El Sol Newspaper, January 30, 1959, Page 3

Viernes 30 de Enero de 1959. ESTOMAGO - Martes noche: ULCERAS VESICULA BILIAR - HIGADO de 2:00 a 3:00 P. M. LA AGENCIA DE FUNERALES PREFERIDA DE LOS MEXICANOS Se atiende con respetuosa actividad. Cuál de Ellas? Az. La Cerveza mas Grandiosa de América con VERDADERO sabor a Pilsner! Arizona Brewing Company, Inc., Phoenix, Arizona Y progrese con el VALLEY NATIONAL Viernes la e 7:00 29:00 “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE Vida y Hazanas de Pancho Villa Por el Ingeniero ELIAS L. TORRES, p (primer gestor para la rendición del guerrillero del norte) |1£ regaba al paso de la gra-|ro y no hubo más remedio que (Este magnífico libro que trata de la vida, muerte y hazañas | PUSCa de sus hermanos, de Pancho Villa, está de venta en “EL SOL”, 62 S. 3rd. St.) AL LECTOR Desde hace tiempo nuestros lectores venían pidiéndonos u- na obra sobre la vida y haza- ñas de Pancho Villa, pero tro- pezábamos con la dificultad de elegir quien la escribiera porque la mayor parte de los escritores de las andanzas del célebre guerrillero lo han he- cho por referencias y en mu- chas ocasiones por simple i- maginación, y nosotros dese. ábamos presentar a nuestros lectores datos verídicos, de primera mano, sin fantasías ni elucubraciones perjudicia- les a la verdad histórica. Sabíamos además que el ú- nico verdaderamente capaci- tado para escribir una obra histórica sobre Villa es el in- geniero Elías L. Torres por- que él convivió con el guerre- ro una gran temporada en la hacienda de Canutillo y tuvo ocasión de oír de sus propios labios el relato de muchas de sus hazañas; porque Villa era muy afecto a contar episodios de su vida, aun los más trucu- lentos; de manera que duran- te las comidas, en los paseos a caballo por la enorme ha- cienda o al caer la tarde en las azoteas de la iglesia colonial de la finca, el ingeniero Torres iba captando los episodios de la azarosa vida del sin par re- volucionario. De ahí que ele- gimos a él para que los escri- biera. - Además el ingeniero Torres, cultísimo escritor, se ha dis- tinguido siempre por la fluidez y belleza de su lenguaje lo que unido a la veracidad de lo que relata lo amerita para escribir la obra que ahora presenta- mos a nuestros lectores los cuales, estamos seguros de e- llo, saborearán con deleite de la primera a la última página. Sabido es que el ingeniero Torres logró por la vía de la persuación lo que no habían podido todas las tropas fede. rales en tiempo de don Venus- tiano Carranza, ni las que lan- zó en su contra el triunvirato de Agua Prieta: la pacifica- ción de Villa. El obtuvo que el inquieto y terrible revolucio- nario depusiera las armas y se retirara a la hacienda de ca- nutillo a dedicarse de lleno a la agricultura. En esta obra se publica por primera vez cómo se realizó esta magna labor que cimentó la paz en el norte de la Repú- blica, porque la modestia del ingeniero Torres le había im- pedido hacer un relato exacto y completo, de esa atrevida hazaña, teniéndose conoci- miento de ella en fragmentos; pero nunca completa, con to- dos sus detalles como la halla- rá el lector en las páginas de este libro, Esperamos que los lectores rretas por lentos y pesados bueyes, conduciendo a las cer- canías de las trojes, para ser trillada, la semilla, en rama todavía. En todos los ranchos pertenecientes a ese famoso latifundio, la actividad de los labradores era febril y las mu- chachas de esos lugares atra- vesaban los campos de oro lle- vando el almuerzo cotidiano a los hombres de su familia. En uno de esos ranchos, lla- mado El Guajito vivían Agus- tín Arango, su esposa María Micaela Arámbula y sus hijos, Doroteo, Antonio, Martina, Hipólito y Anita. El primero que contaba por aquellos días diecisiete años de edad, por- que había nacido en Río Gran- de, de la municipalidad de San Juan del Río, el cinco de junio de 1878 tenía unos cuantos meses de haber salido de la cárcel y era un muchacho ro- busto y trabajador que se im- ponía entre. los demás labrie- gos y era incansable en las la- bores del campo. En aquellos tiempos, dos o tres años antes, había apare- cido por el distrito de Acatlán una partida de abigeos que co- mandaba un tal Ignacio Pa- rra, la cual caía de sorpresa sobre las haciendas y cargaba con los caballos o vacas que encontraba a mano y huía con ellas, para perderse en las in. trincadas serranías de aquella maravillosa tierra. El negocio era productivo y por lo tanto la partida aumentaba, espe- cialmente con aquellos indivi- duos que tenían cuentas pen- dientes con la justicia; y que era para ellos más seguro an- dar en esas cosas que vivir en los poblados. Uno de esos individuos era un tal Francisco Benitez, ami- go de Doroteo, quien después de una reyerta callejera tuvo que huir, llevándose en calidad de invitado a éste porque co- nocía su bravura y resolución. Juntos anduvieron asaltando aquí, y asaltando allá hasta que la famosa “Acordada” co- mo se llamaba a la policía ru- ral, logró abatirlos aprehen- diendo a varios, entre otros a Benítez, quien desde luego fué fusilado y a Doroteo que in- gresó a la cárcel, Se encargó de su defensa un hacendado de los contornos llamado Pa- blo Valenzuela, pariente del malogrado escritor y revolu- cionario Clodoveo Valenzuela que por varios años fué alcai- de de la cárcel de Belem y que no hace mucho, desgraciada- mente, pagó su tributo a la madre tierra. Por la influen- cia de aquél hombre y por su dinero fué Doroteo reintegra. do a la sociedad, entrando de nuevo a prestar sus servicios en Santa Isabel de Berros. Allí mandaba algunas de las morosos, puesto que un díaj¡bligar al galán a desposarse llegó llorosa a su casa y toda|con su hija; menos contempla- espantada, enterándose a poco|tivo, en unas cuantas frases la mamá de que uno de los|salpimentadas, le puso el si- trabajadores, algunos afirman|guiente dilema: que fué el mayordomo de la| —;¡O te casas con mi her- hechos, las frases amorosas,| El culpable rehuía lo prime- ciosa labriega, cuando iba en|aceptar lo segundo: un tiro le cegó la vida; y como ya había Aquello es cosa seria en la| Doroteo comido el agrio pan frontera y en todas partes, se-|de la prisión, optó por huir an- guramente, de modo que en-|tes que lo agarraran y atrave- terado del caso, en última ins. |[sando los cerros cercanos, si- tancia, Doroteo, cuando la|guiendo veredas desconocidas, madre había fracasado en o-'fué a dar a los escondites de PAGINA TRES Ignacio Parra y aumentó con su persona el número de los adeptos, aconsejándoles ale- jarse de aquellos contornos porque les seguía la pista, y muy cerca, la Acordada in- cansable. Allí conoció a Tomás Urbi- na, a Manuel Vaca Valles y al auténtico Francisco Villa, por haberse unido los tres a los hombres que seguían a Parra, engrosando así la partida que llegó a ser muy temida por aquellos lugares, a grado tal que se destacaron en su perse- (Pasa a la página 4) | | | P | | escribir dichos; nada que comprar. tl tarde. Unase usted al buen humor ; durante el “Tiempo de Primavera en Enero” mediante su tienda de compras de implementos! ; 343 Vea los modelos más nuevos cuando usted llene su de entrada al “Tiempo de Primavera en Enero!! ARIZONA | | | | | | | RUE es excitante... es divertido, es $ Primavera - Enero Un Regaderazo de Sábanas y de Fundas a los Ganadores. Sea usted uno de los 354 ganadores de estas hermosas sábanas y fundas floreadas de la mejor calidad de percal. Pida usted un blanco de entrada en su tienda de implementos. Nada de Solamente llene el blanco para entrar. 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TELEFONO: YE 7-5322 (Entre Washington y Jefferson) Phoenix, Arizona En donde además encuentran ustedes, una gran variedad de: e Azahares O Coronas O Velos O Rosarios vasta propiedad rural, cono-|había desarrollado de esplén- , á á O Libros de Oir Misa. cida con el nombre de Santa|dida manera y no le faltaban Isabel de Barros, en el muni-|piropos de los labriegos al ver- cipio de Acatlán, en el Esta-|la atravesar llevando en lim- do de Durango, se encontraba|pia canasta, cubierta de albe- en plena actividad. La cosecha|ante servilleta, el almuerzo a del trigo había sido enorme y |sus hermanos Doroteo y Anto- por todas partes cruzaban ca-|nio; y ella no era menos sen- rros tirados por caballos y ca.|sible a aquellos escarceos a-