El Sol Newspaper, March 11, 1960, Page 4

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PAGINA CUATRO VIDA Y HAZAÑAS DE JOAQUIN MURRIETA . . . chó dulcemente como para fe-|do luego Jack que era impo- licitarlo por haber escapado tan dichosamente de aquel pe- ligro. (Viene de la página 3) Texas tuvo la suerte, en cierta ocasión, de prestar un servicio a Joaquín dándole in- formes de ciertos individuos que perseguían a nuestro hé- roe: en recompensa éste le hi- zo el presente de un magnífi- co caballo, digno, bajo todos | conceptos, de rivalizar con el famoso Black Bees de Dick Turpin. Por último, Texas fué arres- tado por robo y enviado a San Quintín, donde permaneció hasta el año de 1857. Cuando Texas Jack y sus compañeros fueron presenta- dos delante de Joaquín, el je- fe justificó su detención y per- En el curso de sus excursio- | mitió que partiesen inmedia- nes, Jack tenía la costumbre tamente. Algunos miembros de acampar durante la noche de la compañía manifestaron y dormir con la cabeza colo-|no ser de la misma opinión cada entre las patas delante- ras de su caballo. Una noche, mientras repo- saba de esta suerte a inme- diaciones de la cañada de San Antonio, fué despertado re- pentinamente por su caballo que le tiraba de los cabellos con la ayuda de sus dientes. Apenas se hubo puesto en pie, cuando percibió a tres o cua- tro individuos, indios o mexi- canos, que avanzaban caute- losamente hacia donde él es- taba, con intento, a no dudar- lo, de despojarlo y asesinarlo. Montó en su caballo y echó a correr a todo escape; al mis- mo tiempo oyó silbar algunas balas que pasaron junto a él, perdiéndose en el espacio. Llegó a San Benito y luego se acostó sobre la yerba, al lado de una casa de adobe: el ca- ballo imitó a su amo, y relin- $295 al Contado que su jefe, al extremo de que Murrieta, temiendo que aque- llos tres hombres fuesen ase- sinados, juzgó prudente que los escoltasen Valenzuela, y Jack Tres-Dedos y otros dos mexicanos, hasta la mitad del río de San Joaquín. Hallábase apenas a diez y seis millas del campamento, cuando Jack Tres-Dedos- se avalanzó sobre uno de los a- mericanos y le descargó su re- vólver a boca de jarro. Al ver esto, Texas y el otro compa- ñero espolearon sus caballos, corriendo lo más que podían para escaparse de las garras del feroz Jack. Sólo Texas logró salvarse; su compañero fué alcanzado por el sanguinario Tres-De- dos, y a pesar de toda su re- sistencia, pereció bajo el pu- ñal de nuestro hombre. Vien- y $58 al Mes FALCON DE DOS PUERTAS, SEDAN. USTED ENCONTRARA GENTE AMIGABLE EN: Read Mullan FORD 28 E Van Buren AL 2.6541 Ordenen ¡ATENCION!! JOVENES, SEÑORITAS: ¿ESTAN USTEDES PROXIMOS A CONTRAER MATRIMONIO? Matrimoniales en: “EL SOL” 62 al Sur de la Calle Tercera (Entre Washington y Jefferson) Phoenix, Arizona En donde además encuentran ustedes, una gran variedad de: e Azahares e Coronas O Velos e Rosarios “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE sible alcanzar a Texas, se con- tentó con dispararle tres tiros diciendo al imsmo tiempo al yankee: —;¡Buena fortuna, camara- da! ¡Puedes vanagloriarte de haber escapado de un gran Y después de estas palabras el bandido fué a reunirse con sus camaradas, quienes al pri- mer tiro se habían quedado estupefactos en medio del ca- mino, sin saber qué partido tomar e incapaces de auxiliar a los prisioneros. —Acabáis de cometer una tontería, dijo Valenzuela; pe- ro supongo que habréis reci- bido órdenes de nuestro jefe para ello. —;¡Ordenes!, exclamó Gar- cía, ¡no por cierto! Yo no he recibido más órdenes que las que os han dado a vosotros. —;¡Cómo! ¿habéis tomado bajo vuestra responsabilidad la muerte de esos hombres? | —¡Sí, caramba! Y habría ;¡ corrido la misma suerte el ter- cero si le hubiese podido aga- rrar; pero el maldito yankee ha huído cual si lo hubiesen os metáis a ermitaño. Parece que os váis a desmayar por- que se ha derramado una po- ca de sangre. Supongamos que esos hombres se hubiesen es- capado, ¿qué habría sucedido? —En efecto, ¿qué hubiera sucedido ? —Que nos habrían traicio- estado pinchando por detrás. —¿Cuál era vuestro objeto al fin, añadió Valenzuela, al entregaros a tan inútil carni- cería? —;¡ Inútil! ¿Qué es lo que es inútil? ¿Matar a dos ameri- canos? ¡Vaya, vaya! Os acon- sejo que regreséis a México y nado. —Sí, pero vos olvidáis que uno de ellos se ha escapado, y que tal vez con vuestra ac- ción habéis convertido en ene- migo nuestro a un hombre que, estoy persuadido de ello, habría sido siempre uno de nuestros mejores amigos. Te- xas creerá que habéis obrado conforme con las órdenes de Joaquín. —;¡Que crea lo que le dé la Jack. ¡Yo me río de él y de vos también! Nuestros hombres regresa- ron al campamento, pero tu- vieron buen cuidado de no contar lo que había ocurrido en el camino: cada uno de los bandidos tenía idénticos mo- tivos para temer la cólera del jefe, pues los compañeros de Jack se habían constituido en cómplices suyos, no impidien- sus Participaciones Libros de Oir Misa. do el crimen. Una semana después, esto es, en los primeros. días del mes de marzo de 1853, los hombres de Joaquín comenza- ron una serie de depredacio- nes que llenaron de espanto a todo el país. Los bandidos habían esco- gido para teatro de sus ope- raciones, los tres condados más ricos del Estado de Cali- fornia. El Dorado, Calaveras y Tuolumne, y jamás se había visto una devastación pareci- da ni tan rápida. Compañías de cuatro o cinco hombres, y algunas hasta de doce, habían sido diseminadas en aquellos condados por todos lados; y tal fué la variedad, el núme- ro y la rapidez de sus opera- ciones, que sería casi imposi- ble intentarlas reseñar. El robo, el asesinato, el in- cendio, el pillaje, eran él tema de todas las conversaciones y lo que todos temían. Algunas de estas abominaciones eran cometidas a la luz del día, y otras quedaban envueltas en, el más profundo misterio; pe- ro siempre se reconocía en ellas la mano de Joaquín: ve- íase que todas aquellas cala- midades eran el fruto de sus propias combinaciones que habían germinado y madurá- dose en su mente, sabiéndose además que este gran drama- turgo era siempre el principal actor de esas tragedias. Si bien las numerosas ramifica- ciones de esta acción tan vas- ta y tan complicada, diver- gían completamente entre sí, venían siempre a unirse a un hilo común, salían: del mismo punto y tenían las mismas tendencias; tendencias que conservaban su secreto en el corazón de Joaquín. En todo el Estado no había un solo pueblo de alguna im- portancia que no tuviese uno o más espías, según las nece- sidades de su causa. Jamás faltaban a Joaquín lugares de refugio para ocultar sus he- ridas y los caballos robados; y aún pudieran citarse mu- chos ranchos, habitados por hombres honrados y muy res- petables a los ojos de todo el Las Dietas... (Viene de la Página 3) SEMANA Media hora antes del des- ayuno: un vaso de agua fría. Desayuno: una naranja, un huevo pasado por agua, una rebanada de pan tostado, una taza de café negro endulzado con sacarina. , Comida: una taza de caldo de carne desgrasado, una ta- za de zanahorias ál vapor, un tomate fresco, 2 á 3 tallos de apio. 100 gramos de carne de res a la parrilla; una pera. Café o té endulzado con sa- carina. Cena: una manzana, una taza de macedonia de fruta fresca con queso rallado, un vaso de leche desnatada. Antes de acostarse: un va- so de jugo de fruta. Todos los días después de la cena, es necesario tomar al- gún preparado de vitaminas B, que constituyen un comple- mento indispensable para es- te régimen. En lugar de subir las esca- leras de uno o dos pisos, se prefiere el ascensor. No obs- tante, es sumamente saluda- ble ese ejercicio natural. Aquellos que cifran su di- cha en la buena cocina, en los platos más refinados y rebo- santes de especias, ignoran que los longevos son personas de una sobriedad extraordina- ria: ni gastrónomos, ni bebe- dores. Está comprobado también que las personas activas o las que trabajan alcanzan en ge- neral más años de vida que las ociosas. Esto lo consignan las tablas de casi todas las compañías de seguros. mundo, donde el jefe mexica- no encontraba cuanto necesi- taba. Robando y pillando en todo el camino, Murrieta y ocho de sus hombres llegaron una no- che del mes de marzo a uno de los bancos del río Tuolum- ne. La embarcación para pa- sar el río estaba amarrada en la ribera de tal modo, que no pudieron trasladarse al otro lado ellos mismos, según a- costumbraban hacerlo. En virtud de esto se ancaminaron hacia la choza del barquero, el cual estaba tan profunda- mente dormido, que los ban- didos tuvieron que echar la puerta abajo para despertar- le, El pobre hombre salió to- do atemorizado y preguntó a Joaquín qué era lo que que- rían. —Queremos pasar el río, dijo éste, pero antes de alejar- nos de este lugar queremos que nos prestéis toda la plata acuñada que tengáis disponi- ble. Esto va a demostraros la urgencia de una respuesta vio- lenta. Y al mismo tiempo el mexi- cano sacó su revólver y apun- tó con él en la frente al pobre diablo. —Sií, señor, dijo el barque- ro: la demostración no era ne- cesaria. Voy a prestaros todo lo que poseo. Al mismo tiempo encendió la luz y sacó de debajo de su almohada una bolsa que con- tenía cerca de cien pesos. —-Vamos, vamos, dijo Jack Tres-Dedos que formaba par- te de la compañía de Joaquín y que no perdió la ocasión de quemar un fulminante en las mismas narices del barquero para darle miedo, vos tenéis más dinero que éste, mostrád- noslo. Y se preparaba para tirar de veras, pero Joaquín le or- denó en. un tono severo que permaneciese tranquilo. El barquero respondió temblan- “do: —Es todo lo que tengo, se- na voluntad. —No lo quiero, dijo el jefe movido de un rasgo de gene- rosidad; vos sois pobre y no me habéis hecho ningún daño. Pasadnos al otro lado del río y os pagaré por el trabajo y molestias que os hemos cau- sado. Hemos narrado este episo- dio, para demostrar que Mu- rrieta no había perdido del todo los nobles sentimientos que poseía antes de entregar- se a la vida del vandalismo. También hemos querido con- testar a aquellos que creen qu había perdido toda idea generosa, todo pensamiento humanitario. La pequeña compañía llegó sin ninguna otra aventura a inmediaciones de Stockton, después de haber andado dos días, y acampó a tres millas de la ciudad, en medio de un sinnúmero de robles, como sólo los hay en California. Un domingo por la maña- na, mientras las campanas lla- maban a los fieles a la iglesia, y los hombres bien afeitados y acicalados permanecían en las esquinas de las calles vien- do pasar las lindas mucha- chas, apareció de repente en la ciudad un extranjero nuevo en ella. Era un buen mozo, con u- nos ojos negros y expresivos; su cabellera era también ne- gra y muy poblada y le caía sobre las espaldas. Paseábase tranquilamente mirando con aire indiferente lo que llama- ba su atención. Nuestro hombre vestía con mucha elegancia; iba monta- do en un caballo tan hermoso y bien guarnecido, que a pe- sar de que nadie lo conocía, era el objeto de todas las mi- radas y de todas las conver- saciones. —Cuando menos es algún noble mexicano que viaja por recreo, dijo uno. —Yo, añadió el otro, creo bona Viernes 11 de Marzo de 1960 simplemente que es el hijo del general Vallejo. —No creo que el general Vallejo tenga hijos, objetó un tercero. Y las señoritas estaban tan absortas en la contemplación del arrogante jinete, que su- ponemos que aquel día el cu- ra recitó su sermón para que lo oyesen las paredes e hizo el gasto de velas para alum- brarse a sí mismo. Este joven, que tanto había llamado la atención de los ha- bitantes de la ciudad de Stoc- kton, al pasar por delante de una esquina en que había pe- gados varios carteles muy vis- tosos, se paró de repente. Era que le había sorprendido uno de ellos, en que se leía: ¡Cinco mil pesos de recom- pensa al que entregue a Joa- quín Murrieta, muerto o vivo! Apenas hubo leído estas lí- neas el mexicano, saltó de su caballo, sacó un lápiz y escri- bió algunas palabras debajo Idel cartel, luego volvió a mon- tar en su caballo y salió de la ciudad tan tranquilo como si nada hubiese sucedido. Una docena de personas, cuando menos, excitadas por la curiosidad, se adelantaron para ver lo que había escrito con lápiz «<l forastero. He aquí lo que leyeron: “Yo doy diez mil pesos.— JOAQUIN. Ya pueden figurarse nues- tros lectores las numerosas exclamaciones de admiración con que fué acogida la lectura de estas palabras. En toda la semana no se habló de otra cosa más que de este suceso, a lo menos en- tre las mujeres. Todas habían querido adivi- nar en su semblante, en su mi- rada, en su porte, que aquel jinete no era otra cosa que el famoso Joaquín Murrieta, a pesar de que ninguna de ellas lo había visto en su vida. | (Continuará la semana próxima) "El El Periódico de los Mexicanos oi oro ooo zoo zero zo zoo zo zero qero o qe otro zoe HERMOSISIMAS INVITACIONES fñor, pero os lo ofrezco de bue- ¡ PARA MATRIMONIO Y BAUTIZO, A PRECIO BAJO, SOLO EN: El Sol 62 al Sur de la Calle Tercera Teléfono AL 3-4948 Phoenix, Ariz. non zo oz qero qero ezo zoo zorro goteo zoo RRA RARO Rd rr e qee ezo o ooo edo doo edo zo ¿ — SHOLTZ LUCIER COSMETICS 623 SECURITY BUILDING TEL. AL 2-7405 Nosotros le enseñamos muy pronto y muy fácil para que dé principio a trabajar luego. Es una Compañía de Cosméticos nacionalmente establecida. Puede trabajar parte del tiempo o tiempo entero. —¡¡NO NECESITA TENER EXPERIENCIA!!! — LLAME AL TELEFONO AL 2-7405 para que le den mayor información. 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