El Sol Newspaper, December 25, 1959, Page 4

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PAGINA CUATRO “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE VIDA Y HAZAÑAS DE JOAQUIN MURRIETA . . . (Viene de la página 3) brutecidos por el opio y ma- tar media docena con la me- jor comodidad del mundo. _ Mientras saboreaba con an- ticipación el placer que le ofrecía aquella terrible carni- cería, fué turbado en sus re- flexiones por el ruido de pa- sos que se acercaban, mez- clados con el sonido de una voz humana que se ensayaba para cantar algunos fragmen- tos melodiosos a la usanza de los negros de Africa. Cual- quiera, al oír las entonacio- nes del cantante, comprendía perfectamente que su canto era el resultado de numerosas libaciones. Multiplicada la fuerza de sus pulmones con la energía de la bebida, el viajero después de haber en- tonado/ Jim Crow, saltó sin pararse la Possum up a gum tree; después cantó el Coal- black Rose. Luego ensayóse silvando el Yankee Doodle y la famosa tonada Aul Lang Lyne; pero no pudiendo ento- narse, se libró con energía a una música compuesta de can- to, gritos, chillidos prolonga- dos y agudos silbidos. Esta melodía de un género nuevo, aunque intraducible en ningún idioma, puede sin em- bargo indicarse de otra ma- nera (las combinaciones se de- jan a la voluntad imaginaria más o menos fantástica del lector). ¡Oh Su (hic) ¡sanah! dont you cry (hic) for me I'm goin to Cal (hic) fornia with—ho- roo! —I don't care a cus for nothing—;Ki yil ¡yow! Hoo— raw por Jackson—¡hoop hey! —¡Hola! ¡viejo camarada! añadió el viajero parándose de repente, o mejor dicho, ensa- yando a pararse délante del mexicano. ¡Hola, hola! ¿Qué haces aquí, eh? Ven a tomar un trago. ¿Qué? ¿qué signi- fica esto? ¿No quieres? En- *X 1448 P.O. Bo “EL SOL”, 62 Sur de | tonces vete al infierno. Y aulláando de tal modo que debió oírse a cinco millas a la redonda, siguió su marcha describiendo curvas que era un contento y volviendo a en- tonar su interrumpida can- ción. Hallábase a algunos me- tros de distancia de donde es- taba Jack, cuando éste se lan- zó sobre él de improviso, y antes de que pudiese pronun- ciar una palabra, le dió va- rios puñetazos en la garganta que, dislocándole la nuca, lo dejaron muerto en el acto. El asesino entonces empezó a re- gistrar apresuradamente el cadáver de su víctima. Des- pués de apoderarse de un cin- to de cuero cuyo contenido en oro en polvo y monedas de plata era de unos tres mil pe- sos, Jack Tres-Dedos tomó más que de prisa el camino del cuartel general. Lo pri- mero que hizo al llegar fué echarse sobre su cama, “a fin de dormir, o tal vez de pensar en alguna nueva fechoría”. Cuatro o cinco horas des- pués, Joaquín y Valenzuela entraron, más bien dicho, se lanzaron en su cabaña. En se- guida el primero se avalanzó hacia Jack, y sacudiéndolo violentamente le despertó. —¿Qué hay de nuevo? dijo medio soñoliento poniéndose de pie. —El cadáver de un hombre acababa de ser encontrado en el camino, dijo Joaquín y, se- gún la riaturaleza de sus he- ridas, he sacado en limpio que únicamente vos debeis ser el asesino. e. —-¿Estáis seguro de ello? —;¡Oh! muy seguro, Es ex- cusado que nos lo neguéis. ¿Pero sabéis a quién habéis matado? —No por cierto, respóndió García de una manera muy humilde; y confieso que no me he inquietado para indagarlo. YA QUEDAN MUY ¡Apurese! a Comprar el: Libro de la Vida de PEDRO INFANTE Datos Biográficos de su Vida Artistica y Amorasa sccscocccccocooso Mustrado con Fotografías en cada Página. .ooooooooooooooo El Mejor Retrato del Querido Idolo en la Portada. ES LA VIDA DE PEDRO INFANTE, ARTISTICA, AMOROSA Y DE SU HOGAR. ADEMAS ADJUNTO EL CANCIONERO DE “EL SOL”. CON LAS CANCIONES MAS MODERNAS — TODAS LAS CANCIONES NUEVAS LAS ENCUENTRA EN ESTE LIBRO — NO HAY OTRO CANCIONERO MAS He pensado que podríais ne- cesitar. algún dinero, y salí en busca de esa caza. Tengo el honor de presentaros el pro- ducto de ella; tomad lo que queráis. —Bien, Jack, dijo el jefe sopesando el cinto de cuero que le presentaba García: es verdad que hay aquí una lin- da -suma y que llega muy a tiempo, pues la falta de dine- ro comenzaba a dejarse sen- tir. La desgracia es que el propietario de ella, según pienso, no era otro que uno de los dos mineros a quien he- mos comprado esta cabaña, y como su socio está actualmen- te en Sonora, podría muy bien suceder que este último con- tase los detalles de la adqui- sición de esta casucha e hi- ciese recaer las sospechas so- bre nosotros. —En tal caso, ¿qué es lo que pensáis hacer? dijo Jack. Permaneceré en estos con- tornos uno o dos días cuando más, mientras que vos y Va- lenzuela os dirigís apresura- damente a Stockton. Clarita y Mariquita han salido ya con Cardoza, y probablemente vo- sotros las alcanzareis antes de que hayan llegado a la ciudad. —Lo mejor que hay que hacer, dijo Valenzuela, es sa- lir todos juntos. ¡En marcha, pues! En pocos minutos estuvie- ron ensillados los caballos. Y Jack Dedos y Valenzue- la se lanzaron a galope en di- rección a Stockton; Joaquín se encaminó lentamente hacia Sonora. Iba a despuntar la aurora, y todavía las casas de juego estaban llenas de mineros y jugadores de profesión: todos hablaban acaloradamente so- bre el último asesinato, mos- trando su firme determinación de linchar al asesino en se- MODERNO EN NINGUNA OTRA PARTE! PIDA USTED SU LIBRO DE PEDRO INFANTE HOY MISMO! SI LO HACE POR CORREO, ASI: ooonocooacconorao» *“EL SOL” MANDE USTED $1.00, O PIDALO POR C. 0. D. HAGA SU PEDIDO LUEGO, ANTES QUE SE AGOTE. Teléfono AL 3-4948 Phoenix POCOS Phoenix, Joaquín bajó de su caballo y entró tranquilamente en u- na casa de juego, con la capa echada al hombro, al estilo mexicano, Primero saludó con una ligera inclinación de ca- beza a algunos de sus compa- triotas, y luego tomó una si- lla y fué a sentarse en una esquina de la sala, cerca de la puerta. Se hablaba mucho entre los grupos de la brutalidad del asesino del borracho, que se había complacido en inferir un sin número de heridas a su víctima, cuando una sola habría bastado para acabar- lo. Bajo esta forma se repe- tían los juramentos protestan- do que el asesino no escapa- ría a la venganza popular. —No me sorprendería en lo más mínimo, dijo de repente un hombre de fisonomía sal- vaje, golpeando con su grue- sa y robusta mano el mostra- dor, que esos mexicanos tu- vieran parte en el asesinato le nuestro camarada. —¿Qué mexicanos? dijo u-' no de los jugadores. —¡Vaya una pregunta! ¡Los que compraron el claim a la orilla del agua! ¿Por qué lo han comprado? Lo ignoro, y no tengo interés en saberlo. Los "Platillos... (Viene de Ja Página 3) nido que desmentirla. Admitamos que, en efecto, Norte América nada sabe de las extrañas naves, ¿cabe la posibilidad que otra nación las haya construido y las esté en- sayando. La única que podría hacerlo y ocultar su fabrica- ción a los Estados Unidos se- ría Rusia. ¿Son los platillos voladores una invención rusa? En estos tiempos de satéli- tes y de proyectiles teledirigi- dos hacia la Luna, aún se si- gue investigando. *x . E ES S S Arizona | i : j guida que fuese encontrado. ¡Pero lo cierto es, que nunca han trabajado, ni siquiera una hora. Han pasado el tiempo, desde que allí viven, paseán- dose a caballo, alrededor de la ciudad, jugando al monte, cantando y riendo, con los bol- sillos. siempre bien provistos ANECDOTA DE UN APRENDIZ A los catorce años empezó a sentir en su espíritu la am- bición del hombre que se siente capaz de vencer al mun- do con sus solas fuerzas. Fué en esta época cuando Franklin empezó a escribir. Algunos amigos de su her- mano James solían aprove- Ccharse de la imprenta de éste para editar poesías o peque- ños trabajos literarios que e- llos mismos componían. Como tuvieron éxito en sus prime- ras publicaciones, convencie- ron a James para que editara un periódico. El periódico fué un éxito. Benjamín intentó publicar algunas pequeñas composiciones en las que so- lía distraerse y que él juzga- ba de mérito, pero fué acogi- do con burlas por los amigos de su hermano. En vista de ello, Benjamín adoptó un nuevo sistema: es- cribió unos artículos firmados con pseudónimo y los deposi- tó en la imprenta, echándolos de noche 'por debajo de la puerta. “Mi hermano los halló por la mañana —nos cuenta Fran- klin— y cuando sus amigos llegaron a la Redacción, como de costumbre, se los mostró. Los leyeron y los comentaron ante mí y experimenté el ex- quisito placer de oír que los aprobaban y que, al hacer conjeturas acerca de la iden- tidad del autor, sólo nombra- ban a las personas que se dis- tinguían en la comunidad por ? |su ingenio o ilustración. Aho- 7 |ra supongo que fuí demasiado * ¡afortunado con mis jueces, o y | quizás no eran realmente tan $ | buenos como yo los conside- * |raba entonces. “Sin embargo, escribí y en- vié a la imprenta, de la mis- |Mma manera, varios artículos 3 | más, que fueron igualmente 7 |¡aprobados. Guardé mi secreto z | hasta que se agotaron las es- z ¡casas reservas de humor que z [tenía para llevar a cabo tales + | hechos, 3 | verdad. ¿ |mento comencé a ser tenido ¿|un poco más en cuenta por $ |los amigos de mi hermano. A ? |él no le agradó, porque supo- z |[nía, quizás con razón, que ello z ¡contribuiría a envanecerme ¿ |excesivamente. Y es proba- entonces revelé la partir de este mo- A ble que su actitud fuera una de las causas de los desacuer- dos que comenzaron a surgir entre nosotros por aquel tiem- po. A pesar de ser mi herma- no, consideraba que él era el patrón y yo un aprendiz y yo pensaba que me humillaba de- masiado al tratarme así, por- que esperaba una mayor in- dulgencia por parte de mi her- mano.... Yo consideraba mi a- prendizaje muy desagradable y esperaba que se presentara alguna oportunidad para a- bandonarlo”. Poco después, en vista de que su vida no se desarrolla- ba por los cauces que él con- sideraba convenientes, Benja- mín decidió abandonar Boston y dirigirse a Nueva York, en busca de trabajo. “Así —cuenta—, vendí al- gunos libros para procurarme un poco de dinero, me embar- qué secretamente, y como tu- vimos un viento favorable, en tres días me hallé en Nueva York, a casi 300 millas de distancia de mi hogar. Era un muchacho de diecisiete a- ños, no conocía a nadie ni po- seía recomendaciones, y sólo tenía unas pocas monedas en el bolsillo”. Viernes 25 de Diciembre de 1959 de oro. —¡Qué el diablo me lleve! es muy cierto, dijo un tercer interlocutor, cuya flaquedad y pequeñez formaban contraste con la estatura y lo grueso del otro. Es muy cierto, sí, muy cierto. Y no hay modo de sa- ber dónde pescan tanto oro esos mexicanos de Satanás. Pero el hecho es que sus bol- sillos jamás están vacíos. —¡Voto al chápiro! excla- mó el primero que había ha- blado; mirad por aquel lado, John.... Quiero que me ahor- quen si aquel que está allí en- frente no es uno de ellos. Y señalaba con el dedo a Joaquín. —Sí lo es: es tan seguro eso como que vos estáis aquí. Os juro que si él entendiese yan- kee, ya le habrían entrado ca- losfríos. Me parece que su piel me pertenece, y por lo mismo pienso ahorcarlo. ATENCION! "Joaquín 'no había perdido ni una sola palabra de esta conversación, pero se mantu- vo tranquilo e impasible has- ta el final de ella, y cuando el americano se lanzó sobre él y con su pesada mano lo tomó de la espalda diciéndole: —¡Creo que te tengo bien, mi camarada! Joaquín se contentó con sonreirse, y se levantó, en a- pariencia con la mejor volun- tad del mundo. Antes que la sonrisa se hubiera apagado de sus labios, ya había dado un violento golpe al america- no con el mango de su revól- ver, que lo dejó tendido en el suelo. Dé un salto Joaquín se pu: so fuera del salón y un se- gundo después huía rápida- mente hacia Stockton, monta- do en su caballo. (Continuará la semana próxima) ATENCION! OFERTA INTRODUCTORIA ! UN SELLO DE GOMA en su caja de METAL con su Nombre y Direccion en 3 Lineas de Tipo. Este sello tiene mil usos, para poner su nombre en documentos, sus libros, su papel de corres- pondencia, sobres, o en cualquier cosa que requiera su nombre y direccion. Se quede cargar en el bolsillo, ya viene entintado y no mancha la ropa. Ordene UD. uno hoy mismo, le ahorrara muchisimo tiempo. Envie solamente $2.00 a RAUL IBARRA, 4471 Jasmine Ave., Culver City, Calif. y a vuelta de correo lo recibira porte pagado. EL SEÑOR SCHWARTZ DICE: Qué tan bien puede Ud, oir? ¿TIENE USTED DIFICULTAD PARA OIRSE UD. MISMO, OIR A SUS AMIGOS, LA TELE- VISION O LOS SERMONES DE SU IGLESIA? AHORA USTED PUEDE OIR CON SUS PROPIOS ANTEOJOS PARA OIR SIN BOTON EN EL OIDO — SIN CORDONES MOLESTOS. EXAMENES AUDITIVOS GRATIS (DE SUS OIDOS) PAGOS FACILES Y MUY CONVENIENTES. NOSOTROS REPARAMOS TODA CLASE DE APARATOS PARA OIR. 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