El Sol Newspaper, February 5, 1960, Page 4

PAGINA CUATRO “EL SOL”, SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE VIDA Y HAZAÑAS DE JOAQUIN MURRIETA . . . (Viene de la página 3) acento inglés en que se nota- ba su procedencia gala, voso- tros no tenéis herramientas para trabajar. —Si, sí; tenemos todo lo ne- cesario. ¿Estáis "seguros de que el trabajo es bueno? —Perfectamente. ¿Pensáis acaso que cuatro o cinco hom- bres se entretendrían en tra- bajar por nada? No, no. Nos- otros hemos encontrado lo que puede llamarse un buen claim, y estamos decididos a perma- necer cuanto podamos en esta gran República. —Viviréis en ella menos tiempo del que os imagináis, dijo de repente Joaquín sa- cando su revólver, mientras ooo ooo oz zo zoe ooo oo ¡ATENCION! que sus compañeros se prepa- raban a la misma obra que el jefe, a menos que nos entre- guéis inmediatamente hasta la última partícula de oro que tengais. Los cinco franceses, al ver la actitud amenazadora, y la firme resolución de los mexi- canos, no se formaron ilusio- nes sobre el peligro que co- rrían. Cuatro de ellos se lan- zaron dentro de su tienda y volvieron a aparecer armados de pistolas de un tiro. Pero antes de que hubiesen tenido tiempo de tomar la puntería, Jack Tres-Dedos y Valenzuela les habían levan- tado la tapa de los sesos. El quinto minero suplicó que se zoo ¡ATENCION! ¡iAhorre Tiempo y Dinero! The Wee Scotty - Laundromat 717 Sur Avenida Central LAVANDERIA EQUIPADA PARA COMIDAD. SE OPERA CON MONEDAS. SE SIRVE UD. MISMA, Nuevecita y al servicio de todos ustedes. Tiene lava- doras de las mejores, con capacidad para que lave cantidad de ropa de una vez. 20c POR LAVAR Y 10c POR SECAR SU ROPA. Para darle mejor servicio, ésta Lavandería está en el centro de la colonia mexicana. ABIERTA LAS 24 HORAS. es decir: DIA Y NOCHE Así puede lavar a la hora que usted tenga tiempo. Fíjese usted, todo está listo y arreglado. 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Conclu- ído lo cual, los tres mexica- nos comenzaron a comer en forma tranquila el almuerzo que tenían preparado sus vic- timas. > Mientras se hallaban ocu- pados de esta suerte, fueron de repente interrumpidos por una grande exclamación. Al levantar la vista vieron delan- te de ellos, al otro lado del arroyo, diez americanos per- fectamente montados ,arma- dos de rifles y revólvers, ha- llándose al frente de ellos el intrépido Arkansaw. —¡ Todavía ese yankee!, di- jo Joaquín levantándose. ¡Va- mos pronto, pronto a caballo! Ya las balas que los ame- ricanos les habían enviado del otro lado del arroyo, habían pasado silbando sobre sus ca- bezas; los bandidos avanzaron maldiciendo de todo corazón a los americanos en general y a Arkansaw en particular. —;¡Caramba!, vociferó Jack Tres-Dedos, he aquí el mo- mento de echarse sobre esos condenados americanos y ata- carlos de frente. —¡Vaya! Cuando son tres contra uno y están más bien armados que nosotros. No no, demasiado conozco la clase de rifles que traen. Seremos di- chosos si podemos escapar de sus mortíferos tiros. —;¡Silencio! Ya atraviesan el arroyo, dijo Valenzuela; ya llegan; atención! Al mismo tiempo espoleó su caballo y fué a colocarse al lado de su jefe, mientras que García, que se había quedado algunos pasos atrás, rabiaba y se mordía los puños de có- lera a la sola idea de que iban ¡ a abandonar el campo sin pe- lear. Apenas llegaron los bandi- dos a la cumbre de las mon- tañas próximas, cuando aper- cibieron a dos chinos que lle- vaban sobre sus espaldas las herramientas de minero, sin otra arma defensiva que un sable en forma de media luna, muy parecido a una cimitarra turca. Jack Tres-Dedos se lan- zó sobre ellos, los apuñaleó sin pérdida de tiempo, y cor- tándoles las cabezas, las tiró en la dirección que se halla- ban los americanos. Cinco mi- llas más lejos se renovó la es- cena; esta vez fueron inmola- das siete víctimas, sin que los yankees, espectadores del dra- ¡NNATENCION!! JOVENES, SEÑORITAS: ¿ESTAN USTEDES PROXIMOS A CONTRAER MATRIMONIO? Ordenen sus Participaciones Matrimoniales en: “EL SOL” 62 al Sur de la Calle Tercera (Entre Washington y Jefferson) Phoenix, Arizona En donde además encuentran ustedes, una gran variedad de: | e Azahares e Coronas O Velos O Rosarios Libros de Oir Misa. ma, Púdliéran impedirlo. Durante cuatro días, los mexicanos siguieron huyendo al Oeste del paso de Sonora, y el quinto por la mañana lle- garon a inmediaciones de su cuartel general. Bajaron de sus caballos sin anunciar su vuelta con la se- ñal acostumbrada, y mientras Jack Tres-Dedos conducía los caballos al lago vecino para darles de beber, Joaquín y Valenzuela avanzaron hacia el campamento. Al llegar a la primera tienda de campaña, vieron a tres hombres de la cuadrilla ocupados en jugar a los naipes; estaban tan aten- tos al juego, que ni siquiera se apercibieron de que tenían delante de sí a sus jefes, —He aquí un juego, dijo Joaquín con voz severa, en el que unos cuantos yankees os ganarían muy pronto. Inmediatamente los jugado- res, como si despertasen de un sueño, se levantaron y sa- caro nsus revólvers, pero vien- do que los que los habían in- terrogado eran camaradas su- yos, se contentaron con reír a carcajadas y dar la bienve- nida a Joaquín. —¡Caramba!, dijo uno de los hombres; el diablo me lle- ve si no he creído que los americanos habían invadido nuestro campamento. —Lo hubieran podido ha- cer sin la menor dificultad y con toda comodidad, dijo Joa- quín paseando su mirada por el campamento, el cual estaba completamente desierto. ¿A donde están nuestros cama- radas? —;¡En la caza del oso pardo! —¿Y las mujeres? ¿Tam- bién han ido a cazar? —No, Capitán, sin duda es- tán en un lugar vecino, que durante vuestra ausencia han descubierto, y en el cual pue- den solazarse tranquilamente a la:sombra del verde follaje que allí crece. A menos que, a Causa del calor que hace, hayan ido a bañarse en las frescas aguas del río. —Está bien, dijo Joaquín, voy a buscarlas. Quedáos a- quí, Valenzuela, y si llegan los hombres antes de que yo ha- ya vuelto, colocad algunos centinelas en los puestos que os parezca que deben ser guar- dados. Estos malditos yankees son tan maliciosos, que serían muy capaces de venir a turbar nuestro reposo hasta este lu- ar. —En efecto, señor, es una eventualidad que debemos te- mer, dijo Valenzuela, lo cual es preciso precaver, sobre to- do a causa de las mujeres; vuestras órdenes serán estric- tamente ejecutadas. En caso de que el resto de la compa- ñía no estuviese dé vuelta den- tro de una hora, colocaré los tres hombres presentes en el punto más occidental de la montaña, y yo me quedaré afuera, cerca de la entrada del paso. Joaquín aprobó estas dispo- siciones, y confiado en su sub- teniente se alejó para ver dón- de estaban las jóvenes. Llegó cerca del lago, y se escondió detrás de un espeso matorral; desde allí las vió que se ba- ñaban tranquilamente, sin la más leve sospecha de que las estuviesen observando. El me- xicano estaba pensando en la sorpresa que iba'a causarles al parecer de repente ante e- llas, cuando un grito «agudo, seguido de otros muchos, lo sacó de su meditación. Apenas oyó el primer grito que había sido lanzado indudablemente por su querida, cuando se lan- zó al borde del lago, pero ya había acabado el peligro; sólo vió a Jack Tres-Dedos que cla- vaba su puñal en el vientre de un magnífico oso pardo. Jack había ido a descan- sar encima del follaje, cerca del lago en que se bañaban las mujeres. Algo más repo- .... isión al Sur... (Viene de la página 3) asiento varios embajadores y los miembros de la comitiva del Presidente mexicano. Va- rios meseros, impecablemente vestidos, fueron sirviendo los exquisitos platillos que inte- graron el menú: Cabiar en So- cle, Consomé Froid, Crevettes Newbourg, Dinde Marecha, Croquettes, Anandes, Bombe Moka Sauce au Chocolat Fci- andises. Finísimos vinos: Rie- sling 1955, Chateaumonton Rothshile 1955 y Prommery y Greno 1953, rociaron las ex- quisitas viandas. * Después de la cena, las her- mosas puertas de cristal del salón fueron cerradas. La co- mitiva salió al jardín, en cu- yos prados se instaló una pla- taforma, desde la cual, una orquesta interpretó un fondo musical suave, mientras que los invitados paseaban por las calzadas. * En otra sección del Palacio Tamarty, fué servido un re- gio “buffet” frío para otros 1,200 invitados que no estu- vieron en la cena íntima, ce- lebrada en honor del Manda- tario mexicano. El “buffet” no tuvo los a- dornos especiales que se ha- bían preparado, porque la llu- via vespertina obligó a los or- ganizadores a desmontarlos. Empero, quizá esto dió más belleza y majestad a esta re- :«epción, * Durante el recorrido que el Presidente de México acom- pañado del administrador ge- neral, señor Andrew Musset, hizo a las instalaciones de la Ford en Sao Paulo, las seño- ras López Mateos y Musset caminaron juntas y así lo hi- cieron Avecita López Sámano y Valerie Musset, de 13 años de edad. Las dos jovencitas hicieron gran amistad y des- cubrieron que ambas habíán asistido a la misma escuela en Sussex, Inglaterra. * El calor, arriba de los 35 grados, es lo único que ha de- tenido en algo al Presidente López Mateos; por lo menos, contribuyó a su decisión de dejar sin efecto una visita que tenía dispuesta a un museo de arte, a las 5 de la tarde. * A poco de llegar al Hotel Jaragua, esta tarde, la esposa del Presidente de México, se- ñora de López Mateos, descu- brió que faltaba la maleta en que había puesto un vestido para la recepción que por la noche ofrecía el gobernador de Sao Paulo. El hecho de que todas las tiendas de Sao Paulo cierran en la tarde del sábado, com- plicó la situación. Pero la ad- ministración del hotel se puso —A— sado nuestro hombres que de costumbre, rendido por el ca- lor sofocante que hacía aquel día, hallábase meditabundo y medio distraído, pensando en los felices días de su juventud y en una mujer a quien amar con toda su alma. De repente fué distraído de su dulce me- ditación, por un grito sonoro y prolongado lanzado allí cer- ca. Saió del lugar en que se hallaba a toda prisa, y llegó al borde del lago a tiempo pa- ra salvar a la querida de su jefe de las garras de un oso pardo. Su primer movimiento, al percibir al feroz animal, fué echarle su sarape sobre la cabeza y dejar que se de- batiese con él, mientras Jack le sepultaba su puñal en las entrañas varias veces conse- cutivas; cuando le daba el gol- pe de gracia, llegó Joaquín. (Continuará la semana próxima) Viernes 5 de Febrero de 1960 en contacto con una de las tiendas mayores de la ciudad, que si bien estaba cerrada, a- ceptó llevar al hotel una serie de vestidos para que eligiera la primera dama mexicana. La señora de López Mateos eligió uno negro y otro verde, ambos de seda. * A los empleados del hotel donde se alojan el Presidente Mexicano Adolfo López Ma- teos y su familia, en Sao Pau- lo, no se les permite normal- mente opinar públicamente sobre los clientes; pero los que están directamente al servicio de los ilustres visitantes lo hi- cieron. Coinciden en que es un grupo magnífico. El empleado a cargo de las llaves en la administración, comentó: “Son tan corteses y amables”. La doméstica que atiende el departamento de la familia López Mateos dijo: “Son tan bondadosos y senci- llos”. El ascensorista: “Tengo una impresión maravillosa del Presidente”. Y la recepcionis- ta: “Aunque tenemos riguro- en “EL SOL” - 62 Rodo zo Ro zo zone leo do oz El Tónico del Día P. 0. Box 1448 - samente prohibido hablar de los clientes, uno no puede de- jar de decir que son gente buensísima”. * Cada vez que el avión pre- sidencial aterrizaba en uno de los países comprendidos en el itinerario, el capitán de la na- ve, James C. Waugh despliega desde las ventanillas de la ca- bina de mando, por la dere- cha, la bandera de México y por la izquierda el pabellón nacional del país visitado. Esa noche, el gobernador de Sao Paulo, señor Carvalho Pinto y su esposa obsequia- ron a la señora López Mateos una joya con una aguamari- na, durante la recepción que tuvo lugar en el Palacio de Gobierno. * Uno de los puntos tratados en la Sala Dorada del Palacio de los Campos Elíseos, fué el del' intercambio de mercan- cías brasileñas por productos de petróleo mexicano. Brasil ofrece, inclusive, automóviles producidos en Sao Paulo. 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