El Sol Newspaper, June 10, 1949, Page 4

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-_ Blanca Consecuentes con su plan de ¡Desde su sitio hasta donde es. conducta, ni Rafaél Maria ní su¡taba la nuera, se vió detenida madre quisieron escatimar nada |por un grupo de muchachos que para que lab oda resultase de|pedían se les repartiese el aza- una solemnidad conforme con |har de la novia y esto entretuvo su rango. Así, la sospecha de si¡un instante a la dama en su Ca. sería o no seria a gusto de la |mino, pero llegó al fin y con ri. madre vióse detenida por el lu-[sita amable, que hizo pensar a jo de pormenores y le buena vo.[todos en lo bién que “le había luntad y el contento de la seño.|caído el casamiento — !quién Ta puso en todo lo que a ¡a ce-'tenía que pensarlo con la cancia remonia concernia. La señora de que era! — dijo Mercedes. Lónga, al saberlo por unos y por otros, de cierto se iba a sen-[conmigo, querida? Terminamos tir desroncertada y a preguntar-|en seguida. se atónita si “aquella gente” —Claro está que sí. : eran capaces de haber recibido| a enlazó del brazo y el remo- cun los brazos abiertos a una |lino de tul y sedas blancas se Mercedes Sandoval cuand) tan|confundió con el otro remolino ci1iruamente la demostró Maria!lde sedas y encajes negros. “eresa que no Jes interezaba suj No había cambiado la expre. niña. sión afectuosa de la fisinomía El esntro de este banquete de de María Beltrán cuando se sen _Lodas fué la hermosa desposa-|tó con su nuera en un divancito aa. Medie dudó d» que Rafas [del vecino gabinete. . «¡aría se casaba prof,undarcen.| —Dentro de un rato vais a sa. t €: amorado. Los parientes aco|!ir para Roma y antes de sepa- g <ron con simpa .. el- gesto ju-|"arme de ti quisiera darte unos .enil y generoso del muchacho- Consejos, hija — explicó con a. —sien pre cae biza eso de hacer “ento maternal, la marquesa u +. 1..: trimonio po: amor; es ro. viuda. 4 mántico y noveles >» y le da cier| No la conocemos nosotros lo tz. grreola de hér»» al protago-|bastante a esta marquesa viuda nista — y se ap:? uraron a ma-|de Vall de Ebo para afirmar si 1.11 a la novia —- una novia¡en las palabras que a continua. tan «.egante y ta: “bien con el|ción había o no la intención de sello tan modern> — la satisfac|lastimar a la muchacha, de e- con con que veixa entrar en la¡char un jarro de agua fría sobre Íva'lia. Si lo que deseaba Ju [su incipiente felicidad, si ello r.arqi esa era da: una sensación era venganza por no haberse d2 1ormalidad, podía gstar sa-|plegado a su deseo renunciando £i- ¿cha porque su propósito es-|a su enlace con Ráfaél María, taba logrado y con el tajado o simplemnte fué una sugestión cualquier conato de :naldicien-|de su conciencia anticuada y ri. cia en torno a los recién casa-|gida y ella creyó cumplir un de- dos. Y ahora, después de efec.|bre con vistas a la ventura del tuado el enlace, de cuenta de|matrimonio. El caso fué que sus Rafaél María corría al dar una ¡palabras sumieron a la pobre réplica adecuada a cualquier [muchacha en un abismo de con- . atrevido que insinuase en sen-[trariedad y desesperanza. tido de desprestigio para'el n»m| —Quisiera decirte, hijita, algo bre de Mercedes, que ya era elique a lo mejor te parece desa- de marquesa de Vall de Ebo con | gradable. todos los honores. —Nada que tú me digas ma. A A AAA A AAA —¿Puedes venir un momentoj¡ “EL SOL* SEMANARIO POPULAR INDEFPENDIENÍA e a AAA fado. as muchachas soléis leer¡confía; que por cualquier tonte- ¡tienes a mí de doncella... demasiadas novelas y creéis q'lría no se empañe. No me refiero PO la vida es unapelícula de cine! lal honor; ya sé que eres una|de un brazo a la nube blanca ¡nio con ese pesimismo. Al con. chica perfectamente honrada......| que era Mercedes Sandoval. En;trario, debes hacer ei propósito ! Y es tan distinto todo! Aparte de que el papel de la mujer en sE matrimonio es siempre el de esa justicia... —no pudo menos Y sin más requilorios, arrastró cha subieron las escaleras en obedecer y plegarse a la volun. de saltar Mercedes con amarga |tropel de todas las muchachas tad y los gustos del marido, y ironía... que has de tener en cuenta que La marquesa no recogió la in en la casi totalidad de los casos |sinuación, y continuó: el éxito de un matrimonis Je-! ( «e: talento 12 una mujer/importancia de esas que brotan pom. —... Sino a desavenencias sin convidadas a la boda, con el an sia de coger el primeralfiler cuando se quitase María Teresa el velo. Como una atontada, Mercedes Y “ú, cuerida, has d-: desplegar en los matrimonios y que levan [acabó 'mecánicamente su arre- .dás díplumacia qn: otras por |tan en derredor polvaredas de|glo: se miró en el espejo, se re- críticas y comentarios. Un gran tocó las cejas, rectificó la posi-|¿no crees? ars €. rciales circuustancias en que os habéis casudo. En los [nombre es algo muy delicado; matrimonios en que el amor no¡el polvo le empaña... entra por nada, como en éste, la Mercedes iba sintiéndose har- ción del sombrero y volviéndose de casa a la doncella —<que ha- bía de acompañarla a Roma; mujer ha de ser muy inteligen-|ta ya detan to nombre y de tan|juna doncella elegante elegida te para lelvar al hombre, porque [to honor. La apretaban un poco por María Teresa — tomó de no puede en ningún momento los zapatos de ante blancos y sus manos el bolso y los guan- sentirse ayudada por la fuerza |deseando quitárselos. Además, ¡tes de piel color castaña, a tono la marquesa —inconsciente o in con su perfecto traje sast.2, sus Mercedes, palideció hasta que|tencionada, Dios lo sabrá — la Zapatos y su sombreca. Al val. darse tan blanca como su /es-[setaba torturando con tanti re.'verse de cara a Maria Teresa. tido de novia. a marquesa esta macharle que su hijo se había | mudanza de color y objetó conjcasaflo con ella sin quererla y alguna impaciencia. ! demás zarandajas; pero la se- que presidía el atavio sentada en una butaquita, ésta: se asus- tó de la palidez de las mejillas —Supongo que no habrás si. fora se sentía en vena de elo.|de su cuñada. do tan necia — y perdona la frase — como para llegar a ha- certe la ilusión de que mih ijo se casa contigo enamorado... —No— confesó Mercedes casi sin voz. —Ni te habrás forjado la loca cuencia y había que aguantar ¡ el palo de la gaita. _ —Piensa también que has de vivir en un medio muy selecto, con gentes de una educación perfecta... —¿Tienes miedo de que la —Estás como una murta, cria tura... Un poco de carmín, Marie ta, haga el ravor. No, carmín no. No me he puesto nunca... —Es que ordinariamente no lo necesitas, pero ahora.... míra- esperanza de llegar a enamorar mía no esté a la altura conve-|te al espejo... ¿Qué tienes chi. Té... Mercedes no respondió a esta última sugerencia, lo cual hizo fruncirse el ceño de la dama y palpitar con nerviosísmo las a- letas de su nariz. —Mi hijo es un muchacho muy del día; de los que se ríen de romanticísmos y demás za- randajas. Pertenece a esta ge- neración incrédula que no ad- mite nada más que materialis. MOS... —'!No, no diga usted eso! Ra- faél María en el mismo hecho de casarse conmigo, ha demos. trado que sí es moderno, no es materialista. Porque para casar- se conmigo en las condiciones en que él se ha casado —pudien do no casarse — hay que tener un concepto muy escrupuloso del honor y un culto muy mar- cado por todas las tradiciones familiares de hidalguia. Ya sé que él no ha casado conmigo por cariño, sino por egoísmo...... y por deber de conciencia. —¿Cómo por egoismo? —'Cuántas veces me ha dicho que no podía vivir tranquilo con —'Lindísima marquesita penjmá — era la primera vez que!lese peso sobre su conciencia si só el novio viéndola sonreír afla llamaba así y le costó lo su-!no se casaba conmigo después su vecino, el padrino, que la en|yo, no sabía por qué, pero el tretenía con una pesadísima caso era que esta mujer la ins. charla de señor mayor. Y cuan-|piraba más respeto y temor que do concluyó el banquete, mo. [cariño — me puede ser desagra mentos antes de pasar la novia dable. Ya sé que me lo dices por a su aposento a cambiarse de |mi bien. traje, el destino descargó sobre de.....aquello! —Pues sigue creyendolo así y te evitarás muchos sinsabores. No esperes jamás que Rafaé) María sea un marido apasiona. do. No les pidas a él y a la vida niente? —Tengo miedo —respondió severamente la señora — de q' te sientas un poco burguesa y hagas alguna escena desagrada- ble a tu marido... y esa trascien [da hasta el exterior poniéndolos a los dos en ridículo... —¿Una escena desagradable? ¿A propósito de qué? | —A propósito de unos celos, pongo por caso.... Rafaél María! les joven. Ha de ser galante y: ¿atento con otras mujeres. A ve. ces las necesidades de su carre- ra le llevarán a un discreteo, no [sé si me comprendes... Y tú has de tener bastante talento para hacerte cargo' de todo esto y aceptarlo con filosofía, sin darte siquiera por enterada. Los ce- los son algo tan vulgar... ¡ —Estaré por encima de esa ¡vulgaridad, tranquilízate, ma. —Lo dices amargada. —Lo digo en serio, solamente. Mal puede sentirse una mujer que sabe que su marido se ha casado con el lasin quererla y que llega al matrimonio con la seguridad absoluta de que nó ha de quererla jamás. —Yo, no he dicho que no te quiere. Hay tantas maneras de querer... Yo, lo que te he asegu- rado es que nunca se enamora- rá de ti Rafaél María. —Y yo no concibo que se pue. mor ausente; porque también ! quilla? Mercedes no pudo responder. Una súbita flaqueza la rindió y a tientas buscó el brazo el bra zo de su doncella para apoyarse en él. Dulcemente, la mucha- cha la dejó sentarse en la buta. Ca cercana y puso un almoha- dón sobre el respaldo, solícita, para que descansara la cabeza. —'Hijita! Pero qué tienes? — exclamó, alarmada, María Te- resa, acudiendo a su lado. —La señora marquesa está rendida de tanta emoción, seño. ra condesa. Con permiso de las señoras voy a tarerle a la seño. ra marquesa una taza de tila con azahar. Y sin aguardar,más, la dili. gente muchacha salió del cuar. to dejándolas solas. Maria Te- resa está abrió los ojos y a su cuñada en aquella postura, la pasó suavemente, con infinito cariño,, su mano sobre los ca- bellos con un gesto de ternura y gratitud.. Y su voz era flaca, dk- bil, cuando quiso tranquilizar. —No te asustes, María Tere- sa, no es nada. De repente he sentido un mareo ridículo. Claro: las impresiones de |hoy..a no ser que mamá te ha- ya dado algún disgusto —sospe chó inquieta:— porque mamá se pinta sola para aguafiestas. Es muy .cportuna. Todo lo hace por bien —dice ella— pero nos echa —Así es, querida. Oyeme. Te|más de lo que te dan. Ya lo sa.|dan sentirc elos estando el a-¡a perder los mejores dias. —No, no, ni pensarlo. 'Pobre Viernes 10 de Junio de 1949, [ —Pues no debe parecerte im. caos del alama, señalándole un posible, ni debesir al matrimo- —Menos mal que he haces |pos de ella, como una avalan-|de enamorarlo. Debes prometer. ite a tí misma conseguirlo... —¿Y si no se realiza? —Ha de realizarse por rfuerza. Entre dos seres tan bien dotados el amor tiene que saltar como una chispa: É —El amor es algo ridículo y constituye un estorbo en nues. tras vidas de mujeres galantes, María Teresa miró detenida. mente a su cuñada de alto a bajo, con un recelo en cada ojo. —Eso no lo sientes tú así: eso te lo ha dicho alguien. No hay muchacha de tu edad que no sienta el deseo de querer a un hombre. y —Hay muchas maneras de querer. —Entre marido y mujer sóla una. Y ahora escucha bien lo que voy adecirte: no rehuyas nunca por una dignidad y-.un ¡orgullo mal entendidos el cum. ¡Plimento de tus deberes matri. I moniales. Supongo que no nece camino a seguir, adornando su vida con estímulos de conquista Amar era un deber y conquistar a su marido un derecho:. De pronto, se enfrentaron su conciencia y-ella; y con un go- zo inmenso vió que las razones de María Teresa, tan simpáticas eran como un eco en las pala. bras de la iglesia. Recordó frase sueltas de la epístola...No cabía duda... Los consejos de María Teresa y las razones de San Pa blo estaban de acuerdo. Tenía el deber— el deber, ¿eh? — de amar a su marido y el derecho de luchar hasta conseguir su amor. E Una sonrisa inefable floreció en sus labios..... Rafaél María, esperando en vano una respues ta a cierta pregunta, alzó los O. jos del mapa y alcanzó a reco. ger esta sonrisa luminosa. Estre chó suavemente la manecita q' se recogía sobre el halda: —!Querida! ¿En qué piensas? —En tí..— respondió ella sin vacilar. —Y a Rafaél María le pareció |que de repente le nacían alas y sitaré decirtelo más claro, que. comenzaba a volar— como el a. vión— por un cielo inmenso. Mercedes asintió co un rubor[sólo que en este cielo todo era y su cabeza se bajó confundida !Qué extraños y diferentes pun tos de vista entre la madre y la hija! —Sé siempre una esposa dócil y complaciente, Conozco a mi hermano y ganarás más con l: dulzura que'con todos los des- plantes. Llegarás a hacerte co: él .El amor, llama al amor. —/Pero es que yo no estoy enamorada de Rafaél Maria — gritó casi en una protesta de to do su orgullo, Mercedes Sando- val. María Teresa la atrajo hacia sí, apretóla contra su corazón la besó cariñosamente en la me. jilla y murmuró con un temblo: de lágrimas en la voz. —Le has querido desde... a. quella noche. —!No.! —St: no lo sabías, pero le ha: querido y te hago la justicia de concederte que si has pasado por todas las cosas desagrada. bles quep oh. su causa te har venido ha sido precisamente por eso: porque le querías. Y s contra viento y marea te has casado con él, ha sido por eso: porque estás enamorada. Y esa es para mi la mayor disculpa “¡de todas las aecicones que se puedan cometer en este mundr Y sé ciertamente que si tú no llegas a estar enamorada de mi hermano, ni arasrtrándote co: una maroma te traten al altar. —!María Teresa! Sí, hiia,, sí. Entre tú y ve que nos queremos, ¿a qué dis mular? T úestás enamorada Nc ella el golpe que no podía mejhas casado con Rafaél María.|bes. No vayas a empezar a for- nos de faltar en medio de tanta | Esto es el hecho. Ahora hay que |jarte novelas y esperanzas locas felicidad. Al levantarse la no«+|dar de mano a todas las tonte-|y cuando se te defrauden le ha. vía, seguida como de una Corte |rías que se interpongan por ¡gas al pobre muchacho la vida tú habrás de concederme a mí mamá! — mintió valerosamen-|olvides que levas andada la m! la suficiente dignidad y el sufi-;te Mercedes.— Solamente me ha tad del camino. Yo, cuando me por el enjembre de muchachas | cualquier cosa — propia o ajena |imposible. bonitas que iban a disputarse |-—entre vosotros, y por encima reñidamente el honor de quitar-|de todo hay que procurar ser le el primer alfiler de su tocado, |felices. Claro, que esta felicidad —Descuida, mamá — respon. dió Mercedes, con orgu!lo. —Ycuida siempre de llevar ciente puntillo para no enamo-. rarme del hombre que tan indi. ferente se siente a milado. Des- cuida. Seremos un matrimonio mundano y elegante tan perfec- se levantó también la suegra. [noserá acaso la que tú has so-|muy alto el nombre que se te to, Gue te sentirás orgullosa de AMATEUR Hurtling around the straightaways in driving ability. To stay on curves wheel-to-wheel, and roaring down blinding bursts of speed requires flawless the pace lap after lap calls for profes- — a bd Y sional skill and judgment acquired only with years of experience, One miscalculation eould be fatal! For the same, sound reason, settling an estate is likewise no job for an amateur. The respon: sibilities involved are too great to entrust to an untrained, inex- perienced Executor, bécause here, too, “miscalculations could be fatal to your family's financial security. 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Desa- lentada, púsose en pie, dando por terminada la entrevista. —¿Eso es tod olo que que. rías de mí? —Eso: darte unos consejos q' quizá no me agradezcas ahora, pero que te evitarán muchos su- frimentos. Ya te he dicho antes que las chicas soléis comparar la vida a una película, y contra esa he querido prevenirte, hija. No te encarames demasiado al- to en el palacio de la quimera y el batacazo sea mortal. ¿A qué puedes tú aspirar más que a | una estimación y un respeto en tu marido? iCuántas mujer es que valen más que tú— se le escapó al fin— no tienen ni si. quiera eso! No podías más y vá. lete de tu talento práctico para vivir en la realidad. Mercedes estaba punto de contestar Dios sabe como, cuan- do Maria Teresa, con un mara. villoso 'traje verde pálido sobre] el que caía en cascada su precio sa mantilla blanca de Chantil. estado dando unos consejos muy | casé, no estaba ni en el comien. útiles...Que no se entere mi ma- dre ni Flora de esto, ¿eh-? —¿Ya estás mejor? —Claro. siéntate. Sentada, María Teresa, en la banqueta del tocador, junto a Mercedes, la miró casi vomo una madrecita, llena de ternura y de conmiseración. —'Cuánto siento que te mar- ches a Roma, querida! —Y yo. Hubiéramos sido muy buenas amigas. Te quiero mu- cho, María Teresa. —También yo, muchacha. La mento no poder guiarte en tus primeros pasos por la senda de! matrimonio. !Ya soy veterana! Casualmente la madre y la hi ja, coincidían en la materia de su charla. —úTu, te casaste enamora- da? — preguntó -de pronto Mer. cedes? S —Creo que no. Mi casamiento fué más bien un arreglo de fa- milia. Yo era muy joven y pasé por todo lo que mi madre quiso. A mí no me seducía a mis dieci séis años locos más que la curio svidad de ser novia y el deseo de llevar unos trajes muy lindos y aquello de oirme llamar se- fiora y tener el rango de ama de casa.¿Eso de mandar y orde. nar? Me volvía Joca. Pero des. pués me enamoré hasta las ore- jas. —¿Y él también? —También él. Só. Fué muy lindo, te lo aseguro. ¿Y es dicícil? —¿El qué? —Enamorarse,: —Muy fácil. —¿Y enamorar a otro? —Según scea el otro y como .|ly, entró en el saloncito. Un po-|sea.. Come in with your attorney and let's talk over your estate plans. There is, of course, no obligation of any kind. A TWENTY-MINE FRIENDLY CONVENIENT OFFICES IN VALLEY NATIONAL BANK3-27 ARI MEMBER FEDERAL DEPOSIT INSURANCE CORPORATION VALLEY NATIOmAL ZONA x co frunció el cefñor al ver a su madre en coloquio con lo nuera. !Con tal de que la señora no le hubiera dado el día a la pobre muchacha! —pensó.... —Bueno: pero ¿qué hacemos aquí? Luego toda van a ser pri- sas, hija. El avión no espera a nadie. De manera que, vivito, a quitarte esa ropa y a vestrte 1 —Rafaél María, por ejemplo, debe: ser muy ficícil. —Tú lo crees? —Só6: tu hermano me parece inexpugnable. —A ti te han hablado mal de Rafaél María. —No, no creas. Es que le veo| tan alto, y con tantos méritos, que me parece imposible que un zo en la senda. —¿Se puede? —Pase, Marieta. —Tómese la señora la tila. luz y transparencias. Ni una nube. Si alguna alma suspicaz espe raba que se desarrollase una. es cena entre los recién casados la misma noche de sus bodas, fa. 1ó en sus anhelos; porque co. mo si la lema de este matrimo. nio fuese el de una perfecta nor malidad, nada sucedió que no ¡haya sucedido y tenga que su- ceder mil veces en otros tantos matrimonios ramplones y vul. gares: esto es, que los señores llegaron a su casa muy cansa. dos, que cenaron casi silencio. sos, pero muy contentos — por lo menos él— y que tan pronto 20 moles pareció poudente se metieron cada cual en su cuarto Esto era lo que podrían contar al día siguiente los criados que sirvieron la cena. En cuanto al ayuda de cámara del señor y la doncella de las eñora, hubie:an podido añadir algo más. - Esto es: que el señor, tan pronto se vió con su pijama azul obscuro vivitos blancos —último: grito— echó mano de una bata de seda de igual tono, despidió al fámu- lo con un “hasta mañana” y sin una vacilación se metió e nla sa lita de estar que ponía en co. municación sus habitaciónes con las de su mujer. Quizá el do místico sonrió comprensivo y un si es o no es malicoiso —!Señor-! ¿por qué han de causar esta es. pectación los pobres novios? -— mucho más al oir el ruidito de otra puerta que el señor no se conformaba con estar solo en la salita de estar, sino que “acaba. ba de entrar en las habitacio. nes de su mujer. y La doncella por su parte, hu. biera podido contar que apenas desvistió a su señora y la puso un bonito pijama blanco —<o- Está templada nada más. Verá|lor preferido de la nueva mar. la señora como no es nada. ¿Se quesa — y una bata acolchatia encuentra más aliviada la se-' maravilosa, comenzó a recoger fiora? ropas y objetos diseminados por —SÍ, muchas gracias, Marieta |]a pieza; y en este entró el se. Estoy ya bien. Ha sido el jaleo... y las emociones. —Claro está, No se casa una todos los dias..... —se echó a reír María Teresa. Xxx Cuando el avión despegó, Ma ría Teresa elevó hacia el cielo una mirada llena de cariño. To davía por la ventanilla se divi. saba el pañuelo blanco de Ra. faél María y la mano de Merce. des, agitando un guante. Su ma rido acercóse a ella al verla exática mientras todos se dispo nían a alejarse del aeródromo. —¿No vienes querida? ¿Qué te pasa? Cogióse ella, vivamente del brazo del arrogante mozo que la hablaba y dijo: —Estaba pensando... Chico, no sé, pero me parece que ma. má ha metido la pata. —'!Que frase más vulgar y más...! — se echó a reir el con. de. — Anda vámonos. e se En las alturas del avión, es. cuchando apenas las explicacio nes que le daba Rafaé] María sobre el mapa, Mercedes escu. chaba dos voces que refñía nba. talla en el escondrijo más reco leto de su alma. La de su suegra la llenaba de temor. Era una negación rotun E de todos los derechos de su juventud. Pensando en sus fra. ses crudas, sentía escalofrios y el estremegimiento del páñico le recorría la médula. Bajo el dic. tado de esa voz severa y cruel, entrab asustada en lo descono. cido; en aquella vida nueva que si había de vivirse como desea. ba la señora era como un calle. jón sin salida... Acallando esta voz brotaba la MBE aa ¡la de viaje. Vamos, que hoy me hombre así se pueda conquistar'de María Teresa iluminando el fior, y la señora, muy confusa y liena de rubores, la ord=n5 con suavidad que se retirase... Realmente no podía darse ma yor normalidad en el desarrollo de todos los acontecimentos q' rodeaban a este extraño matri. moníio. Si la sensibilidad inquie ta y excitada de Mercedes, exus perada por la imprudencia de la suegra, esperaba Dios sabe q' palabras rars, qué frases absur. das, para cimentar en ellas su nueva vida de esposa, sufrió un fracaso; porque Rafaé! Ma. ría conduciéndose con perfecta naturalidad,fué, no el esposo de novela que ella esperaba, crean do situaciones absurdas, sino-un marido corriente. que ha sido casado con élla dispuesto a vi. vir con su mujer como Dios manda. Así, sin teatralerías. Esto acabó de convencer au Mercedes de que su matrimonio era uno de tantos esos noven. ta 1 nueve por ciento, que no son de amor apasionado y loco, pero se fundan en la estimación y es. tán unidos por un cariño tran. quilo. Al día siguiente, al levantar. se, lo primreo que vió a los pies de su cama fué la bata de Rafa. él María. Sonrió... El, eantaba a toda voz una canción dentro del baño y ella llamó a su don. cella dispuesta a afrontar su primer día de señora de su casa. Nada de estridencias; nada de cosas extrafias, estaba ofrecien- do su matrimonio En el fondo de su corazón, bendijo a Dios y con el alma ilena de luz recordó las optimistas palabras de Ma. ría Teresa Tenía un fín y un es. tímulo: había que hacer la con. quista del marido. Continuará la semana entrante

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