El Sol Newspaper, November 21, 1958, Page 3

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Viernes 21 de Noviembre de 1958 Don Alfonso Yanez| Aquí está don Alfonso de la casa de Yanez, azote de los truhanes y de los arguenderos que presumen de fieros. Ni por pago o propinas Quería ver sus vecinas, prometió ser buen niño y, aún siendo lampiño, fué fiel a cuanto dijo y con la cruz bendijo. No se murió por malo ni tampoco por bueno, murió con el veneno que ponía a las copitas en sus travesuritas; a quienes las bebían les daba vuelta todo cuanto poder veían; pero la muerte dijo: no atontes a la gente, para que entiendas vente, como castigo voy a ponerte desde hoy en esta fosa obscura, muchachito travieso, vas a volverte hueso. Y si fuiste tenorio, te vas al purgatorio; si no fuiste canelo, ni hablar vuelas al peloelol mor El Noble Luisito Flores En esta fosa está el querido Luisito, colorado y gordito y, un poco refrito. Lo trajeron volando en un avión sin alas, todo lleno de galas, estaba lloviznando. Pero la muerte dijo: se los traigo al panteón, porque ha sembrado mucho, muchísimo algodón, y luego las loqueras, y miles de carreras; anda que no se aguanta con las algodoneras, digo las pizcadoras, que son encantadoras; y, este niño quieto como lo ven a- solas, hacía el amor a todas, se ponía muy locuaz y les rayaba más, y les bailaba el ojo, y se ponía muy rojo, y las pizcadorcitas, como son jovencitas, le pelaban los dientes sin ver inconvenientes. Y de noche Luisito, este niño gordito, corría cual venadito, y por eso está aquí, que yo misma lo ví, muy metido en el coche haciendo veinte gracias en una misma noche. Ahora me lo cuidan, aunque parece pisto, se la pasa de listo, . y si nos descuidamos, el mismo día de hoy lo vemos en Eloy. “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE Don Vicente -- Canalez ¿Qué a dónde “va la gente? a donde va Vicente, y más que no sé qué, mas al panteón no fué, ni sus buenos amigos, para no ser testigos de que bien hecho rollo lo metieron al ollo, sin que dijera pio, cuando hacía tanto frío como intensa humedad, ¡sin que de él tuvieran tantita caridad! Habiendo sido él tan bueno y generoso, no conoció la hiel, era muy bondadoso; pero quiso a Ramona, y cuando ella murió se ponía cada mona, que al fin se consumió. quedó puro huesito, cuando era gordito. Y sin tener razón lo trajeron de noche, y sin un tón ni són con silencio y tristura, lo metieron de noche en esta sepultura. Está dormido en paz, pues ya no quiere más, y si quisiera un día: Doctor Carlos Greth Aquí yace don Carlos y mucha gente llora, por lo bien que cantaba el querido Sonora. Es cosa natural que recuerdo dejara quien tanto se inspiraba tocando la guitarra. Era también muy gente y buen profesionista, magnífico doctor y consumado artista. Don Gabriel Peraalta Este señor no era pera, y si era, no era alta, era finísima gente tan bondadoso y prudente como los hombres de antaño, sin ser tampoco ermitaño. Para hablar de don Gabriel había que tratarlo a él, saber de su educación y su noble corazón. A toda costa quería establecer una feria, por ello le dió difteria, pero lo alivió la ciencia y, ya en la convalecencia se puso a cantar La Tosca; algo se le hizo rosca en su enfermiza garganta, y como todo el que canta, se murió del corazón y vino a dar al panteón. Todos los días tiene flores que traen mujeres hermosas, quienes confiesan de lleno: ¡don Gabrie, fue hombre BUENO! Doctor Adalberto Hernández Alvarez Es médico muy completo, caballeroso y muy noble, en su profesión es fuerte como si fuera de roble. En Phoenix es muy querido por su eficaz competencia, porque es fino, sincero, y muy pegado a la ciencia. Ahora yace en este panteón, en donde todo es quietud! - Don Seferino Balderas En esta fosa tan fea reposa don Selerino, muy rodeado de braceros contentos y bullangueros, quienes con mariachi fino cantaban las mañanitas que cantaba el Rey David, mientras que don Selerino les decía: ¡abrid, abrid! porque es día de mi santo; mas los braceros decían: la cosa no es “pa” tanto, duérmase hay muy en paz, que lo queremos de más y, a su salud patroncito, tomamos este- vinito; ya lo viene a ver Cantinflas, viene rodeado de ninfas. %Henos aquí nuevamente en estas tierras del “SOL”, de las palmas y los cactus que dan en invierno flor. De pronto, luego supimos lo del día dos del presente, del panteón y sus escenas entre nuestra buena gente. Contaremos lo que hubo en el gran panteón de El Sol, advirtiendo que es todo asunto de buen humor. MEDITACIONES La muerte es calavera dice la tristeza humana, más la muerte mexicana es mucho muy bullanguera. Empieza su lagrimón con la guitarra sonora y, es feliz, platicadora, amante del vacilón. Se vacila a todo el mundo tomándose su traguito, pues luego baila jarabe, con las faldas al huesito. Trae rebozo de bolita sus enaguas de percal, hace su mole de ollita y tortillas al comal. Se vale de San Miguel para usar un mal vocablo, y con guaraches de miel sale a perseguir al diablo. Muerte de azucar y barro que a los dados nunca pierde, pañuelo para el catarro y sabor de chile verde. Muerte de purito hueso en tortitas de nopal, con su huevo, con su queso y mojadas en mezcal, Se saborea en el comer, mucho más en el cantar: tacos, guitarra y mujeres son armas para bailar. Un reportero de EL. SOL la entrevistó el día de muertos y como le dió sotol, la vió con brazos abiertos. Dijo: vengo del montón que nada sabe de llanto, por eso bailo -danzón, en este día de mi santo. ¡Fuera pelos del tamal, cuidado con ningunearme, yo conozco mi mezcal y me cuido del gendarme! A veces mirando al cielo quisiera ser una estrella, pero como yo las huelo sé que me avientan por fella. Con una poca de sal no me compran por un peso, no se enojen, está mal pelear con el puro hueso. Por lo visto, en el panteón, veo que no todos están, están todos los que son pero sin un capitán. Ya regreso a lo que soy, adios, y portense bien, tengan presente que hoy será mañana también. Tal como ahora me ven, quieran o no se verán, así consulten a cien, ¡Como yo se quedarán! Una vez dicha tal cosa, nuestra muerte se perdió, de manera muy pasmosa pronto se nos esfumó. Nosotros damos ahora juguetona relación, de lo que un ave canora pudo ver en el panteón. Por supuesto mencionamos a los amigos sinceros, a los que, por lo que valen no se ponen pendencieros. e ” PAGINA TRES a LAS CALAVERAS DE “EL SOL” Don Miguel H. Duarte Reposa aquí Miguelito, era muy buen muchachito, además, algo riquillo, tenía cuarenta ranchitos alrededor de Hermosillo. No le gustaban las viejas, porque parecen abejas, pero algo las jovencitas un poquitillo tiernitas, les daba su bacanora de su propia cantinflora, y las llevaba a pasear en tiempo de carnaval... Pero tropezó con una que le dijo: quiero verte a las cinco de la tarde, y fué por no ser cobarde, pero ésa, era la muerte, quien le dijo: Miguelito, fuiste mucho muy ladino mas conmigo no hay padrino y nada vale tu lana, prepárate, que mañana vas a parar al panteón por tu mucho vacilón. Se te ha llegado tu día y conmigo: no hay tu tía. Lo sentimos en el alma y si es que resucita, ¡que disfrute de su lana, eso es lo que necesita! Don Rogelio Yanez Aquí tienen un amigo muy afecto a comer higo. quería las cosas muy claras y buscándolas topó con una flor muy clarita que pronto lo asilenció, y por cierto para siempre, pues ya no suena ni truena. Mas nos dicen a la buena que ahora se ha dedicado al estudio muy profundo de la relatividad, teniendo final rotundo, pues el Roy hace mil cifras y queda frío como hielo, porque sale pelo a pelo, y después de tanto pelo, en la cabeza, ¡naranjas!, por lo que él mismo dijo: ya no brinco tantas zanjas sale sobrando el esmero, y ya no vivo: ¡me muero! y para pronto murió. ¡Ni de muerto tuvo pelo, pero eso sí, su alma pura, voló derechito al cielo! Don Arturo Vanharen Sr. Aquí yace un caballero que fue siempre sincero, y real buen amigo; mas comia mucho trigo hecho torta esponjosa y, de la más linda rosa apuró toda la miel, muy confiado en San Miguel, quien descuidóse un día, y la parca presurosa le dijo: mi criaturita: yo soy una “pilmami”, y véngase con su “mami”, y se lo trajo al panteón, mientras todas las campanas le hacían su tolón, tolón. Don Gustavo Rodríguez Aquí está don Gus Rodríguez, quien se murió de tiricia, sin. que juzguen avaricia lo mucho que trabajaba! lo hacía por remordimiento, pues se salió del convento cuando joven estudiaba. Después todo fue de bailes, todas las noches bailaba y la muerte dijo: ¡nones! me tienes muy enojada porque comes polvorones, te voy a dar tu paseada y, se lo trajo al panteón, pero le dió su botella del más refinado “ron”, y le dijo: señor don, acuéstese usted con ella. y colorín colorado, aquí se vive, acostado! Don Pedro Guerrero Este sí era guerrero, por eso está difuntito, era mátalas callando, y que nadie sabe cuando, y que no se haga ruido; pero en el primer descuido y como todo cupido, se cargó con la “ROSITA”, tan linda como gordita. Se la llevó hasta La Meza y la metió de burguesa, cuando muy bien lo sabía que la fuerza de “ROSITA”, era sólo CHILERIA. Siempre fue rete ladino y daba pincel, refino; luego se metió a burgués de la cabeza a los pies. Mas aún así, muy rico, y muy lijero de pico, siempre fue muy buen amigo, no se merecía el castigo que nuestra muerte le dió; pero es que la pintó, y la hizo rete fea, por lo que sin un veremos lo puso sobre zalea y se lo trajo al panteón enredado en un colchón. Y lo metió en esta fosa y le puso recia loza, y le dijo: mi Pedrito, hay te quedas por ser feo! Don Refugio Alcocr. ¿Que era un caballero? nadie sus virtudes niega, y nadie duda de que, era hombre de talega; que tenía sus buenas jolas y también escapaditas en la historia de su vida, y que mucho, mucho, mucho, le gustaban las changuitas, bien tiernas para la brida; ¿Quién puede con las bonitas?. El les bailaba los ojos aunque los tuviera rojos, ellas bailaban cha, cha, y catapún, catapá. 4 ¿Quién es el que se resiste con criaturas tempraneras? Don Cuco ha sido gallo de las mejores galleras. la muerte lo levantó por quitarlo de los riesgos, pues ya lo andaba siguiendo una docena de suegros. Aquí dice que la tierra se le hace poco leve, que de día toma White Horss | y de noche toma nieve. - - LA TUMBA DEL CHARRO NEGRO - - La fosa más concurrida era la de nuestro Charro Negro, había como treinta viejas y tan sólo, un solo suegro. No tenía túmulo aún, pues falleció el veintitrés del pasado mes de octubre, de noche, como a las diez. Las viejas hablaban mucho, como cotorras quemadas, hacían como que lloraban mucho muy desesperadas. Unas le decían: ¡ay, ay!, muerto aliado de Confucio, nos hizo el amor a. cuatro ya completamente rucio, Otras le decían: ¿viejito, por qué te difunturriates cuando todavía jugabas a caballo sobre otates? Otras decían: tú tenías una lengua muy grandota, cuando hablabas parecías la misma “Mamá Carlota”. Cierto amigón le decía: Charro de caballo y reata, no sé porqué decidiste estirar tamaña pata, Fuiste perínclito charro, no se olvidarán tus piales, aunque jamás de lo charro te ganaste cuatro reales. Cuando usabas tu sombrero “bordado de oro y plata”, consideré muy impropio que anduvieras con mi gata. No lloren tanto señoras: dijo recio el solo suegro, lo necesario es saber, ¿cómo murió el Charro Negro? La Tecla dijo: yo creo que murió del corazón, porque siempre me decía: ¡se me carga tu pasión! Y yo nunca supe cómo aliviarlo de tal carga, si algo le hubiese hecho mi Charro Negro se larga. La Rosa dijo: ¡naranjas! al Charro me lo empacharon, yo Je hice muchas cosas y toditas me fallaron. Lo digo porque tenía el ombligo hecho nudazo, y no lo van a creer, bien pegado al espinazo. “La Tortuga” dijo, niguas, el Charro murió de asfixia, de lo mucho que me quizo le sobrevino tiricia. Yo traté de distraerlo con el “pico mendorico”, pero se me puso gacho y clavó su lindo pico. ¡Ah que viejas tan voladas dijo doña Timotea! yo sí les puedo decir por qué tiró. la zalea. Le gustaba mucho, mucho, comer carne de pichón, y por merendar ternuras vino a parar al panteón. ¡Mas brincó Mamá Carlota diciendo: son deslenguadas! mi Charro murió de susto, viejas locas, mal habladas. Me dijo: querida honey voy a comprarte tu “dona”, pero llevó el gran sustazo cuando le habló la Llorona. Le dijo: Charrito lindo, anhelo tu corazón, y si no me das tú amor vas a parar al panteón. Mi “honey” corrió a la casa, al llegar se demudó, se tendió sobre la cama y roncando se peló. Y, ni para qué negarlo, Horé tan desesperada, que le dije a la Llorona: ¡eres una des-dichada! Al oir tantas versiones el ya mentado amigón, declaró que nuestro charro: ¡era bala de cañón! E invitó a tanta vieja a que dejaran al muerto, | diciéndoles: cuanto dicen es enteramente cierto. Mas que retiembla la tierra y vibrante vozarrón, dijo: me la retepaga tantísimo lenguón. Las viejas se desmayaron, el solo suegro arrancó, y sin poderlo explicar el Charro resucitó. Todo el mundo sabe ya la resurrección del charro, unos lloran, otros gritan, todos comentan lo raro. Hay unos que echan pestes porque le debían centavos, y saben que cuando cobra es un toro de los bravos. De todos modos lectores, habrá diversas reacciones, el SOL las publicará en sus otras ediciones.

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