrota de los americanos.— Jack Tres- Dedos pelea con Arkansaw.— Valor de éste último.—Se es- capa de las manos de los me- xicanos.—Joaquín se ve en la necesidad de abandonar Arro- yo Cantova. Apenas el americano había acabado de pronunciar el nombre de Joaquín, cuando todos sacaron su revólver. Y comenzó el fuego por ambos lados con gran confusión. Cin- co de los hombres de Joaquín habían caído de sus caballos, y dos de los americanos ha- bían pasado a mejor vida, cuando a una señal de su je- fe, los bandidos se lanzaron sobre el enemigo y trabaron un combate cuerpo a cuerpo, en el cual el valor y la fuerza debían salir vencedores. En medio de los gritos, las im- precaciones y los gemidos, se oía la voz de los jefes que ani- maban y excitaban a sus hombres, al mismo tiempo que combatían con la ferocidad del tigre. Herido, ensangrentado, pe- ro siempre valiente y jamás abatido, Murrieta corría de un lado para otro en medio del tumulto y en todas partes se le veía, y cuando alguno de sus hombres empezaba a des- animarse, él lo animaba y conseguía que saliese victo- rioso de su rival. Sin embargo, los america- nos peleaban de un modo des- esperado. Por un momento tu- vieron ventaja sobre sus ad- versarios; y tal vez hubiesen obtenido la victoria, si el ge- nio invisible que por todas partes acompañaba al jefe mexicano, no hubiese acudido a su socorro y diseminado a| los americanos, que cayeron sobre el huelo húmedo de san- gre. ¡ATENCION!! JOVENES, SENORITAS: to ¿ESTAN USTEDES PROXIMOS A CONTRAER MATRIMONIO? Ordenen sus Participaciones Matrimoniales en: “EL SOL” 62 al Sur de la Calle Tercera (Entre Washington y Jefferson) Phoenix, Arizona En donde además encuentran ustedes, una gran variedad de: e Azahares O Coronas O Velos O Rosarios Libros de Oir Misa. A: Después de haber descar- gado sobre el enemigo el con- tenido de su revólver, Jack Tres-Dedos había tirado el ar- ma a úñi lado y habia comen- zado a hacer uso del puñal, con su ferocidad acostumbra- da. Daba golpes a troche y moche, y algunas veces, ciego por aquella escena de sangre que se ofrecía a su vista, ni siquiera veía a dónde dirigía el golpe, hiriendo a alguno de sus camaradas o a los caba- llos que montaban. Cuando Joaquín, desp u é s de haberse desembarazado de uno de los americanos más obstinados, pudo contemplar con calma el campo de bata- lla, vió que nueve de los su- yos habían encontrado la muerte en el combate. De los enemigos, sólo uno quedaba con vida, y era el. gigantesco y robusto Arkansaw, que lu- chaba desesperadamente con- tra Jack Tres-Dedos. El yan- kee, que era hombre muy for- nido, daba más golpes que re- cibía, lo que contribuía a au- mentar la rabia feroz de Jack. Joaquín y el resto de su cua- drilla, heridos y cubiertos de sangre, y también rendidos de fatiga, permanecieron tran- quilos espectadores de la lu- cha, confiando grandemente en la fuerza y destreza de su camarada, Yendo de un lado a otro con sus caballos cubiertos de espuma, los dos combatientes trataban de acabar la lucha por medio de un ¡golpe mor- tal; se veía que estaban re- sueltos a no abandonar el campo de batalla, hasta que uno de los dos quedase ten- dido en él. De repente, Arkansaw, en- furecido por el dolor que le causaba una terrible herida que acababa de recibir en una pierna, se lanzó con su caba- llo hacia la izquierda de su adversario, y blandiendo su puñal le dió tal cortada en la mejilla, que el mexicano tem- bló sobre su silla. Sus compa- fieros, espantados, acudieron a socorrer a su camarada; pe- ro Jack, volviendo en sí de improviso, con grandes im- precaciones les ordenó que se retiraran. Sin embargo, no lo escucharon, pues estaban de- cididos a impedir un sacrificio inútil, y pensaban acabar con el americano. Este compren- dió que, con todo y su valor, no podría resistir por mucho tiempo a enemigos más fuer- tes que él; así pues, hizo dar una vuelta a su caballo, y lan- zándolo en el camino, huyó rápido como un relámpago, seguido a alguna distancia por su salvaje enemigo, a quien se le había unido Joaquín. Por espacio de cinco millas los dos mexicanos persiguie- ron al yankee; Joaquín se que- dó algo atrás, pero Jack casi llegó a alcanzar al fugitivo. Convencido el primero de que lera materialmente imposible alcanzar a Arkansaw, llamó a Jack, y cuando estuvieron juntos, hicieron dar vuelta a sus caballos y se encamina- ron hacia el cuartel general. Los mexicanos que habían sido heridos durante el com- bate, se hallaban allí también. Algunos de sus camaradas, los más experimentados, se o- cupaban en curarlos del me- jor modo que Podían. Fernan- do y otros individuos habían PI Intensa Lucha... (Viene de Ja Página 3) narcóticas. Ambrose manifestó que Es- tados Unidos, por su parte, ha aumentado el número de sus agentes aduaneros y contra narcóticos en la frontera con México y que “está dispuesto a ir a un programa coopera- tivo de preparación de fun- cionarios de ambos países en- cargados de hacer cumplir las leyes” al respecto. recibido heridas tan graves, que murieron al día siguien- te, lo que aumentaba la pér- dida total de los bandidos has- ta once. Por su parte Joaquín, si bien no había sido herido gra- vemente, en cambio había perdido mucha sangre, lo que le obligó a permanecer en ca- ma por algunos días; durante todo ese tiempo, Clarita no cesó de prodigarle los cuida- dos más atentos. Antonio y Guerra, no menos dichosos que su jefe, encontraban ali- vio a sus males con la asisten- cia que recibían de sus que- ridas; así fué como los tres sanaron de sus heridas antes de que los otros bandidos, me- nos favorecidos por la suerte, entrasen en convalecencia. Joaquín sentía cierta in- quietud al acordarse del in- trépido americano Arkansaw, el único que había sobrevivi- do de los yankees que toma- ron parte en el combate; re- prochábase el haberle dejado escapar, cuando hubiera po- dido matarlo fácilmente de un pistoletazo durante su lucha con Jack Tres-Dedos. Habían transcurrido quince días des- de aquella sangrienta batalla, y si el yankee no había su- cumbido a sus heridas, era de temerse que hubiera levanta- do otra compañía de aventu- reros que nunca faltaban pa- ra una empresa parecida. ¿Quién le impedía reunir las diversas compañías que ha- bía organizadas en el país pa- ra castigar a los bandidos, y una vez todos juntos, dirigir- se a la caza de nuestros hom- bres? Temiendo una eventualidad parecida, Joaquín resolvió a- bandonar, a lo menos por al- gún tiempo, el lugar que ha- bía escogido para su cuartel general. Por medio de esa es- tratagema, decía para sí el jefe, engañaré a mis perse- guidores, quienes encontrado desierto el valle, creerán que hemos vuelto a nuestro país, o bien seguirán buscándonos dividiéndose en cuadrillas, y esparciéndose en varias direc- ciones, lo que habría permi- tido a Joaquín de llevarlas hacia las montañas y allí ani- quilarlas una a una sin expo- nerse a perder su gente. Bajo ese cálculo, los bandidos se dispusieron a salir del valle. Los caballos, de los cuales ha- bía algunos centenares, fue- ron reunidos en partidas y enviados a México custodia- dos por cuatro de los hombres más inteligentes y valientes de la banda de nuestro héroe. Las tiendas de campaña fue- ron plegadas y colocadas so- bre las bestias de carga, como igualmente todo lo que había en el campamento que les pu- diese ser útil. Las mujeres vistieron de viaje, preparán- dose alegremente a atravesar las montañas, los llanos, los senderos y las profundas gar- gantas; iba a comenzar para ellas una serie de fatigas, en que no sólo habría privacio- nes y cansancio, sino que tal vez tendrían que defenderse a menudo contra los osos par- dos y los leones de California. Los heridos, que aun no ha- bían recobrado bien sus fuer- zas, fueron montados en los caballos más mansos, los cua- les de ordinario eran monta- dos por las mujeres. Concluídos que fueron los preparativos, toda la cuadri- lla salió poco a poco del va- lle, componiéndose en aquella época de ciento seis hombres y nueve mujeres. Todos aban- donaron con pena aquel lugar, que quedaba tan triste, pero que muy a menudo había es- tado animadísimo durante la estancia de los bandidos en él. Al frente de su columna marchaba Joaquín, rodeado de sus principales subtenien- tes. Las facciones tan hermo- Viernes 22 de Enero de 1960 Pepito: Romay, a en el terror de las istas, la nueva comedia “PEPITO, AS DEL VOLANTE? “Pepito As del Volante” se exhibe en el Teatro Azteca de esta ciudad hoy viernes y mañana sábado, 22 y 23 de Enero, junto con la hermosa película “Aquí Está Heraclio Bernal”. ATENCION! ATENCION! OFERTA INTRODUCTORIA ! UN SELLO DE GOMA en su caja de METAL con su Nombre y Direccion en 3 Lineas de Tipo. Este sello tiene mil usos, para poner su nombre en documentos, sus libros, su papel de corres- pondencia, sobres, o en cualquier cosa que requiera su nombre y direccion. Se quede cargar en el bolsillo, ya viene entintado y no mancha la ropa. Ordene UD. uno hoy mismo, le ahorrara muchisimo tiempo. Envie solamente $2.00 a RAUL IBARRA, 4471 Jasmine Ave., Culver City, Calif. y a vuelta de correo lo recibira porte pagado. 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Diariamente de 9 a 6 - Martes y Viernes por la noche de 7a 9 sas del jefe habían tomado|que le habían determinado a una expresión de tristeza y de abandonar Arroyo Cantova. gravedad, mientras explicaba (Continuará la a sus hombres los motivos semana próxima)