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PAGINA CUATRO La Cabeza de Pancho Villa (Viene de la página 3) Le lavaron la herida en el agua del río, le taponaron la entrada y salida de la bala con gasa empapada de yodo, que lo hizo estremecerse con la terrible quemadura del me- taloide, le vendaron la herida y le dieron a beber un poco de vinagre y algo de alcohol, para reanimarlo; por más que lo que pedía era agua, mucha agua, de la que iba rodando, cantarina y transparente, por el lecho del río. Entre tanto Villa seguía despachando su gente hacia el e. no muy sos de donde senil — JARA al AMANECER” con Efren ValenZuela LUNES a SABADO de 5:00 a 7:00 A.M. KPOK 1440 Kilociclos Es + 3 ES ES 3 P.O. Bo 1448 eran atendidos los heridos. El sol estaba ya alto, serían las diez y los últimos que habían llegado, algunos de ellos a pie, porque sus cabalgaduras ha- bían sido muertas al empren- derse la persecución de los a- saltantes, le trajeron la noti- cia de que estaban reconcen- trando tropas para seguirlo dentro de territorio mexica- no. El estaba contento, risueño, bromista, con sus “mucha- chos” algunos de los cuales venían vestidos de nuevo de pies a cabeza. Otros traían, oo ezo orto reee nio orzo eo enzo oro enzo ejerzo ojo ojo ezo eorzooszo ogro zoe enzo ezo YA C QUEDAN MUY POCOS ¡Apurese! a Comprar el Libro de la Vida de PEDRO INFANTE Datos Biograficos de su Vida Artistica y AÁmorosa cssccsecocosorcos Mustrado con Fotografías en cada Página. .vo.»..o»»w=o=w El Mejor Retrato del Querido Idolo en la Portada. ES LA VIDA DE PEDRO INFANTE, ARTISTICA. AMOROSA Y DE SU HOGAR. “EL SOL”, tercios de sarapes nuevos, lo- tes de ropa interior, overoles de distintos tamaños hasta de talla de niño. —-““Pero ¿para qué quieres eso? Si eso es para niños”. —“Mi Jefe, tengo mis chi- quitines allá abajo... a ver si les llega esto cuando pueda llevárselos o mandárselos”. No pocos traían alfombras dobladas en ancas: y casi to- dos ellos, latas de cosas de comer, muchas de ellas con- servas que jamás habían pro- bado seguramente. Cuando el último grupo se fué y sólo quedó Villa rodea- do de unos veinte hombres se dirigió a los heridos que a la on ozono zone zo zord ADEMAS ADJUNTO EL CANCIONERO DE “EL SOL”. CON LAS CANCIONES MAS MODERNAS — TODAS LAS CANCIONES NUEVAS LAS ENCUENTRA EN ESTE LIBRO — NO HAY OTRO CANCIONERO MAS MODERNO EN NINGUNA OTRA PARTE! PIDA USTED SU LIBRO DE PEDRO INFANTE HOY MISMO! SI LO HACE POR CORREO, ASI: *“EL SOL” Phoenix, Arizona MANDE USTED $1.00, O PIDALO POR C. O. D. HAGA SU PEDIDO LUEGO, ANTES QUE SE AGOTE. “EL SOL”, 62 Sur de la Calle Tercera Teléfono AL 3-4948 Phoenix OOO O RR RN e eee sombra que prestaba un can- til, que parecía perderse en el cielo, se quejaban unos y otros dormitaban. Cuando llegó a Galván le dijo éste con voz casi apagada: —Baje un momento, mi Je- fe... ya me quebraron para siempre, y quiero darle una cosa que me dio mi madre.... Villa se bajó del caballo, se acercó al herido, lo levantó de la cabeza con el brazo izquier- do y le dijo: —“No te acobardes, hom- bre, eres todavía muy mucha- cho para que te mueras”. —“No, mi Jefe, esto se va a acabar; pero mire mi Gene- ral, tacna de cad de la : e e + E ed e ed + > bd 2 e VEECCCANERA LEA. po qee zozoze pozos 00? ezozo ooo zoo oro ere oo. toos? ezo zz ezone zo *X Zoo zo zoe zo gozo 2 2 ¿NaSaSas Pozo zozrzn zo tooo toto zo zo PR DON 200? 2 SEMANARIO POPULAR INDEPENDIENTE camisa un papel que me dió mi madre, cuando le llevé la “alazana” que usted me dió para ella. Villa le buscó deba- jo de la camisa y sacó un pe- dazo de periódico mojado en parte, por la sangre, en don- de estaba retratado Villa, en sus días de gloria cuando era el Jefe de la División del Nor- te: arriba del retrato decía, escrito con tinta un tanto bo- rrosa y con letra de garabato, que descifraron los que en torno de Villa se habían baja- do también del caballo, lo si- guiente: : —-““Hijo mío, conserva este retrato, es el de tu padre...” ——Quien es, quien es tu ma- pjsre, Francisco? —Dolores Galván, de Sate- vó.... mi General. Fué lo último que dijo: do- bló la cabeza sobre el pecho, cerrando para siempre los o- jos. Villa que aun lo sostenía con el brazo izquierdo, se in- clinó para besarle la frente y unas cuantas lágrimas caye- ron sobre el rostro del muer- to; el guerrillero lloraba.... UN HOSPITAL DE SANGRE PRIMITIVO El quince de marzo de 1916 a las diez y media de la ma- ñana las tropas americanas que se habían congregado en Columbus, para lanzarse a la persecución de Villa, recibie- ron orden de atravesar la frontera y marchar en busca de quien seis días antes se ha- bía atrevido a incendiar, des- truir y saquear la ciudad a- mericana de ese nombre. Una hora después el 13 Regimien- to de Caballería abría la mar- cha y cuarenta y tres minu- tos más tarde, es decir, a las doce y trece minutos los pri- meros caballos americanos pi- saban tierra mexicana. Al galope enfilaron la mar- cha hacia la hacienda de Pa- lomas, cuyo centro principal lo formaban entonces unas 30 casas de adobe, diseminadas en una amplia extensión y sin alineamiento ninguno, cons- truídas al azar, en donde le venía en gana al vaquero o le- ñador de la famosa hacienda. Todas las casas estaban va- cías y sólo en una de ellas ha- llaron los exploradores a dos ancianos, hembra y macho al parecer enfermos y hambrien- tos. El coronel Frank Tromp- kins, que mandaba el regi- miento, con el grado de Ma- yor entonces, ordenó que allí se pasara la noche bajo un frío terrible y un viento del Norte helado, que hizo bajar la temperatura a grado tal, que el agua de las caramayo- las amaneció congelada y la del pequeño río que atraviesa el casco de la hacienda tenía cubierta la superficie de una gruesa capa de hielo. A las cinco y media de la mañana se les dió de comer a los caballos, alfalfa seca, maíz y trigo. Almorzó enseguida la gente y a las siete en punto todos estaban montados y si- guieron rumbo al sur lo más aprisa que se podía caminar porque la aspereza de la ruta no permitía que se hicieran largas jornadas. Ya llegando a Boca Grande se encontró el cadaver de un hombre blan- co, parecía judío por lo agui- leño de la nariz. Estaba en calzoncillos cortos, camiseta de tela color de olivo, vendado de los ojos y con un tiro en la cabezaí Bien se veía que tenía de muerto lo menos una se- mana porque el vientre esta- ba inflamado y despedía un olor que inficionaba el aire, en muchos metros a la redon- da. El Mayor Thompkins hizo que se detuviera la columna y mientras algunos de sus hombres buscaban por los al- rededores algún indicio o ro- pa que identificara al muerto, otros cavaron una fosa y lo Viernes sepultaron, rezando todo el regimiento una plegaria por el descanso eterno del que fuera. Reanudóse la marcha y a poco entraba la caballería al cañón de Boca Grande al final del cual acamparon esa noche. Vengo siguiendo en este re- 14 de Noviembre de 1958. Ravel, en inglés), cuando su- po que Villa había sido derro- tado, encontró más propio quedarse con un gran envío de ganado que montaba a al- gunos miles de dólares y rico ya, traspasó el manejo del ho- tel a la Sra. Laura Ritchie y él se dedicó a la compra y lato lo que el mismo Coronel Thompkins dijo en partes ofi- ciales y en un libro que no ha mucho publicó titulado “Cha- sing Villa” (A casa de Villa) pero voy a hacer un parénte- sis para explicar quien era ese hombre blanco que halló la caballería americana muerto y que ninguno de sus compo- nentes pudo identificar. Uno de los supervivientes de esa expedición que vive ahora en una de las haciendas algodo- neras de Torreón, a quien de- bo algunas fotografías muy interesantes de las serranías de Palomas, de muchas de Co- lumbus, de grupos de revolu- cionarios y Jefes Villistas que tomaron parte en el ataque de los escondites de que más adelantes hablaré; pero cuyo nombre no permite que se publique; me dió detalles de quien fué ese muerto que la piedad de Thompkins hizo que tuviera sepultura y hasta una plegaria rezada en coro, «por los cuatrocientos hombres de la caballería-vanguardia del ejército americano, que inva-| dió a México. Dice mi informante que cuando se inició el ataque a Columbus, Villa le recomendó a un grupo del cual formaba parte mi amigo, que buscaran venta de ganado en el mismo Columbus, ocupando un cuar- to en el hotel, debiendo decir- se que el edificio de su pro- piedad, era el mejor hotel de la ciudad asaltada. Villa que no olvidaba nunca esos deta- lles quiso arreglar cuentas con él y por eso ordenó su apre- hensión. Al llevarle a su hermano Arturo, a quien también «co- nocía Villa, lo interrogó, sin desvendarlo, sobre el parade- ro de su hermano y de los di- neros que le debían; pero en vez de contestarle con mori- geración, lo hizo con altane- ría; y entonces el guerrillero ordenó que lo llevaran a las cercanías del camino, lejos por cierto de donde él estaba, y lo fusilaran. Allí quedó, con un par de tiros en la cabeza, hasta que la caballería de Thompkins lo halló para dar- le cristiana sepultura. (Continuará la semana próxima) en el Hotel Comercial a Sa-|¡ muel Ravel y se lo trajeran|¡ vivo al lugar en que iba a es- perar el regreso de sus tropas; a la orilla del río que pasa la- miendo las casas de la Hacien- da de Palomas, en lo abrupto de la sierra, en donde dos mo- les graníticas enormes se a- bren para dejar entre ellas un gran hueco propicio para o- cultarse. Se siguieron al pie de la le- tra sus instrucciones y lo pri- mero que se hizo en Columbus fué asaltar el Hotel Comer- cial, por el grupo a quien se le había encomendado tal co- sa y al ser detenida la Sra. Laura Ritchie, que era, con su esposo lo arrendataria del Hotel, lo que desde luego hi- cieron, fué preguntarle por el cuarto de Samuel Ravel y e- lla personalmente los condujo a donde estaba; pero sólo ha- llaron a su hermano Arturo, a quien le preguntaron: —““¿Dónde está Ravel?” —“Yo soy”, contestó él, ig- norando que era a su herma- no a quien buscaban y no a él; pero como le hablaron por su apellido se apresuró a con- testar. En seguida lo aprehen- dieron: y vendándolo fuerte- mente lo montaron a caballo y emprendieron con él la mar- cha a todo galope hacia el lu- gar en que esperaba Villa. Buscaban a Ravel porque és- te, un judío americano, era u- no de tantos agentes de Villa en Estados Unidos a quienes les mandaba ganado, trigo, frijol, y otras cosas para que las realizara y le mandaran en cambio armas y parque, que nunca le faltaron por cierto. > Pero Samuel Ravel (Sam RIN Dr.J. M. noe qe rojo ezone 58 $ $ $ > ALBERTO PIÑA Escuche Usted de Lunes a Sábado DE 6:00 A 7:00 A. M. 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