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Viernes 8 de Enero de 1960 Indicaciones Utiles a las Amas de Casa Para facilitar la limpieza de la casa, conviene prender con un alfiler una bolsa de papel al delantal; ahí se irán va- ciando colillas de cigarros, pa- peles y pequeños desperdicios que se encuentren al hacer la limpieza. Al terminar bastará desprender la bolsa y tirarla a la basura. Es una forma práctica de ahorrar pasos in- útiles. —0— Cuando se hacen huevos re- vueltos conviene añadir una cucharada de pan molido por cada dos huevos. Rinden más y dan un sabor muy agrada- ble al platillo. MORTENSEN - KINGSLEY LA AGENCIA DE FUNERALES PREFERIDA DE LOS MEXICANOS Se atiende con respetuosa actividad. ——— Para dorar mejor las papas espolvoréense con harina. Las papas cocidas y rebanadas al freírlas con harina, toman un bello color dorado y mejoran su sabor. —U— Consérvese en un salero la cáscara de naranja seca y he- cha polvo. Usela para sazonar platos de pollo o de ganso. Les da un sabor especial muy grato. —+ Para conservar fresca y suelta el azúcar, sin que en- (Pasa a la página 4) EL SEÑOR SCHWARTZ DICE: Qué tan bien puede Ud. oir? ¿TIENE USTED DIFICULTAD PARA OIRSE UD. MISMO, OIR A SUS AMIGOS, LA TELE- VISION O LOS SERMONES DE SU IGLESIA? AHORA USTED PUEDE OIR CON SUS PROPIOS ANTEOJOS PARA OIR SIN BOTON EN EL OIDO — SIN CORDONES MOLESTOS. EXAMENES AUDITIVOS GRATIS (DE SUS OIDOS) PAGOS FACILES Y MUY CONVENIENTES. NOSOTROS REPARAMOS TODA CLASE DE APARATOS PARA OIR. SIEMPRE TENEMOS un SURTIDO de BATERIAS FRESCAS ARIZONA HEARING AID CO. 39 OESTE DE LA CALLE ADAMS (ARRIBA) TELEFONO AL 2-4493 Ñ Cuál de Ellas? +e+ooor. A. La Cerveza mas Grandiosa de América con VERDADERO sabor a Pilsner! Arizona Brewing Company, Inc., Phoenix, Arizona IA “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE Vida y Hazanas de Joaquin Murrieta (Continúa de la semana pasada) Derramó abundantes lágri- mas y muy amargas en apa- riencia, por la pérdida del ji- nete y del caballo. ¿Eran tal vez sus gritos y gemidos obra del remordimiento? En tal ca- so, su pesar no duró mucho tiempo. Apenas la pandilla hu- bo llegado al cuartel general, donde todo era alegría, cuan- do la loca muchacha aceptó las ofertas de un bandido jo- ven y atrevido, llamado Ma- nuel Sevalio, que tomó el títu- lo de su tercer marido. Dos días después supo Joa- quín la catástrofe que le pri- vaba de uno de sus hombres, habiendo Fernando destacado en seguida uno de los suyos para que llevasen la noticia al jefe. La cosa pareció muy extraña a Joaquín, En efecto, Cardoza era uno de los mejo- res jinetes de la cuadrilla, y no podía comprender cómo había podido dejar a su caba- llo que se aproximase tanto al precipicio: el accidente de- bía provenir de otra causa y no de una falta de precaución del jinete. Pensando así Joa- quín tomó una docena de sus bandidos, y todos se encami- naron hacia el lugar en que ocurrió el accidente, con el objeto de amortajar el cadá- ver de su desdichado compa- ñero. Los bandidos tomaron un camino distinto del que había seguido Cardoza, pero al fin llegaron al lugar en donde ya- cían juntos el hombre y el ca- ballo. El cadáver de Cardoza fué examinado atentamente; pero se había destrozado de tal modo contra las rocas en su caída, que era imposible distinguir la puñalada que le dió Mariquita. Los bandidos después de haber despojado al! cuerpo de las armas y el di- nero que estaba entre sus ves- tidos, lo enterraron en la are- na, volviéndose muy tristes al cuartel general. Una semana después, Joa- quín, Jack Tres-Dedos, Valen- zuela y la compañía de Fer- nando, que hacían un total de veintiséis hombres, se pusie- ron en marcha para volver a comenzar sus depredaciones enel condado de El Dorado y = ¡en el vecino de Calaveras. No lejos de Mud Springs l [descubrieron una cabaña, so- E |litaria sobre la pendiente de [una colina. Creyéndola deso- | |¡cupada, y pensando que sería = |un lugar excelente para pasar K lla noche, Jack espoleó su ca- ballo, y algunos instantes des- E | pués se halló enfrente de e- lla; abrió la puerta y entró. | | Al revés de lo que los bandi- 3 |dos habían pensado, resultó que la cabaña estaba ocupa- | |da.. Vivía en ella un alemán: Á |una enfermedad grave lo te- nía sujeto en su habitación, y W ¡daba al exterior de ella aque- ji lla apariencia de abandono, de soledad, que había engaña- do a los hombres de Joaquín. Los salteadores llegaron en- frente de la cabaña; entonces Joaquín hizo un signo a Jack Tres-Dedos, quien sacó su pu- ñal y acercándose a la cama, cortó la garganta al pobre en- fermo: después ayudado por dos de sus camaradas, trans- portaron el cadáver afuera de la cabaña, y lo echaron en una quebrada que estaba al pie de la colina. Entonces la compañía tomó posesión de la casa, en la que había provi- siones de todas clases, fraza- das, instrumentos y útiles mi- neros, pipas y tabaco. Una cantidad de tabaco fué em- pleado en la fabricación de ci- garritos; los bandidos fuma- ron durante dos horas, y des- pués cada cual extendió su sa- rape en el suelo, se envolvió en él lo mejor que pudo y se durmió, Al rayar el alba, el jefe des- pachó tres hombres al campo de Mud Springs, con la comi- sión de traer café, mantequi- lla, en una palabra, todo lo necesario para satisfacer el apetito de los hombres que formaban la cuadrilla. Dos horas después uno de los emi- sarios volvió, pero solo, con las manos vacías y muy des- encajado el rostro. —¿A dónde están tus com- pañeros? preguntóle Joaquín —¡Están muertos! respon- dió aquel hombre. —;¡Cómo muertos! —¡Ay! sí, capitán: ¡colga- dos del pescuezo como perros! Apenas llegaron al campo, en- traron en un almacén para hacer la provisión, mientras que yo me hallaba en una can- tina tomando un va so de brandy. Estaba hablando con el propietario de la casa, que es mexicano, cuando oí ruido ofuera. Miro hacia el campo y veo que mis camaradas se encontraban rodeados de cin- co o seis americanos, que les hacían guardar respeto. Uno de ellos afirmaba que conocía a Sebastián por un ladrón de caballos, que en 1850 le ha- bía robado a él mismo una partida de ellos, en el valle de Sacramento, y que habien- do sido preso, se escapó de la cárcel; y en fin, que su com- pañero debía ser ladrón, de otro modo no habrían viajado juntos. Esto fué suficiente pa- ra amotinar a la gente; nues- tros dos camaradas fueron a- rrastrados hacia un árbol y colgados sin ceremonia, mien- tras que yo, ayudado por el mexicano de la cantina, esca- laba una ventana y huía a to- da prisa. —He aquí una historia bien fea, dijo Joaquín; es preciso que nos vayamos de aquí in- mediatamente. Si no fuera porque tengo necesidad de re- unir a mi alrededor a todos los hombres que conozco para poner en ejecución un proyec- to importante, habríamos lle- gado hasta ese campito mise- rable y no hubiéramos dejado ni un americano con cabeza. Pero pueden quedar tranqui- los, algún día obtendrán su recompensa. Vámonos, ami- gos, a caballo y en marcha. En un abrir y cerrar de o- jos todos estuvieron montados y partieron a marchas forza- das. Los bandidos tuvieron buen cuidado de no seguir la línea recta. Después de haber dado vueltas y más vueltas y parándose en diversos luga- res, ya para despojar a algún viajero, ya para refrescar el paladar de los jinetes y apa- gar la sed de los caballos, la cuadrilla llegó a una altura, de aspecto triste y sombrío, situada a cosa de una milla de Salmon Falls. Joaquín en- tonces mandó hacer alto para pasar allí la noche. Este lugar parecía estar dispuesto expresamente por la naturaleza para el uso a que servía momentáneamente. Ro- deado de enormes rocas, Cu- bierto de maleza por todos la- dos, presentaba en el centro un espacio que tendría veinte pies de diámetro, siendo lo más a propósito para efectuar una retirada. XxX Campamento en Salmon-Falls —En donde relata Joaquín de la manera que se escapó de ser preso por el oficial Leary, de Columbia.—Los bandidos vuelven a emprender la mar- cha.—Una compañía de mi- neros.—Jim Boyce.—Joaquín es reconocido.—Lo que sigue de esto. Después de haber puesto los caballos en un lugar se- guro, los bandidos atacaron ¡las provisiones que habían juntado aquel día y luego to- mó su lugar el cigarrito. —Paisanos, dijo Valenzue- la, aquí no se oye hablar de otras cosas que de ahorcados; eso fatiga. Los americanos son unos miserables que no deben morir en el aire, des- de el momento que podemos aniquilarlos al estilo mexica- no. —Es verdad, dijo Carrillo: la colgada no satisface. Pero es la manía de los americanos; se les inculca este principio en la cuna. Es preciso qué cuelguen a alguien o que ellos sean colgados: está en su san- gre. Este pueblo tiene esta manía y nadie es capaz de re- formarlo. —Sea, dijo Jack Tres-De- dos; pero ya que no podemos impedir que ahorquén a nues- tros camaradas, a lo menos podemos pagarles en la mis- ma moneda, ahorcando noso- tros a todos los americanos que caigan en nuestras ma- Fácil de adquirir -— Obtenga Giros sobre Mexico en cualquier oficina del First National Bank. O solicite a su jefe que adquiera uno para uste fu: AL Fácil de remitir — Solamente tiene que Poner el giro dentro de un sobre y remitirlo a su hogar, Fácil de hacer efectivo — Su familia puede cobrar su Giro sobre Mexico en cualquier banco en Mexico. nos. ¡Pero no! este es un mal sistema. Cuando yo mato a alguno, me es indispensable que vea de qué color tiene la sangre. Así, pues, ¡caramba! dejémoslos que cuelguen si es su gusto, y en cambio noso- tros los trataremos con el pu- ñal y el revólver, —Camaradas, repuso Joa- quín a su turno, yo he sufrido más que cualquiera de yoso- tros de esa rabia que anima a los americanos para la colga- da, pues he visto estrangular ante mis ojos a mi pobre her- mano, que no les había hecho ningún daño y en un momen- to que me era imposible sal- varle o castigar a los asesi- nos; pero después he tomado y tomo todavía la revancha. Dejemos a un lado ese triste tema de la conversación y permitidme que os relate una aventura que me pasó, hace algún tiempo, en el condado de Tuolumne. —¡Bravo! ¡bravo! está bue- no, dijeron muchas voces a REMITA DINERO A MEXICO DE LA MANERA MAS SEGURA Y FACIL Con Un Giro Sobre México del First National Bank of Arizona Si es usted un ciudadano mexicano que trabaja en Arizona y desea remitir dinero a su familia en México, asegúrese que éste llega a su destino sin riesgos. 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Entonces pusimos manos a la obra, co- menzando por despojar y ma- tar a los mineros, durante e) día, o bien en compañía, en busca de placeres, o que es- tuviesen trabajando en luga- res solitarios. Llegada la no- che íbamos a depositar en las Casas de juego parte del oro que habíamos adquirido de e- sa manera. Para visitar las mesas de monte, tenía buen cuidado, como podeis imaginaros, de (Pasa a la página 4) A 22 o D ¡ATENCION!! JOVENES, SEÑORITAS: ¿ESTAN USTEDES PROXIMOS A CONTRAER MATRIMONIO? Ordenen sus Participaciones Matrimoniales en: “EL SOL” 62 al Sur de la Calle Tercera (Entre Washington y Jefferson) Phoenix, Arizona En donde además encuentran ustedes, una gran variedad de: e Azahares e Coronas e Velos e Rosarios Libros de Oir Misa.