El Sol Newspaper, May 17, 1957, Page 3

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Viernes 17 de Mayo de 1957. - HAZAÑAS DE PANCHO VILLA - Por JOSE M. FRANCES Interesante libro del que es autor José M. Frances, que trata de la vida y aventuras del famoso guerri- lero Pancho Villa, el Centauro del Norte, y que se vende en “EL SOL” 62 Sur Calle Tercera, Phoenix. (Continúa de la semana pasada) Ataca. Pero Plutarco Elías Calles lo rechaza. Se empie- za a oír sonar el nombre de un joven militar, Lázaro Cárde- nas, quien pone en fuga a Villa en Agua Prieta y más tarde en Nogales, Diéguez, lo desbarata en Hermosillo. En vista de sus fracasos regresa a Chihuahua con los restos de su fuerza. Pero ya no le obedecen la capital, Ciudad Juárez ni Hidalgo del Parral. Comienza 1916 con una id táctica guerrillera por ambas partes. En cierto modo favorece a Villa, gran ma- estro en este género de lucha a base de sorpresas y golpes de mano. Pero el verdadero golpe de mano lo da Carranza cuando consigue, mediante el trabajo de zapa de sus envia- dos especiales, que Washington lo reconozca. La noticia lleva al rojo vivo él furor de Pancho Villa. Ya no le va a ser posible municionarse en los Estados Uni- dos, ni le va a servir de nada su movilidad en los distritos fronterizos, Prácticamente la División del Norte era un recuerdo del pasado. Pero ni Villa ni sus hombres accedían a llamarla de otra míanera, aunque estuviesen lejanos los días en que su! sólo nombre ponía en fuga regimientos y brigadas. La des- cabellada campaña de Sonora, donde los soldados debieron soportar hambre y sed, y llegaron a sacrificar sus caballos para comérselos, ha convertido la orgullosa y enorme uni- dad en un espectro de división. La derrota de Hermosillo, acabó con la epopeya villista en el terreno militar. El reconocimiento de Carranza por los Estados Unidos, acabó con Villa en el terreno político. Ya non es el general Villa, de antaño, el divisionario invencible de la buena época. Es, de nuevo, el proscrito, el abigeo, el merodeador, el asesino.... Nadie se quiere acordar de que, sin su arrolladora intervención, el chacal Huerta seguiría en el poder, perpetrando crímenes peores y más bajos. El pasado turbio se puede borrar en los generales afor- tunados. Pero si caen en desgracia, es de buena política rea- vivar las cenizas de lo que fué. Hacer astillas del árbol caído despierta el entusiasmo de muchas gentecillas incapaces de cosa mejor. EPISODIO DECIMO SEXTO DON QUIJOTE EN COLUMBUS 1 S El cadáver insepulto de la que fué magnífica división de choque, destrozada por las torpezas y las miserias de todos, yace hecho pedazos por las llanuras del Norte, que la dió nombre glorioso. Miles de kilómetros cuadrados de tierras abandonadas, rebosan de cuerpos muertos, de material des- pilfarrado, de caballos comidos por las fieras, de cañones des. mantelados, de: parque y de cobijas.... Todo ello, conservado como en refrigerador por el intenso frío de diciembre y ene- ro, mordidos por el cual se estuvieron batiendo los restos de la “invencible”, con el corazón deshecho y el estómago vacío. Pero el extraordinario vigor.moral del coloso no ceja ante la adversidad. El espíritu de venganza lo posee. Cuando quiso ser hombre honrado, lo reempujaron al bandidaje; cuando trató de defender a su manera al pueblo y a la liber- tad, se le orilló poco a poco a la insubordinación y al delito. Siendo una fiera, tascó el freno mientras creyó que con ello servía su ideal, impreciso pero ardiente. La fortuna le sonrió ex la guerra pero lo condenó a muerte, al suscitarle tantos envidiosos y agraviados.... Burdamente, desmañanadamente, se esforzó en ser algo más que un salteador y no lo dejaron, En Pancho Villa, hubo brutalidad, violencia, salvajismo, barbarie. En sus enemigos se concentró algo peor; la cobar- día disfrazada de valor del torero, que engaña con el trapo colorado al bravo toro que se deja engañar... Se procedió con alevosía y premeditación, con ánimo de destruír a un héroe auténtico que carecía de elegancia por mucho que la sobra- sen determinadas vísceras. Y con ello se consiguió arrojar a las montañas, como en su juventud, a Villa y sus hombres, durante cerca de cinco interminables años, y con ellos llevó a cabo los hechos más reprobables de su vida aventurera. Nunca el Lobo de Gubio descuartizó a sus víctimas con más crueldad y virulencia. Y pensar que todo pudo haberse evitado con un tanto más de tacto de una parte y un tanto menos de soberbia de la otra! “EL SOL”, Por A. Díaz SOTO Y GAMA Cuando hace un siglo, aproxi- madamente, fué implantado el laicismo en México y en otras naciones, se concibieron grandes esperanzas. Por cada escuela que se abra, se cerrará una cárcel —se dé- cía con ingenuo optimismo—. Pasaron los años; se multipli- caron las escuelas, pero también se multiplicaron las cárceles; se difundió y se generalizó la ins- trucción, pero también creció y se difundió la criminalidad. En vez de que con la difusión de las luces y el desarrollo de la inteligencia se mejorasen las cos tumbres y se consolidasen los hogares, aquéllas se fueron co- rrompiendo y en las familias se inició la decadencia y se afloja- ron los vínculos entre sus com- ponentes. La moral entró en crisis, que día a día se fué acentuando: en las clases altas y en las bajas se produjo el desenfreno de la conducta y fueron inútiles códi- gos y penitenciarías para conte- ner el incremento de la delictuo- sidad. . ¿Qué había pasado? Que se fomentó la ciencia, que se lograron asombrosos ade- lantos en el estudio de la natu- raleza física;. pero se descuidó en lo absoluto la cultura moral. Y para decirlo de una vez: al abolir el laicismo en las escue- las de enseñanza religiosa, se quitó a las almas el contacto con lo trascendente, se dió libre vuelo a los instintos, y como complemento falta, se prescindió en lo absoluto de la moral de Cristo, la única que purifica a los hombres, que los iguala sin distinción de razas y los une con los vínculos insubsttuíbles de la fraternidad yniversal. Suprimida la noción de un Dios justiciero y abolida la re- ligión del amor, ¿qué puede im- pedir a los hombres se despeda- cen los unos a los otros y se de- jen arrastrar a los peores exce- sos, empujados por el orgullo, por la lujuria, por la codicia y por los feroces impulsos de la soberbia, de la ira y de la sed de venganza? Sólo la religión de la frater- ALGO SOBRE LA VIDA ARTISTICA DE PEDRO INFANTE Pocos 'han tenido esa sinceri- dad en el- papel. El cine roba al “yo” a uno. Pedro Infante vivió cada personaje. Primero surgió por la época de los charros. Y tuvo la gallardía, el porte, la galanura, de encontrar en nues- tro cine la representación mexi- cana ¡por el extranjero de la que Jorge Negrete fué paladín. Lue- go, trajo el mensaje auténtico de la calidad humana; el repro- che a la sociedad podrida. Es “Pepe el Toro”, el carpintero, el hombre de hogar y trabajo, po bre y luchador, que conquistó los corazones en “Nosotros los Po- bres” y “Ustedes los Ricos”. Ya adquiere relevancia, fama, esti- mación, ¡dinero! No es simple- mente el charro-cantor, es el ac- tor. Amo dela taquilla, al impac- to de su nombre la gente acude a los salones. Pedro Infante reve- Ir La noche, la eterna encubridora, es ahora amiga y alia- da de.las menguadas fuerzas de Pancho Villa. Junto a la noche actúan dos elementos más que prolongan la agonía del gigante: su energía inagotable y la movilidad que le per- mite, como en los buenos tiempos, descargar furiosos golpes en un mismo día a centenares de millas unos de otros. La adversidad y el fracaso han tamizado los hombres que le restan vivos y fieles, entre los cincuenta mil comba- tientes de la División del Norte. Los que, a pesar de todo, le siguen y creen en él, ya no son soldados; son forájidos teme- rarios, capaces lo mismo de llevar a cabo proezas que asom- bren al mundo, que fechorías que-deshonren su patria y su jefe. s Se obligó, por una trágica ironía de la suerte, al guerri- llero más grande de los tiempos modernos, a ser guerrillero al menudeo, como en la época en que con su compadre Ur- bina destazaba reses. Y su agilidad de ardilla, que desesperaba a su persegui- dores, los cuales, a menudo, resultaban perseguidos, dió lu- gar al conocido informe de un jefe de destacamento que re- cibiera orden de localizar a Pancho Villa. “Tengo el honor de comunicar que, según todos los in- formes que he recibido y creo verdaderos, Pancho Villa se encuentra ahora en todas partes y en ninguna”. (El texto de este comunicado se atribuye al propio Villa, quien lo redactó después de interceptar un telegrara de Carranza.) TI Y el gran Pancho, grande a pesar de su rústico engreí- miento y de su incontenibles desmanes, sigue desconcertando (Pasa a la página 4) la el drama del ser, la lucha por la existencia. “Un Rincón Cerca del Cielo” le coloca en la terna para recibir el “ariel”, máximo trofeo que concede anualmente la Academia Cinematográfica. Es ahí un aporreado por las cir- cunstancias, un hombre cuya dignidad se mengua por la mie seria de la casa, de su mujer e hijo, y sin más desciende a li- mosnear un mendrugo. No es la culminación de su trayectoria. Pedro Infante por fin ha de lograr un sueño en “Ea Vida no vale nada”. El ariel lo tiene con ja modestia de la sa- tisfacción de quien cumple con un deber. Acaso “La Vida no va- le nada” no sea su mejor pelí- cula; pero él encarna un mexi- cano que encontramos a la vuel- ta de la esquina. Es el tipo a- venturero, inconsciente, que se desconoce a sí mismo, que no sabe lo que quiere, que está des- centrado. El alcohol y la música son su diversión. Pero hay una nostalgia, tan del indio, callada, lorosa, que explota con las co- pas, en gritos y ayes —que eso es la canción mexicana—. Al fi- nal el cielo se abre, halla la ra- zón del vivir, el motivo de estar en el mundo. Posiblemente al analizar esta obra positiva, artística, de Pedro (Pasa a la página 4) nidad y del perdón, de la casti- dad y de la misericordia, del desprendimiento y del sacrificio, puede constituir un valladar-al desbordamiento salvaje de las pasiones, desbocadas y libres de todo control. Y si consideramos los inume- rables problemas individuales y familiares de la vida diaria, ¿en dónde podemos encontrar mejor guía que en el Evangelio, libro admirable en que para cada pre- gunta hay una respuesta, para cada conflicto una solución y pa- ra cada amargura un manantial inagotable de resignación y de consuelo? Abramos, en efecto, el Evan- gelio en cualquiera de sus pá- ginas, y en cada una de ellas encontraremos lo que buscamos: la paz para la conciencia intran- quila, el consejo, tonificante pa- ra el problema que nos preocu- pa, la palabra de aliento para el mal que nos agobia, el bál- samo de consuelo para la deses- peración que está a punto de a- poderarse del ánimo. ¿Se trata del hombre peca- dor, abrumado por los remordi- mientos? Allí está la parábola de aquel pastor que va, amo- roso, en busca de la oveja per- dida y no omite esfuerzo a'guno hasta encontrarla y volverla al redil. Yo vine al mundo para sanar a los enfermos —nos explica Jesús—, porque los que- están sanos, no necesitarán curación... En verdad os digo que habrá más regocijo en el cielo por un! pecador -que se convierte, «que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de peniten- cia? Veamos ahora cómo nos hace la oración: Si un hombre tropieza con di- ficultades que al parecer no tie- nen solución, si se siente abru- mado por las cargas de la exis- tencia, allí está Jesús, el divino Jesús, para decirle: “Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; lla- mad, y se os abrirá... Y cuanto pidiéreis al Padre en mi nombre, yo lo haré... Venid a mi todos los que andáis agobiados con trabajos y cargas, y yo os ali- viaré”. Pero. ¿qué más? AMí tenemos el Sermón de la Montaña el más admirable mensaje que la hu- manidad haya recibido, y allí hallaréis los mandamientos que el género humano necesita para su salvación espiritual y terre- na. ¿Hay algo más consolador y reconfortante que las Bienaven- turanzas? ¿Hay moralista algu- no que haya encontrado mejor freno para las pasiones que A- quel que de este modo fustigó la lujuria: “Habéis oído que se dijo a vuestros mayores; No co- meteréis adulterio. Yo os digo más: cualquiera que mirare a una mujer con mal deseo hacia ella, ya adulteró en su corazón”. Muy honda es la razón de es- to: hay que reprimir los malos Py SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE La Moral de Cristo deseos, los pensamientos impu- ros, dado que ellos conducen fá- Cilmente a la-acción. Muy honda es la razón de es- to: hay que reprimir los malos deseos, lós pensamientos impu- ros, dado que ellos conducen fá- cilmente a la acción. “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os abo- rrecen, y orad por los que os per- siguen y calumnian”. Cristo no sólo condena el ho- micidio, repitiendo el precepto del Decálogo sino que condena también al que injuria a su pró- jimo, y le exige con insistencia que pida perdón al injuriado. Esto, la prohibición de la ven- ganza, son preceptos de gran sa- biduría y eficacia para producir la concordia y fomentar la paz. ¡Con razón el gran sociólogo Le Play hacía notar que des- pués de minuciosas observacio- nes en diversos países se había visto obligado a reconocer que la paz reinaba en donde los pre- ceptos evangélicos eran observa- dos, y los conflictos y la inse- guridad aparecian de modo fa- tal tan pronto como esos man- PAGINA TRES A ozono ezo ojo os zon otro dea do Mujeres Jovenes y Señoras —(NO SE REQUIERE EXPERIENCIA)— Aprenda a operar nuestras máquinas de cocer de fuerza y PREPARESE PARA-UN TRABAJO QUE PAGA MUY BUENOS SUELDOS en la industria de Piezas de Ropa Local.» TRAIGA ESTE ANUNCIO AL VISITARNOS y le daremos una prueba GRATIS, Venga entre: 10 de la mañana y 7 de la noche. —NO SE REQUIERE HABLAR INGLES— INDUSTRIAL GARMENT TRAINING CENTER ] l MR. R. BENSON 730 E. WASHINGTON ST. PHOENIX, ARIZ. E SR SRA AAA IAS Habra su damientos eran infringidos. o despreciados! Para el verdadero cristiano es un crimen devolver mal con mal ya que su obligación es, por el contrario, vencer el mal con el bien. Sintetizando: la. moral evan- gélica es la única que, al pros- cribir al pecado aun en el pen- samiento, y al refrenar la codi- cia, la soberbia, la lujuria, el e- goísmo, el afán de acaparamien- to y el ímpetu haegia la vengan- za, es capaz de impedir el cho- que brutal de las pasiones con su inseparable cortejo de gue- rras, homicidios, adulterios, re- validades, sangrientas y, explo- siones inicuas de los débiles y los fuertes, origen y causa de los más graves disturbios sociales. En lugar del imperio del ego- ísmo y del odio, busca el cristia- nismo el triunfo de la caridad, que para él es la mayor de las virtudes. ¿Y qué es la caridad? El A- póstol San Pablo la describe con suprema elocuencia: “La caridad —dice él— es pa- ciente, es benigna. La caridad no es envidiosa, no obra inconside- radamente, no se ensoberbece, no es ambiciosa, no busca sus provechos, nose irrita, no pien- sa mal, no le agrada la injusti- cia, complácese sí en la verdad; todo lo sobrelleva, todo lo cree, | todo lo espera, todo lo soporta. La caridad nunca fenece:- aun- que terminen las profecías y ce- sen las lenguas, y se acabe la ciencia”. “Que nadie oprima ni engañe en nada a su hermano, porque el Señor es vengador de estas cosas”. Y en otra parte: “el que hurtaba, ya no hurte; antes bien trabaje con sus manos en obras honestas, PARA QUE TENGA DE DONDE DAR AL QUE PA- DECE NECESIDAD”. con Efren Valenzuela LUNES a SABADO de 5:00 a 7:00 A.M. KPOK 1440 Ailocicins NUBES RCIRERARACARIRADAS ESCUCHEN “Cantares AL AMANECER” cuenta con este fuerte banco donde usted siempre es bien venido VALLEY NATIONAL BANK A e MEMBER FEQERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION II IN ooo Ad onto zone zoe ozono oro zz oo zo zr eo 0 «.. 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