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Viernes 3 de Agosto de 1956. “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE Semblanzas Sociales PAGINA TRES Don Pedro Moraga y su Bella Esposa, la Sra. Gloria Flores de Moraga EL VERBO, es la segunda persona de la Trinidad Santísima. VERBO es la palabra que $e hizo lengua de fuego sobre la cabeza de los apóstoles, pa- ra, conferirles la gracia de predicar el Santo Evangelio. CUENTO DE LA SEMANA: El Obispo Chicheño *% Busque cada semana nuestro cuento, Cada semana encontra- rán uno de los más bellos cuentos conocidos. LIMA, como todos los pueblos de la tierra, ha tenido y tiene un gran surtido de tipos extrava- gantes, locos, mansos y cándi- dos. Por el año de 1780, comía pan en esta ciudad de los re- yes un bendito de Dios, a quien pusieron en la pila bautismal el nombre de Ramón. Era este un pobrete de solemnidad, manteni- do de la caridad pública, y el hazmereir de muchachos y gen- te ociosa. Hombre de pocas pa- labras, pues para complémento de desdichas era tartamudo, a todo contestaba con un: Sí, se- for, que al pasar por la desden- tada boca se convertía en: chí, cheñó. ) El pueblo llegó a olvidar que el hombre se llamaba Ramoncito y todo Lima lo conocía por Chi- cheñó, apodo que se ha genera- lizado después, dedicándolo a persoas de carácter benévolo y complacierte que no tienen hiel para proferir una negativa ro- tunda. Diariamente, y aun tra- tándose de ministros de Estado, oimos decir en la conversación familiar: “¿Quién? ¿Fulano? ¡Sí, ese hombre no tiene calzo- es! Es un Chicheñó”! En el año que hemos apunta- do llegaron a Lima, con proce- dencia directa de Barcelona, dos acaudalados comerciantes cata- lanes, trayendo un valioso car- gamento. Consistía éste en se- derías de Manila, paño' de San Fernando, alhajas, casullas de lana y brocado, mantos para i- mágenes y lujosos paramentos de iglesia. Arrendaron un vasto almacén en la calle de Bodego- nes, adornando una de las vi- drieras con pectorales y cruces de brillantes, cálices de oro con incrustaciones de piedras precio- sas, anillos, arracadas y vtras prendas de rubí, ópalos, zafiros, perlas y esmeraldas. Aquella vi- driera fue pecadero de las lime» fias y tenaz conflicto para los bolsillos, de padres, maridos y galanes. Ocho días llevaba de abierto el elegante almacén, cuando tres andaluces que vivían en Lima, más pelados que ratas de cole- gio, idearon la manera de apro- piarse parte de las alhajas, y para ello ocurrieron al origina- lísimo expediente que referimos: Después de proveerse de un traje completo de obispo, vistie- ron con él a Ramoncito, y dos de ellos se plantaron sotana, soli- deo y sombrero de clérigo. Acostumbraban los miembros de la Audiencia ir a las diez de la mañana a, Palacio, en coche de cuatro mulas, según lo dis- puesto en una real pragmática. El conde de Pozos-Dulces, Don Melchor Ortín de Rojano, era a la sazón primer regente de la Audiencia, y tenía por-cochero a un negro devoto del aguardien- te, quien después de dejar a su amo en palacio, fue seducido por los andaluces, que le regalaron media pelucona a fín de que pu- siese el carruaje a disposición de ellos. Acababan de sonar las diez, hora de almuerzo para nuestros antepasados, y las calles próxi- mas a la plaza Mayor estaban casi solitarias, pues los comer- ciantes cerraban las tiendas a las nueve y media, y seguidos de sus dependientes iban-a al- morzar en familia. El comercio se reabría a las once. Los catalanes de Bodegones se hacían llevar.con un criado el desayuno a la trastienda del al- macen, e iban a sentarse a la mesa cuando un lujoso carruaje se detuvo a la puerta. Un paje de aristocrática librea, que iba a la zaga del coche, abrió la portezuela y bajó del estribo, descendiendo dos clérigos y tras ellos un obispo. Penetraron los tres en el al- macen. Los comerciantes se des- hicieron en cortesias, besaron el anillo pastoral y pusieron junto al mostrador, la mejor silla de la casa para su Ilustrísima. Uno de los padres familiares tomó la palabra y dijo: —Su Señoría el señor Obispo de Huamanga, de quien soy hu- milde capellán y secretario, ne- cesita algunas alhajitas para decencia de su persona y de su santa iglesia catedral, y sabien- do que todo lo que ustedes han traído de España, es de última moda, ha querido darles la pre- ferencia. Los omerciantes hicieron, co- mo es de práctica, la más ele- vada apología de sus artículos, garantizando bajo palabra de honor que ellos no daban gato por liebre, y añadiendo que el señor Obispo no tendría que a- rrepentirse por la distinción con que los honraba. —En primer lugar —continuó el secretario— necesitamos un cáliz de todo lujo ppafa las fies- tas solemnes. Su señoría no se para en precios, que no es nin- gún rofñoso. —¿No es así, ilustrísimo señor? —Chí, cheñó —contestó el obis- Los catalanes sacaron a lucir cálices de primoroso trabajo ar- tístico; tras los cálices vinieron cruces y pectorales de brillantes cadenas de oro, anillos, alhajas para la Virgen de no sé qué ad- vocación y regalos para las fi- nas monjitas de Huamanga. La factura subió a quince mil du- ros mal contados. Cada prenda que escogían los familiares la enseñaban a su superior, preguntándole: —¿Le gusta a su señoría ¡lus- trísima? —Chí, cheñó, contestaba el o- bispo. —Pues al coche. Y el pajecito cargaba con la alhaja, a la vez que uno de los catalanes apuntaba el precio en un papel. Llegado el momento del rago dijo el secretario: —Iremos por las talegas al palacio arzobispal, que es donde está alojado su señoría, y él nos esperará aquí. Cuestión de quin- ce minutos. ¿No le parece a su señoría ilustrísima? —Chí, cheñó, respondió el o- bispo. Quedando en rehenes tan ca- 3 racterizado personaje, los comer- ciantes no tuvieron ni asomo de desconfianza, amén que aquellos no eran estos tiempos de bancos El dominio de un idioma, constituye uno de los más singulares triunfos de la vida. El dominio del idioma es- pañol. es la escala de Jacob. -Es maravillosa luz que irradia el verbo de: Santa Terésa, San Ignacio de Lo- yola, los dos Luises, Jovellanos, Cal- derón y Cervantes Saavedra. De izquierda a derecha: (Arriba): Sr. Carmen Moraga y Sra. Pedrito Miguel celebrando su primer Navidad. Al centro, la magnífica residencia de los jóvenes esposos 6 ¿Qué Phoenix era desierto cual es ahora vergel? es realidad que se canta y deja sabor a miel. y papel manteca en que, quin- ce mil duros, no hacen peso en el bolsillo. Marchados los familiares, pen- saron los comerciantes en el de- sáayuno, y acaso por llenar la fórmula de etiqueta dijo uno de ellos: —¿Nos hará su señoría ilustrí- sima el honor de acompañarnos a almorzar? —Chí, cheñó. Los catalanes enviaron a las volandas al mozo por algunos platos extraordinarios, y sacaron sus dos mejores botellas de vi- no para agasajar al príncipe de la Iglesia, que no sólo les deja- ba fuerte ganancia con la com- pra de alhajas, sino que les a- seguraba algunos centenares de indulgencias valedoras en el o- tro mundo. Sentáronse a almorzar, y no les dejó de parecer chocante que el obispo no echase su bendición al pan, ni rezase siquiera en la- (Pasa a la Página 6) la La difusión de ideas a través de la prensa y de la radio, impone graves responsabilidades. La prensa y la radio son poderosas armas de dos filos: disipan las sombras para que brille la LUZ, o hieren de muerte con el acre veneno del odio y de la pa- sión agresiva, o con la especulación de la inmoralidad. Carmen de Moraga al lado de su hijo ¡Pedro el día de su matrimonio; la novia Gloria con sus padres: la Sra. Anita Daniel de Flores y el Sr. Manuel Flores. (Abajo): El niñito ría deleitándose con los encantos de su hijito Pedrito. ¡Qué coqueta y qué sazona con razón te llamas Phoenix, marchas airosa y triunfal precedida de clarines! Tan apresurado creces, que nadie a tu impulso gana, son preciosas tus auroras y muy dulce tu mañana. Eres Fénix, un encanto, ¡porque paraiso eres, donde reina la belleza de tus divinas mujeres, Vives en pleno romance con el gran Valle del SOL, y tu tierno idilio canta la dulce voz del oriol. Es tu montaña del Sur una hada con fortuna, vive besando tus pies, que son de jazmín de luna. Es el lago del “Encanto” espejo donde te peinas, un trono hecho de flores desde donde agusta reinas. Eres muy hospitalaria, pues el ochenta por ciento de tus fieles residentes: son de noble sentimiento. Unos Renglones a Phoenix: Eres el Fénix de América: aquí flotan desplegadas las banderas de otros pueblos, y siempre son respetadas. Nuestro México querido aquí vive con sus hijos, con sus cantares y música celebra sus regocijos; el júbilo que se inflama al recordar de verdad, la más ideal conquista: ¡la de nuestra libertad! Phoenix: has sido santuario, de todas las libertades que caben dentro del orden, cual no son otras ciudades. Te canto sinceramente con gratitud sin igual, ¡quién te pudiera ofrecer un pulido madrigal! Cuando mis plantas llegaron a tu acogedora tierra, nadie podía imaginarse: ¡cómo tu urbe creciera! Sesenta mil habitantes componían la población, hoy con tus aledaños ya tienes medio millón. Quienes van por la vida con más de un idioma, están poseidos de alas, se elevan y pueden llegar a com- prender lo que no perciben los ojos de quienes dominan una sola len- gua; por eso debemos admirar el empeño conque, la mayoría de los anglo americanos, se dedican al es- tudio del idioma español. Era una tarde caliente y sofo- cada, la temperatura parecía que se había estancado, el coche nos parecía imposible por lo calien- te, Derecho por la calle 16 al Sur y casi colindando con :la Broadway, se pueden ver desde el camino las bien construidas casas nuevecitas y bien cuida- das en donde viven en su tota- Moraga, y Glo- $ Muchos miles de habitantes que todo han hallado en tí; log conquistaste a su paso y se han quedado aquí. Nuestra gente mexicana vive aquí con dignidad, educando a sus criaturas, feliz con su vecindad. Fénix: tu nombre proviene de la fábula inmortal; eres único, revives de la lumbre funeral. Cuando se quemó tu nido hecho de yerba de olor, tu cuerpo se gonsumió en el fuego abrasador. Entonces el Astro Rey, fecundizó aquel nidol, y reviviste, hecho hijo de la fábula y del SOL. Dice tu transformación que surgiste con plumaje de los más bellos colores, y con gracia de celaje. ¡Que Dios te conserve, Phoenix, siembre con tiembres ufanos: que Dios te pague la paz que das a los mexicanos! lidad familias de las nuestras, jóvenes parejas casi todas ellas, en cada patio se advier- te la presencia de los niños, pues hay gimnasios y toda clase de juegos en los que pasan horas al aire libre los niños de esas jóvenes parejas. Flores y jardi- nes bien tultivados, característi- ca de la gente de nuestra faza, hacen que las fincas tomen un aspecto alegre y atractivo, dán- doles a la vez un sabor a 1ami- lias llenas de ilusiones y de es- peranzas en el porvenir. Llegamos a la casa de los se- flores Moraga; sale a recibirnos élla, señora joven de ojos gar- zos y soñadores, fiña en su tra- to y, muy amable nos invita a ¡pasar y sentados ya en cómodos y elegantes sillones, pasamos la .vista por todo el salón, final- mente sabemos: que la familia espera invitados para cenar esa noche; ella luce un traje azul que le sienta muy bien, un pe- queño delantalcito de organdí con adornos de flores indica que está muy atareada en la cocina, ríe y poco más tarde aparece el Sr. Pedro Moraga, Director de Programas de la KIFN, saluda afable y nos muestra un álbum hermosísimo de su Casamiento, otro el que sin duda es para él y para su bella esposa un teso- ro es el del niño, allí se puede ver el retrato del médico, de la enfermera, sus piecitos estampa- dos al nacer, su primer fórmula, sus primeros pasos, el adorno de su primer añito, las velitas de su pastel y todo ilustrado con fotografías de cada época. Se ve desde luego el cariño de esos padres y el amor a su hogar y, nos dicen llenos de satisfacción: que si Dios lo Permite, para fe- brero esperan la visita de la ci- gueña. Pedro habla de la educa- ||ción de su lindo hijito al que visitamos en su cuarto pues dor- mía como un angelito en su cu- nita, allí en su cuarto lleno de luz y de alegría en donde hay tantos juguetes propios de su e- dad: 14 meses. El niño es blan- co y su tez es tersa y fina como la de su mamá, pero es todo un Pedro Moraga en facciones, es un niño muy grande para su e- dad, le dejamos dormidito y pa- samos nuevamente al salón' de recibir. Qué alegría se siente al ver cómo nuestros jóvenes luchan día a día más por el bienestar de sus familias, por su educa- ción. Pero es que los padres de Pedro Moraga hicieron en tiem- pos difíciles y de depresión, labor de titanes; en ocasiones el Sr, Moraga, cómo cuando 4 de sus hijos eran estudiantes de la High School y los otros 3 de la: Pri- maria, ganaba un sueldo insig- nificante y sin embargo no va- ciló, siguió adelante educando a su familia, no los mandó al tra- bajo rudo para que le hicieran la vida más leve, sino que so- portó él y su fina esposa todos los sacrificios que se les presen- taban, pero siempre con la espe- ranza de que Dios les permitie- ra dar educación a sus hijos, y así fué, todos se educaron, todos gozaron de magníficas oportuni- dades y viven cómodamente dis- frutando de cuanto la época mo- derna ha alcanzado para el con- fort de la gente; sus padres tam- bién viven ahora cómodamente y gozan de la satisfacción más grande de la vida: la de ver a su familia feliz. Y seguimos re- señando ... Ya hace años que en el cerca- no pueblecito de Tempe, conoci- mos a una fina señora quien, por su -dulce amabilidad y su (Pasa a la página 4)