El Sol Newspaper, January 12, 1951, Page 3

Page views left: 0

You have reached the hourly page view limit. Unlock higher limit to our entire archive!

Subscribers enjoy higher page view limit, downloads, and exclusive features.

Text content (automatically generated)

Viernes 12 de Enero de 1951. Y Antipatro soltó una carca-'tricas que tienen en alarma a su ellos. Cúmplase mi edicto. lfamilia y a los pocos cortesanos Herodes”, rey de Jerusalén. jada y Enoe comenzó a llorar en - silencio; y dos horas rodaron por sobre el tiempo, y Enoe aún loraba, y su amante dormido|y altos dignatarios de Jerusa-|(el mes de Sabat a Shevet, es el entre sus brazos, presa de una pesadilla horrible, seguía reve- lándola todos los secretos am- biciosog de su corazón. La pobre niña estaba tan preo upada tan absorta en el dolor de su amante, que para ella na da existía en el mundo más q' su amor. Por eso no se apercibió de que una puerta se habría a espaldas suyas, y un hombre entraba en el camarín andando de puntilias sobre la mullida alfombra para no meter ruido. Aquel hombre era un negro de feroz semblante, Una sonri- sa de gozo partió sus gruesos labios, dejando ver dos m.ura- llas de marfli. Su diestra opri- mía un largo cuhcillo, su sinies tra unos cordones de seda. _ Detrás del negro apareció otro hombre, y de trás de éste otro y detrás otro. Eran cuatro, el negro iba ade- lante, y llegó hasta donde esta- ba la esclava. Antipatro dormía con su her- mosa cabeza reclinada en el se- no de su amada, y ésta lloraba en silencio y agitaba el abanico de plumas, refrescando la ardo-;ro ahora he cambiado de pare- rosa frente de su sefñior. De repente Enoe exhaló un grito terrible, pero ahogado, por que una mano ruda y callosa cayó brutalmente sobre la na- carada boca. E Antipatro abrió perezosamente los ojos, en su semblante se pintó con los colores más vivos el asombro y el terror. —'!Ah'! Hermoso príncipe, dijo Cingo con insultante entona- ción,; por fin he logrado poner- me e ncontacto con tu hermosa persona. —'!Miserable! exclamó Antipa tro leno de cólera. —No hay que enfadarse, ami- go mío, respondió el negro colo- cando la punta de su puñal so- bre -el corazón de Antipatro, y haciendo una seña a los suyos para cue le ataran con los eor- ones. —!Cobardes! ¿Por qué no me matáis de un solo golpe? vo)- vió a decir el joven forcejeando para desasirse de sus persegui- dores. —Porque esa es incumbencai de mi sefior, tu padre. Antipatro, a quien sus enemí- gos habían atado y puesto en pie dirigió una terrible mirada a su esclava Enoe, que se halla ba llorando a su lado aturdida con lo que veía. —¿Y cuánto te ha valido, es- clava miserable, le dijo con to- na despreciativo entregar mi persona a mis enemigos? Res- ponde. —Yo soy inocenet, Antipatro;|pués de terminado fué a enetre- esos hombres han forzado mi puerta, yo nada sabía. —'Mientes! 'Mientes! “EL soL”, "SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE “Yo que le rodean. Dado en mi palacio de Jericó a Con asombro de los rabinos|los siete días del mes de. Sabat lén. Jericó, el Idumeo cuyó ori-|V. civil y el XI eclesiástico de los gen plebeyo le atormentaba, a|judíos. Tiene treinta días y cae mandado quemar los libros he-|entre Enero y Febrero nuestro) breos donde se consigna la cro-|y el año treinta y seis de.mi co- nología de los príncipes de Israel |ronación en el Senado de Roma. —Por este medio, dice, la pos-| .—Ya está, señor, dijo el guar- teridad ignorará que mi raza no¡dasellos. - era tan ilustre como la de Dayid.| —Ahora encárgate tú de la pu En el momento que volvemos a|blicación de ese edicto. Hoy mis presentarlo en:escena se halla,|mo pueden extenderse los heral como de costumbre, echado en|dos por mi reino. la cama. Ptolomeo “saludó y salió- de la Ptolomeo, senatdo junto a una |cámara del rey, no Sin llevarse mesa, escribe en unos grandesjen el pecho alguna curiosidad trozos de papiro las órdenes que|sobre aquella ' medida extrema le dicta su señor. que acababa de dictarle su, se- —Leeme el testamento último |fñor; pero el guardasellos era to- le dice con apagado acento. do un cortesano y dejó al tiem- Ptolomeo leyó lo que sigue *|po el derecho de revelarle lo q con voz gráve: ara un secreto para él entonces —“Distribuyo “mi reino, por: —!Oh, qué canto tan sublime que *es mi voluntad, de la¡subiera escrito mi amigo Virgi- manefa siguiente: Dejo por 'su-[|lio si existiera!,' exclamó Hero- cesor en el reino y corona de Je-|des cuando se vió solo. La pos- rusalén a mi hijo Antipas” teridáad podrá admirar mi subli- —No.., no es eso, gritó el en-|me pensamiento en las graves fermo extendiendo la mano. páginas ded la Historia. Pero un —eñor, se atrevió a decir eljpoema le hubiera inmortaliza- guardasellos, hace tres días túldo más.... Mi muerte no se bo- misma dictaste lo que acabo de|rrará nunca de la memoria de leer. los israelitas...y quién sabe, tal —No te digo lo contraric; pe-|vez inventen alguna fiesta para celebrar el aniversario. !Qué sorpresa va a causarles la rea- lización de esta idea que ha ma cido en mi cerebro en uno de e- sos momenots de dolor... Sí...Si.., owra forma. ellos llorarán mi muerte...ja, ja, —Obedecerte es mi obligación |ja, ja, la muerte de su rey, de —Así me gusta; escribe.. Nom |su' querido Idumeo, como me bro por sucesor mía a mi hijo|laman, ja, ja, ja... arquelao, el cual es mi volun-| Herodes comenzó una sonrisa ad y deseo que se ciña la coro-|convulsiva, que dejó sin termi- 1 después de mi muerte. nar un fuerte golpe de tos, Ptolomeo escribió encogiéndo-| Quiso pedir 'socorro; pero su se de hombros y haciendo un|voz se apagó en la garganat, zesio de disgusto, pero muy disi|produciendo un ronquido extra- sulado, temeroso de que lo des|fño, como la última blasfemia de zubriero su señor. un condenado a quien la muer- —A mi hijo Antipas, continuó |te le cierra la boca 'antes de ter- Herodes, le nombro tetrarca de |minarla, jalilea y de la Petrea. A Felipo| Entonces clavó sus uñas en la e doy ¡a Traconitide, la Gaulo-|rica colcha de Egipto de su ca- aita y la Batanca que erijo-a la |ma, y. con -el rostro cárdeno -eo- lignidad de tetrarquías a alo-|mo el de un ahorcado, y los o- né mi hermana le doy la Ja-[jos chispearets “como un hidró- nnia, Azoto y Fasadlide, con fobo, comenzó a. deslizarse de la z:incuenat mil monedas de dine-|cama haciendo “esfuerzos inau-: so contante (Ludolfo de Sagonia | ditos. n —Testamento de Herodes.) .” Ptolomeo, cuahdo acabó de es vribir la última frase, had le- vantando la cabeza... —Contante..... - Aquí una pausa, durante” la cual el guardasellos permaneció inmóvil con la pluma suspen- dida sobre el papiro, esperando que su señor le dictara. —Ahora continúa copiando las donaciones que hago a mis a migos y a la emperatriz de. 1 romanos, tal como está en el testamento anterior, pues no quiero variar esa parte. El secretario escribió y des- r. , —!Ah! Entonces... —Entonces coge la pluma y es "ribe de nuevo, quiero testar en Cayó, no sin trabajo, "sóbre la alfombra y continuó su difícil marcha arrastrándose por el sue lo en dirección a la puerta. En este momento el niño'A- | chiab se presentó en la puerta de la: cámara+del rey. Llevaba el joven principe un canastillo de palma lleno de manzanas. Al ver a su abuelo ¿en aque! estado lanzó un: grito, y el.cá- nastillo se desprendió dee sus manos, rodando por el suelo las manzanas. —-+! Abuelo... «abuelo mío... ex- clamó Achiab corriendo hacia londe estaba Herodes, con los brazos abiertos: El rey, arrojando sanguinosa Leyo el rey con calma el tes- [espuma por la boca, extendió su ¡gárselo a Herodes. Enoee quiso arrojarse a los tamento. Luego lo selló y volvió pies de su amante, pero el irrí- [1 entregárselo a Ptolomeo, el tado mancebo la rechazó brusca |cual arrollandolo lo introdujo en mente diciendo: —Maldita sea la mujer que olvida su juramento de amor y pone precio a la libertad de su amante, Enoe dió un grito y cayó des- plomada los pies de Antipatro. Este apartó la vista con des- precio de aquella mujer que é creía culpable, y volviéndose a Cingo, le dijo: —Sácame cuanto antes de es- | ta-casa. —Conducidle donde sabéis, di jo el negro al os suyos. Los tres hombres salieron lle- vándose atado a su prisionero. En cuanto el negro, quedóse un momento en el camarín, y cruzándose de brazos se puso a contemplar el desmayado cuer- po de Enoe. —Es hermosa como una vir- gen del templo de ión, esbelta comó una garza del mar de Ti- beríades.. Pobre niña... ella ha perdido a su protector... Bah... bien puedo serlo yo desde aliora Y diciendo esto, cogió en sus brazos a Enoe como si fuera un niño, y salió por el estrecho co- rredor detrás de sus compañeros CAPITULO 1 La Manzana y el Niño Han transcurrido algunos meses desde los acontecimien- tos que hemos narrado. La enfermedad de Herodes se ¡ Aezrava de día a día. El ilustre enfermo apenas cuenta agunos inetrvalos de calma, durante los cuales se ocupa en formular su testamento y dar órdenes excén- . un cañuto de plata, y después | colocó el cañuto en una especie ¡de armario de marfil que había en la alcoba del enfermo. El guardasellos se quedó in- móvil al terminar, delante de su señor, como el hombre que es pera nuevas órdenes. —Ahora, Ptolomeo, vuelve a “tomar la' pluma y escribe loque ¿voy a dcitarte; es un pensamier. to nuevo que sórprenderá a los israe'itas. El guardasellos. obedí sé Herodes hizo una pausa. En una sonrisa de salvaje alegría, de esta manera.: todo el territorio que compren- de las doce tribus de Israel, des- de las fronteras del Óbano alas desiertas playas de la Idu:nea, desde la rivera dcl mar Occiden tal a las rocas del munte.Calaab mando y ordeno: que en el tér- mino de quince” días, desde a- quel en que se fije y publique este edicto, que todos los primo- génitos de mis estados que des- «|ciendan de familias ilustres y rfobles acudan al hipódromo de Jericó a donde deseo transmitir- les mi última voluntad para bien del pueblo hebreo y descan so de mi espíritu, que desfallece agobiado por los males del cuer po. Los que desobedecieran mi mandato, serán considerados el rigor de la ley caerá. sobre su demacrado semblante brilló Sus pequeños y hundidos" ojos se inyectaron de sangre y dijo —Yo: rey de Jerusalén y de como reos de lesa majestad, Y descarnado brazo en dirección de Mx Página Tres. eridol de una manera extraña.: mentarle, y obligó ai niño a que;los esclavos y soldados; pero ha Tú eres para mí como el rayo del! sol quíe calienta el entumecido cuerpo de los ancianos en un día de nivierno; tu sonsIsa apla- ca los dolores de mu cuerpo; tu voz ahuyenta lcs tétricos pensa- mientos que se agrupan en mi mente; porque yo sufio mucho, hijo miv. Y fiexodes cogió las manos del niño con tebris agita- ción. Tengo sueños horribles, continuó, que se alzan en mi mente como. sombras malditas, como espectrós evocádos de las tumbas...... Y sobre todo mucha hambre; pero 'un hambre devo- «adora, insaciable, cruel que no me deja ni un instante, que no se aplaca nunca, que no cesa jamás. El niño callaba, porque las pa labras de su abuelo le daban | miedo; y después le miraba con unos ojos tan espaniados, tan ¿Osfóricos, y s5u voz era tan ron- ca, tan extraña, que el pobre adolescente no se atrevía a res- pirar. —Mira, Achiab, continuó el enfermo, atrayéndoselo hacia él; yo tengo un tesoro rande, muy rande, ese tesoro egstá sepulta- comiera la manzana que él a- cababa de morder. Achiab obedeció, Persuadido el rey: de que los fuertes: dolo- res que sentía no eran hijos más que de su horrible enfermedad, comenzó a revolcarse por su le- cho, como un demente en un ac- ceso de furor. el cuchillo en deredor suyo;.este mal que me devora es. insufri- ble; me hará padecer demasiado y de un modo cruel algunos días tal vez algunos meses; pero. lue esperanza para mí. Tengo ham bre, y apenas me llevo el ali- mento al a boca parece que un Me devora la sed, y el agua cae en m estómago como plorao de- rretido.,.. La vida es una carga enojosa.. La vida es un mal cuan do no produce un bien "pues en tonces para qué la quiero!.... Ea, valor... y acabemos con ella. Y diciendo esto hizo el ademán de sepultarse el :cuchillo -que tenía en la mano en el pecho.” ” Achiab lanzó un grito y se precipitó sobre su abuelo. do en el fondo de un barranco que nadie conoce más que yo, porque los cuatro esclavos que me ayudaron a enlerrarlo..... les Curié la cabeza para que no reve laran mi secreto (este tesoro de Herodes fué buscado con. codi-' cia por sus descendientes; pero' no s ha haliado todavía, o al me! nos la historia y la tradición así lo creen) porque ¡os muertos” no hablan hijo mío... tenlo pre- sente para cuando seas rey... Pues: bien es2 tesoro es tuyo... todo para tí, porque con mucho rona sobre sus sienes... Ya te di- oro los reyes cocnsolidan la co- ré yo donde lo hallarás... pero es preciso que tú me cuides mucho y espíes a tu padre y a tus tíos y a todos los que me rodean porque quieren envenenarme. Herodes miró en torno suyo con recelo. Achiab estaba pálido y temblaba. Sus piernas se nega ban a sostenerle, porque el ne- cuerpo del enfermo le-iba tras- tornando la cabeza. Fijóse el: rey en la agitación de su nieto, y una sonrisa es- pantosa vruzó por-sus relucien- dor horrible que despedía el | ¡Achiab. Entonces comenzó una lucha desesperada. Herodes procuraba desasirse de los brazos de su nie to para sepultarse el puñal en el corazón, y el generoso adoles- cente, “colgado del cuello de su abuelo, le imposibilitaba llevar a cabo aquel suicidio. —-'Socorto, socorro!,. gritaba 1El rey quiere matarse! 'Guardias! esclavos... padre míc aquí... aquí..... —Calla, imbécil!... La vida me estorba, me cansa, le: repetía el rey arrojando espuma por la'bo- ca, Calla, ¿no conoces que yo quero acabar de una vez con Herodes, aunque debilitado por sú enfermedad, era más fuerte que su nieto; así: es «(que había, a “pesar de los esfuerzos del niño, podido separarle de st pedho, y herirse, aunque leve- mente, y algunas gotas de san gre mancharon la cama real. Salomé, Alejo y Ptolomeo a- cudieron a la cámara de Herodes seguidos de una multitud de es clavos y soldados. El bondadoso Achiab, rechaza do por su abuelo algunos pasos *es labois. y ¿por qué tiene miedo? —Yo no, tengo miedo señor, le —¿Tienes miedo? le ama cento; pero tus palabras me ha- cén daño. 3 —!Ah! mis palabras te hacen daño... tú venías a traerme un canastillo de manzanas criadas en los campos de Damasco... y esas manzanas... esas manza- y Herodes se detuvo ul. momenio y miró a su nieto co- mo si quisiera leer en el fondo de su alma; recoge esas manza- nas y tráelas... aquí sobre la_ca na; quiero verlas, tocarlas y co merlas, porque tengo mucha hambzre... ah, dame un cuchillo una mesa en donde se veían al- gunas redomas de vidrio. El ni- ño, comprendiendo al momento lo que quería decirle su abuelo, vertió parte del líquido que en- cerraba una botella en una ta- za, y lo aplicó a los cárdenos la- bios del'enfermo. Este-bebió con avaricia, Al. terminar dió un suspiro como si hubiera arran- cadoel .inconveniente que. para- lizaba su lengua y al momento gruesas” gotas de sudor comen- zaron a deslizarée por Su frenté. —!Ah! exclamó el. enfermo después dela horrible Icha. 'To. dos me dbandonanz. todos me| olvidan... Creí ahogarme... .. Creá, había sonado... gracias, Achiab, gracias... tú me has salvado. grandes esfuerzos, pudo. colocar al rey en su Jecho. —Yo no te abúndono nunca, abuelo mío; y una prueba de e- llo es que te traía un canastillo de manzanas, «porque sé que es tu fruta favoriaf. Son muy ricas. ...yo me he tomado la libertad de probar una. !Oh! cuando yo sea rey, recompensaré a los la- bradores de los Campos de Da- masco que tar ricas manzanas hacen producir a sus árboles y sobre todo si son tan coloradas, tan finas y tan sabrosas como esas qíue ruedan por la alfom- bra. La verbosidad del tierno adol- ¡escente tenía encantado al viejo monarca. —Ya sé, hijo mío, que me a- mas, le dijo acariciando la se- dosa: cabellera del niño, y mi- Mientras tanto;el niño, no sin! anda, trae las manzanas y el cuchillo..., Achiab recogió las manzanas, las de¿ó caer sobre la cama, y luego cogiendo un cuchillo de la: mesa donde se hallaban los medicamentos, fué a entregárse lo a Herodes. —Una, dos tres, cuatro, cinco y seis... seis manzanas, dijo He- rodes contándolas, y..mirando a hurtadillas a su nieto, !'qué her- mosas son, coloradas como. la flor “del terebinto... fínas como ¡las sedas de Siria....¿Nó es vyer- [dad'que son muy bonitas? :- —Mucho, abuelito, contestó el niño más tranquilo y casi: re- que la última hora. de:mi vida ' puesto de 'su miedo, —Pues mira, tú vas a comerte "tres... ¿lo oyes? tres; yo las otras —Pero yo no tengó ganas ya de más, las he traído: para tí. Son. tan. bonitas, que: al verlas en.ese“canastillo me dije; voy a 'cogerlas y llevárselas al abue- lito, y él me lo agradecerá. Herodes quedó un momento como estudiando 'las palabras de su nieto... 1 luego dijo:” —Pues' bien, comámoslas los dos... yo lo quiero, ¿lo oyes,- —Entonces obedezco; y el ni- fío cogió una manzana y empe- zó'a comerla. Seguro Herodes de que su nie- to no trataba de envenenarlo, comenzó a cortar otra y se la co- mió con la avaricia que etnía por costumbre, -y luego otra. Al llegar a la tercera, sus dientes ¡Se cerraron y un fuerte dolor de estómago le hizo lanzar un grito desgarrador. Los recelos volvieron a ator- respondió el niño con red de la cama, ya no podía impe- dir el crimen; pero afortunada- mente Alejo se arojó sobre el rey, y arrebatándole el puñal de las manos salvó su vida por entonces. Herodes, viendo frustrada su tentativa, ciego de rabia, lanzó un gemido y cayó sin sentido so bre su lecho. a —Salid vosotros, exclamó la hermana «del rey, dirigiéndose a exclamó agitando ced que vengan inmediatamente los médicos, porque el rey crec ha muerto. Los esclavos salieron sin vol- ver la espalda. Entonces Achiab enteró a sus tíos de lo que había. contecido, y todos rodearon la cama procu- rando auxiliar al enfermo. Aquella noche se extendió la noticia por Jericó de que el rey cansado de sus padecimientos, había puesto término a su vida, clavándose un puñal en el co- razón. go “me matará, porque, no hay; Esta nueva voló por todas par ets con la rapidez que acontece. El príncipe Antipatro, que- ge- mía en un calabozo desde la no che que el 'terribie Cingo le a- rrancó de los brazos de su escla- va, oyó a través de la espesa : puerta de su encierro, varias vo- ces que hablaban con calor. Aplicó el oído a la cerradura | y oyó estas palabras pronuncia- das detrás del muro que le pri- vaba de la libertad. —aAlgo de importante ocurre en la ciudad, cuando se ha ré- -Ozuáo la guardia” de esta torre con veinte plazas más, —Ya lo creo: como que el rey Herodes acaba de poner término a sus días. —¿Cómo? —¿Cómo?... Muy .sencillamen te: ciuvándose un putal en el corazón. —!Ah! —Yo. creo, amigo. Cocles, hp) ese viejo leproso ha hecho bien en matarse: cuando el hombre versación.... se oyeron unos pa- sos que se acercaban a la puer-; ta del encierro de Antipatro, y otros pasos qué se alejaban. El principe volvió a echarse sobre el montón de paja que le servía de lecho, procurando re- coger la pesada cadena para no hacer ruido. Poco después, la pesada puerí ta giró sobre sus enmohecidos goznes, y un hombre entró en el calabozo, cerrando la puerat tras de sí: Aquel hombre llevaba un fa- rol en la mano y en la otra una cesta de palma. Era Cingo el negro, y acercán dose hacia el miserable lecho del desgraciado principe, dejó ambas cosas en el suelo, dicien- * do con voz pausada: —Buenas noches, principe mio CAPÍTULO 1V EL LIBRO DE JOB . Antipatro se incorporó sobre la paja y, como si hubiera des- .|pertado en aquel momento, dijo con naturalidad: —!Ah, eres tú Cingo,!,.. Me a- legro de verte... esta soledad me gansa... !Qué quieres! Soy un hombre afeminado... a quien desde pequeño han acostumbra do a vivir con alguna comodi- idad... y en este calabozo no ten go muchas por elerto. —El hombre debe avezarse a todo, señor, —SÍ, es verdad, pero yo no puedo, prefiero una puñalada en el corazón, eomo la que mi no puede beber ni amar, la vida¡Duen padre se ha dado hoy, a 3 Un estorbo. —Tienes razón, Eraclio..... . yO, les pido a los sdoises inmortales! de Roma que con el primer sín zoma de vejez me envíen el ús simo suspiro de mi vida. —!Ah! me olvidaba decirte q «1 centineia que sta noche si duerma en su puesto, tiene pe- na de la vida. —Bueno es saberlo. —Las rondas serán más re- cuentes, ya lo sabes. Según eso, les da un poco de asco el prisionero de la torre al- ta. . —-Chist!.. Cocles... el soldado romano cobra. su sueldo y obe- dece, —Tienes razón, Heraclio, el tiempo dirá por quién deben des nudarse nuestras espadas. —En Roma, la muerte de un emperador es siempre una for- tuna para sus legiones, porque el nuevo rey derrama ¿2 manos lenas el oro entre los soldados. —Nosotros podíamos estable- cer esa costumbre en Judea: ¿no son los tres herederos? —SÍ, pero... Aquí se interrumpió la con- 7 'dormir en una cama dura y co mer alimentos malos. —!Ah! conque tú sabes! —Lo he oldo a través de la puerta que un soldado se la con taba a otro. —¿Y qué efecto te ha as la noticia? ,—El efecto del ento. mi padre ha hecho lo que yo haría si tuviera un puñal. ¿Tú te matarlas, señor? —¿Y por qué no? La muerte es un instante, y jamás la he te- mido... pero los sufrimientos fl- sicos me horrorizan... Veo con disgusto que los dioses inmorta- les me vuelven la cara.. me a- badonan... Yo no tengo el mal gusto de creer en el Dios invisi- ble de los rabinos de la ciudad santa: el libro de Job me daba un sueño horroroso cuando mi madre me lo leía, siendo niño para inclinarme a la paciencia. Calcula, pues, que pasa solo en- tre estas cuatro paredes, velnti- tres d elas veinticuatro horas del día. -—El rey mi señor es justo cas tigando tus rebeldias. Continuará la semana entremto VALLEY NATIONAL BANK 3 “'ENTY-NINE FRIENDLY CONVENIENT OFFICES IN ARZOS* HOME: OPICE PHOBHIC: ARDONA ' RESOURCES - , Statement of Condition. December 30, 1950 Cash and Due from Banks .......»........$ 51,618,429.75 Other Bonds and Securities .. sononoos. 17,027,347.03 Loans and Discounts ..... .... 88,913,183.31 . Loans (Federally Insured or Guaranteed) 35,590.387.93 Bank Buildings ...... - 2,089,022.52 Furniture and Fixtures .........o....... 788,222.47 Accrued Interest Receivable- .... elo 843,097.19 Customers” -Liability on L/C .... Po... 867,510.50 Other Resources .........o.oooooocororors.. 405,226.68 +... $ 268,515,416.98 Total Resoúrces . LIABILITIES 1 . Reserve for Taxes, Interest, etc, : Capital: Funds « »:, Preferred Stock ............$ 700,000.00 ; Surplus- ...... 8,000,000.0” Undivided Profits .. 2,072,316.b. Reserves 1,325,000.00 > Y E NATION BANK ¿es iró....$ 2581,074,986.00 2,729,147.87 567,810.59 1,196,455.69 _ 12,347.316.92 MEML.R OF THE. FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION AND FEDERAL RESERVE SYSTEM

Other pages from this issue: