El Sol Newspaper, June 9, 1950, Page 4

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.. Página Seis. == _—_—_—__—_—_—_———_—_—_—_—_ _ —__];-ad-Óádpp>->=- EL MART E 14 c. | —Créeme capitán— volvió decir Uries—, el hombre fué creado para no hacer nada; es- Mudia con detención su cuerpo, y verás que sus brazos Se pres- tan más a estirarse en perezosa actitud, que a cavar la tiérra ar mados de un pesado azadón. a pereza es natural: el trabajo es violento e imbpropio. El hom bre se afana y trabaia, porque asi ciee que legará un día a no hacer nada. Trabajeinos, pues, algún tiempo, y luego la regala da pereza nos estrechará entre sus amantes y cariñosos brazos. - Ur:es terminó su relación dan do un. bostezo interminable que apagó un trueno espantosa, —Mala noche— dijo uno de los bandidos. —Peor fueron las del diluvio —le respondió otro. --Como el botín sea tan pesa- do como la atmósfera, todo irá bien. —Uríes es un perezoso y cuan do él nos ha hecho salir del cas- tillo en tan cruda noche, no creo que sea con el objeto de que nos paseemos por estos barran- Cos. —Hablad más bajo que he- mos legado al sitio— dijo Uries 'acencándose a sus camaradas Por aquí deben pasar en cuan- to la luz del aiba amanezca en lei Oriente. —Entonces, será preciso em- boscarnos— repuso otro. a —'!Ea, muchachos! Cada uno «eos han venido a Juda en bus-¡ interior, hacia. los montes'de Sa: busque al abrigo de una roca un refugio contra la inclemencia del cielo— les dijo Dimas en uz baje—. Conque envolvenz Ido a sus tierras a enardecer las |encapotada, oyéndose:desvez:en cuando: la lejana .v: amenazado: ¡4 ra voz del trueno.: Lo; bandidos: bien con vuestras capas, y Cu: dado con dormirse; al primer grito de alarma, todos a mi lado Los bandidos se emboscaron del mejor modo posible en las rocas de un angosto bararnco, que era el sitio en que se encon traban. Dimas y Rríes, despreciando la Jiuvia, se colocaron envueltos len sus matelots junt> a un ár- bol “corpulento qua se hallaba pi. mo a la ver211, por la que, ur gín sus cálcules, debía cruzar la ravana. Media hora escasa horía que los var. os «lola: hy acampados en e! barra1"o e endo el can:o morct no «el cr clíllo comen*5 a oírse en la *s «ma espesuy1. Uries se irguió a el chacal que oye los pa- sos del cazador y los ladridos perro que hi trojezoduy cor / rastro. —¿Qué ocurre— preguntó Di.- mas-sin levantar la voz. -—Lo ignoro; pero nada bue- no me promet2 ese canto. —Esa ave no augura mal en ruestros libros. —Es que ese que canta no es Is no good honest,” Danny growls. 1 check-book, the job”. Jough in the bank are sure unfair to pick-pockets!” No doubt about it, you're a mighty poor prospect fora: purse- -up man when you keep your money snatcher, pick-pocket or hold course, in addition to -safeguarding in a checking account. Of your cash, your ch by mail. Your your'check stubs furnish va un pájaro sino un hombre. —:Un honibre!— exclamó em- ¡puñando la gabelina, Dimas, 1 —Nada temas: es un amigo, les un espía que me sirve bien. .—Y Uríes inmitó de una ma- nera prodigiosa el graznido es- tridente y desagradable del cue: vo. Poco después, un hombre, sal- picado de barro y chorreando agua, apareció ante los bandi- dos, diciendo: —'!La paz sea contigo, amigo Uríes! Dimas miró con asombro a a- quel hombre, que había llegado hasta ellos sin hacer el más le- de ruído. A- venga, amigo dán. ¿Qué nuevas traes? —Una circunstancia inespera- da nos quita la ¡»esa de entre las mac.» .«s «cnductores uc la caravan” .a. unan a estas <a ras nacia Jericó «rtre dos filas de terciarois .. manos. —!!Por Isaac, explícate mejor y pronto! —exclamó Dimas con impaciencia. Según parece —volvió a decir el espía— vosotros no sabéis “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE dijo Uríes. —!Quién sabe! He- rodes puede confiscarlo y poner|da, y sobre la modesta cabalga- |del náuiras. lo en venta, y en ese caso, el a» sunic es comprarlo. —¿PJuedes tú encargarte de este negocio? --Con mucho gusto. — Pues entonces, .paret a Jeri- có; nosotros esperamos noticias tuyas en el' castillo. —Mi bolsa está vacía capitén —Toma este cinto, contiene doce minas hebreas, que te bas tarán para comprar el carga- mento en caso necesario; . pero no te olvides que lo que puede tomarse no debe comprarse, se- gún el reglamento de -nuestra : profesión. Y Dimas, diciendo esto, entre- gó a Uries un cinto de cuero que ocultaba bajo los anchos 'plie- gues de su túnica. no conducía un asno-de la rien- dura iban una mujer joven y un niño de pocos meses. El niño dormía en el regazo maternal, cuidadosamente envuelto en una capa de color de corinto; la madre loraba-en silencio, y el anciano oraba en voz baja. El. truneno seguía rugiendo sobre las cabezas. de los pobres viajeros. De «pronto el anciano se detu- vo, .porque al doblar un recodo del barranco se levantó un hom bre quese hailaba oculto detrás “de un matorral, y poniéndole au lante del pecho las”aceradas puntas de una gabelina, gritó Con voz :Cavernosa: —Alto, o -eres muerto! El «anciano retrocedió dos pa- sos, la. mujer-lanzó un grito, y —Tú me acompañarás, Adán [estrechando a su: hijo contra su —Este' hizo una mueca de in- diferencia, y contestó: —Vamos allá, A Entonces Dimas reunió <a sus compañeros y les dijo en dos palabras lc que pasaba y lo que había decidido. Nadie despegó pecho, «exclamó; —'Dios de Sión, salvad a mi Jesús! Ahora el lector nos permitirá que retrocedemos. Más adelante volveremos a encontrarnos con los viojeros y RA rr e «universal de los sanza lo te 1 triste. Su n> . gloriow será invocado ea los momentos a. ,ar dolores hma a gos de =1 viva. | "que Di S la »ha elegido ¡ ara engendrar en -t. seno el 7>:-0 Divino que en do: ma de nora. e ha de :cajr con su preri.. 1 sangre el ¡00a- ¡do nefand> de la huinaridaud, Porque Ella será “un tronco re- to y brillante en que no se ha de encontrar jamás ni el nido del pecado original, ni la corte- za del pecado actual.” Su nombre será para los afligi dos “más dulce a los labios que un panal de emiel, más lsiione- ro al oído que un suave cántico, más delicioso al corazón que la valegría más pura.” Pero.no adelantemos los suce sos. Sigamos las sagradas tra- dicoines de Ofiente, y con ellas a la vista y .u re. el alma, Dios nos dará fuerzas para lle- var a término la difícil peregri- nación que nos hemos impuesto. En Nazareth, pequeña ciudad de la baja Galilea, vivía un hombre honrado, conocido con aun la nueva que alarma al pue ¡los labios; ni una queja se:esca: [los bandidos del barranco de Sa|el nombre de Joaquín, de la tri- blo de Israel y hace estremecer'pó de aquellas bocas; pero enfmaria. bu de Judá, y de la descenden- 'al tirano Herodes en su palacio. |los rostros se expresaba clara- | —En los montes de Samaria, mente el óisgusto que-les pro- sólo se oyen los aullidos de ols|ducía aquel contratiempo. 4 lobos— dijo el capitán. Uríes y el Rojo tomaron el ca- —Pues bien, en 1a cluual san;Mmino de Jericó, y los bandidos ta se cuenta que tres magos cal ,£e dirigieron, maldiciendo en su LIBRO SEGUNDO cia de David por Natham. Su es ESTRELLA DEL MAR posa tenía por nombre Ana “Una virgen .concebirá y dará | (Graciosa) Ambos eran buenos e luz un niño por nombre Em- y observaban con la fe del cora- manuel, esto es, Dios con noso- zón los Mandamientos de Jeho- tros. Este Hijo, dado milagrosa: | vá; pero el Señor apartaba de mente al mundo, será un:renue- ¡ellos su mirada, y 'Ana era esté- Dhny the Dip may on your checks. ca del Mesías prometido. El Idu- Ímeo, deseando apoderarse de lesos extranjeros que han llega espera1.zas del pueblo judio con sus falsas nuevas, ha mandado por todas las tribus sus solda- dos; los viajeros son detenidos, interrcgados; sus mercancías sufren un escrutinio escrupuloso y esa suerte ha cabido a los e- giptos que esperabais por este barranco, pues a estas horas ca minan hacia Jericó, custodiados por los legionarios del rey de Jerusalén. —¿De manera que ese tesoro? —preguntó Dimas. —Caerá indudablemente en * poder de Herodes —replicó el es pía— el cual, al saber su desti- no, se apresur"« a remitirlo 4 Roma como una rruestra del respeto que le inspira la ciudad impía. Dimas se encoió de hombros] haciendo un gesto con la fiso- nomía, y lueg dijo con 'impasi- ble e indiferente entonación: —Este asunto se ha desgra- ciado. Es preciso resignarse y esperar otro tiempo mejor. Sin embargo, sería muy convenjen- .te no perder la pista a esa car- | 'gamento de trigo, s a dead loss to me. People ecking account lets you pay cancelled checks are ideal checking account next pay-day. VALLEY NATIONAL BANK TWENTY-NINE FRIENDLY CONVENIENT OFFICES IN ARIZONA MEMBER FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION maria. La 'luvia : había *“exm30; ¡pero la noche: contínuaos.cóbsoura y caminaban: taciturnos: y “eabizba vo del tronco de José una tlor de su raíz. Será llamado 'Dios fuerte, el Paúre del siglo -el Príncipe de la Paz. «a-la vista de los pueblos; snaciones vendrán a ofrecer- lu, después de veinte años de matrimonoi. Joaquín podía rom; "per aquellos fecundos lazos, | dándole las letras del divorcio que la ley de los fariseos con tanta facilidad concedía. Ley bárbara, inhumana, en jos, demostrarido: su mál+humorjle!sus homenajes, y su sepulcro |que las esposas se convertían al más pequeño . incidente: que se atravesaba. ante' su: peso. Un charco de agua, un-resbalón,. * era saludado: con una blasfemia -.glorioso. . (Profecía Isaias). CAPITULO 1 MARIA Voy adar comienzo al tibro de en esclavas y los esposos en des póticos señores, “pues sólo con haber hecho cocer demasiado la vianda del amo de la casa, a no horrible Habían abandonado -5u't¿a: Virgen.: La inspiración de Zo-|Ser bastante agraciada, el hom- madriguera desafiando'la crude za de la noche, con la.esperan: za de un botín fabuloso y:regre- saban saldados hasta los' huesos y con el lodo hasta la cintura, sin haber «umentado un ¿mise- rable óbolo a su fortuna. Cerca ya del castillo de Hebal : al atravesar un pedregoso ba- ranco, oyeron pisadas de gentes que se aproximaban en: direc- ción opuesta a la que ellos se-iglorioso nombre dará color guían, Dimas hizo que se detuvieran sus soldados y se ocultaron: de- rrilla, el genio de Murillo, se tempequeñecen: ante la hermosu ra: de la Madre afligida que Jllo- ró en la cumbre del Gólgora la muerte de su Hijo. La grandeza de María es divina; por eso no llega a ella el talento humano. Perdona, pues, si mi insuficien- cia se atreve a narrar tu dolo- rosa historia, La fe cristiana a-¡ lienta mis escasas fuerzas; tu a mis pálidas ideas; en Tí confío para llevara a cabo la penosa pergerinación que me he im- trás de unos mtaorrales y-en las Puesto. quebraduras de las rocas. Nazareth, patria de una Vir- “Jsalían de dos corazones puros q pick your pocket, but his signature “Why it's enough to make a thief turn “When 1 lift a wallet' and it turns out to be luable data for budgeting and income- tax reports —all good reasons for coming in and: opening a Mientras tanto, por el angosto |£€M, cuna de un Dios, envuelta barranco que conducía a donde aún con los últimos crespones estaban los bandidos embosca-|1de'la noche, duerme tranquila dos, caminaba un venerable an-j2 Un extremo dei pintoresco va- ciano, envuelto con el manto |:le: del Esdrelón. La suprema voluntad*del Haxedor la ha colo cado: en el seno de dos colinas, que, madres cariñosas, la estre- chában. con »us robustos biazos para librarla de las tormentas otofiales. 'Nazareth, azulada paloma de- Oriente qu- furmaste tv n lr a la som: a “el ::»- on-para em vriagarte con e. perfu»: que te "rvían loz tloridoss «108 de Canaán que fueron en .n tn po el condicia3o jariun d> la tri tu ásradtica do sa ulón"... 'Nazareth, modesta azucena :de los valles, en cuyo eáliz de- positó Dios la: perla de Oriente, el grano de oro del Cristianis- mo!... Jerusalén, Séora y Bey ¡suth te miraron con desprecio porque se creían las reinas de ralestina, porque ignoraban q' tú estabas destinadz a ser el ni io santo anunciado «n las ptu- fecías, la fuente inagotable de la salud del alma, el esplendo:o s: ce la fe y la esperanza. El celeste rocío cae sobre tus campos, Jehová te saluda desde su trono de luz, y los árboles cantan el homno: de bievenida, porque las profecia; can a cum- Pplirse,: Una: niña, hermosa como ta estrella de la mañana, aca- ba: de respirar es primer soplo de la: vida y, de su pecho virgi- nal se escapa un gemido de du- lor. Es el prime"> Ce un Ser que nace; de un Ser que viene al mundo a 'n:e:ceder eternamean- te“ por nosotros. Y sin embargo,. aquella débil criatura ha nacido destinada a ser la Reina de los cielos, la Ma dre de los ángeles, la esposa de Dios. Los conquistadores de la tie- rra depondrán los cetros a sus plantas, lus reyes doblaran an- te Ella sus altivas frentes, y los afligidos, imnlorando su protec- ción irán a vcucrarla de rodillas pue los. a.. arce Jevantados pt" la fe cristian”. Porque Ella se- who. put their bills the:easy way, legal: receipts, and 1 * bre podía repudiar a su mujer y¡ unirse con otra.” ! Ana, pues, vivía triste, porque, la infecunidad era mirada en | Israel como un oprobio. Pero | Joaquín amaba a su esposa y vivía resignado entre el traba- jo, la oración y la limosna. Pe- idían con fervoroso acento a Dios les concediera un heredero ¡para verse limpios de la man- cha que sobre ellos pesaba, y Dios escuchó sus ruegos, porque ponían en El la fe y la esperan- za. trañas, agitarse el germen de lun nuevo ser y loca de alegría, fué a participárselo a su esposo. Pasó una luna y otra luna, y por fin una mañana del mes de Tisri Ana fué madre, y Joaquín presentó asus parientes y ami- gos una niña hermosa como ur ángel, rubia como el polvo de oí» Ce los mercado:cs de Egipto. Nueve días después, según las costumbres de los israelitas, se reunieron en la casa paterna vara dar un nombre al nuevo vástago. El padre le puso el más her- roso, el más sublime que han ecmbinado nunca las leisas del alfabeto, porque él soio encieria un poema de inagotable ternu- ra. ¡ Este nombre era Miriam (Ma-| ría), nombre que en la lengua siriaca significa Soberana, y en! hebreo Estrella del Mar, ¿Y cómo darle otro nombre y, que mejor explicarse la alta dig! nidad de la Virgen, que había de encerrar en su seno al Mártir del Calvario? San Bernardo lo ha dicho: “María es en efecto aquella hermosa,y brillante es- trella que resplandece siempre sobre el mar visto y tempestuso del mundo.” La mujer hebrea se purifica solemnemente en el templo o- chenta días después del parto, ofreciendo ante el ara un cordi- llero blanco o dos tórtolas. si es pobre, o una corona de oro si es rica. Ana era pobre y ofreció una tórtola al sacrificio; pero a- gradecida al precioso don que Jehová le había concedido, le empeñó su palabra de consa- grar su hijo al servicio del tem- plo, cuando aquella tierna flor que le dedicaba supiese distin- guir el bien y el mal. Ana crió a slus pechos a Ma- ría, porque en Judá las madres tienen la imprescindible obliga- ción de criar asus hijos. Ajena la hermosa niña desde sus más tiernos años a los juegos subyu gadores de la infancia, creció en ¡tre la meditación y las tiernas Ana sintió, en fin, en sus en-, ¡ne de Galilea, sembrado por to- A los tres años era mirada con respeto por todos los humildes habitante de Nazareth. En sus ojos azules como el cielo de O- ¡riente, brillaba una chispa de ¡luz divina. Sus labios, nacara- dos como el cerrada cáliz de los alelíes de Jericó, tenían siempre una sonrisa de indefinible dul- zura para todos cuantos se lle- gaban a Ella. Los abundantes rizos de su rubia cabellera caían como una lluvia de oro sobre la modesta túnica de lana azul q' cubría su delicado cuerpo. A rescas estaciones primaverales, su padre la llevaba a pasear por los floridos jardines del va- le del Esdrelón. La hermosa niña, sentada a la sombra de uno de aquellos “orpulentos sances que tantas veces cob ren bajo sus melancólicas r nas las caravanas árabes se ccmplacía en :earder su du.ste witada por el cluwr y diáfano cielo de Gali'ea. Su padre no se atrevía a inte- rrumpirla durante esos momen- tos de celeste contemplación. erevéndola ins: Hada por algu- na revelación d.vina. Luego, al ” ¿resar a su “sa, cin sus n2- 'gueñas manos l 21cas y finas como la fior del terebinto, hacia un ramo de narcisos, anémonas y azucenas, y durante el cami- no se complacia en aspirar su delicado perfume. Muchas veces su padre le cogía el dorado fru- to que le presentaban al pasar el sicoromo y el plátano, y la ni ña lo guardaba, y al llegar al pueblo ofrecía a su madre aque- lla preciosa fruta y aquelas hermosas flores, diciendo: —Padre se ha acordado de ti; te trae esto. María llegó a la edad prefija- da por sus padres para entregar “la al templo sagrado, según lo 2- virgenes de Israel, Los parientes ce Joaquín se dispusirrun a a compañarla, pues según los he- breos, debían presenciar la sa- grada ceremonia. La humilde caravana sal)a, pues de Nazareth en dir=cción a Jerusalén. Era la estación de 113 3 e! Cisón, seca durante 1 royo messe del estío, jas turbulentas aguas. Los via- jeros evitaron el peligro que el río les o/recía, tomando las pen dientes embalsamadas del Car melo y la fértil y arenosa llanu- :a del Sarón, invernadero peren das paríes de naranjos, palme- ras y abetos. . Llegaron por fin después algu nos días de marcha a la populo- sa ciudad de Jerusalén, y entra- ron en ella por la puerta de Ej.aím. CAPITULO II LA VIRGEN DE SION Algunos días después, los pa- dres, seguidos de sus numerosos parientes attaviados con el tra- je de gala, se encaminaro, al 1iemplo; Joaquín llevaba en sus brazos el cordero sin mancha ql debía ofrecer al Señor. Ana, S:1 esposa, conducía a su hija. La santa niña llevab en sus peque- fas manos, envuelta con un tro- zo de blanco lino, la flor de ha- rina indispersable para el sacri ficio. Oigamos lo que dice de la presentación de María al abate Orsini: “Atravesando el patio exterior en que el extranjero debía dete- ner sus pasos bajo pena de muerte, el séquito se aumentó con buen número de empleados de; rey. de fariseos, doctores y demas ilustres, que una dispo- sición secreta de la Providencia había reunido por casualidad bajo los pórticos de Salomón. “Paróse un moment la comi- tiva en las gradas de mármol del “chel”; allí los fariseos exten dieron sus tephilim, y cubieron sus frentes orgullosas con uno de los lienzos de su talet, de la- ra blanca y fina, adornado con granadas de púrpura y con cor- dines de-color de jacinto; los valientes capitanes de Herodes se envolvían en sus ricos man- to3 prendidos con broches de e- ro, y las hijas de Sión se vela- ron más estrechamente con lus pliegues de sus velos po: respe- to a los ángeles del santuario. “La divina niña y su brillan- te comitiva traspasaron la puer ta de bronce que cerraba a los puerta de Nicanor giró sobre sus goznes para dejar pasar la caricias de sus padres. víctima., y ofreció en perspecti- ' DEL GOLGOT —Opino lo mismo, capitán —|gris de-los galileos. Este ancia-¡rá el dáis»r. lgunas tardes, en las pinto-; tenín ofrecido, como una de las! sobre su lecho de arena sus 1o-; profanos el sagrado recinto. La; Viernes 9 de Junio de 1950. va el templo de Zorobabel con sus coronas votivas, sus puertas “Ide planchas de oro, sus paredes constfuídas con piedras enor- ¡mes y pulimentadas, en las que las manos de los iglos habían |extendido ese tinte de hoja seca [que distingue los antiguos edi- ficios del Oriente. “Todo era grande y venerable en la casa de Jehová; y sin em- bargo, a pesar de su magnificen cia, !cuánto había decaído su esplendor y santidad! Un no sé qué defectuso e incomnleto se hacía sentir hasta en sus ceze- |monias -más imponentes. Sus sacerdotes no eran ya los ungi- ldos del Señar,. El Arca Sarta ¡había desanaiccido. 1] *Fero un día glorioso iba a brillar, y el Oriente empezaba i ciamin:1se. “Los sacerdotes y los levitas, reunidos en la última grada re cibieron de las manos de Joa- quín ia víctima “lr prosperidad. Esos ministros del Dios vivo uo tevían la frerte ceñida con el laurel o .on el apio verde, co mo los sacerdotes de los idolos; una especie d mitra redondeada ¡de un tejido de lino muy espeso, ¡un túnico largo, también de li- no, blanco y-sin anchura, apre- tado por un cinturón bordado de oro, de jacinto y de púrpura, componían el traje sacerdotal, ave no se llevaba más que en el tumplo. Tispués de hav>rse echada so bre su hombro izquierdo lus ca- bos flotantes de su ceñidor, uno de los Echaneos tomó el corde- ro, cuya cabeza volvió hacia ei ¡Norte, y le hundió en el cuello i-! cuchillo sagrado, pronuncian- do una breve invocación al Dios de Jacob. “Lu sangre, que caí1 en un vaso de bronce, quedó reserva- (da para rociar ins cuernos del Hear. “Hecho esto, el sacrificador a- montonaba en un espacioso pla- to de oro las entrañas, los riño- nes, el hígado, la cola y los de- más partes de la víctima, que varios levitas le presentaban su CESIVI , Gesprés de huher- las lavado con todo esmero en el | s, ¡salón de la fuente. El puso so- -|bre la oblación el incienso y sal er seguida, subiendo con los pies desnudos el suave tramo ¡que conducía a la plataforma dei altar de los holocaustos, hi? zo libaciones de vino y sangre, arrojó a la brillante llama que ningún soplo humano había en- cendido un poco de flo” de hari- ,ha desleída en una copa de oro ¡con aceite de olivo el más puro, y puso finalmente. la ofrenda pacífica sobre los ardientes le- ¡ños que habían salido del gran ¡bosque de Sichem, y que los o- habían reconocido con cuidado ficiales superiores del templo y despojado de sus cortezas. “El resto de la hostia, con re- serva del pecho y de la: espalda «derecha, que pertenecía a los sa crificadores, fué entregado al es ¡poso de Santa Ana, quien divi- dió los ¡pedazos entre sus inme- diatos parientes, en conformi- dad con las costumbres de su pueblo. “Los últimos sonidos de las trompetas sacerdotales se aper- cibieron a lo largo de los pórti- cos, y el sacrificio ardía aun so- bre el altar de bronce, cuando un ministro del templo bajó al atrio de los mujeres para termi nar la ceremonia. “Ana seguida de Joaquín y llevando a su hija en brazos y la cabeza cubierta con un velo, se adelantó hacia el ministro del Altísimo y le presentó la jo- ven sirvienta del Señor, pronun siando conmovida estas tiernísi- mas palabras: Yo vengo a ofre- ceros el presente que Dios me ha hecho. “El sacrificador hebreo acep- tó en nombre del Angel que fe- cundiza el seno de las madres el precioso depósito que le en- tregaba la gratitud, y bendijo a los santos esposos, como Helí el pontífice había bendecido en otro tiempo y en una circunstan cia semejante al piadoso Elca- na y a su dichosa consorte. Ex- tendió en seguida las manos so- bre la asamblea, que se incli- naba a su bendición pontifical. !Oh, Israel! —exclamó —, dirija el Eterno hacia ti su luz, hágate prosperar en todas las cosas, y concédete la paz! “Un cántico de gozo y acción de gracias, armoniosamente a- compañado por las arpas sacer- dotales, terminó la presentación de la Virgen.” Continuará la semana entrante

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